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Agua De Mar, Sal Marina Completa, Ormus: Remedios mágicos y universales
Agua De Mar, Sal Marina Completa, Ormus: Remedios mágicos y universales
Agua De Mar, Sal Marina Completa, Ormus: Remedios mágicos y universales
Libro electrónico255 páginas6 horas

Agua De Mar, Sal Marina Completa, Ormus: Remedios mágicos y universales

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Una informacón completa sobre los usos y los beneficios del Agua de Mar y de la Sal Marina Completa, con referencias a estudios clínicos y testimonios. Basado en la experiencia del autor en colaboracion con médicos y centros de salud en Latino-América. Completado y confirmado con el Manifiest a favor del Agua de Mar firmado por 50 médicos. En apendice se encuentra las informaciones necesarias referente a los Ormus.
IdiomaEspañol
EditorialYoucanprint
Fecha de lanzamiento19 ene 2023
ISBN9791221454086
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    Agua De Mar, Sal Marina Completa, Ormus - Piero Pellizzari

    Agradecimientos

    Mi aprecio por la sal marina integral y por el legado de René Quinton han comenzado a través de mi amigo André Deisser, ahora distribuidor para Bélgica de los productos Quinton isotónico e hipertónico, junto con otros suplementos. Agradezco al Dr. Gihad Hassan Katrib por su entusiasmo en comunicar sus enseñanzas. Agradezco al Dr. Ryke Geerd Hamer por el gran hallazgo de sus descubrimientos, por los cuales algún día la humanidad entera estará agradecida hacia él, y su bondad paternal para explicar sus conocimientos a sus estudiantes.

    Agradezco a Rosaria Zanetel Katrib, quien ha dado aliento directo e indirecto para la realización de este libro. También agradezco a mi hija Caterina-Yessenia por su lectura, y a mi esposa Imma por su apoyo constante. Agradezco a Francesca Salvador por la sugerencia de las integraciones de la segunda edición y a Heidy Rodriguez por la ayuda en redactar la tercera edición.

    Agradezco a Alberto Mineo, mi amigo constante, el compañero fiel de mis diversas actividades, quien ha supervisado el diseño y que, junto conmigo ha participado en los experimentos del Dr. Katrib.

    También agradezco especialmente a Claudia Lovato Beas quien ha facilitado todos los aspectos técnicos de la publicación, gracias a sus conocimientos de informática - además de su gran talento como cantante-.

    Introducción

    Tal vez mi interés por la sal se despertó durante mi infancia (entre los 6 y los 11 años de edad), cuando vivía en Egipto con mis padres, visitaba a menudo el Mar Rojo para disfrutar del agua cálida y salada del mar. O quizá tal vez haya sido porque después de mis carreras de ciclismo solía hacer baños relajantes en agua caliente con sal... Lo curioso es que yo ya estaba fascinado por el potencial de la sal marina, sin que alguien me lo hubiera explicado alguna vez.

    Tiempo después, tras haber crecido, he utilizado con éxito la sal para mí y para mis amigos en algunos casos de problemas de salud, introduciéndola también como parte de mis tratamientos.

    Un día, mi amigo André Deisser me presenta las enseñanzas y las experiencias de René Quinton. ¡ Fue amor a primera vista! Aunque Quinton haya fallecido tiempo atrás, al recordarlo aún me agrada físicamente, me gusta su persona, su manera de actuar, su pensamiento, sus escritos, al igual que su vida, su interés por Egipto, por los aviones...

    Quinton nos enseña que el agua de mar es la vida misma, que bien podría suplantar a la sangre en las transfusiones, lo cual podría eliminar el sistema de tráfico vampiro de la sangre. Incluso podría también sustituir a muchos fármacos, y con un costo económico casi nulo, con la consecuencia de grandes ahorros para el sistema sanitario nacional..

