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Incursiones Ontológicas VIII
Incursiones Ontológicas VIII
Incursiones Ontológicas VIII
Libro electrónico585 páginas8 horas

Incursiones Ontológicas VIII

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La Escuela de Coaching Ontológico de Rafael Echeverría (ECORE) ha sido pionera en el continuo aporte a la disciplina, muestra de eso es la evolución permanente de sus programas de formación. Un elemento importante de la formación de nuestros coaches a nivel senior es su desarrollo de competencias para realizar una profunda introspección en temas existenciales. Esta obra recopila una parte de los trabajos realizados por los alumnos de nuestro programa Avanzado.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 ago 2023
ISBN9789566230069
Incursiones Ontológicas VIII

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    Vista previa del libro

    Incursiones Ontológicas VIII - Newfield Consulting

    INCURSIONES ONTOLÓGICAS VIII.

    © Carlos Villanueva, 2023

    © EDP SUD, junio 2023

    EDP SUD

    San Sebastián 2957, Las Condes

    Santiago de Chile

    ISBN Edición digital: 978-956-6230-06-9

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.

    Índice

    Prefacio

    Mi camino hacia la libertad de ser yo misma

    La propia validación para existir

    El gran limitante del ser autosuficiente , camino al reencuentro con mi suficiencia

    En la seguridad de mi silencio

    Mi obediencia como medio para obtener amor

    Soltando el lastre de la baja autoestima para hacerme cargo de mí mismo

    Descubrir mi Soledad, caminar hacia la Trascendencia.

    El aprendizaje y la búsqueda, mis dos motores de supervivencia

    ¿Tengo que ser el mejor?

    Mi soledad, un mecanismo de defensa ante la perdida.

    La obediencia, el candado de mi ser libre y consciente.

    La insuficiencia, un camino de incertidumbre

    Discernimiento y libertad de ser.

    La Injusticia y sus narrativas

    Gerundio

    Visible e invisible: dos caras de una misma moneda

    9 V. Pero quisiera modificarla antes de publicar

    Compasión por las villana y heroína que habitan en mí

    PREFACIO

    La vida puede ser una montaña rusa de altibajos y, a veces, puede parecer que los tiempos difíciles nunca terminarán. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que los humanos tenemos una increíble capacidad de resiliencia y la capacidad de superar incluso los desafíos más difíciles. Es en estos momentos de adversidad que nos vemos obligados a profundizar y aprovechar nuestra fuerza interior para salir adelante.

    Este libro es una colección de experiencias personales de personas que se han enfrentado momentos difíciles y, como resultado, han salido más fuertes y resilientes. Estas historias ofrecen un vistazo al espíritu humano y al poder de la determinación y la perseverancia.

    A través de estos relatos, vemos que a pesar de los desafíos que podemos enfrentar en la vida, todos tenemos la capacidad de trascenderlos y superarlos. Esperamos que estas historias inspiren y animen a los lectores que pueden estar pasando por sus propias luchas a nunca darse por vencidos y seguir adelante.

    En última instancia, este libro es una celebración del espíritu humano y un testimonio del poder de la esperanza y la resiliencia. Que estas historias sirvan como un recordatorio de que no importa cuán difícil parezca la vida, siempre hay una luz al final del túnel.

    Mi camino hacia la Libertad de ser yo misma

    Autora: JULIA

    Índice

    I.Introducción

    II.El mundo que me recibió

    III.En busca de la mirada perdida

    IV.Escucho a mi cuerpo

    V.Sobre mi propia dignidad

    VI.Una declaración fundamental para mi vida

    VII.Amor propio: me presento

    VIII.Construyendo mi futuro con la libertad de ser yo misma

    IX.Bibliografía

    I.Introducción

    Cuando inicié el Programa Avanzado de Coaching Ontológico en Newfield Consulting, comencé un camino de auto-indagación y aprendizaje que me permitió renovar el sentido de mi vida.

    Siento que estoy controlando dirigiendo el timón de un barco que conduzco desde el lugar que habité hasta ahora, caracterizado por la búsqueda de reconocimiento y validación, hacia la tierra que quiero conquistar.

    Veo en el horizonte, cada vez más cercano, un territorio fértil en el que vivo con la libertad de ser yo misma y en donde me amoy valoro, independientemente de la mirada de los demás.

    Me despido con amor y gratitud de la Isla de la Invisibilidad,sabiendo que cada experiencia me permitió llegar hasta acá. En este acto de despedida recorreré momentos de mi existencia, observando el territorio que dejo desde una nueva mirada.

    Ilumino distintas áreas de esa Isla con la linterna de mi consciencia, comenzando por el momento de mi llegada al mundo.

    II.El mundo que me recibió

    Este es un espacio en donde no me sentí bien acogida. Mi mamá estaba muy enfocada en su trabajo, al punto de que, cuando rompió la bolsa, no quería ir a parir. Según su propio relato, los clientes la echaban de su oficina y detuvieron un taxi para que fuera a la clínica, porque si no, ella hubiese seguido trabajando.

    Recordarlo me genera tristeza y me conecta con una sensación de vulnerabilidad. Siento que mi llegada al mundo, más que una alegría, fue una molestia para mi madre, quien no quiso (o no pudo) hacerse cargo de mí, y me dejó al cuidado de mi abuela materna durante los primeros años.

    Esta situación fue gestando en mí cierta sensación de fragilidad y búsqueda de la mirada y valoración por parte de otras personas, a lo largo de mi vida.

