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Historia del fútbol: De juego simple a espectáculo complejo
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Libro electrónico273 páginas3 horas

Historia del fútbol: De juego simple a espectáculo complejo

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El fútbol es un asunto muy serio para un gran número de personas. Tan grande que merece el máximo respeto. Mueve, además, fortunas de dinero, afecta desde al urbanismo a la educación o a la formación de valores. Es utilizado como sistema de propaganda, representa identidades, desde nacionales a locales o regionales, ha podido ser cómplice de regímenes totalitarios o Estados policiales, provoca conflictos sociales, proporciona identidad a grupos marginados o dominantes, es motivo de alabanzas, es denostado, se le ama, se le odia, se le escriben poemas, proclamas, novelas, películas, obras de arte. Es un culto, una religión, sus jugadores son dioses, marcan la moda… nos rodea, nos influye, nos condiciona. Pero sobre todo, es el espejo en el que se refleja la sociedad. Toda esta complejidad hace que su historia sea apasionante. Difícil de abordar, más allá de la anécdota, y difícil de interpretar; en definitiva, un reto. No podemos entenderlo si no asumimos que es un hecho social total, y desde el punto de vista histórico no podemos desvincularlo de su contexto global ni ignorar los componentes que lo definen y lo han ido construyendo desde finales del XIX hasta convertirlo en el mayor fenómeno de masas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 may 2023
ISBN9788413526874
Historia del fútbol: De juego simple a espectáculo complejo
Autor

Teresa González Aja

Catedrática emérita de Historia y Política del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Directora de la revista Materiales para la Historia del Deporte. Ha sido fundadora y directora del grupo “Investigación social y técnicas aplicadas a la actividad física y el deporte”, de la UPM. Fundadora y directora del grupo de innovación educativa Areté, de la UPM. Miembro del colegio de fellows del CESH, del que ha sido presidenta. Miembro del Consejo del ISHPES desde su fundación hasta 2022. Ha sido directora del Departamento de Ciencias Sociales de la Actividad Física, el Deporte y el Ocio, y subdirectora del INEF, en concreto directora de Investigación y Documentación. Ha formado parte de diversas comisiones de ANECA, tanto en acreditación de profesores como en acreditación de títulos. Sus áreas de investigación y publicaciones se desarrollan en tres líneas: historia y política del deporte, representación artística del deporte e innovación educativa. También han sido objeto de sus publicaciones las figuras de algunos de los nombres propios del deporte, como Coubertin o Mercurial, y alguno de los temas más controvertidos, como los toros y la figura del torero. Sus casi 100 publicaciones han sido traducidas a diferentes idiomas tales como inglés, alemán, portugués, italiano, japonés y catalán.

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    Historia del fútbol - Teresa González Aja

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    Índice

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO 1. DE LOS JUEGOS DE PELOTA AL DEPORTE DEL FÚTBOL

    CAPÍTULO 2. INGLATERRA: CUNA DEL FÚTBOL

    ‘La batalla de Waterloo se ganó en los prados de Eton’

    La Escuela de Rugby y Thomas Arnold

    La Freemason’s Tavern

    La fundación de la Football Association

    El ocio obrero: el fútbol como solución

    Un pase decisivo: del dribbling game al passing game

    El aficionado y el profesional

    Fútbol o femineidad

    Las munitionettes

    CAPÍTULO 3. A LA CONQUISTA DEL MUNDO

    Primeros pasos en España

    La masculinidad amenazada

    Desarrollo del movimiento asociativo

    Necesidad de organizarse

    CAPÍTULO 4. LA GUERRA: EL GRAN PARTIDO

    Las leyendas del fútbol en las trincheras

    Los campos de concentración

    La vuelta a la normalidad. ¿Se puede jugar contra los que se ha luchado?

