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Punto Cero: Reiniciate
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Punto Cero: Reiniciate
Libro electrónico329 páginas4 horas

Punto Cero: Reiniciate

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Información de este libro electrónico

Cuando la vida se convierte en una bola de estambre completamente enredada y movemos el manojo de desastre de acá para allá con desesperación tratando de encontrar la punta para desenmarañarla y volver a formar un perfecto y lindo ovillo, se
requiere de fuerza de voluntad, astucia, ayuda y paciencia.
Tocamos fondo, estamos en una encrucijada, no sabemos qué decisión tomar, necesitamos apoyo emocional, superar determinada situación, saber con qué clase de persona estamos tratando, como poner distancia con determinadas personas o
problemas (dinero, amor, trabajo, salud, etc), como diferenciar entre una máscara y otra, nos inundan las dudas de los cómo hacer.
Estamos en PUNTO CERO, abatidos, desolados, cansados, desesperanzados, el hartazgo de las diferentes situaciones, personas y problemas, nos guiaron al límite.
REINICIATE, todo nuevo comienzo por pequeño que sea, es un avance. Aprender y tener un nuevo punto de vista de las cosas puede hacer maravillas en nuestra existencia, darle un propósito.

Aquí las herramientas para hacer de tu vida algo espectacular.

FRANCYS GAEL

IdiomaEspañol
EditorialFrancysGael
Fecha de lanzamiento20 dic 2022
ISBN9789878734262
Punto Cero: Reiniciate

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    Punto Cero - FrancysGael

    LA MÁSCARA

    Un catálogo increíble podemos formar a lo largo de nuestras vidas con las máscaras que creamos diariamente. Como en todo comienzo tenemos la original y a partir de ella comienza la fabricación, si pudiéramos tener una máquina fotográfica incorporada en nuestra cabeza que nos tomara imágenes del rostro todo el tiempo; veríamos al final del día una cantidad de imágenes de distintas mascaras que tomaron vida gracias a los gestos y expresiones que realizamos, según las experiencias que transcurrieron. Lo malo de las máscaras, es que al final se caen y siempre queda la original. Realmente no se le presta mucha atención a nuestras expresiones cuando estamos relajados, en un entorno seguro, de confianza, distendido o cómodo, nuestras expresiones forman mascaras diferentes de felicidad, asombro, picardía, entusiasmo, placer, relajación, satisfacción, bromista, burlonas y muchas más, eso es porque nos encontramos a gusto con determinadas personas y en algún un lugar específico de nuestro agrado. En donde no tenemos que fingir ni disimular ni esconder. Cuando la nubecita negra nos acompaña a otros destinos, la cosa es diferente. No tenemos el mejor día, o el sitio al que nos dirigimos o en el cual nos encontramos no es de nuestro agrado o nos causa estrés.Aparecen otras expresiones y creamos otras máscaras de hartazgo, bronca, cansancio, intolerancia, desilusión, frustración, impaciencia, caraculidas y más. Por ejemplo, en un trabajo, con un trámite, en un comercio, en la vía pública etc. El trato con la gente, (¿qué temita eh?) como el abanico de personas es tan amplio, nos amoldamos enseguida, obvio que depende de con quien estemos interactuando, y el vínculo con estas. Pueden revivir las máscaras antes mencionadas o nacer nuevas, como desesperación, compasión, comprensión, amabilidad, risueña, seriedad, incomprensión, desinterés, cansancio y así sucesivamente. Esconder, no siempre estamos bien emocionalmente o físicamente y nuestro estado se refleja en nuestra cara, es ahí cuando creamos una máscara de ocultamiento o camuflaje, la cual también podemos utilizar si estamos re bien y no queremos que el otro se entere, en ambos casos con el camuflaje se utiliza para evitar las preguntas, explicaciones, envidias y situaciones por las que no queremos pasar o que no queremos abordar, por ejemplo nos ayuda a salir rápidamente disparados de una persona chismosa. Llegando a una conclusión, siempre estamos utilizando una máscara diferente, ya sea por problemas personales o no, en diferentes situaciones o ambientes. Las máscaras nos acompañaran toda nuestra vida, hoy por hoy son imprescindibles para la supervivencia diaria. Vivimos rodeados de ellas, siendo más utilizadas cada vez más, para ocultar distintas clases de personas y distintos problemas. Este libro está basado en mis estudios, investigaciones, experiencias personales, vivencias propias, opiniones, consejos de mis padres, amigos, en muchas pero muchas personas que confiaron y confían en mi diariamente, en artículos y libros que he leído a lo largo de mi vida.