    III.En busca de la mirada perdida

    Cuando empecé a ir al colegio, busqué ser mirada (y querida) por mis amigas. Muchas veces hice cosas sin tener ganas de hacerlo, buscando ser apreciada y para que me quisieran. Por ejemplo, hacía grandes esfuerzos por conseguir que entráramos todas, sin invitación, a una fiesta. Cuando les contaba lo que había conseguido, todas se alegraban, me agradecían y felicitaban. En ese momento, yo me sentía importante.

    Recuerdo que, desde mis 8 años, hasta finalizada la adolescencia, soñaba con ser una actriz famosa. Me imaginaba en el escenario, cantando, bailando o actuando, sintiendo el calor y el clamor del público (tal vez buscando el calor materno que no encontré cuando llegué al mundo). Soñaba con que me reconocieran en la calle, que me pidieran autógrafos; en otras palabras, recibir y dar mucho amor a través del arte. Finalmente, luego de recurrir a orientación vocacional, me decidí por la carrera de Licenciatura en Relaciones Públicas. Esta elección me permitió desempeñar funciones de gran visibilidad y conocer a muchas personas.

    A medida que voy iluminando distintos sectores de la Isla de la Invisibilidad, me doy cuenta que todos están atravesados por un profundo deseo de hacerme visible.

    En el plano profesional, siempre me esforcé por destacarme. Trabajé -como lo sigo haciendo-, con responsabilidad y pasión, lo que me llevó a ocupar cargos de dirección en empresas multinacionales. También di entrevistas en diarios, revistas y radioemisoras.

    Me sentía muy valiosa cuando me convocaban para hablar de Comunicación o dar una clase abierta en la Universidad, le avisaba a mis padres y amigas para que me viesen o escuchasen. En esos momentos lograba captar su atención y recibía comentarios elogiosos, que alimentaban, temporalmente, la confianza en mí misma.

    En el ámbito del deporte, también busqué sobresalir. De chica tenía buen estado físico y cierta destreza para el hockey, el tenis, la natación y el atletismo. Participé de varios torneos, en los cuales obtuve medallas. Vivía esos premios como mimos al alma. Disfrutaba al ver a mis padres sentados en la platea, observándome y pensando que podrían sentirse orgullosos de mí. En esos momentos, me hacía visible para ellos.

    Actualmente imparto talleres de Coaching & Comunicación en distintos espacios (grupos de emprendedoras, clubes, universidades, empresas y entidades del sector público; también de manera particular). Cuando brindo los talleres, si bien son muy participativos, me siento mirada, respetada. Estos espacios refuerzan mi seguridad.

    También doy cursos en la universidad sobre comunicación. La docencia me permite ser vista, y me ubica en un lugar de respeto y reconocimiento.

    Desde los ejes ético-emocionales de la ontología del lenguaje, veo un tránsito de la baja autoestima a la confianza en mí.

    IV.Escucho a mi cuerpo

    Durante muchos años viví con poco registro de mi cuerpo, tal vez porque sentía que funcionaba bien. Siempre gocé de buena salud y logré cierta destreza física.

    A partir de mi formación como Coach Ontológica, comencé a registrar mi corporalidad de manera diferente, logré un mayor nivel de detalle y profundidad en relación a mis posturas, rigideces, respiración, y ritmo de mi andar.

    Es muy llamativo cómo cambia mi postura corporal cuando me siento valorada. Mi cuerpo se pone más erguido, mis hombros se abren y mi cabeza se endereza. Esto no es habitual, ya que generalmente mis hombros y pecho se cierran y mi cabeza se inclina hacia el costado izquierdo.

    Siento que, en la carrera hacia una mayor visibilidad, por un profundo deseo de sentirme amada, fui perdiendo en el camino risas y momentos de disfrute. Me fui desconectando de mi costado más libre y genuino, para adaptarme a los deseos y expectativas de los demás.

    El libro El Gozo sostiene que la niñez sana se caracteriza por dos cualidades generadoras de alegría: la libertad y la inocencia. Cuando crecemos y pasamos a la adultez, podemos ganar libertad externa, pero esta no es suficiente. También hay que lograr la libertad interna, o sea, la libertad para expresar abiertamente los propios sentimientos. Lowen, A. (2005).  El Gozo. Argentina, Era Naciente

    Conectando lo antedicho con mi propia experiencia, veo a lo largo de mi vida, en mis comportamientos y expresiones la falta de libertad interna. Actúo de la manera enque creo que el otro va a valorarme, y no siempre de acuerdo a mis deseos más profundos. En esta búsqueda deaceptación, comprometo la libertad de ser yo misma.

    Recuerdo que durante la adolescencia cuando había que elegir, por ejemplo a dónde salir a cenar, generalmente respondía me da lo mismo. En general los demás solían elegir y yo me adaptaba. Realmente estaba contenta con una u otra opción, pero viéndolo en perspectiva me ubicaba en un lugar débil o inferior.

    Tomando el concepto de self, que refiere al grado de conciencia que tenemos sobre nosotros mismos y de la integración de nuestros diferentes procesos cognitivos, veo la pérdida de una parte de mi self. Hay sectores de mi cuerpo, como ser hombros, brazos, manos y cara, que permanecen rígidos. Me cuesta relajarlos. Según el libro El Gozo, en donde hay tensión hay enojo reprimido. Me cuesta expresar abiertamente mi descontento, poner límites, decir que no o basta.Todo lo que no puedo expresar, queda reprimido en mi cuerpo. Lowen, A. (2005).  El Gozo. Argentina: Era Naciente

    A partir del nacimiento de mis hijos, mi cuerpo comenzó a hablar cada vez más fuerte, al punto de manifestar, en distintas oportunidades, gritos de dolor.

    Mi marido me pidió dejar por un tiempo mi carrera profesional, para quedarme en casa con mis hijos, petición que acepté con entusiasmo y dudas, a la vez. Estaría dejando un espacio que disfrutaba y en el que me sentía valorada. Mi trabajo me aportaba independencia, desafíos y proyección.

    A partir de ese momento, me aboqué por completo a mi familia y comencé a sentirme muchas veces desdibujada.

    Los quehaceres domésticos nunca fueron mi fuerte y pasé a tener un jefe más exigente que el que tenía en la oficina. La mirada rigurosa e inflexible de mi marido fue carcomiendo mi autoestima. Si las cosas no se hacían a su manera, estaban mal hechas.

    Así la desvalorización que sentía frente a los ojos de mi mamá, se extendía a la mirada de mi marido. Por momentos volvía a sentirme la niña que trataba de complacer y cumplir con las expectativas ajenas.

    Rafael Echeverría nos habla de: observadores de enfoque único y observadores de enfoque múltiple. Echeverría, R. (1994). Ontología del Lenguaje. Chile: Granica

    Para los observadores de enfoque único, su manera de ver las cosas es la correcta. Buscan que los demás acepten su visión de la realidad. Sus acciones están orientadas a subordinar, convencer, buscando eliminar enfoques diferentes. Expresiones como Esto no es así, Cómo que no entiendes son frecuentes.

    Por otro lado, los observadores de enfoque múltiple consideran que su manera de ver las cosas es solo una de las tantas posibles. Entienden que hay múltiples formas de ver las cosas y cada una tiene sus fortalezas y debilidades, incluso la suya.

    Expresiones propias de este enfoque son: No lo había visto así, puede ser una alternativa interesante o esa no es la forma como yo observo la situación, sin embargo….

    Mientras los primeros, lo más que pueden es tolerar otro punto de vista, los segundos entienden que las diferencias son legítimas y que apreciaciones distintas a las suyas les permiten expandir sus posibilidades.

    Tomando esta clasificación, puedo decir que mi marido tiene un enfoque único, porque busca imponer su punto de vista permanentemente. Durante varios años, la mayor parte de las decisiones familiares fueron tomadas por él. Yo cedí ante su iniciativa, para evitar discusiones – me invisibilicé - hasta que comencé a sentir la necesidad de volver a conectar con mis deseos y expresarlos.

    Para ese entonces, me detectaron un nódulo de tamaño significativo en la tiroides; el bulto en mi garganta me hizo pensar que había mucho por hacer: salir, expresarme, poner límites…

    Paralelamente, me diagnosticaron una hernia de disco en la zona lumbar, a partir de distintos episodios de lumbalgia aguda, en los que me quedé rígida y con intensos dolores. No solo estaba sintiendo mucha exigencia, sino que por momentos, incluso sentí socavada mi dignidad.

    V.Sobre mi propia dignidad

    En la Isla de la Invisibilidad, hubo ocasiones en las que me sentí indigna.

    A medida que me iba desdibujando en pos de satisfacer los deseos de los demás, principalmente de mi marido e hijos, iba perdiendo autonomía y poder de decisión. Sentí que mi valor estaba en función de lo que podía hacer por los demás. Me sentí un medio para y no como un fin absoluto.

    Peter Bieri, un su libro La dignidad humana,sostiene que la dignidad del hombre es una manera determinada de vivir una vida humana. Es un modelo del pensar, del vivir y del hacer. Bieri, P. (2017).  La dignidad humana una manera de vivir. Colombia: Herder

    Plantea que, en la forma de vida de la dignidad, se pueden distinguir tres dimensiones:

    1. Una de ellas es la manera como yo soy tratado por los demás. Puedo ser tratado por ellos de una manera tal que mi dignidad queda garantizada; y ellos pueden tratarme de una manera que destruye mi dignidad. En este caso, la dignidad es algo que determinan los demás.

    2. La segunda dimensión concierne de nuevo a los otros seres humanos con los que convivo. Pero esta vez no se trata de cómo ellos me tratan a mí. Se trata de cómo yo los trato a ellos, más ampliamente, del modo como yo estoy en relación con ellos: del tipo de actitud que yo tengo hacia ellos. Se trata de la manera como ellos, desde mi perspectiva, aparecen en mi vida. Ahora la dignidad es algo que no determinan otros, sino yo misma.

    En la primera dimensión, la responsabilidad para mi dignidad radica en los demás: es su hacer el que preserva o destruye mi dignidad.

    En esta segunda dimensión, la responsabilidad radica única y exclusivamente en mí: en mis propias manos está el que consiga o no una vida en dignidad.

    3. También en la tercera dimensión soy yo misma quien decide sobre mi dignidad. Se trata de la manera como yo estoy en relación conmigo misma. La pregunta que una debe hacerse es: ¿qué manera de verme, valorarme y tratarme a mí misma me da la experiencia de la dignidad? ¿Y cuándo tengo la sensación de echar a perder mi dignidad por la manera como me comporto frente a mí misma?

