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Confianza
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Libro electrónico148 páginas3 horas

Confianza

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Dos personalidades arrolladoras, Leila Navarro y José María Gasalla, se unen para plasmar en este libro reflexiones y teorías sobre un aspecto clave tanto en el ámbito personal como en el empresarial, la confianza. Nos enseñan a ver que el esfuerzo que realizamos día a día para conseguir las pequeñas o grandes metas que nos marcamos, puede resultar en vano si no aderezamos nuestra actitud con una fuerte dosis de confianza. La misma que deberíamos tener en nosotros mismos y la que deberíamos ser capaces de transmitir a nuestros hijos, amigos, profesionales y en definitiva a todas las personas que nos acompañan en nuestra vida y que son fundamentales para conseguir todo aquello por lo que luchamos.
La lectura de este libro te hace reflexionar y saltar, sin apenas darte cuenta, de nuestro ámbito personal al profesional y te evidencia cómo repetimos y proyectamos nuestras actitudes de forma similar en ambos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 mar 2016
ISBN9788415813415
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    Confianza - José María Gasalla

    España

    Prólogo

    Dos personalidades arrolladoras, Leila Navarro y José María Gasalla, se unen para plasmar en este libro reflexiones y teorías sobre un aspecto clave tanto en el ámbito personal como en el empresarial, la confianza.

    Nos enseñan a ver que el esfuerzo que realizamos día a día para conseguir las pequeñas o grandes metas que nos marcamos, puede resultar en vano si no aderezamos nuestra actitud con una fuerte dosis de confianza. La misma que deberíamos tener en nosotros mismos y la que deberíamos ser capaces de transmitir a nuestros hijos, amigos, profesionales y en definitiva a todas las personas que nos acompañan en nuestra vida y que son fundamentales para conseguir todo aquello por lo que luchamos.

    La lectura de este libro te hace reflexionar y saltar, sin apenas darte cuenta, de nuestro ámbito personal al profesional y te evidencia cómo repetimos y proyectamos nuestras actitudes de forma similar en ambos.

    Como madre y ejecutiva me han preguntado en numerosas ocasiones sobre la famosa fórmula de la conciliación y aunque creo que todavía no he dado con ella, de lo que estoy segura es que si pretendemos que nuestros hijos y profesionales vayan consiguiendo las metas que su ámbito requiere, sólo seremos capaces de ayudarles a conseguirlo generando una clima de confianza en ellos y en su entorno. Si esto lo reforzáramos con una actitud positiva y de reconocimiento conseguiríamos, además, ese compromiso tan necesario e importante que nos liga a un proyecto con lazos mucho más fuertes que un simple contrato laboral, o una instrucción dada con la autoridad que nos da el hecho ser padres. Sólo así podremos balancear nuestra presencia física en las dos facetas con más libertad y seguridad, teniendo la certeza de que las cosas funcionan.

    En el actual panorama empresarial donde las empresas afrontan cada día grandes transformaciones y retos, donde la capacidad que tenga cada organización de adaptarse a los cambios y acertar con ellos es la clave de sus éxito, parece crítico que los aspectos que nos revela este libro, basados en la gestión por confianza, deben ser incorporados a nuestros comportamientos y estilos de dirección.

    La palabra innovación se ha instalado en todos los planes estratégicos de las organizaciones empresariales y puesto que este concepto lleva implícito aspectos tales como conocimiento, creatividad, riesgo, valentía… no parece lógico que todo esto se pueda fomentar desde una plataforma de inseguridad y desconfianza.

    He desarrollado toda mi carrera profesional en el apasionante sector de la consultoría, y siempre he tenido la convicción de que lo que vendemos a nuestros clientes es ni más ni menos que confianza. Nuestros proyectos, servicios y soluciones no son tangibles en el momento del acuerdo y los resultados se ven pasado algún tiempo. Por lo tanto la capacidad que tenemos como organización y como equipo de transmitir a nuestros clientes la seguridad de finalizar el proyecto con éxito, consiguiendo los objetivos marcados y solucionando los problemas que nos encontremos, nos dará la llave para ser los elegidos.

    Sin duda este libro ayudará al lector a reflexionar sobre todas estas cuestiones y le hará descubrir aspectos que quizá antes no se había planteado. La gran experiencia de Leila y José María y su increíble fuerza interior hace que cuando les lees o les escuchas algo se encienda en tu interior.

    Como directivos tenemos la responsabilidad de fomentar y crear el entorno de confianza donde el talento, la innovación y el compromiso de nuestros profesionales se den la mano y poder dar así respuestas a las necesidades presentes y futuras de nuestros clientes. Como padres deberíamos educar y preparar a nuestros hijos sobre la base de la autoestima y la confianza para que puedan afrontar con seguridad y criterio los acontecimientos que se van a encontrar en su vida. Y como personas tenemos la obligación y necesidad de confiar en nosotros mismos, ¿para qué? Sencillamente para ser felices.

    «CONFIANZA» debería ser de obligada lectura para todos aquellos que creemos en las personas y en la fuerza que estas tienen para movilizar y cambiar lo que la teoría nos dice que es imposible.

    Nuria Molina

    Directora General de INSA (Grupo IBM)

    1 Introducción

    Nadando contra corriente

    Vivir la vida sin confianza es imposible.

    Es como estar aprisionado en la peor de todas las celdas, tú mismo.

    Graham Greene

    ¿Por qué hablar de confianza en un mundo donde reina la desconfianza? Por el mismo motivo por el que se habla de agua cuando se tiene sed y de salud cuando se está enfermo. Muchas veces, sólo hablamos de alguna cosa cuando sentimos que nos falta. Lo mismo sucede con la confianza.

    Es complicado vivir sin ella. El mundo aparece cada vez más amenazador respecto a nuestra seguridad, y precisamos tomar una serie de precauciones para defendernos. No atendemos llamadas telefónicas a cobro revertido, sospechamos de mensajes de e-mail, andamos en coches con cristales opacos, necesitamos saber con quiénes salen nuestros hijos. En todo lo referente a personas desconocidas, desconfiar es la norma y esa misma norma también se vuelve contra nosotros. Innumerables ojos electrónicos nos espían allí donde estemos: en el supermercado, en los ascensores, en la estación de gasolina, en la calle. Somos registrados en los aeropuertos, pasamos por detectores de metales en las entradas de los bancos. Hace mucho que dejamos de ser ciudadanos más allá de cualquier sospecha. Por el contrario, hoy todos somos ciudadanos bajo sospecha.

    En el ambiente de trabajo la desconfianza acostumbra a estar más disfrazada, pero no por eso deja de existir. La intensa competencia por el poder y el ascenso en la jerarquía de las empresas hace del colega de nuestra mesa de al lado nuestro adversario potencial y del jefe, un obstáculo a ser superado. ¿Somos cooperativos, participativos y comprometidos como quieren las organizaciones? Sí, sí, pero no mucho. Al final, en el mundo corporativo, en el que reina la ley de «cada uno a lo suyo por si acaso», no compartir todo lo que se tiene, no decir todo lo que se sabe y no creer en todo lo que se oye son estrategias de supervivencia. ¿Y podría ser de otra forma, si la propia organización también da a entender que no confía plenamente en nosotros? Si confiase no habría tantos controles, reglas y procedimientos a seguir.

    Como si todo esto no bastase, la tónica del mundo moderno es el cambio en ciclos cada vez más cortos. Lo que hoy es podría dejar de serlo mañana, todo se transforma de una hora a otra provocando ansiedad e incertidumbre respecto al futuro. Nuestra falta de confianza se vuelve contra instituciones, gobiernos, planes, proyectos, acuerdos, y hasta contra nosotros mismos, pues también nos vemos afectados por la velocidad de los cambios y muchas veces dudamos en nuestra capacidad de adaptarnos a las nuevas circunstancias para continuar teniendo éxito o simplemente sobrevivir. Es preciso estar atento, pues hasta en aquello que parece no sospechoso puede haber alguna amenaza a nuestra estabilidad y seguridad.