    CAPÍTULO 5. LA POLITIZACIÓN DEL FÚTBOL

    El fútbol se emancipa de los Juegos Olímpicos: la creación de un campeonato internacional

    Mussolini, primo sportivo d’Italia

    A Hitler no le gusta el fútbol

    Una Copa del Mundo olvidada

    CAPÍTULO 6. UNA EUROPA COMÚN...DEL FÚTBOL

    UEFA: Union des Associations Européennes de Football

    La Copa de Europa

    Un espacio europeo paralelo

    Un binomio inseparable: la Copa de Europa y el Real Madrid

    El Madrid pierde su hegemonía: el Benfica

    Milán: una ciudad con dos campeones y Helenio Herrera

    CAPÍTULO 7. LA REVOLUCIÓN VIENE DE SUDAMÉRICA

    El fútbol latinoamericano

    El Mundial de Uruguay

    El paso al profesionalismo

    El desafío a la FIFA

    Argentina y Brasil fascinan al mundo

    CAPÍTULO 8. HACIA EL FÚTBOL TOTAL

    Rinus Michels

    Johan Cruyff

    El liberalismo holandés frente a la disciplina alemana

    Dos Estados gemelos y rivales

    CAPÍTULO 9. EL FÚTBOL DE TODOS

    La televisión

    Fútbol femenino

    El público

    CAPÍTULO 10. DE ORGANIZAR A GANAR EL MUNDIAL: 1982-2010

    España organiza el Mundial

    La Quinta del Buitre

    El Dream Team

    México 1986: la mano de Dios

    Globalización-comercialización

    España gana el Mundial

    A MODO DE CONCLUSIÓN

    BIBLIOGRAFÍA

    NOTAS

    Teresa González Aja

    Catedrática emérita de Historia y Política del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Directora de la revista Materiales para la His­­toria del Deporte. Ha sido fundadora y directora del grupo Investigación social y técnicas aplicadas a la actividad física y el deporte, de la UPM. Fun­­dadora y directora del grupo de innovación educativa Areté, de la UPM. Miembro del colegio de fellows del CESH, del que ha sido presidenta. Miembro del Consejo del ISHPES desde su fundación hasta 2022. Ha sido directora del Departamento de Ciencias Sociales de la Actividad Física, el De­­porte y el Ocio, y subdirectora del INEF, en concreto directora de Investigación y Documentación. Ha formado parte de diversas comisiones de ANECA, tanto en acreditación de profesores como en acreditación de títulos. Sus áreas de investigación y publicaciones se desarrollan en tres líneas: historia y política del deporte, representación artística del deporte e innovación educativa. También han sido objeto de sus publicaciones las figuras de algunos de los nombres propios del deporte, como Coubertin o Mercurial, y alguno de los temas más controvertidos, como los toros y la figura del torero. Sus casi 100 publicaciones han sido traducidas a diferentes idiomas tales como inglés, alemán, portugués, italiano, japonés y catalán.

    Teresa González Aja

    Historia del fútbol

    De juego simple a espectáculo complejo

    Diseño de cubierta: PABLO NANCLARES

    © Teresa González Aja, 2023

    © Los libros de la Catarata, 2023

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 20 77

    www.catarata.org

    Historia del fútbol.

    De juego simple a espectáculo complejo

    isbne: 978-84-1352-687-4

    ISBN: 978-84-1352-703-1

    DEPÓSITO LEGAL: M-11.400-2023

    thema: JHBS/SCX/SFBC

    impreso por artes gráficas coyve

    este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.

    Introducción

    Un libro sobre la historia del fútbol constituye un desafío, sobre todo si no se pretende escribir una obra sobre la maravillosa historia de los triunfos de un club o de alguno de los grandes jugadores o, incluso, de aspectos más escabrosos como los enfrentamientos de los clubes o su economía. Existen infinidad de textos que recogen las hazañas del fútbol, récords, estadísticas, relatos novelados, de anécdotas, de momentos importantes, libros-testimonio dictados a periodistas o libros de grandes amantes de este deporte que vuelcan su pasión en esas páginas.

    Estas obras suelen ir acompañadas de imágenes y están escritas en un lenguaje que pretende facilitar la lectura; están más en la línea de agradar al lector recordándole las hazañas de su club o de sus héroes o, en ocasiones, provocar. Son libros que pretenden llenar un espacio, de recuerdos del fútbol y que, hoy en día, se hacen cada vez menos necesarios debido a las redes que, obviamente, están más actualizadas, ya que añaden datos a medida que estos se producen. Existen páginas de los organismos oficiales, como la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) o las de los clubes, en las que ya no tenemos que leer cómo fue un partido, sino que la descripción de las jugadas queda suplida por la visión del partido.

