Cuentos de sexo para mujeres: Una colección para adultos llena de deseos ardientes, tríos excitantes, mujeres maduras y vírgenes, dominación, BDSM, orgías, sexo anal salvaje y tus fantasías lésbicas y de cornudos favoritas.

Por Paige Harper

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Historias de sexo para mujeres está repleto de aventuras sexuales que te harán sentir caliente y excitada.

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Con historias ardientes de tríos, mujeres maduras, dominación, orgías y mucho más, sin duda habrá algo para todos los gustos, sea cual sea tu fantasía.

Recuéstate, relájate y deja que estas historias hagan todo el trabajo por ti. Con esta narración suave y sensual, sentirás cómo la excitación te invade todo el cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los pies.

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• Idioma: Español
• Editorial: Publishdrive
• Fecha de lanzamiento: 2 feb 2023
• ISBN: 1915470897

Vista previa del libro

Cuentos de sexo para mujeres

Una colección para adultos llena de deseos ardientes, tríos excitantes, mujeres maduras y vírgenes, dominación, BDSM, orgías, sexo anal salvaje y tus fantasías lésbicas y de cornudos favoritas.

Paige Harper

Copyright © 2022 by Paige Harper

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This book is a work of fiction. Any resemblance to persons, living or dead, or places, events, or locations is purely coincidental.

Contenido

1. Una noche orgásmica en Las Ramblas

2. El vino sabe mejor con los años

3. Clase de penetración

4. Chispas y sumisión

5. Una sumisión al placer

6. ¿Qué es una despedida de soltera sin pollas?

7. Ana ama el anal

8. Explorando a Edith

9. El cornudo de Chrystal

10. Fantasía realista

Palabras finales

Una noche orgásmica en Las Ramblas

Las Ramblas, una de las calles más bellas de Barcelona y de toda España, en una tarde de finales de verano y con la puesta de sol como telón de fondo, eran tan hermosa como pocas cosas en la vida.

La ciudad estaba en todo su esplendor; el vendedor de flores se encontraba junto a la acera; una tienda de arte exponía hermosos cuadros; el Cafè de l'Òpera se hallaba a un kilómetro y medio; los árboles se mecían suavemente con la brisa del atardecer. Janice contempló todo esto mientras paseaba por la encantadora calle.

Pero, para Janice, lo más hermoso de aquella tarde no era la calle en todo su esplendor. No era la forma en la que los árboles a su alrededor bailaban con la brisa del atardecer ni el encantador aroma que desprendían las flores de la acera. No, ni siquiera era la emoción de ver a la muchedumbre, en su mayoría turistas, filtrándose por la calle en dirección a la Plaza para degustar lo mejor que España podía ofrecer.

Era Miguel, un músico, quien caminaba por la acera junto a ella con una sonrisa amable. Miguel, que hacía menos de dos horas le había hecho sentir un hormigueo de deseo con solo cantar y tocar su instrumento. Un español al que nunca había visto antes la había invitado a su casa. Y ella no había dudado en aceptar.

Su corazón se agitó ante lo que la noche seguramente le depararía. Janice le echó un vistazo, admirando su cuerpo esbelto y su espesa melena oscura, que le caía en capas a los lados de la cara.

Pronto llegaron al apartamento de Miguel, que no estaba lejos de la plaza, y este introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta. Janice observó la casa. Estaba perfectamente organizada, justo como a ella le gustaba. Artísticos sillones y sillas giratorias acompañaban a un solitario sofá semicircular. Algunos instrumentos musicales estaban apilados en un rincón. Una sección separada hacía las veces de cocina. Dos puertas situadas en distintos lados de la habitación, una de ellas ligeramente entreabierta, daban a un dormitorio.

Siéntase como en su casa, señora Janice, dijo Miguel, dejando caer su guitarra.

Espera, dijo Janice, no la dejes todavía. Quiero oírte cantar y tocar otra vez, si no te importa.

Miguel lanzó una mirada inquisitiva a Janice y luego sonrió.

Muy bien, señora. Por favor, siéntese.

Ella se sentó en el sofá. Miguel se sentó cerca y se dispuso a tocar. Ella se recostó, con la cabeza apoyada en el codo, y una sonrisa se dibujó en sus mejillas cuando él comenzó a tocar.

Miguel inició con baladas populares. El ambiente era electrizante y Janice sintió un cosquilleo en la piel. Miguel, como si quisiera armonizar con el ambiente, cambió a canciones suaves y sensuales.

Los músculos del cuerpo de Janice se tensaron y su corazón empezó a acelerarse. Era otra vez esa sensación: lujuria. La hermosa melodía la inundó y se sintió como si él la estuviera tocando. Los ojos de Miguel no se apartaban de los suyos. Tenía esa sonrisa confiada, como si supiera lo que le estaba haciendo. Ella apretó las piernas. Sintió un dolor en su interior y su coño se humedeció.

La voz sonora de Miguel alcanzó un hermoso crescendo y Janice se ruborizó al contemplar su larga melena y los ángulos de su rostro.

Entonces, ya no pudo controlarse.

Miguel, para, por favor, le suplicó.

Él dejó de tocar, mirándola con curiosidad.

Janice se levantó del sofá y fue hacia él. Con mucho cuidado, le quitó la guitarra de las manos. Su proximidad hizo que sintiera calor bajo la piel. Janice se sentó en su regazo y sus manos tocaron la firmeza de su pecho a través de la tela de la camisa. Luego, bajó la cabeza hacia la de él.

Sus labios se rozaron y un delicioso escalofrío la recorrió cuando la lengua de él acarició la suya. Las manos de Miguel recorrieron su espalda para luego dirigir la mano derecha hacia su cintura. La llevó hasta su cadera, acercándola, y ella arqueó la espalda, con el pecho y los senos rozándole el torso.

Comentarios para Cuentos de sexo para mujeres

[Dale Parker · Calificación: 5 de 5 estrellas]

El sexo en este libro es verdaderamente adictivo. Los personajes son intrigantes y empujan la mente del lector más allá de todos los límites.

[Darrel Gordon · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Que rico ! ! ! ! ! ! ! !

[Leslie Hanson · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Leì este libro todas las mañanas en el metro camino al trabajo... Era un compañero agradable para la emoción y las fantasías.??? En esas mañanas llegaba al trabajo esperando que mi boss quisiera tener sexo conmigo.