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La sombra del librero
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Libro electrónico144 páginas2 horas

La sombra del librero

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Información de este libro electrónico

Marco huye de Roma tras haber cometido terribles atrocidades contra la iglesia, acabando con su antiguo poder oculto; aunque la Santa Sede le tenía más sorpresas preparadas. 
Una sorprendente beca de la Universidad de Madrid le servirá de excusa en su huida. Durante su corta estancia en ella, conocerá a una joven que lo cautivará y acompañará en sus nuevas y confusas aventuras; descubriéndole secretos ocultos de su niñez. Sospechando de su procedencia y a qué orden pertenece buscará respuestas en un enigmático libro.
Liderando a la nueva orden de la rosa recorre Madrid notando el peso sobre sus hombros. 
Escapando de esa responsabilidad y de su pasado comienza ese viaje buscando una vida 
nueva. La capital de España será el escenario de sus próximas y oscuras hazañas, en el cual, 
el Parque del Retiro se convertirá en su refugio. Donde un misterioso librero lo adentrará en su mundo y le hará vivir mil historias nuevas. Extrañas muertes teñirán de odio las noches del Retiro, donde unos dispares agentes intentarán resolverlos. 

IdiomaEspañol
EditorialLiam Ayers
Fecha de lanzamiento25 dic 2022
ISBN9798215125694
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    La sombra del librero - Carlos Marín

    Roma despertó en plena madrugada, algo quebró la oscuridad de la noche; alarmas y sirenas interrumpieron su paz.

    Las luces de los camiones del corpo nazionale dei Vigili del Fuoco iluminaban la ciudad, arrojando miles de destellos a su paso por la Via della Conciliazione en dirección al Vaticano. Una gran masa de humo empezaba a cubrirla, mezclada entre tinieblas, caos y confusión. Se intuía un enorme incendio cuyo resplandor abarcaba el horizonte, alteraba la noche y perseguía sus sombras como si se tratara de una danza macabra.

    Tras una larga noche de incertidumbre, la mañana trajo una imagen desoladora: La majestuosa Ciudad del Vaticano había sido reducida a toneladas de escombros. La noticia de un posible atentado terrorista corrió como la pólvora por toda Roma. El eco de la información voló por todo el país y se extendió a todas las televisiones del mundo; donde la gente las miraba sin pestañear, incrédulos y asustados por la atrocidad y magnitud del suceso.

    Marco, encerrado en su habitación del internado Cervantes, oía cómo la polizia locale di Roma hacía registros por todos los barrios de la ciudad.

    El pánico se apoderó de su cuerpo, su mente lo transportaba por sus historias del pasado cuando oyó la noticia de que la iglesia de Trastévere fue el lugar donde se inició una exhaustiva investigación. La descripción dada por el monaguillo del párroco Benedicto, lo describía perfectamente. La noche en la que Marco cometió el asesinato no era consciente de la magnitud que iba a coger todo aquello y recorrió sus calles lleno de odio y rabia, sin importarle ser visto; Aún a sabiendas de ser reconocido por transeúntes y antiguos vecinos.

    Todos aquellos actos terroristas de mayor o menor magnitud ejecutados en los últimos años terminaban en lugares de culto, y los agentes empezaron por registrar todas las órdenes anti eclesiásticas de la ciudad. Haciendo multitud de detenciones; aunque sin hallar ningún signo claro de su implicación.

    Aquellos asesinatos cometidos sobre varias personas en extrañas circunstancias no tomaron ninguna relevancia, hasta que el agente Facundo, antiguo compañero y amigo del agente Romeo, les relató todas las historias; incluida la de la rosa de los vientos, la que su amigo se había encargado de contar con pelos y señales el día que él le comunicó la muerte de su esposa.

    Marco, sintiéndose cada vez más rodeado por las noticias que le iban llegando, intentó poner distancia en su implicación, la sensación de haber acabado con todos los pozos y su poder hizo que pensara en emprender una nueva aventura fuera de su país. Aunque la duda siempre viajaría con él. Una pregunta golpeaba constantemente sobre su mente.