    En mi caso, considero que es esta última dimensión la que cobra más fuerza. Muchas veces, yo misma me sentí indigna, y desde ese lugar me ubiqué ante personas y situaciones. Cuando me pongo al servicio de los demás, cuando accedo a hacer cosas que no tengo ganas, cuando permito que otros tomen decisiones por mí – por lo general mi marido – atento contra mi propia dignidad, la cual siento que fui perdiendo, a medida que comencé a depender económicamente de él.

    Considero que la dignidad se alimenta, entre otras cuestiones, de la autonomía económica. Al dejar mi trabajo para abocarme a la familia,fui perdiendo libertad de decisión y muchas veces no me permití darme gustos, por no haber generado yo misma el dinero para ello. Me resultaba muy incómodo pedir dinero para gastos que no eran estrictamente para la organización familiar, sino para mí, sobre todo cuando estaban ligados al disfrute o a la satisfacción de la moda.

    VI.Una declaración fundamental para mi vida

    El Libro Ontología del Lenguaje nos habla de distintos actos lingüísticos básicos. Uno de ellos son las declaraciones, a través de las cuales generamos un nuevo mundo. La palabra genera una realidad diferente. Echeverría, R. (1994). Ontología del Lenguaje. Chile: Granica

    Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra.

    Hay declaraciones que son fundamentales para la vida, que no requieren una concesión social de autoridad para ser válidas, sino que están asociadas a la propia dignidad de la persona humana. Una de ellas es la declaración del no. Es una de las más importantes que un individuo puede hacer, refleja el valor que nos damos a nosotros mismos. Con cada no o cada basta que no puedo decir, mi dignidad se ve comprometida.

    A lo largo de mi vida he omitido infinidad de no. Lo veo claramente en mi dificultad para poner límites a mi marido e hijos, pero me ha pasado y sigue ocurriendo – en menor medida - en distintos dominios.

    Me cuesta, por ejemplo, decir que no cuando mis padres necesitan ayuda con algún tema que no es urgente y en el momento dejo lo que estaba haciendo, porque su pedido pasa a ser mi prioridad. Podría decirles que una vez que finalice con lo mío los ayudaré, pero lo que me sale automáticamente es ponerme en segundo lugar.

    Cuando, ante algunos pedidos, decido decir que no, lo hago dando muchas vueltas y explicaciones, nunca de manera directa.

    Cuando me pongo al servicio o hago grandes sacrificios, busco en el reconocimiento de los demás el valor que no me estoy dando a mí misma.

    En lo que hace al vínculo con mis hijos, soy muy dócil. Sus deseos están por encima de los míos. Busco ser valiosa para ellos a partir de mi entrega e incondicionalidad.

    Rafael Echeverría, en su libro El observador y su mundo Vol. I, nos habla de identidad como la expresión de cómo somos en la opinión de las personas, dentro de las cuales nos incluimos a nosotros mismos. Echeverría, R. (2009). El observador y su mundo Volumen I. Chile: Granica

    Cada individuo desarrolla dos tipos de identidad: la identidad pública - lo que los demás opinan de nosotros –; y la identidad privada - lo que yo opino de mi misma-.

    Indagando sobre mi identidad pública a diferentes personas de mi entorno, puedo ver cómo los juicios que emiten sobre mí son bastante más positivos que los que yo emito sobre mí misma, y ello tiene que ver con mi sub-valoración, con mi falta de amor propio.

    Louise L. Hay, en su libro Usted puede sanar su vida, dice: "El desconocimiento del propio valor es otra forma de expresar que no nos amamos a nosotros mismos". Para la autora, el amor a uno mismo comienza con la disposición a no criticarse.Y yo suelo ser muy dura conmigo misma. Hay, L. (1988).  Usted puede sanar su vida. España: Urano

    En palabras del psiquiatra Enrique Rojas, el amor propio o autoestima sería "el juicio positivo sobre uno mismo al haber conseguido un entramado personal coherente basado en los cuatro elementos básicos del ser humano: físicos, psicológicos, sociales y culturales".

    Branden, N., autora del libro Los seis pilares de la autoestima considera que, si bien la base principal de la autoestima se crea durante la infancia y la adolescencia, las vivencias y el trabajo personal durante los años posteriores pueden reforzar o modificar nuestra visión de nosotros mismos. Barden, N. (1994). Los 6 pilares de la autoestima. España: Paidós

    Para la autora "la autoestima (alta o baja) tiende a generar las profecías que se cumplen por sí mismas". Es decir, la percepción que tenemos de nosotros mismos viene determinada por las vivencias personales; estas, a su vez, condicionan nuestros pensamientos que nos llevarán a realizar unas u otras acciones; el resultado de dichas acciones reforzará (o creará, en el caso de ser incongruentes) nuestras creencias personales que, de nuevo, condicionarán nuestros pensamientos, acciones, etc. y así sucesivamente.

    Aquí, precisamente, radica la importancia del nivel de amor propio alcanzado:

    Niveles bajos (negativos) de autoestima nos llevarán a tener pensamientos de subvaloración personal; estos generarán conductas perjudiciales hacia nosotros mismos (autoboicoteo o inhibición de conductas) que confirmarán las creencias iniciales de baja valoración de uno mismo, la profecía autocumplida, tal y como afirma la autora.

    De manera contraria, un alto nivel de autoestima, reforzará nuestros esquemas mentales y nuestra voluntad hacia la acción positiva, cuyo resultado confirmará la valoración respetuosa hacia nosotros mismos.

    VII.Amor propio: me presento

    La mirada ontológica me está ayudando a transitar, de la baja autoestima al amor propio.