    Tampoco pretendemos hacer un texto académico; no es un libro de investigación que persona el objetivo de aclarar algunos de los dilemas, que no son pocos, a los que se enfrenta la historia de este deporte. Existen ya, afortunadamente, obras que tratan muchos de esos aspectos de modo riguroso. La historia del fútbol despierta cada vez más el interés de investigadores que se enfrentan seriamente a la problemática planteada por un fenómeno de tan enorme magnitud. No son, necesariamente, aficionados a este deporte. Como en el estudio de cualquier otra materia, no es necesario que seamos aficionados de esa materia, sí es necesario que nos apasione su problemática, sus implicaciones, para abordarla. Obviamente podemos sentir rechazo hacia la guerra o la peste y no por ello quedamos invalidados para su investigación. Si ese fuese el caso, probablemente serían temas de los que nadie se ocuparía. Pero además en el fútbol ese distanciamiento puede ser incluso una ventaja, el fútbol despierta emociones que pueden dificultar la objetividad, y así encontramos textos muy rigurosos, donde se han evitado temas importantes, de modo voluntario o inconsciente, ya que el autor confiesa abiertamente su pasión por la materia o, especialmente, por ese club.

    ¿Qué pretendemos entonces? Sencillamente, dar una visión panorámica sobre la historia del fútbol, obviamente no de modo exhaustivo; sería bastante soberbio por nuestra parte pretender escribir la historia del fútbol.

    El fútbol es un asunto muy serio para un gran número de personas, por lo que merece el máximo respeto. Además, mueve masas, dinero, afecta al urbanismo, a la educación, es utilizado como sistema de propaganda, representa las identidades nacionales y regionales, es cómplice con los regímenes totalitarios o los Estados policiales, provoca conflictos sociales, proporciona identidad a grupos marginados o no, es motivo de alabanzas, es denostado, se lo ama, se lo odia, se le escriben poemas, grandes frases, novelas, cine, obras de arte, es un culto, una religión, sus jugadores son dioses, marcan la moda…, nos rodea, nos influye, nos condiciona. Es espejo y reflejo de la sociedad.

    Esa complejidad hace que la historia del fútbol sea apasionante. Difícil de abordar, más allá de la anécdota, y difícil de interpretar, en definitiva, como hemos dicho, un reto. No podemos entenderlo si no asumimos que es un hecho social total; desde el punto de vista histórico, no podemos desvincularlo de su contexto global y tampoco podemos ignorar los componentes internos que lo definen.

    La historia del fútbol es relativamente reciente y, sin embargo, se ha desplegado a través de los cinco continentes, cada uno de ellos tiene su historia particular, lo mismo que cada uno de los países, cada una de las regiones, cada una de las ciudades, cada uno de los pueblos. Todos tienen su historia de su fútbol. Por eso se ha hecho muy difícil la selección de lo que se debía contar; hay importantes ausencias, somos conscientes, pero establecer unos límites, en este caso, era imperativo.

    Solo podemos decir que son todos los que están, pero no están todos los que son; a estos últimos mis disculpas y la promesa de darles el espacio que merecen en cuanto sea posible.

    Capítulo 1

    De los juegos de pelota al deporte del fútbol

    El fútbol, tal como lo conocemos hoy, nació a finales del siglo XIX en Gran Bretaña y desde ahí se expandió al mundo entero constituyendo el fenómeno deportivo que conocemos en la actualidad. Su aparición significó un importante cambio en los juegos de pelota que se habían desarrollado hasta entonces. Eran juegos tradicionales, populares, que se jugaban en todo el mundo y que hundían sus raíces en periodos históricos muy lejanos. Estos juegos adoptaban muy diversas formas, que variaban de unos a otros lugares, carecían de unas reglas permanentes, incluso a veces ni siquiera las tenían. Pero estos juegos, su presencia, ha hecho que muchos cronistas o historiadores, tratasen de establecer el juego de pelota de su región o de su país, como antecedente del fútbol debido a la importancia que este deporte ha adquirido. La paternidad del fútbol ha sido uno de los temas, mejor diríamos sigue siendo, más discutidos.

    Los juegos populares de pelota, a muchos de los cuales se adjudica como decimos la paternidad del fútbol, aparecieron en todas las culturas. No siempre sabemos el porqué de ellos, generalmente se inscriben en la esfera de lo mágico o religioso, como los juegos de pelota maya, que constituían una ceremonia religiosa de gran importancia. La pelota, golpeada con los hombros, los codos o las nalgas, debía pasar de un campo a otro, pintado uno de color oscuro y otro claro, garantizando con ese desplazamiento ni más ni menos que la continuidad del tiempo, ya que el lado claro simbolizada el día y el oscuro la noche y la pelota en continuo movimiento el tiempo. Idéntico objetivo tenían las carreras de los tarahumaras, en las que iban empujando una bola mientras corrían. Estas carreras, que llegaban a durar 72 horas, también eran realizadas por las mujeres, aunque su duración era menor, 48 horas, y en vez de una bolita, empujaban un aro con una varilla. El juego sería, por lo tanto, un rito mágico, vinculado a la fertilidad y en el que el objeto redondo simbolizaría el sol.