    Y es más… Aclaro que no soy la dueña de la verdad ni ahí, las definiciones que leerás son como yo las veo e interpreto, existe gente especializada (profesionales) para tratar cada tema puntual y no quiero con ellos, de ellos aprendi mucho, pero de ninguna manera les faltaría el respeto ni a su profesión y menos a su forma de ver o tratar los temas que correspondan. Verán en este libro algunas ilustraciones de caminos, ¿por qué? Muy simple, aunque no lo crean yo los veo como una referencia de las distintas situaciones que nos presenta la vida, todos tienen sus diferentes características, pero se los puede transitar de distintas maneras, depende de las decisiones que tomemos. Un ejemplo de avance, de empuje, de que sí se puede seguir siempre, continuar y atravesar lo que sea, seguir adelante.

    Los miro y pienso en que habrá al final, con que o quien me encontrare en el trayecto, que me estará esperando en una curva, o detrás de un árbol, las imágenes de caminos te ayudaran mentalmente y espiritualmente, a mí me ayudaron más de lo que creía y encontré mi camino.

    Estoy segura que encontraras el tuyo también.

    EL POZO

    Negro intenso y frio era el vacío que me devolvía la mirada, no veía nada, solo era oscuridad y más oscuridad, estaba aterrorizada, gire sobre mí misma y era más de lo mismo, oscuridad, estire el brazo hacia adelante como buscado a que aferrarme o tantear que había y pude sentir la tierra en la mano, seguí tanteando y era oscuridad y tierra, una tierra que se deshacía en la mano cuando la agarraba, en la desesperación quise tocar a los costados esperando encontrar espacios, y no, con los codos un poco flexionados toque los extremos, la misma tierra sentí, volví a girar sobre mí misma y me di cuenta que estaba en un tubo o algo parecido.

    Al mirar hacia arriba se veía a lo lejos un círculo de penumbra, no lo podía creer, estaba en un pozo, imaginé un aljibe abandonado, eso fue lo primero que se me vino a la mente y me dije a mi misma ¿Cómo llegué aquí? Grite, pedí ayuda, llore, entre en pánico y las fuerzas se me fueron acabando, me hice un ovillo sentada, y así estuve no sé por cuanto tiempo, mientras la cabeza me trabajaba a mil, toda clase de pensamientos se me cruzaban por la mente, soledad, tristeza, que era injusto no me lo merecía, tenía bronca, una rabia terrible me inundaba por momentos, estaba defraudada, me repetía para que confié, sentía que me estaba ahogando en todos esos sentimientos y pensamientos, me enferme, me cansaba solo el pensar, los dolores hacían que de bronca e impotencia algunas lágrimas se me escaparan, tenía frio por momentos, el hambre paso a segundo plano, lo que más me preguntaba y me estaba enloqueciendo, era ¿porque? ¿Que hice para merecer esto?

    ¿Porque me abandonaron? Y me volví a preguntar ¿Cómo y porque estaba así y ahí? Me acorde de un montón de personas y más me quedaba sin fuerzas me ponía peor pensar que yo no les importaba, no me extrañaban, no existía ¿porque su indiferencia?

    Empecé a buscar culpables, maldije, insulté y por un momento, el anhelo de venganza y maldiciones me hizo sentir mejor a pesar de mi situación, la manera que les haría pagar por sus hechos.

    Pero… Por favor, me dije, cálmate, eso duro cinco segundos, retome la trifulca y de pie empecé a gritar mientras tiraba golpes con los puños cerrados y patadas en todas direcciones, y para mi sorpresa uno de mis puños se hundió en esa tierra que parecía polvo y pareció agarrarme, gire el brazo y note que era firme el agujero que se había formado, automáticamente con la pierna opuesta metí una patada ypaso lo mismo con mi pie, firme también, era como un escalón así comencé a subir, cada trompada era una nueva decisión, un nuevo estimulo positivo, una sonrisa, cada patada era una idea, una realización, un proyecto, un agradecimiento, la esperanza volvió a mí y ya no me pareció tan lejana esa luz, que antes era penumbra, me mantuve firme y seguí luchando volvió a mí y ya no me pareció tan lejana esa luz, que antes era penumbra, me mantuve firme y seguí luchando a pesar de que estaba agotada por momentos, pero lo conseguí, Salí del pozo yo sola. ¿Quién era culpable de que me encontrase en esa situación, en un pozo? ¿Quién me puso ahí? Estaba presente el culpable, SI ese, era YO.