    Mi entusiasmo era tal que me puse a buscar maneras de participar en ensayos clínicos e investigaciones con su uso. Y coincidentemente, poco tiempo después, me encuentro con que en el mismo condominio donde vivo yo, habita un médico sirio, llamado Hassan Katrib Jihad, quien trata a sus pacientes utilizando muy pocos fármacos y confiando principalmente en la sal. Empiezo a frecuentarlo, y nos hacemos amigos. Lo elegimos como médico de familia. Al cabo de algún tiempo, empieza a apreciar mis conocimientos de naturopatía y me hace generosamente partícipe de sus experiencias, sus logros y sus investigaciones. Gracias a él puedo verificar en la práctica los maravillosos hallazgos de Quinton.

    Continuando mi proceso de aprendizaje, e impulsado por la búsqueda de lo simple y obvio, me encontré entonces atraído por la inteligencia bio-lógica de la naturaleza y del cuerpo físico: he sentido que la enfermedad es parte de un proceso de reacción inteligente y de curación de nuestro cuerpo, descubro a la vez con una sorpresa y entusiasmo indescriptibles la Nueva Medicina del Dr. Ryke Geerd Hamer que con una sencillez clara y científica, elucida aquellos programás biológicos que suscitan a las enfermedades. Hamer echa luz sobre todas aquellas zonas grises de la medicina. Luego, cuando me encuentro con él en persona y me doy cuenta de la importancia que atribuye a los baños en aguas tibias saladas, se concluye para mí el ciclo de confirmaciones respecto a los usos de la sal, y así es que nadie puede negar lo siguiente:

    ¡LA SAL (INTEGRAL MARINA) ES UN REMEDIO UNIVERSAL!

    ¡Gracias Quinton, gracias Katrib, gracias Hamer!

    [Nota sobre la precedente segunda edición italiana:

    La presente edición se ha ampliado con el añadido de: nuevos casos terapéuticos, la profundización de las aplicaciones terapéuticas, una entrevista a la doctora Wrastor y un capítulo acerca del silicio. También se han corregido algunos pequeños errores presentes en la primera edición]

    Primera Parte

    DESCUBRIMIENTOS

    1. En la historia

    La importancia dada a la sal se remonta a tiempos antiguos. En la tradición popular, se sabía que la sal era necesaria para mantener una alimentación saludable. Durante la Edad Media, en Francia (y probablemente también en otros países), en tiempos de guerra, tras haberse reducido el comercio y aumentado la dificultad de desplazamiento, en zonas alejadas de la costa, y con el fin de evitar raquitismo, retrasos en el crecimiento, los campesinos pobres solían comer o chupar piedras, o un poco de tierra con el fin de asumir minerales. La sal era un producto de lujo muy caro.

    Es de conocimiento corriente que aquella gente que habita cerca de las costas marítimas, suele tener mayor vitalidad que aquellos pueblos de montaña. También existe cierto dicho popular (italiano) que dice, referido a cierta persona de poca inteligencia: le falta sal en la calabaza.

    La disponibilidad y el dominio sobre la sal eran a menudo la causa de guerras. Basta decir que, hasta hace poco, en Etiopía el tesoro nacional de los emperadores consistía en reservas de bloques de sal, y no de lingotes de oro. Los soldados romanos, al principio eran pagados con dosis de sal, de ahí la palabra salario.

    En 400 a.C. Platón escribió: Los baños con agua de mar apartan todo el dolor humano; en el año 75 a.C., Plinio el Viejo, escritor y filósofo romano, ha reconocido a la sal como el más importante de los remedios humanos.

    Las cualidades terapéuticas de la sal han sido reconocidas oficialmente, en especial por el Islam: en el libro de los dichos de Mahoma, el profeta de los musulmanes, hay un verso que dice: La sal es el fármaco único y universal dado por Dios a los hombres. Los árabes, con el fin de expresar me siento saludable, dicen: ¡Estoy salado!. Incluso en los idiomas de origen latino, las palabras sal y salud tienen la misma raíz etimológica.