    Nietzsche dice que los seres humanos tenemos la capacidad de transformarnos a nosotros mismos, de convertirnos en aquello que nos proponemos ser. Echeverría, R. (2013).  Mi Nietzsche. Chile: Granica

    Él considera que la dependencia de otros encierra el peligro de comprometer nuestro propio pensamiento. Recomienda evitar situaciones y relaciones que puedan condenarnos a una suerte de suspensión de nuestra libertad y capacidad de iniciativa, y convertirnos en meros reactores.

    Volviendo a Louis L. Hay, ella sostiene que cuando uno se ama y aprueba a sí mismo, creándose un espacio mental de seguridad, confianza, mérito y aceptación, eso tiene un impacto positivo en todos los ámbitos de la vida.

    Lentamente me estoy acercando a la Isla del Amor Propio, en donde encuentro mi libertad. Habito el amor propio sin necesidad de visibilidad y reconocimiento por parte de los demás.

    Vivo este espacio con liviandad al dejar de ponerme al servicio o hacer grandes esfuerzos para sentirme querida o sobresalir.

    La Isla del Amor Propio es un espacio que requiere ser generado. La filosofía de Nietzsche nos muestra la posibilidad de diseñarlo nosotros mismos, colocando en el centro doselementos clave: la transformación y el poder de la palabra.

    Los seres humanos estamos en permanente transformación. Nos transformamos a nosotros mismos por medio del aprendizaje, y, al mismo tiempo, al emprender, vamos transformando el mundo con nuestras acciones. No es posible transformar el mundo sin transformarnos simultáneamente a nosotros mismos.

    A medida que desembarco enla Isla del Amor Propiovoy incorporando nuevas declaraciones que no tenían tanto espacio en la Isla de la Invisibilidad: No, Me quiero y Me perdono.

    Me voy sintiendo más competente para decir que no, cuando considero que lo que me piden u ofrecen no está en línea con mis los propios deseos o necesidades.

    Estoy aprendiendo a decirme Te quiero, alimentando así mi amor propio y autocompasión.

    Cada vez soy menos crítica conmigo misma y me puedo perdonar por los errores que cometo.

    En la Isla del Amor Propiocomienzo a vivir con un mayor nivel de confianza en mí misma.

    El doctor Russ Harris, en su libro Cuestión de Confianza, dice que si queremos hacer algo con confianza, ya sea pintar, hacer un deporte o relacionarnos, tenemos que hacer el trabajo nosotros mismos. Tenemos que practicar las habilidades necesarias una y otra vez hasta que se conviertan en algo natural. Cada vez que practicamos estas habilidades, es un acto de confianza: un acto de apoyarte a ti mismo. Y una vez que has empezado una acción, y sigues una y otra vez, hasta que alcanzas la capacidad de conseguir los resultados que querías, entonces es cuando empiezas a percibir la sensación de confianza. Harris, R. (2012).  Cuestión de confianza. España: Sal Terrae

    El autor enumera cinco razones por las que se pierde la confianza:

    1. Expectativas demasiado altas.

    2. Juzgarse con excesiva severidad.

    3. Preocuparse por el miedo.

    4. Falta de experiencia.

    5. Falta de habilidades.

    En la Isla de la Invisibilidad, yo vivía con expectativas demasiado altas y juzgándome con excesiva severidad.

    VIII.Construyendo mi futuro con la libertad de ser yo misma

    Hoy, comenzando a recorrer con los pies descalzos la Isla del Amor Propio,siento que se abren nuevas posibilidades para mí. Me hago varias preguntas que guían en mi devenir:

    ¿En qué me comportaría de distinta manera?

    ¿Qué haría para divertirme, trabajar o funcionar de otro modo?

    ¿De qué otra manera trataría a los demás: marido, hijos, padres, amigos, compañeros de trabajo?

    ¿Cómo me trataría a mi misma de forma distinta?

    ¿Cómo trataría mi propio cuerpo?

    ¿Qué clase de cosas empezaría a hacer?

    ¿Qué dejaría de hacer?

    ¿Qué objetivos me pondría?

    ¿Viviendo con más amor propio y libertad, qué diferencia me ayudará a marcar en el mundo?

    Voy respondiendo una por una, volcando mi mirada hacia un futuro más luminoso.

    En la Isla del Amor Propio comienzo a comportarme de manera más libre y desenvuelta. Van apareciendo risas espontáneas y más momentos de disfrute. Lentamente, voy soltando la autoexigencia, ya no necesito demostrar ni demostrarme que soy capaz. Puedo verme vulnerable, imperfecta y errática; así me acepto.

    Vuelvo a bailar desvergonzadamente, como lo hacía cuando era niña, dejo que la música me atraviese y me entrego. Siento el ritmo en mi piel, mientras muevo mi cuerpo me siento más viva que nunca.

    Desde esta conexión conmigo misma me vinculo con todo lo demás.

    Me divierto mientras trabajo, ya no pienso tanto en el resultado sino en conectar. Escucho para comprender, para acompañar, para entregar lo que el otro necesita desde el amor. Amándome tengo mucho más para compartir. Mi faceta competitiva se va diluyendo.

    Puedo poner límites de manera asertiva, mis deseos y necesidades son tan valiosos como los de los demás. Puedo alejarme de personas y situaciones que no me hacen bien. Me preservo.

    En la Isla del Amor Propio me propongo vivir más intensamente, con mayor consciencia de mi cuerpo y emociones. También me propongo hablarme más amorosamente, suelo ser muy dura conmigo misma, no así con los demás, siempre me exigí más a mí. Por eso en ese nuevo espacio me propongo darme más permisos: permitirme no hacer si no tengo ganas o dedicar más tiempo para mí. Puedo verme con límites firmes, sin sentirme desdibujada.