    ¿Quién no toco fondo alguna vez? Mis puntos ceros se dieron muchas veces, pero no habían sido tan drástico jamás, relaciones, trabajos, metas y podría seguir enumerándolas, jajaja por eso voy a poner etc. Algunas mañanas creía que la vida era una mierda y pensaba, ¿para qué levantarme? ¿qué caso tiene? cuando te pasan cosas complicadas o enrolladas o directamente malas, incluso algunas sin retorno, una perdida inevitable, otra perdida absurda que te lastima, no podés decir, esta vida es bella, bella las garlipes. La cuestión era recomenzar…no me quedaba otra, lo sabía, solo tenía que encontrar la forma y la verdad es que siempre tenía un proyecto una idea, algo en la cabeza, lo peor para mí fue quedarme en blanco, como un potus en stand-by, hasta me costaba pensar, hilar una idea menos y menos ganas tenia de dar explicaciones de mi estado, como explicaba que ya no tenía ánimos de nada, que todo me importaba un carajo, escuchaba las opiniones de mis allegados y me daba lo mismo, como era posible que una persona como yo, que se dedicaba a ayudar emocionalmente a los demás, que siempre tenía consejos, opiniones, puntos de vista, que siempre veía lo positivo, que siempre le encontraba la vuelta a todo, ¿Qué ahora estuviera de esta manera? No era depresión, sentía la cabeza vacía, ahora todo me importaba una mierda, sentada en el baño me di cuenta que estaba en CEROOO.

    Mirando a la nada y recordé cuantas veces por años y años había escuchado y escuchaba relatos de situaciones difíciles, algunas terribles, otras injustas, algunas absurdas, otras cómicas para mí pero serias para el otro, boludeces absolutas, situaciones parecidas a la mía y para todo siempre tenía un consejo, un punto de vista una opinión, con toda mi atención siempre me esmeraba por darle o encontrarle una solución, me preocupaba (típico de empáticos) y ahora estaba yo, tenía que tomar serias decisiones, mi vida estaba patas arriba y ¿nadie podía ayudarme? estaba sola, me dejaron sola completamente, puedo asegurar con certeza que lo peor es que te digan, y… es decisión tuya, o como a vos te parezca mejor, se siente como que te tiran una bolsa de caca encima y que no les importa un tereso lo que hagas o como lo hagas, el caso es que hagas algo, no interesa que…, porque a algunas personas les molesta ver a otro mal, que necesite ayuda, apoyo o consuelo, esa es parte de mi historia y algunos ejemplos que me llevaron la pozo, no conseguí de nadie nada de eso. Quizás sea posible que, con algunas de las líneas anteriores de mi relato, aunque sea un poquito te sientas identificado/a con algunas de mis experiencias, y necesites ayuda de alguna manera o en algo, bueno aquí estoy, VOLVÍ Y VOLVI CON TODO. En las siguientes páginas encontraras, consejos, dichos, historias, soluciones por experiencia propia y más, para salir del pozo, tener una vida mejor, superar alguna situación… al fin de cuentas es cuestión de probar, nada se pierde.

    LA PEOR GESTION ES LA QUE NO SE HACE.

    TANTAS VI DAS EN UNA SOLA VI DA, COMO CAPITULOS DE UN LI BRO QUE SEGUIMOS ESCRIBIENDO

    —Francys Gael–

    Veras, cuando se termina un año lo primero que se dice es que el próximo sea mejor y se brinda por que así sea,

    ¿verdad? No creí que sería la última navidad. Las ultimas risas, la última vez que estaríamos las tres juntas, mi madre, mi hija y yo. Si bien tuvimos invitados esa navidad la pasamos espectacular, todo fue perfecto, mi hija se esmeró hasta en el último detalle, decoración de la mesa, obsequios, comida, hizo mucho, mi madre también estuvo con el tema de la comida y el Vitel toné que es mi comida favorita y siempre fue tradición en las fiestas, yo ayudé desde donde pude, limpieza por ejemplo jajaja.