    El médico Inglés Richard Russell (1687-1759) fue el primer occidental en considerar a la sal marina como un medicamento. Escribe: Para tener una salud excelente, hay que beber agua de mar, bañarse en ella, comer todo aquello proveniente del mar en lo cual las virtudes marinas se hallen concentradas.

    2. René Quinton

    El biólogo francés Quinton (1867-1925) tiene el mérito de haber explicado científicamente, mejor que cualquier otro, las utilidades de la sal, consiguiendo aplicaciones médicas directas.

    Llegó a este hallazgo casi involuntariamente: su investigación sobre la temperatura corporal de los animales lo llevó, para su sorpresa, a observar dos cuestiones: primero, que la composición de la sal de los mares es siempre la misma (ley de Ditmar); y segundo, que tal composición es extraordinariamente similar a aquella de los fluidos corporales humanos (sangre, lágrimas, líquido amniótico).

    Quinton, junto con otros biólogos, explicó que la vida en nuestro planeta se originó en una especie de sopa primordial, la cual consistía en agua salobre tibia: su salinidad era aproximadamente de 7,2 gramos por cada litro y su temperatura de 44 grados centígrados. Las primeras células vivas nacieron en este ambiente que han reconocido y memorizado como su entorno ideal de vida. En la filogenia (la evolución de las especies) que siguió a continuación, las células se han organizado gradualmente distribuyéndose en diferentes funciones. Algunas células se han especializado como células epidérmicas para formar una envoltura, y permitir que un ser viviente pudiera desplazarse y vivir como si fuera un acuario ambulante (el 70 por ciento de nuestro cuerpo es agua), en el cual era importante preservar las condiciones de origen de la vida. Quinton también explicó cómo las diversas especies de seres vivos han tratado de preservar lo más posible su estado original.

    A tal fin, las células han desarrollado la capacidad de crear un sistema interno de calentamiento (temperatura interna), y un sistema de concentración de elementos químicos internos (salinidad interna).

    En mis conferencias sobre nutrición, suelo hablar de la importancia de la sal marina, y digo:

    "Las células son los ladrillos utilizados para construir a todos los seres vivientes, no hay prácticamente ninguna diferencia entre las células de un animal y aquellas de un ser humano. La célula (el ladrillo) tiene una memoria y conserva en ella el registro del ambiente ideal en el que ha nacido: un entorno marino con una concentración de sal de aproximadamente 9 gramos por litro, y una temperatura de 44 grados centígrados. Conscientes de esta necesidad vital, las células se organizan para crear una envoltura o cáscara: la piel, la cual puede mantener lo más posible las características de este entorno original.

    Es por esta razón que nuestro cuerpo queda compuesto por un 70 % de agua salada, con una concentración salina de aproximadamente 9 gramos por litro y una temperatura interna de alrededor de 37,5 grados centígrados. Es también por este mismo motivo que cuando nos enfermamos, las células provocan una elevación de la temperatura corporal (fiebre) con el fin de llevarnos de vuelta a la temperatura de base, en la cual las células sanas pueden fortalecerse y regenerarse, mientras que los agentes patógenos mueren. Asímismo, es por ello que la terapia de la hipertermia resulta tan eficaz, incluso para tratar las patologías tumorales. Por la misma razón, la sal marina integral (sin refinar) es esencial para una buena salud: para restablecer el equilibrio interno y la distribución adecuada de todos los minerales, y más precisamente de todos los elementos y oligoelementos químicos".

    En realidad, la afirmación que hago acerca de la temperatura interna y de la concentración de sal es simplista e inexacta. Podría concluirse, equivocadamente que asevero que todos los seres vivos tienen una misma salinidad interna del 9 por mil, y una temperatura interna de 37.5ºC, sin explicar porqué el valor es 37,5 ºC, y no sencillamente los originales 44°C. La verdad es que simplifico la cuestión porque en mis conferencias no cuento con el tiempo suficiente para abordar el razonamiento completo, revolucionario, y de difícil comprensión de René Quinton. Lo hago para explicar rápidamente y con empatía a la audiencia el concepto de calor y los requerimientos térmicos y salinos del cuerpo humano. Pero si examinamos esta cuestión detalladamente, comprobamos que en realidad, en el reino animal existen grandes diferencias en las temperaturas corporales internas, e incluso diferencias (pequeñas) de concentración de sal en los fluidos internos.