    ¿Seguirán teniendo líquidos en sus conventos para revivir más almas?

    La incertidumbre pesaba sobre sus hombros. Mientras más preguntas castigaban su ya maltrecha cabeza.

    Si había en París, ¿por qué no puede haber en otras ciudades?

    Solo pensar en un mundo lleno de pozos, manando su poderoso líquido, le hacían entrar en estado de pánico.

    Tan solo la idea de una nueva vida, alentada por los ánimos de su amigo Federico, hacía que pudiera relajarse y pensar en que todo había acabado.

    Decidido, el día antes de partir, visitó Tívoli y la Via Espoleta. Miles de recuerdos volvieron a su cabeza, fotos y adornos hicieron caer docenas de lágrimas por sus mejillas. Demasiados recuerdos por el suelo seguían marcando lo que allí fue sucediendo. Recorriendo sus habitaciones Marco fue haciéndose cada vez más fuerte, creando varios incendios que lo destruyeran todo por completo, eliminando cualquier prueba que allí se pudiera encontrar para poder incriminarlo a él, o a la orden de la rosa. Dejando todo aquel mal atrás se dirigió en busca de su amigo.

    Su nueva vida en Madrid le estaba esperando; expectante y nervioso marchó hacia su nuevo destino, que le haría pasar página y olvidarse de su pasado.... ¿o no?

    1.

    —Les habla el piloto del Boeing 747 —retumbó una voz aguda sobre sus cabezas —. En breves instantes empezaremos la maniobra de aproximación al aeropuerto de Barajas. El tiempo en Madrid es de veintiocho grados, el cielo está despejado y sopla un viento del noreste de ocho metros por segundo. Hora aproximada de llegada...

    Acomodado sobre su asiento, Federico observaba la diminuta ciudad que tomaba forma bajo sus pies; su rostro sonriente lo acompañaba como casi siempre.

    Emocionado, dejó de prestar atención al piloto para despertar a su amigo con un fuerte codazo. Este, con una mirada desafiante, procedió a estirarse, dispuesto a conocer su nuevo destino.

    Tras el atentado en Roma, los dos decidieron aceptar la sorprendente beca de atletismo que les ofrecía la Universidad de Madrid. Federico, que durante los últimos años en el internado Cervantes de Roma se había convertido en el mejor y casi único amigo de Marco, se obstinó hasta que logró convencerle.

    —Te mereces una vida nueva —insistía una y otra vez—. No tienes porqué cargar con esta pena y responsabilidad para siempre.

    Mientras, Marco lo miraba con cara de <>.

    Un más que arreglado señor los recibió a su llegada; la impoluta americana negra así lo indicaba. Un gran bigote cubría su rostro, aunque no impedía adivinar la sonrisa que había debajo. Antonio era alto, robusto y de tez morena.

    Después de presentarse debidamente como rector de la universidad, los saludó emocionado; aún no terminaba de creerse que dos superpromesas del atletismo italiano aceptaran su propuesta.

    Aunque desconoce que detrás de aquella aceptación, se esconde algo más.

    Los primeros días fueron muy duros para Marco, no dejaba de pensar en todo lo sucedido. El recuerdo de sus padres viajaba con él; haciendo que su mente reviviera cada momento de dolor y sufrimiento que soportaron en manos de aquellas luces. Las madrugadas se hacían eternas entre sueños y ruidos que lo mantenían alerta.

    Como cada noche se miraba su mano, su muñeca seguía portando aquella marca, aunque aquel símbolo parecía languidecer. Ya no tenía aquella viveza y brillo de tiempo atrás, dejó de emitir destellos y su fuerza pareció desvanecer.

    Los paseos por el campus se convirtieron en una rutina antes de irse a dormir. Caminar por la oscuridad seguía manteniéndolo vivo, ver todas aquellas luces a lo lejos, iluminando la ciudad, le hacían volver a imaginar mil historias nuevas, alimentando su mente, la conservaba despierta y alejada de todo tiempo pasado.