    Si bien aún estoy dando mis primeros pasos por la Isla del Amor Propio, comienzo a obtener resultados diferentes. Siento que mi voz es cada vez más escuchada en el ámbito familiar. Participo de las decisiones, sabiendo que mi opinión es tan válida como la de mi marido. No tengo miedo a confrontar, sabiendo que puedo hacerlo con respeto y utilizando la comunicación asertiva. Siento que me estoy parando desde otro lugar, con mayor autoridad, autoridad que yo misma me otorgo.

    En el plano social tal vez tengo menos amigas, pero de las buenas. Elijo compartir con quienes me siento cómoda. Ya no participo de salidas por compromiso, vivo con mayor consciencia respecto de lo que quiero.Ya no me esfuerzo por encajar, sino que me puedo mostrar tal cual soy, sabiendo que pueden elegirme o no, y eso no me quita valor. El estar menos pendiente de la mirada ajena, me dio más tiempo para mí, ya no tengo que hacer esfuerzos para conquistar a nadie, sino simplemente fluir y conectar con quienes lo sienta.

    Me doy cuenta, cuando practico deportes, que estoy menos competitiva, no me preocupo tanto por ganar sino por disfrutar el momento. ¡Qué bien se siente!

    Hoy me siento digna, y tal vez esa sea mi mayor contribución para el mundo.

    Espero que este escrito sea un aporte para quienes viven pendientes de la mirada de los demás. Para quienes se desviven por agradar y están a merced de las necesidades de otros. Cuando reconocemos nuestro valor, nos aceptamos y amamos a nosotros mismos, ahí sí comenzamos a vivir en libertad.

    IX.Bibliografía

    Lowen, A. (2005). El Gozo. Argentina: Era Naciente

    Echeverría, R. (1994). Ontología del Lenguaje. Chile: Granica

    Echeverría, R. (2009). El observador y su mundo Volumen I. Chile: Granica

    Hay, L. (1988).  Usted puede sanar su vida. España: Urano

    Bieri, P. (2017).  La dignidad humana una manera de vivir. Colombia: Herder

    Sanchis, S. (21 de Mayo del 2020). Qué es el amor propio, su importancia y cómo construirlo. [Tenemos que favorecer la construcción y consolidación del amor propio]. Recuperado de https://www.psicologia-online.com/que-es-el-amor-propio-su-importancia-y-como-construirlo-4953.html

    Echeverría, R. (2018).  Ética y Coaching Ontológico. Chile: Granica

    Harris, R. (2012).  Cuestión de confianza. España: Sal Terrae

    Echeverría, R. (2013).  Mi Nietzsche. Chile: Granica

    PROYECTO DE INVESTIGACIÓN ONTOLÓGICA (PIO): LA PROPIA VALIDACIÓN PARA EXISTIR

    Autora: Marisa del Milagro Molinelli Obregón

    Índice

    ANTECEDENTES

    EMERGE LA GRIETA EXISTENCIAL

    Pasado: ME MIRAN, LUEGO EXISTO  

    PRIMERA MITAD DE MI VIDA: 0 a 50 años

    OSAR

    Pasado reciente: ME MIRO, LUEGO EXISTO 

    CAOS / SOBREVIVIR: 50 a 57 años

    OSAR 

    Presente/ Futuro : DESDE MI EXISTIR, EXISTIENDO CON OTROS , PUEDO MIRAR EL MUNDO E INTERVENIR EN ÉL

    SEGUNDA MITAD DE MI VIDA: Transformación / Renacimiento: 58 años y contando

    OSAR

    LA SALIDA DEL LABERINTO: LA RECONSTRUCCIÓN desde la ONTOLOGÍA EMERGENTE

    IMPACTOS EN EL COACHING ONTOLÓGICO

    CONCLUSIONES

    A MODO DE EPÍLOGO

    AGRADECIMIENTOS

    BIBLIOGRAFÍA

    Emerge la grieta existencial

    Luego de podar el texto anterior, creo que estoy empezando a ver mi coherencia ontológica, perfil unitario, descubriendo mis incompetencias genéricas y asomando a los aprendizajes existenciales. He demorado demasiadas décadas en poder asomar a mi dolor reprimido, reconocer el enojo, que estoy aprendiendo a distinguir cuando aparece, transitarlo, y aceptarlo. Componente válido y necesario para mi posibilidad de transformación. El miedo paralizante a expresarme, y si fuera necesario, defender mi posición, respetando la del otro y siendo respetada por un otro, era una materia pendiente en mi vida. Con todo lo que implica. Estaré finalizando el programa con otra mirada, con otra parada, sintiendo un enorme desplazamiento que posibilita acciones que a su vez habilitan nuevas experiencias y enormes aprendizajes. La espiral ahora es ascendente. Y virtuosa.

    Viví una experiencia en el cuarto regional, que pude analizar con la camarita encendida, y observándome, incorporar enorme aprendizaje existencial que se encargó de barrer con mis juicios obsoletos, derribar juicios maestros limitantes y, con mucho dolor, pero también con mucho amor, construir una nueva mirada que posibilita, expande, valida, incluye y es reparadora, sanadora, constructiva y generadora. Mi mirada fue mutando, cambiando, evolucionando. Movimiento hacia adelante. En construcción.

