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Calibrando la brújula interior
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Libro electrónico101 páginas1 hora

Calibrando la brújula interior

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Calibrando la brújula interior es una obra escrita como instrumento para que reconozcamos aquellas piezas que faltan, sobran, están rotas o causan dudas en nuestro puzle interior. "Mi deseo es que con esta herramienta puedas analizar aquello que habita en tu ser y te sirva para buscar ayuda si lo necesitas, a buscar respuestas a tus interrogantes y a liberar tus cadenas si el tormento no te permite levantarte", dice Alejandra Retamal. De esta manera, la autora nos acompaña en un viaje hacia la aceptación, el amor propio y a conocer la realidad que nos ayudará a comprender el largo camino que hemos recorrido para ser nosotros. Sostenidos por su ternura y seguridad, nos ayudará a entender y abrazar con amor todos los obstáculos que nos han permitido sobrevivir a nuestra infancia y realidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 nov 2023
ISBN9789564090986
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    Calibrando la brújula interior - Alejandra Retamal S.

    Capítulo 1

    El Cuadro: Como entender la empatía y la realidad

    Desde pequeña siempre tuve una cosmovisión relacionada a cómo vemos la vida. Imaginemos que todos los seres humanos estamos dentro de una sala de arte, donde se expone un solo cuadro que todos estamos obligados a mirar.  Algo interesante para analizar es que, si bien todos observamos el mismo cuadro, cada uno se fija en un lugar distinto de este y, de acuerdo con eso, defiende su realidad, punto de vista y decisiones.

    Dos personas están mirando el marco, uno lo ve dorado, brillante y perfecto. La otra justo se detuvo donde le falta un trocito a la pintura, a pocos centímetros, y discrepa; señala que está roto, que le faltan pedazos, que está sucio y se ve mal. De acuerdo con esa percepción van a defender su punto de vista.  Al final, la realidad no la vemos como es, sino como somos y desde el lugar en que nos encontramos.

    Eso significa que absorbemos la vida de acuerdo con las experiencias que tenemos. Nacemos con nuestro lienzo en blanco y nuestro entorno va repartiendo encima diversos colores que irán formando una trama particular. Ninguna persona tendrá esa misma combinación de pintura, porque está compuesta de colores particulares que hemos heredado de nuestros padres, quienes a su vez absorbieron la realidad de una forma particular de nuestros abuelos, y así sucesivamente en todo nuestro árbol genealógico.

    A eso hay que agregarle todos los matices que recibimos del colegio, compañeros, vecinos, amigos, profesores y entorno social. Es verdad que muchos tendrán en su pintura colores similares, pero nadie tendrá los mismos con exactitud; hasta los hermanos nacidos del mismo vientre, a minutos de diferencia, tendrán lienzos distintos, aunque su realidad se pueda parecer.

    Dentro de una familia de varios hermanos, suele suceder que algunos que se parezcan más entre sí. A veces aparece uno muy disidente de los estándares familiares, al que suelen apodar como la oveja negra, por ser rupturista y cuestionador. Este puede revelar situaciones incómodas de la familia, sociedad o personales. Muchas veces esto sucede porque los padres, creyendo que siguen siendo las mismas personas durante su desarrollo, no se dan cuenta de que todos cambiamos un poco cada día; por lo tanto, no se debe criar a todos los hijos de la misma forma, y tampoco todos suelen absorber por igual la pintura de sus padres.

    Es normal escuchar dentro de esas dinámicas familiares cómo los padres y la familia cuestionan a aquellos que son tan distintos, a pesar de proceder de la misma línea sanguínea. Pareciera que no corresponden a ese lugar, pero ¿qué sucedió? Nada. O tal vez todo; absorbió un porcentaje mayor del cuadro. Quizás no solo está viendo el marco y alcanza, además, a visualizar la esquina del cuadro, donde observa que hay nubes de color blanco. Incluso en eso puede que se acerque a su familia; ellos también ven nubes, pero son grises, oscuras o en tormenta.

    También, puede ocurrir que ese hijo no quiera ver el mismo cuadro y busque la manera de ver una realidad expandida, o investigar de dónde surge la de sus padres; averiguar quién fue el pintor. Pero la verdad es que el cuadro no es más que una proyección del inconsciente de todos, de los que vinieron antes de ti y de los que vendrán. Estos seguirán perpetuándolo, generando algunos cambios superficiales en la pintura, el marco o los personajes; sin embargo, solo un cambio real en el inconsciente colectivo, que busque la sanación total, podrá romper ese cuadro para generar uno nuevo, con trazos limpios y más parejos para todos… Creo que todavía falta para eso, todavía hay personas que necesitan darse un par de vueltas más por la galería de arte o buscar más detalles dentro de ese lienzo.

    Vivimos en el centro de un huracán constante, en medio de un ojo que tiene toda la calma, pero a nuestro alrededor está todo girando, muchas veces de forma rápida, vertiginosa, acelerada y destructiva. Desde ese centro desequilibrado, tratamos de captar, aprender, razonar, entender y avanzar. Suele ser más complejo de lo que quisiéramos, a veces se escapa una silla del huracán que hace una maniobra de lucha libre sobre nuestra espalda, o una vaca que nos deja embarrados de fecas. Todo pasa tan rápido, fugaz y acelerado, que no alcanzamos a ver lo que pasó ni qué fue lo que nos golpeó. Solo sentimos el dolor en el cuerpo o el olor en el ambiente.

    En base al cuadro, una vez alguien me preguntó: ¿qué visión de este cuadro tendría un maestro espiritual, con sabiduría mayor o inteligencia pura? Pues la visión del cuadro completo y las cabezas de todos aquellos que están encima tratando de defender su visión de la realidad.

    ¿Cómo puedo comprender la visión total del cuadro sin tener que estar defendiendo mi propia posición todo el tiempo? No es necesario que la defiendas ni que ataques la de otro. Ambos tienen la razón desde su punto de vista, desde la luz y sombra frente a las que están sometidos. Va a depender de la educación (también artística), valores (colores), costumbres (textura), cultura (entendimiento del arte), sexo (sentimientos que emana el cuadro), etnia (que expresa la pintura), clase social (cómo pronuncio el nombre del artista). Porque todo dentro de ese cuadro puede tener una analogía con el entendimiento humano; con cómo nos presentamos ante una realidad con todas nuestras experiencias, aprendizajes, costumbres, conocimientos, cultura, entorno social y, obvio, traumas de infancia… Dentro del cuadro, eso sería lo que el pintor ha querido expresar en los trazos, los sentimientos que emana. Al final de cuentas, estos siguen siendo subjetivos y van a depender de quién esté mirando desde dónde.

    Estableciendo que no tienes por qué defender lo que estás mirando o cómo lo haces, ni atacar lo que el otro percibe, ¿cómo logras ver más trozos de ese cuadro? Con aceptación y empatía. En muchas partes se dice que la empatía es sentir lo mismo que el otro o ponerse su lugar, pero es más que eso, es dejar tus experiencias de lado, tu visión, tus costumbres. No es ponerte en el lugar del otro desde tu experiencia personal, sino que de verdad ser capaz de entender las nubes negras que ve ese otro o los patitos que ve nadando en la laguna en una esquina del cuadro; es observar desde su luz y sus sombras, es salirte de ti para mirar dentro del otro, apreciar la realidad de ese otro en base a sus propias experiencias sin juzgar, despojándote de todos tus prejuicios y dolores personales. Todo para poder sentir en carne propia aquello por lo que el otro pasa día a

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