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Capitán sueño
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Libro electrónico81 páginas1 hora

Capitán sueño

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Información de este libro electrónico

Isaac es un niño con bastante creatividad, él parece de una discapacidad que le limita su movilidad en las piernas, debido a su situación en el colegio es víctima de bullying de manera constante.
Su vida cambia por completo la noche en la que un marinero aparece ante su ventana para invitarlo a unirse a la tripulación del Capitán Sueño. Siendo este, el capitán de un barco que puede surcar por los mares oníricos adentrándose en las aguas de los sueños y las pesadillas de las personas.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 jun 2023
ISBN9798223565772
Capitán sueño

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    Capitán sueño - Alfredo Olmos Hernández

    Capítulo 1

    Lo increíble siempre ocurre en el día menos pensado, no es que a los siete años un niño se detenga a pensar el cómo será su día. De hecho, pareciera que todos los días son iguales (aunque ¿deberían de serlo?)

    Si bien hay días, que deberían de borrarse de la memoria de un niño, hay otros que se quedan allí y por cosas del destino parecieran repetirse.

    Lo cierto es que aquel día comenzó como los demás, mis padres me levantaron temprano para arreglarme para la escuela, unos cuantos minutos para desayunar leche con cereal y de aquí a la escuela. Y es aquí donde comienza el día que parece repetirse y en realidad no debería.

    —¡Quítate estorbo!

    Y así es como comienza esto. Quisiera poder decir que soy el niño con más amigos de la escuela, el niño que mete más goles en el recreo; pero lamentablemente no soy ese. Ignoro como has comenzado a imaginarme, y antes de que te hagas una idea errónea de mí y te decepciones después, mejor me presentaré ahora.

    Llámame Isaac, soy un niño de color de siete años, con grandes lentes (puede que aquí si exagere con lo del tamaño, pero lo que sí es verdad es el aumento de mis lentes) mi cabello chino es tan rizado que aun estando rapado con máquina, mis chinos se encuentran aún adheridos en mi cabeza (quisiera decir que eso me ha hecho especial, pero muchos se han burlado de mis chinos, este último año) nunca he usado los tenis de marca que utilizan los otros chicos, mis colores son los de la marca más barata que puedas encontrar; y hay algo que he querido omitir, pero creo que tendré que contarlo para que entiendas las cosas que están por suceder. Sucede que... no sé cómo decirlo, pero lo intentaré; ¡soy cojo! Arrastro la pierna derecha, esa es la razón del porqué no puedo jugar en el recreo como los otros, ¡por culpa de mi pierna no soy el niño que mete más goles en el recreo! ¡Por eso muchos niños se alejan de mí! Y sobre todo ¡por culpa de mi pierna este matón me molesta todos los días!

    Anteriormente dije que los días se repiten uno tras otro, aunque no debería de ser así, lamentablemente ¡todos los días son como este!

    —¿Por qué siempre me molestas?

    —¿Qué porque te molesto? ¡Porque no eres como nosotros! ¡Porque eres diferente! Y ¡porque no te queremos!

    Esas fueron sus últimas palabras, después de eso me empujo con una fuerza que me hizo y chocar con las butacas.

    —¡Antonio! ¡¿Qué hiciste?!

    —¡Ella empezó maestra!

    —¡Claro que no! ¡Isaac no podría!

    De inmediato entendí lo que la maestra trataba de decir, ¡yo no podría! Antonio es diez centímetros más alto que yo, y ha de pesar como cinco kilogramos más que yo, y sobre todo él no está cojo. Aquellos últimos pensamientos hicieron que unas cuantas lágrimas cruzaran mi rostro y el dolor del impacto sobre mi pierna me impidió levantarme.

    —Mira Antonio, lo que hiciste, ¡me acompañaras a la dirección ahorita mismo!

    —Pero maestra ¡mi papá va a matarme por eso!— Hubo algo de temor en su voz, que nadie presto atención.

    —Eso debiste de pensarlo antes de agredir a tu compañero ¡vámonos a la dirección! Los demás por favor ayuden a Isaac a levantarse.

    Pronto mis compañeros se reunieron junto a mí y me ayudaron a levantarme, aunque continuaba el dolor en mi pierna, me dolía más el hecho de que por ser diferente eran así conmigo. Y no podía dejar de pensar en que ¡si yo fuera igual a los demás, nada de esto pasaría!

    —No llores.

    Él no debió de aventarte así.

    —Es que él se aprovecha que es más grande.

    Pensé en Antonio por un momento, ese niño grande, gordo, que nos presume su tenis de marca, sus colores caros, el niño que siempre llega a la escuela con sus pelos parados y es también el niño matón al que muchos niños no quieren tener por amigo.

    El día continuo sin ningún otro incidente, nadie me volvió a decir nada del asunto, bueno ni de eso ni de ninguna otra cosa; ya que como dije en un principio, prácticamente ningún niño quería jugar conmigo.

    A los pocos minutos llego mi mamá pues le avisaron del incidente de inmediato.

    —Ya suspendimos tres días a Antonio, señora.

    —Espero que no vuelva repetirse algo como esto.

    —Le aseguro señora, que esto no volverá a pasar.

    Mi mamá me llevo a casa, para revisarme la pierna. Un rasguño era todo lo que había.

    —Qué bueno que no fue a mayores.

    —¿Por qué solo son así conmigo?

    Mi madre procedió a darme un fuerte abrazo, mientras acariciaba mi cabeza con mucha ternura.

    —Hay niños que son crueles con los demás, porque tienen inseguridad y muchas veces envidia.

    —¡¿Envidia?!

    —Aunque no lo creas, claro que puede de tenerte envidia.

    —¿Pero, de qué?

    —Bueno, tú eres un niño muy tierno, muy noble, caes muy bien y sobre todo eres muy inteligente.

    Las palabras de mamá me hicieron pensar, Antonio vería algo en mí que yo no había visto, que hacía que le diera envidia y que por

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