    Ley de constancia térmica

    En cuanto a las temperaturas, el razonamiento realizado por Quinton es el siguiente:

    En primer lugar debemos tener en cuenta el hecho de que la temperatura de la Tierra va disminuyendo gradualmente en los miles de millones de años desde el inicio (el famoso Big-Bang?) hasta el presente. Retrocedamos en el tiempo para ver lo que sucede en este enfriamiento progresivo:

    - La vida nace en la Tierra, las primeras células se desarrollan y los primeros seres animales antiguos aparecen en un ambiente con una temperatura de 44°C.

    - La temperatura de la Tierra desciende de 44º a 42º, los invertebrados y vertebrados antiguos (reptiles y anfibios) no evolucionan, no son capaces de crear una central de calor interno y por lo tanto su temperatura corporal desciende a 42°, aparecen otras especies (mamíferos y aves antiguos) que crean una central de calor interno y por lo tanto son capaces de generar un calor interno de 2º para compensar la diferencia.

    - La temperatura de la Tierra desciende nuevamente, aproximadamente 10 grados más, por lo que llega a 32 grados. Algunas especies siguen evolucionando y desarrollando su central térmica interna, mientras que otras no. Aquellos que no evolucionan, permanecen con su capacidad limitada de elevación térmica de la diferencia entre 44 y 32, es decir, una compensación de 12 grados, que termina siendo la temperatura normal en el interior de su cuerpo, para siempre, es decir para el resto de la historia de su especie. En otras palabras, en dicho momento de la evolución terrestre, este animal es capaz de generar 12 grados para que sus células corporales permanezcan a una temperatura de 44 grados. Sin embargo, la Tierra continuará enfriándose y este animal no será capaz de aumentar aún más su temperatura interna; a partir de ahora, esta especie animal se mantiene con un cuerpo poco caliente (12 grados) y entonces cuando no recibe los rayos calientes del sol, sus movimientos se vuelven muy lentos.

    - La temperatura ambiente desciende ahora hasta alcanzar los 20 grados, y he aquí que otro animal (el ornitorrinco) deja de evolucionar y se mantiene con una temperatura interna de 24 grados (44º menos 20º). Así es que los ornitorrincos, que están entre los animales más antiguos que aún existen, todavía conservan la temperatura interna de 24 grados.

    - Cuando la temperatura ambiente alcanza los 6,8 grados, aparecen en este período los primates y homínidos, cuya temperatura corporal interna era de 44 menos 6,8 es decir 37,2 grados, la temperatura interna que los humanos aún tienen en la actualidad.

    - La temperatura ambiente desciende nuevamente, se desarrollan algunos mamíferos (los varios rumiantes cuya temperatura corporal es entre 39º y 41º, y otros como el perro y el conejo a 39°). Esa es la razón por la cual sentimos nuestras mascotas más calientes que nosotros mismos.

    - Los últimos en aparecer son los pájaros voladores, con 42º de temperatura corporal, finalmente las aves carnívoras voladoras, con 44º. Tal vez alguien tuvo la oportunidad de coger en las manos una gallina y se extrañó de lo caliente que la sintió...

    Para facilitar la comprensión e ilustrar esquemáticamente los resultados de la investigación y los experimentos de Quinton, podemos hacer la siguiente metáfora:

    Imagínese que los seres vivos conforman un grupo de corredores de una maratón de 44km. El objetivo de su carrera es alcanzar la llegada, recogiendo en el camino el legado intacto de las condiciones originales de aparición de la vida en la Tierra que ha sido puesto con un grado centígrados (para recoger) al final de cada

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