    Para fin de año ya habían surgido diferencias y estuvimos separadas, no hubo festejo, así se fue el año viejo con tristeza y también comenzó de la misma manera, aburrido trayendo nuevas sorpresas no tan gratas.

    El 2 de enero es donde todo el derrumbe se acrecentó y empeoro. Mi madre descompuesta por dolores fue internada, yo estaba tan furiosa porque siempre llamaba a emergencias y nunca era nada, lo tome como otro capricho más de los tantos que habían pasado. Tal era mi bronca y la de mi hija que se fue sola en la ambulancia sentada a los gritos de que quería las llaves de su casa, quedo internada y mi hija la visitó en varias oportunidades pero era para discusión, yo no tenía ganas de verla y mi hija me aconsejo que era mejor no hacerlo porque me haría mal. Así fue como paso su cumpleaños, internada y sola, cumplió 70 años el 6 de Enero, no me enorgullezco de eso, pera así fueron las cosas, en el fondo me sentía mal pero tampoco quería discusiones con ninguna de las dos (mi hija y mi madre), pero no tuvo mis palabras de FELIZ CUMPLEAÑOS!!!. Llamábamos al sanatorio para ver cómo estaba y nos mantenían informadas. Pasaron los días y la doctora que atendía a mi madre había dejado dicho que yo fuera a verla porque tenía que hablar conmigo y así lo hice, la casa estaba preparada para el regreso de mi madre junto con Rigel, el gato, que era su compañía también la extrañaba a pesar de estar bien atendido y con mimos. El viernes temprano me fui a ver que sucedía en el sanatorio, hablar con la doctora y a ver a mi madre que desde el Domingo anterior estaba ahí. Al llegar fui a ver a mi madre primero, me partió el alma, estaba en un estado deplorable, consumida, tan chiquita, con un trapo que las enfermeras le habían puesto (teniendo ropa propia a su disposición), en esa cama sin arreglar. La alegría de ella al verme hizo que me olvidara de todo lo que habíamos pasado y es mas no recuerdo ni porque habíamos discutido. Ella me pedía volver a casa, y le prometí que lo arreglaría. Fui a hablar con la doctora (una tipa impresentable con aires de grandeza que, además, me trataba como si fuera una ignorante) que me mostro todos los estudios con los resultados que le habían realizado a mi madre, incluidas las imágenes, de los cuales yo ya tenía conocimiento, pero de lo que no estaba al tanto eran de los resultados de estos, donde aparecía un quiste o tumor en el intestino que ya se había expandido a varios órganos, además de padecer otras cosas.

    El caso es que esta mujer me preguntaba si yo entendía, que había quimio, tratamientos y que ya ellos no podían hacer nada. A la vez me decía que era cuestión de tiempo para mi madre, (juro que por un momento me imaginé llenándole la cara de dedos de la rabia que me surgía), me estaba tratando como a una idiota, después de respirar hondo y poner mi mejor cara (dadas las circunstancias), le dije que si le había comprendido y que quería llevarme a mi madre. Este monigote con bata quería tenerla en ese estado el fin de semana para ver la reacción de un antibiótico, por poco no la mando a la mierda, pero creo que lo entendió. Volví con mi madre sin decirle nada y le explique que, para sacarla del sanatorio, la única opción era que ella tenía que firmar el alta de irse por voluntad propia, la pobre estaba feliz de que la sacara de ese lugar, así que firmo y volvimos a casa. Mi casa vista desde afuera parece una sola casa, pero adentro esta partida en dos, una parte de mi madre y la otra mía y de mi hija, las dos partes las comunica un patio de luz techado, al tener entradas independientes había días que ni nos veíamos, pero nos escuchábamos. La parte de mi madre es como un departamento grande con un dormitorio, el comedor, la cocina comedor de siete por cinco y un baño grande, compartíamos el lavadero cuando ella lavaba si no dejaba su ropa y yo me encargaba..

    El resto de la casa lo ocupaba yo. Así que ella estaba cómoda y cada una tenía su privacidad y no estábamos solas. Ya de regreso en casa mi madre quería estar en su cama y mira tele, el Rigel enseguida se subió a su lado para hacerle compañía, y nosotras íbamos y veníamos para ver cómo estaba. Mi madre no tenía apetito, si picoteo algo fue poco y nada. Sí se quejaba de los dolores en la espalda, pero decía estar bien, me sentí tranquila de tenerla en casa y los planes volaban en mi cabeza de que estudios o médicos ir a ver, mi hija trataba de que calmara mi ansiedad, pero era imposible, me decía quédate tranquila ya está en casa, pero esa tranquilidad no duro mucho; era imposible brindarle las atenciones y cuidados que ella necesitaba, no podía hacer nada por sí misma, necesitaba ayuda para todo y nosotras no podíamos estar a su lado las 24 horas, así fue como un Domingo, un día después de volver del sanatorio y hablar con mi madre, tuve que tomar la decisión, de que estaría mejor en un hogar para gente mayor.