    En este contexto, hablar de confianza parece una contradicción, ya que confiar significa abrir nuestras defensas y controles, colocar nuestros recursos a disposición del otro y creer que no se va a aprovechar de ello para sacar ventaja sobre nosotros ni perjudicarnos. Significa creer en los discursos y promesas que nos hacen, ¡y eso es todo lo que queremos!

    Lo que ocurre es que tanta falta de confianza, que se manifiesta en una actitud de desconfianza, tiene serios efectos colaterales. La desconfianza aísla a las personas, impide que se experimente y arriesgue, restringe su desarrollo. Al limitar el crecimiento personal y profesional de los individuos, acaba también comprometiendo los resultados de las organizaciones, que cada vez más necesitan de personas dispuestas a asumir riesgos, abiertas a nuevas experiencias, creativas, entusiasmadas y con iniciativa. Desconfianza es, en fin, un juego de suma negativa, en el cual no hay ganadores. O peor, en el cual todos pierden: pierde quien desconfía y pierde quien es objeto de desconfianza. Pero ¿las cosas pueden continuar así? Los dos estamos convencidos de que no.

    En este libro defendemos la tesis de que debemos recuperar la confianza, y señalaremos algunos caminos que nos puedan llevar a conseguirlo, pues entendemos que es el factor decisivo del rendimiento de profesionales y organizaciones en un mundo globalizado. En el ámbito personal, la confianza predispone a soñar con objetivos más elevados, ser más osado, enfrentar retos, asumir riesgos, desarrollarse, crecer. En la esfera organizacional, estimula a las personas a relacionarse de manera más abierta y franca, compartir experiencias y conocimientos, comprometerse con los objetivos de la empresa, involucrarse en la solución de problemas y participar en los procesos decisorios.

    Ante la realidad que vivimos, confiar es lo opuesto a aquello que el sentido común nos aconseja hacer, es nadar a contracorriente. Pero, por increíble que pueda parecer, justamente nadando contracorriente podemos llegar más rápido y con menos esfuerzo a nuestros objetivos.

    Leila Navarro

    José María Gasalla

    2 Un mundo de desconfianza

    De la confianza innata a la desconfianza aprendida

    Si perdiera la confianza en mí mismo tendría al Universo en mi contra.

    Ralph Waldo Emerson

    Surgimos en un lugar cálido y confortable en el que nuestras necesidades quedan cubiertas de manera automática y en el que una presencia constante nos envuelve con sus movimientos y su voz. Gozamos de un estado de unidad y de sincronía con el Universo que nos abastece, y no distinguimos dónde terminamos nosotros y comienza él. No hay deseo ni frustración, tiempo ni espacio. Simplemente existimos.

    Un día tiene lugar un gran cambio. Luz, frío, la sensación de que ocupamos otro espacio y un elemento nuevo, el aire, que invade nuestros pulmones. Perdemos por unos instantes el contacto con aquella presencia. Pero nuestra angustia termina cuando oímos de nuevo su voz y sentimos su calor. ¡Qué alivio, sigue con nosotros! Nos tranquilizamos, porque sabemos que estaremos bien.

    Como suele decir el biólogo chileno Humberto Maturana, nacemos en confianza. Es una confianza instintiva, que nos dice que nada nos faltará. Confiamos en el regazo que nos acoge, en el pecho que nos alimenta, en esa voz que nos resulta tan familiar. Nuestra vida de recién nacidos es casi continuidad de la vida intrauterina, con la diferencia de que nosotros y nuestra madre ya no ocupamos el mismo lugar. Con todo, nos sentimos parte de ella. Tan pronto tenemos alguna necesidad, ella nos atiende de inmediato, nos calma y conforta. ¡Ah, qué deliciosa sensación de plenitud! Tenemos el mundo a nuestros pies,

    ¡como siempre ha sido hasta entonces!

    No obstante, es deseo de la naturaleza que seamos seres autónomos y eso implica darnos cuenta de que somos individuos con necesidades, voluntades y motivaciones propias, y a menudo distintas de las de los demás, cuando no opuestas. Al principio percibimos que ya no somos nuestra madre. Ella nos deja solos en la cuna, en ocasiones tarda un rato en responder a nuestra llamada e incluso parece, a veces, que no quiera darnos lo que

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