    Otras culturas, como la china o la egipcia, cuentan también con juegos de pelota y, en concreto el kemari, juego de pelota japonés, es considerado, en muchas ocasiones, como el origen del fútbol, aunque sin demasiada base científica. No obstante, el hecho de que se dé a la pelota con el pie ha hecho esta teoría atractiva, aunque el parecido sea solo ese. En el kemari el objetivo esencial era mantener la pelota el mayor tiempo posible en el aire, al igual que el juego de pelota mesoamericano, aunque desde luego tampoco se puede establecer una relación entre ambos juegos. En este interés por los orígenes de los diferentes juegos, al kemari se lo vincula con el juego chino del cuju, que a su vez pasaría por lo tanto a ser el abuelo del fútbol. Como en el caso de los tarahumaras, también tenemos constancia de la participación femenina en este juego y lo mismo ocurre en Egipto, en Grecia o en Roma, donde, si bien no en el mismo nivel que los hombres, sí podemos localizar diversas actividades deportivas practicadas por las mujeres, además de los juegos de pelota que ocupan un lugar destacado. Así, en la Ilíada de Homero, en su canto VIII, se describe cómo Nausícaa juega a la pelota con otras muchachas con las que ha ido a lavar la ropa y, cuando están esperando para que se seque, pueden dedicarse a ese juego, es una ocupación que aparece ligada al ocio femenino deportivo por primera vez.

    Mención especial merece por su importancia esta obra homérica. Constituye uno de los textos básicos de la historia del deporte, ya que en él se nos relata, también por primera vez, las razones por las cuales el hombre realiza actividades que, no sin anacronismo, llamamos deportivas. Los griegos nos hablan de la práctica atlética como un medio, junto con la guerra, para conseguir la areté, que es la máxima recompensa que se puede obtener a través de la victoria en cualquiera de esas ocupaciones. Este concepto, areté, de difícil traducción para nosotros, sería la fama, la virtud. Obviamente, esa fama, como en la actualidad, es cambiante, depende de los valores de las diversas épocas, pero tanto en el mundo griego como en la actualidad, la victoria deportiva es uno de esos valores sociales que permiten conseguir fama y ser apreciado socialmente.

    Los griegos, con sus diversos juegos de pelota y la introducción de estos, a través de las colonias en el mundo romano, han sido considerados (también) como los ancestros del fútbol o, sobre todo, del balonmano, ya que es más común jugar a la pelota con la mano, o incluso del hockey, puesto que hay un relieve¹ donde unos jóvenes parecen golpear una pelota con un palo curvo. No obstante, en todos los casos resulta difícil demostrar su transmisión a los deportes modernos. La práctica de estos juegos nos resulta conocida gracias a las diversas imágenes o, incluso, en ocasiones, textos, aunque la descripción, si es que existe, suele ser muy parca por lo que nos resulta complicado saber en qué consistían más allá del mero gesto. En realidad, lo que se suele hacer es asimilar esos juegos a deportes contemporáneos sobre la base de una imagen parecida.

    Prácticamente todos los pueblos pueden reivindicar ser el origen del fútbol si consideramos que el hecho de jugar con una pelota es suficiente para adjudicar la paternidad. Sin embargo, es difícil demostrarla. Un caso paradigmático lo constituye el calcio florentino. Este juego, que llega a dar nombre en Italia al fútbol contemporáneo, poco o nada tiene que ver con el mismo, más allá de la utilización de una pelota para su práctica. En el juego medieval el equipo estaba compuesto por 27 jugadores distribuidos del siguiente modo: 15 delanteros colocados en grupos de cinco como el cinco de un dado. Detrás de estos estarían otros cinco alineados y detrás de ellos, otros cuatro, que cubrirían los huecos que aquellos dejasen. Por último, tres jugadores que se ocuparían de su portería, que era una tienda de campaña. Lo cierto es que era un juego terriblemente violento. El deporte es un espejo de los usos y costumbres de la sociedad, y estamos en un momento en el cual uno de los espectáculos más populares son los torneos, por lo que los juegos de pelota se pueden relacionar claramente con ellos en lo que a la idea de pelea se refiere.

