Armando y yo
Jun 22, 2022
4 minutos
Año 2069, ciudad metropolitana de Torrelodones. Un día más de trabajo, un día más de llamadas interminables, de horas y horas sentada en la silla de mi despacho, dándole la forma de mi generoso culo.
Mi cuerpo y mi mente pedían a gritos el confortable abrazo del hogar.
Llegaba cansada del trabajo, con los pies doloridos y las piernas hinchadas. No me gustaban mis piernas. Era lo que menos me gustaba de mi anatomía. Siempre fui rellenita, curvy como dicen ahora o jamona como decían antes. Mis caderas rotundas, mi pecho abundante, mi mirada cautivadora, sabía que eran mis mejores armas. Yo no era
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos