¡HIJOS, ESTOY VIVA! Un testimonio que el amor es la mayor virtud

Por Ana de los Ángeles y Por el Espíritu Tereza

ste es un testimonio de que el amor es la mayor de las virtudes. Dicen que el mayor dolor de un ser humano es la pérdida de un hijo. Pero ¿qué pasa con la pérdida al revés: la madre que deja a sus hijos? Es conmovedor acompañar a Teresa, una madre tan parecida a la nuestra, relatando sus vivencias después

• Idioma: Español
• Editorial: World Spiritist Institute
• Fecha de lanzamiento: 2 ago 2023
• ISBN: 9781088240366

Vista previa del libro

¡HIJOS,

ESTOY VIVA!

Un testimonio que el

amor es la mayor virtud

Ana de los Ángeles

Por el Espíritu

TEREZA

Traducción al Español:       

J.Thomas Saldias, MSc.       

Trujillo, Perú, Junio 2022

Título Original en Portugués:

Filhos, eu estou viva!

© Ana de los Ángeles 2015

Traducido al Español de la 2da versión portuguesa

Houston, Texas, USA       

E–mail: [e-mail]

Del Traductor

Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrada en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

Actualmente se encuentra trabajando desde Peru en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

¡Hijos, estoy viva!

Dicen que el mayor dolor para un ser humano es la pérdida de un hijo. Pero ¿qué pasa con lo contrario: la madre que se va, dejando a sus hijos? Es conmovedor acompañar a Tereza, una madre tan como la nuestra, reportando sus experiencias posteriores a la desencarnación. ¡Hijos, estoy viva! Es emocionante y simple, como una madre. Deja que toque el corazón de tu hijo.

No me detendré en estas palabras iniciales, ya que sé que este trabajo no me pertenece.

Soy solo un instrumento puesto por Dios a disposición del corazón generoso de un amado que ya ha pasado ante nuestros ojos, pero que, viva, sigue amando profundamente la vida.

Este libro, en su esencia, trae un mensaje de la madre a los hijos, que tuve la suerte de decodificar para ponerlo en papel.

Aquí, querido lector, verá varios ejemplos que el amor maternal, regado por la verdadera fe, es un ensayo para el ejercicio del amor divino, que Cristo vino a enseñarnos como la fórmula ideal para vivir la paz.

Todos somos hermanos en la humanidad, y las madres que entienden a Dios en su esencia más pura; es decir, como un sinónimo de amor, combustible de la vida universal, se hacen capaces de ser madres de todos los hijos del Creador.

Así que a partir de ahora, les dejo con la narrativa original de nuestra querida e inolvidable Tereza, la verdadera autora de esta obra, que lleva solo mi nombre por razones de naturaleza legal.

Ana de Los Ángeles

Mensaje de la Autora Espiritual

La muerte puede amedrentar a muchas personas. Se me asustaba mucho cuando estaba viva; pero ahora, en este lado, lo que todavía me sorprende es que veo a la gente que no están preparados para su llegada.

Cuando desencarné creía que habría sido mejor permanecer unos años más en la Tierra, ocupando mi envoltura física. Quería posponer lo más posible la fecha del eterno retorno.

Aunque era una persona resignada y acostumbrada a cambiar, sentí un toque de injusticia al haberme apartado de mi familia, mis costumbres y los pequeños placeres que disfrutaba. La mente simplemente no sabe cómo la vida continúa va más allá de la muerte. Hoy lo sé.

¡Hijos, estoy viva! ¡Créanme! La vida continúa, como decía André Luiz, hasta el recordado Chico Xavier, hace más de medio siglo.

Tereza

Tereza y Armando el día de la boda civil, en 1949.

Dedicación

A mi querida madre, eterna amiga. Luz en mi camino, alivio de mi dolor, esperanza de mis días, recuerdo permanente. Nunca olvidaré el tono bajo de su voz, su cabello lacio y negro, sus manos callosas y su constante sonrisa.

Alma de generosidad espontánea, alegría infantil y sinceridad ingenua. Recuerda siempre, con el corazón hundido, su humilde actitud. La búsqueda de los últimos lugares, el intento de pasar desapercibido.

¡Como siempre te amé!

Reconocimiento

A todas las madres que, con sacrificio y amor extremo, entregan la vida por sus hijos. Y, actuando de esta manera, nuestras madres enseñan y caminan el guion del amor divino preconizado por Cristo.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

PREFACIO

Morir es volver a vivir

La hora de llegada

El último día

En el otro mundo

Reencuentro matrimonial

Un oasis en el desierto

Las almas gemelas

La casa de las oraciones

Enfermos desencarnados

Una historia sin terminar

En los brazos de mi madre

Las buenas noticias

Regreso a la corteza

La primera visita

Peligro en el bus

Tristes Recuerdos

Recuerdos de los viajes

Recuerdos de los sueños

El drama de la mansión

El triángulo amoroso

El dúo vengador

Un corazón se arrepiente

El Evangelio en el hogar

Emociones en la felicidad

Ejercitando lo aprendido

La expedición al Umbral

Voces en la oscuridad

Heridas muy abiertas

El Perdón Redentor

El hombre en el capullo

Últimos rescates

Dios nunca nos abandona

PRESENTACIÓN

Ana de Los Ángeles es admirada por su estilo de personalidad fuerte y cautivador, que transmite credibilidad.