    Resulta difícil, por tanto, vincular estos juegos, cuyas reglas, intencionalidad e incluso motivación (cuando nos han llegado) son muy diversas del fútbol, a este deporte. Podríamos decir que lo único que los une es la pelota, no podemos rastrear su evolución hacia el deporte moderno ni establecer un enlace entre ellos.

    Entre los que podríamos considerar como los primeros investigadores de la historia del deporte, el juego al que se le ha adjudicado en mayor medida la paternidad del fútbol es a la soule. Así lo consideró Jean-Jules Jusserand, embajador de Francia en Washington entre 1901 y 1924 en su obra de referencia Les sports et jeux d’exercice dans l’ancienne France, o Jules Rimet, presidente de la FIFA de 1921 a 1954.

    Juego popular, su desarrollo era bastante simple, se trataba de llevar una pelota, del tamaño de una cabeza, rellena de salvado o heno, o hecha de mimbre, hasta un lugar convenido, momento en el cual terminaba el encuentro. Se podía golpear con los pies o como fuese, es decir, sin importar los medios. Las carreras y la fuerza eran lo más efectivo. Es decir, un verdadero combate, al que no eran ajenos los espectadores que no dudaban en darse, en ocasiones, al vandalismo destruyendo molinos, vallados o represas que eran quemados o arrancados. Esto hacía que no faltasen importantes accidentes, incluso tenemos constancia de algún muerto. Obviamente era un juego prohibido por su brutalidad y porque si el pueblo jugaba, no trabajaba u oraba, que eran sus dos misiones. Las prohibiciones de su práctica vendrán por parte de aquellos que tenían poder para imponerlas: la Iglesia y los nobles. Ambos estaban intranquilos, porque si los campesinos o los artesanos jugaban, abandonaban las funciones que ellos consideraban que eran sus obligaciones. Esto era una importante preocupación debido a la larga duración de los partidos, ya que no se fijaba un tiempo determinado, podía durar desde unas horas hasta varios días. Los límites del terreno también eran variables, pudiendo oscilar mucho, ya que se podía jugar en el mismo pueblo (solteros contra casados), una pradera o bien la distancia entre dos pueblos si enfrentaba a equipos formados por habitantes de parroquias rivales, e incluso ser modificado durante el encuentro. El lugar donde se debía depositar la pelota era muy variado, podía ser desde una charca a una simple pared o la puerta de una iglesia. Tampoco existía un número establecido de jugadores, pudiendo ser distinto en cada uno de los equipos, y las reglas eran muy variadas, ya que no se sustentaban sobre un reglamento, sino sobre la costumbre de cada uno de los lugares en donde se practicaba, esto llegará hasta el siglo XIX en Normandía y en Bretaña.

    La celebración de estos encuentros estaba vinculada a las festividades religiosas, por lo que en ciertos lugares se jugaba solamente una vez por año. Estas diversiones, mal aceptadas por las autoridades, se convierten en costumbre. Así, en 1540, en Chester, los zapateros se enfrentaban a los pañeros el Martes de Carnaval con un balón llamado foutbale y, en Corfe Castle, los marmolistas se enfrentaban en los tres días previos a la Cuaresma. Los diferentes gremios se enfrentan, por lo tanto, una vez al año en los centros urbanos. Son juegos vinculados a la religión, algo muy común en todos los juegos populares independientemente de la cultura a la que nos refiramos.

    Capítulo 2

    Inglaterra: cuna del fútbol

    Los historiadores, especialmente los ingleses, acostumbran a coincidir en establecer el origen de este deporte en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. Es cierto que en esos momentos se puede hablar ya de este deporte con cierta propiedad y, sobre todo, se puede seguir su evolución hasta nuestros días, lo que constituye el elemento esencial para afirmar su paternidad, pero es difícil asumir una creación espontánea de este juego. Debemos reconocerle, al menos, su inspiración en juegos previos, siempre y cuando podamos demostrar que se ha dado algún tipo de vínculo. Es obvio que el fútbol no nació de la nada. Los juegos de pelota existían como juegos populares también en Inglaterra. Con un carácter rudo y practicados sin reglas escritas, casi todas las variaciones eran posibles. Esos juegos populares serán los que se transformen, no sin muchas dificultades, en los

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