    Una nueva vida pasaba por su cabeza; poder huir sin tener que mirar atrás, pensar en un futuro diferente, un futuro que cobraba vida por primera vez.

    Hasta que una noche, los ruidos se colaron por su ventana; ráfagas de viento golpeaban las cortinas haciéndolas volar hasta el techo. Las sombras parecían ocupar el lugar, las luces parpadeantes rebotaban por las paredes abalanzándose sobre él. En un ataque de pánico salió huyendo por los silenciosos pasillos, agitando los brazos corrió sin rumbo por cada rincón que se encontraba a su paso, cuando una voz conocida le llamó la atención.

    — ¿Dónde vas con tanta prisa? —dijo Federico mientras se acercaba hacia él.

    Marco, tembloroso, lo miraba sin pestañear, como si estuviera fuera de sí. Tras unos eternos segundos pareció volver a la vida. El lugar estaba en calma, el silencio reinaba en los largos y desiertos pasillos, solo la silueta sonriente de su amigo se divisaba observando a lo lejos.

    >>Federico siempre fue consciente del dolor de la pérdida de sus padres, y lo que eso debía suponer; aunque no dudaba de su fuerza y valentía. Sobre todo, después de sus confesiones la noche antes de partir hacia Madrid; donde Marco le contó con todo lujo de detalles las hazañas y asesinatos que cometió bajo el nombre de la rosa. Sabía que era el nuevo líder de esa orden y que había estado acabando con antiguos poderes ocultos en la iglesia. Y que tal vez, siempre fuera perseguido por eso.

    Los recuerdos volvieron a su cabeza, y las pesadillas se adueñaron de sus noches.

    Las últimas noticias antes de partir volvieron a su mente; el eco de las televisiones, radios y diarios le sumían en un profundo insomnio, que agitaba sus madrugadas con violencia.

    >>Roma ha sido víctima de unos macabros y terribles atentados, que han castigado con dureza la ciudad; donde varios Conventos han sido atacados, destruidos con gran parte de sus religiosos dentro. Aunque el peor ataque ha sido llevado a cabo en la Ciudad del Vaticano, que ha quedado totalmente arrasada, destruida; desde la Basílica hasta el obelisco, quedando íntegramente derruida. Montones de escombros sustituyen su imponente presencia. Enormes socavones dejan entrever parte de sus antiguos cimientos, dejando al descubierto lo que allí abajo se escondía.

    >>Unas magníficas ruinas, donde tumbas y mausoleos han quedado destrozados por completo. La necrópolis repleta de símbolos da paso a decenas de túneles y pasadizos que se intuyen que eran secretos.

    >>Por el momento se desconocen los autores de los hechos, aunque se atribuye a algún grupo terrorista. Varias personas están siendo identificadas por conductas sospechosas, procediendo a multitud de detenciones.

    Las noticias no dejaban de hablar de nuevas pistas y nuevos sospechosos cada día.

    >>Aunque la noticia que esperaba Marco con recelo, era la lista de víctimas; que cada vez que encontraban un cuerpo entre los escombros, la actualizaban, él esperaba oír el nombre de varios civiles; el del arqueólogo Enzo y el agente Romeo. Pero eso nunca sucedió, solo había víctimas de la iglesia y del cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia.

    >>La duda de si lo estaban tapando, o que simplemente no los hallaron, le estaba corroyendo.

    >>Marco, asustado por aquellas noticias de varios sospechosos identificados, decidió refugiarse en el internado; pero el pensar en los pasadizos que escondía la necrópolis le ponían nervioso. Era consciente de que su abuelo Francesco, consiguió huir por uno de ellos la tarde de su: <> en aquel pequeño derrumbamiento que sepultó a sus dos compañeros.

    >>Solo pensaba, que, igual que él pudo repetir la huida años después por uno de aquellos mismos pasadizos mientras el Vaticano caía como cual dominó, alguien más pudo hacerlo aquella noche. La idea no dejaba de rondarle la cabeza, de imaginar que hubiera supervivientes que salieron tras él y que nunca dejarían de buscarlo. Llegado a ese punto, aquella beca y una nueva vida como le

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