Este libro es de primordial interés para quienes gustan de sumergirse en los misterios de la vida y del más allá, y también es una contribución importante para quienes se inician en los estudios sobre el llamado mundo espiritual.

La autenticidad y el alto valor moral de este trabajo se evidencian en el contexto del propio texto, que, en un lenguaje sencillo, aporta nuevas e interesantes revelaciones sobre el día a día en el otro lado de la vida y la acción soberana justicia efectiva.

Después de leer ¡Hijos, estoy viva!, creemos que cambiarán sus actitudes y su forma de pensar y, conscientes que Dios nunca nos abandona, comprenderán que el amor es la más grande de las virtudes humanas.

Los editores

PREFACIO

En las penurias del monte Calvario, el más grande de los hombres que pisó esta tierra mantuvo su rostro sereno. Ya le había pedido al Padre que perdonase a todos. Le había prometido al ladrón de la derecha un lugar en el paraíso. Ahora, todo estaba consumado. Colgó la cabeza, de la que goteaba sangre. Él y la cruz en la que fue clavado eran el centro del mundo.

Un hilo de sudor rojizo bajaba de la herida de su frente, le corría por el cuerpo y caía al suelo, donde una dama miraba sin miedo, llena de dolor, pero con una inexplicable calma en sus ojos. Sin comprender quedó mirando el rostro adorado. Sabía que era el Hijo de Dios, que cumplía una misión dolorosa.

Los ojos del Hombre se abrieron y, desde arriba, vio el rostro de la mujer: sin lágrimas, firme, con ganas de cambiar de lugar con su hijo.

Quizás, si ella hubiera dicho algo, hubiera sido:

– ¡Hijo, cálmate! ¡Tu madre está aquí!

Un espíritu amistoso

Morir es volver a vivir

São Paulo, 8 de diciembre de 2000.

Hijos míos, 

Hoy es mi cumpleaños. ¡Hace cuatro años que morí!

La muerte puede amedrentar a mucha gente. Me asustaba mucho cuando estaba viva, pero ahora, en este lado, lo que todavía me sorprende es ver a las personas que no están preparadas para su llegada.

Cuando desencarné, pensé que habría sido mejor para mí quedarme unos cuantos años más en la Tierra, ocupándome de mi cuerpo físico. Quería posponer lo más posible la fecha del eterno retorno.

Aunque he sido una persona resignada y acostumbrada a cambiar, sentí una pizca de injusticia por haber sido arrebatada a mi familia, mis costumbres y a los pequeños placeres que disfrutaba. Simplemente no sabía cómo transcurría la vida más allá de la muerte. Hoy lo sé.

Escuchen, queridos hijos, todo es más fácil, simple y más alegre de lo que se puede imaginar. Si no es así, Dios no les permitiría leer estas páginas. Es cierto que de este reencuentro positivo en este lado, el de la verdad, se requiere una dosis de armonía mientras se viste el denso cuerpo de la materia. De todos modos, se muere allí, para vivir aquí, pero lo ideal es tener vida ahí para seguir viviendo aquí.

¡Dios sabe que estoy feliz y agradecida por la oportunidad de poder comunicarme! No todo el mundo puede hacer intercambio entre los dos mundos. Los buenos médiums son escasos o tienen alguna creencia en la que no se permite el ejercicio de la psicografía, ni todos en la familia comulga con el Espiritismo de Kardec. Por no hablar de la dura vida en nuestro Brasil, que atraviesa pruebas depurativas, cuyos ciudadanos apenas tienen tiempo para una reunión seria y llena de responsabilidades, como deben ser las reuniones de cualquier religión.

Por todo esto, me invade una gran alegría cuando los veo, hijos del corazón, comprometidos con la verdad. Es cierto: nadie es perfecto, y ustedes yerran tanto como otros seres humanos de cualquier religión o creencia; sin embargo, solamente de la fe espírita permite este maravilloso contacto a través de la psicografía, entre los dos planos: el espiritual, donde estoy; y el material, en el que te encuentras temporalmente.

Hablaré con mi forma sencilla, como siempre lo he sido, y cuento con el apoyo de mi hermano Álvaro, el Vavá, que es el que mejor transmite mis ideas, ya que estudió mientras estaba encarnado y lleva mucho tiempo en el plano espiritual, además de tener mejor preparación que yo en la relación entre los dos mundos. La práctica de la mediumnidad requiere mucho estudio y preparación de este lado.

Hay mucho intercambio desequilibrado entre encarnados y desencarnados, cuya sintonía es más tosca. Pobres socios ignorantes de la gravedad del contacto espiritual sin la asistencia de Jesús…

He aprendido bastante, pero todavía no puedo dispensar de la ayuda de los espíritus más iluminados y elevados, pues obtuve el permiso para escribir tres libros a la Tierra y, y esto fue permitido por Dios – tan grande tarea para una sola persona como yo –, quiero al menos retribuir con el indispensable respeto y seriedad. Eso sí, sin perder la alegría de ese privilegio.

Cuento con el apoyo de otros hermanos, además de Vavá y tu padre, Armando. Nosotros trabajamos como un equipo, principalmente porque necesito ayuda porque la emoción de esta reunión