    Fue la decisión más difícil que tuve que tomar en mi vida. La trasladamos al lugar que encontramos con espacio para recibirla, fue casi un mes terrible, esta gente del hogar pedía y pedía, con mi hija estábamos todo el tiempo que podíamos yendo a verla, hasta que un día caí de sorpresa y mi madre estaba castigada por un estúpido que trabajaba ahí, resulta que como a mi madre le costaba tragar y por eso no quería comer, no le daban la medicación, todo estaba sucio, y ella muy angustiada, automáticamente al ver el conjunto de todo eso me dirigí al personal para obtener explicaciones así como me puse en contacto con la dueña del lugar, la cual defendió al empleado en cuestión y justifico su comportamiento su toma de decisiones, aclarándome que mi madre era una MOLESTIA. Después de poner en su lugar a estos explotadores y abusivos que demostraron claramente no tener respeto alguno por la vida humana ni su sufrimiento y que los residentes para ellos eran solo números. Inmediatamente busque otro lugar, con mi mejor cara de culo y completamente indignada ya que los dueños al contratar sus servicios me lo habían pintado como – un pequeño paraíso – cuando en realidad era el infierno camuflado.

    Retire de ese antro a mi madre con absolutamente todos sus petates y la lleve a la nueva residencia. Ahora sí ella estaba bien y como debía ser, de eso me asegure. A todo esto, yo ya le había explicado la circunstancia de su estado de salud a mi madre y recuero su rostro, de confusión y preocupación sobre todo porque yo lloraba mientras se lo comentaba. Ella lo único que me decía era recordarme lo que estaba gastando, eso era lo de menos, lo que sé es que a partir de ese momento no se volvió a tocar con ella el tema de su enfermedad, se charlaba de otra cosa.

    Llore tanto en mi casa imaginando lo peor, que no quería la idea de una vida sin mi madre, no importaba las cosas que hubiésemos pasado, era mi madre y siempre de una u otra forma estuvo para mí.Era el día a día y ella se fue apagando de apoco, recuerdo sostenerla de la mano y pedirle que no me deje sola y su cara diciéndome que todo estaría bien. Le pedí perdón por todo incluso por estar en ese lugar y dijo

    —nada que perdonar hija quiero agradecerte de que me trajeras aquí, todo va a estar bien–, no dejamos temas pendientes e incluso le dije que si encontraba un sueño bonito ahí se quedara y que eso estaría bien, ya que no toleraba ver su sufrimiento como ella se seguía aferrando a la vida ya sin sentido. Esa fue la última vez que hable con ella. Mi hija la fue a ver a la mañana siguiente como ya era lo acostumbrado, al volver a casa me conto llorando que al verla tan consumida y de una manera que no pudo describir con palabras de la angustia que tenía, saliendo de la residencia y caminando para calmarse, miro al cielo y le pidió a Dios una señal, una señal de que, si ese era el día en que mi madre partiría, y de la nada se le presentaron dos mariposas de alas naranjas que la acompañaron por varias cuadras. Quizás las mismas mariposas que yo había visto esa misma mañana en el jardín delantero de mi casa cuando salía a hacer unos trámites. Cerca del mediodía de ese día, mi madre partió. Un 27 de febrero que fue como la calma después de un huracán. Se respetaron todos sus deseos, sin ánimos de ofender a nadie, nada del circo de un velatorio, ella decía –no les interese en vida no los quiero en mi muerte– y yo creo y quiero lo mismo. Todo el proceso se dio casi a la perfección, como si hubiera estado planeado para que su último adiós fuera siempre bien recordado, el cielo, el aire, todo estaba en calma, hasta los colores fueron diferentes y no faltaron esas dos mariposas que nos acompañaron, que de vez en cuando siguen apareciendo. Se realizó su cremación, y nosotras esparcimos sus cenizas al igual que hicimos

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