    Volví a sentir impotencia cuando me sentí no escuchada, no mirada, invisible para el otro, (mi grieta ) y nuevamente percibir el prejuicio en la mirada de un otro (grande), que permito invalide mi estar siendo (chiquito) porque me sentí invisible, inexistente, y esa falta de comprensión hacia mi persona tomó forma en el dolor que lacera, ese dolor en el que me hundo y desaparezco, porque ante el juicio de un otro grande que invalida, yo chiquita no existo, desaparezco, me desintegro, no sé qué hacer, la parálisis me toma , soy un cuerpo inerte, sin vida ni reacción. Minimizado a la mínima expresión, sin espacio para ser, ni sentir, ni expresar, ni vivir.

    ¿Qué me pasó diferente? Descubrí que, a pesar de que esto me sucediera con quienes son autoridad en la escala jerárquica, personas de conocimiento (padres, jefes, docentes), son sólo miradas, diferentes miradas, también factibles de inconsistencias y gaps en coherencia con sus propias sombras. Ante la repetición fortuita de situaciones donde mi invisibilidad se materializó, lo observé, me puse en escena y me escuché. A pesar de discrepar con la mirada de un otro que ejerce la autoridad, donde me siento invalidada y ninguneada, la confianza en mí apareció y creció (autoconocimiento a través de la observación, fenomenología, separando juicios de afirmaciones, volviendo una y otra vez a observar lo sucedido, para descubrir que de mí se pone en juego ahí), porque también aprendí que sólo puedo intervenir en lo que de mí dependa y pueda distinguir. Y en ese movimiento, opuesto a estar paralizado, la magia, el milagro, sucedieron. Empecé a ver lo que sola no podía ver de acuerdo al observador que era. Las nuevas distinciones me permiten incorporar nuevas miradas, ampliar posibilidades y acciones. El observador paralizado que era, se transforma en el observador movilizado que estoy siendo. Con nuevas posibilidades, acciones y resultados. ¿No es esto interesante?

    Comencé el programa, muerta de miedo en la vida real personal y profesional. Estoy a punto de finalizar, habiendo desarrollado cierta confianza en mí, con acciones que posibilitaron aprendizajes de 1ro y 2do orden, metanoia, aprendizaje transformacional. No soy la misma que ingresó. Luego de un extenso y profundo recorrido, puedo decir que aquí y ahora habitando mi presente puedo tomar acciones que me sacan de los lugares donde no quiero estar (callar para evitar el conflicto, ceder para cuidar al otro, desaparecer para evitar el gaslighting ) y llegar a los lugares donde sí quiero estar, ejerciendo mis derechos, hablando para ser escuchada, y si, eso no sucede, irme sin culpas ni autoreproches. Puedo elegir donde y con quienes estar. Puedo decir prefiero. No es en contra de nadie, es a favor mío.

    Volví a leer las principales incompetencias en torno a los juicios para distinguir y clarificar en mi propia historia y presente. Y aquí los transcribo, tomado de EL ARTE DE LA RETROALIMENTACIÓN EN LOS EQUIPOS DE ALTO DESEMPEÑO. Rafael Echeverría, Ph.D. Newfield Consulting,. Febrero de 1999.

    1 El no saber distinguir juicios de afirmacionesy, por lo tanto, el considerar, en algunas oportunidades, a determinados juicios como si fueran verdaderos y en otras, como si fueran falsos. Quizás pueda decirse que no son ni lo uno ni lo otro, sino precisamente todo lo contrario.

    2 El no saber discriminar a cuáles juicios les otorgamos autoridad y a cuáles no. Esto es motivo de mucho sufrimiento.

    3El vivir permanentemente de los juicios de los demás y no de los juicios propios. Hay muchos momentos en la vida en los que tenemos que despegarnos de los juicios de los demás y resolver a partir de nuestros propios juicios. Muchas personas tienen dificultad para hacerlo. Ello no sólo es motivo adicional de sufrimiento, sino que compromete a la vez el sentido de autenticidad y dignidad de la persona humana, impactando seriamente en su identidad.

    4 El no saber fundamentar (fundar) nuestros juicios o no saber preguntarse por el fundamento del juicio ajeno.Quien vive de juicios infundados, incrementa los riesgos que enfrentará en la vida y hace más incierto el futuro. No es de extrañarse que esa persona pase de un fracaso en otro, pues actúa a partir de juicios infundados. Ello tendrá un fuerte impacto en su manera de ser (identidad), en sus relaciones y en su vida. Esa persona tendrá el tipo de vida que espera a los que no fundan sus juicios.

    5 El no saber compartir sus juicios con los demás y, por lo tanto, no contribuir a crear una cultura de convivencia sustentada en la creación de un trasfondo compartido de inquietudes y juicios. Esto último es condición de sana convivencia. Quien no tiene esta competencia siempre se sentirá algo extraño en las experiencias de comunidad. Relacionados con lo anterior, están los casos de aquellos que viven sus juicios en silencio, sin saber hacerlos públicos y compartirlos con otros. Estas personas suelen tener problemas para trabajar en equipo con otros. Corregir esto es cuestión de aprendizaje.

    6 Los dos puntos que siguen se dirigen a reconocer que los juicios sobre las personas tienen una doble referencia. Primero, como todo juicio, ellos remiten al observador que los emite. Esta es su primera y fundamental referencia. El juicio que hago sobre otro, tiene que ver con lo que me pasa a mí y con el particular observador que yo soy. Muchas veces emito mis juicios sobre el otro, desconociendo la referencia que el juicio guarda conmigo. Cuando lo hacemos así, no debe extrañarnos que el otro pueda reaccionar defensivamente.

