Una edad respetable
115,7 años si se es mujer y 114,1 si se es hombre: estas edades tan respetables serían, según unos investigadores neerlandeses, el techo de cristal de la esperanza de vida máxima del ser humano. Aunque algunos médicos naturistas y gerontólogos sean realmente más optimistas todavía, a día de hoy hay pocas posibilidades de que lleguemos a vivir mucho más en el futuro, a menos que termine por fructificar alguna de las investigaciones–muchas–que se están desarrollando sobre el tema. Algunos equipos de científicos sí consiguen a veces obtener resultados extraordinarios en modelos animales, los cuales permiten seguir avanzando en la longevidad de los organismos vivos (especialmente gracias a la modulación de la microbiota, esa comunidad de seres minúsculos y beneficiosos que viven dentro de nuestro tubo digestivo).
Unas bacterias clave para vivir más
Investigadores canadienses realizaron un experimento sobre uno de los modelos animales favoritos entre la comunidad científica: la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster). Los insectos recibieron una alimentación enriquecida con un cóctel que contenía tres tipos de probióticos (Lactobacillus plantarum-cepa Lp8826-, L. fermentum - del que hay bastantes cepas interesantes - y Bifidobactenum longum infantis-Bi702255-) y una mezcla de 3 plantas propias de la medicina ayurvédica.
Como resultado, las moscas tratadas vivieron hasta 66 días, una edad muy avanzada para estos insectos, frente a los 40 del grupo de control. Pero más allá de esa superior longevidad los animales también presentaron bajos niveles de indicadores fisiológicos que sue- len relacionarse con el envejecimiento (resistencia a la insulina, inflamación, estrés oxidativo…) y mostraron además un excepcional estado físico. Es decir, que el tratamiento mejoró su esperanza de vida con un buen estado de salud, el cual es el valor más importante en cuestiones de longevidad.
Estos beneficios se explican por la acción del tratamiento sobre la composición de la microbiota