    7 Pero los juicios tienen siempre dos caras. La segunda cara remite a lo observado. El juicio surge del encuentro de un observador con una determinada experiencia o fenómeno. Cuando se trata de un juicio que compromete a una persona es importante reconocer que dicho juicio remite al comportamiento de dicha persona, a sus acciones. No es una propiedad del ser de esa persona. O, dicho de manera más rigurosa, el ser de toda persona no es sino la articulación que hacemos de los juicios suscitados por su comportamiento, por sus acciones. Es una incompetencia el emitir nuestros juicios sobre otro como si fueran sobre su persona y no sobre sus acciones.

    8 Lo anterior nos conduce a reconocer que no estamos atrapados en los juicios que se hacen de nosotros, ni en aquellos que hacemos de nosotros mismos. Por el contrario, podemos modificar tales juicios a través de la ejecución de acciones diferentes y podemos acceder a dichas acciones a través del aprendizaje. Acción, reiteramos, mata juicio. Pero no sólo mata juicio, la acción nos permite acceder a nuevas modalidades de ser. Muchas personas no reconocen esta relación entre juicios, acción, aprendizaje y ser. Reconocerlo genera una gran liviandad en la vida.

    9 Todo lo anterior nos ayuda a evitar a vernos atrapados en los mecanismos defensivos que solemos generar espontáneamente cuando recibimos juicios críticos. Muchas personas sufren las consecuencias negativas de sus mecanismos defensivos y es importante aprender a disolverlos.

    Me miran, luego existo.

    Me miro, luego existo.

    Si me miro y existo, puedo mirar el mundo e intervenir en él.

    Yo miraba al otro desde mi necesidad de amor. Desde mi hambre de amor. Que tampoco es mirar al otro. Miraba a ese otro importante para mí y que yo amaba. Miraba al otro y estaba pendiente de sus deseos. Y fui complaciente sin saberlo, esperando ser vista, aceptada. Y amada.

    También dependí de la mirada del otro. Una mirada que no me veía, que no me registraba, que no alcanzaba a ver lo que yo hacía, o para la que lo que yo hacía no era suficiente. Una mirada de no validación. Y esa fue mi construcción, mi aprendizaje temprano: ser mirada sin ser vista, y yo mirar sin ver, mirar sin verme.

    Grieta Existencial, Perfil Unitario, Coherencia Ontológica.

    Incompetencias Genéricas, Sombra.

    Grieta Existencial: Si me miran, luego existo. La Invalidación.

    Pasado: Me miran, luego existo.

    PRIMERA MITAD DE MI VIDA: 0 a 50 años.

    OSAR

    En la infancia, la validación del niño proviene de su entorno familiar. Si a los niños no se les permite expresar cómo se sienten, entonces no aprenderán cómo hacerlo ni tampoco sabrán ponerle nombre a aquello que les sucede o a las emociones que pueden estar experimentando. La invalidación emocional también conlleva el sentirse ridiculizado e incomprendido.

    Por ejemplo, un bebé que nunca es atendido cuando llora por la noche, en unos años tendrá rabietas incontrolables y cuando sea más mayor y sus padres solo recalquen sus fallos, herirán la personalidad del niño de una manera muy profunda. De la invalidación familiar se aprende la invalidación personal.Según dice La teoría del apego, del Dr. Jhon Bowlby, Bowlby, 1951.

    Nací en una familia donde mi hermano mayor no había dormido por dos años. Creían que esto sucedió porque, desde que nació, estuvo en brazos, y cuando lo acostaban en la cuna, lloraba y no dormía. Mi madre pasó las noches despierta. Perdió peso, se le secó la leche, se le cayó el pelo. Estaban muy preocupados.

    Cuando yo nací, cuatro años después, familiares y amigos venían a conocer a la recién nacida, mis padres no permitían que me levantaran de la cuna, para que no pasara lo mismo, y cuando lloraba fuera de los horarios de comer, me dejaban llorar hasta que callara o me durmiera de cansancio. La leche de mi madre no era suficiente alimento; pasados los primeros días, la mamadera fue la solución para que estuviera bien alimentada y durmiera toda la noche. Al decir de mis padres, muy orgullosos porque no di ningún trabajo, fui una bebé buenita, (donde me ponían me quedaba, jugaba y entretenía, si lloraba y me quejaba, luego de un tiempo de dejarme llorar, se me pasaba rapidito…). Frase que marcó mi existencia.

    La Teoría del apego del Dr. John Bowlby, (Teoría del apego, John Bowlby, año 1951.) psiquiatra y psicoanalista de niños, quien recalcó que los efectos inmediatos y a largo plazo, que median la salud mental del niño, son la resultante de una experiencia de relación cálida, íntima y continua entre la madre y su hijo, por la cual ambos encuentran satisfacción y alegría. Luego, durante los años 1969 a 1980, describe el efecto que producen las experiencias tempranas y la relación de la primera figura vincular en el desarrollo del niño, rescatando en la base de sus principios, conceptos inherentes a la etología y al psicoanálisis.

    1. El apego es la primera relación del recién nacido con su madre o con un cuidador principal que se supone es constante y receptivo a las señales del pequeño o el niño de pocos años.

    2. El apego no termina con el parto o la lactancia. Es un proceso que sirve de base a todas las relaciones afectivas en

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