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Coaching para la felicidad cotidiana
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Libro electrónico199 páginas3 horas

Coaching para la felicidad cotidiana

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¿Te sientes cansado y no consigues lo que quieres?
¿Te faltan equilibrio y autenticidad en tus relaciones?
¿Quieres ser el dueño de tu tiempo y de tu vida?

NO TE RESIGNES A VIVIR TU VIDA A MEDIAS.

En Coaching para la felicidad cotidiana encontrarás las herramientas de desarrollo personal para llevar tu día a día de una forma más saludable, eficiente y creativa.

  • APRENDERÁS A RELACIONARTE MEJOR contigo mismo y con el mundo, poniendo límites donde sea necesario y mejorando tu autoestima y tu comunicación.
  • IDENTIFICARÁS CÓMO GESTIONAR MEJOR TUS RELACIONES de pareja y familiares y harás que estas sean más equilibradas.
  • TOMARÁS CONCIENCIA DE CUÁLES SON TUS FUENTES DE ESTRÉS y les darás la vuelta.
  • AFRONTARÁS TUS MIEDOS y conseguirás una transformación en lo que te quita la fuerza, convirtiéndolo en pura energía.


Coaching para la felicidad cotidiana te ayudará a estar en ti, con fluidez, sin esfuerzos, con naturalidad, para sentirte más feliz, más creativo, más tú.

¿TE ACOMPAÑO?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 may 2023
ISBN9798392778928
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    Vista previa del libro

    Coaching para la felicidad cotidiana - Maribel Jimenez Atienza

    CAPÍTULO 1

    MI EMPRESA NO ME VALORA

    Lo que pasa entre bastidores

    En la mente: No sé lo que me pasa. Nada me cunde. Tardo la vida en acabar una tarea. Mi trabajo se ha vuelto aburrido y farragoso. Me cuesta levantarme de la cama si es para ir a trabajar. Llego a casa en modo automático y no tengo ganas de hacer nada más. Antes no me pasaba. Con lo que yo he sido y ahora como alma en pena. Por lo menos tengo un trabajo, no debería quejarme. Pero es que ha cambiado mucho la empresa. O yo estoy perdiendo reflejos. Son ellos, soy yo. No sé. Qué agobio.

    En el cuerpo: Me pesa el cuerpo, solo quiero ponerme a dormir. Siento languidez. Me duelen las cervicales. Siento las piernas como dos muros de hormigón.

    En el corazón: Siento abatimiento. Estoy triste. Siento mucha desilusión. Es frustrante. Mañana lunes.

    Sí, esto es lo que pasa entre bastidores, el debate interno mezclado con los sentimientos, el estado físico y la cabeza que no para de lanzar ideas contradictorias entre sí para confundirte todavía más. Además, lo que hace Lady Desmotivación es ponerse cada vez peor. Ella tiene un plan, quiere que por fin tomes decisiones y si no las tomas, se pone más impertinente, se te cuelga en los hombros, te produce dolor de cabeza, te recuerda lo feliz que eras antes y lo mal que te va ahora, ella tira de hemeroteca, ella tiene todos los trucos. Al fin y al cabo su intención es buena: ¡que espabiles, que cambies algo, que te des cuenta de algo! Aunque a veces, reconozco que es un poco bruta. No tiene medida. Y si te resistes, viene con refuerzos.

    Lo que dicen los de fuera

    Ay pobre Silvia, está muy rara, algo le pasa.

    Oye, Silvia está insoportable, nunca quiere hacer ningún plan, solo quiere estar tumbada en el sofá.

    Ya van dos veces que le pido el briefing de la campaña de marketing y no me lo da, como siga así la próxima reunión es en Recursos Humanos.

    Mamá, ya nunca juegas conmigo, no me escuchas.

    Hija, la verdad es que no te entiendo, tienes un buen puesto, una empresa excelente, pagan muy bien, un marido estupendo… ¿qué más quieres?.

    Silvia, te noto despistada, baja de energía. Ya no sé si me estás escuchando o estás pensando en tus cosas.

    Lo que ocurre en realidad

    Lo que ocurre en realidad es eso que hemos analizado por partes, pero todo a la vez y en el mismo momento, con lo que el problema va creciendo y lo que empieza siendo un asunto no identificado en el trabajo acaba en una trifulca con tu pareja y un sentimiento de culpa por no ir al parque con tu hija. Además, todo esto va ocurriendo de modo automático, a no ser que tomes conciencia y pares el efecto dominó. Ten en cuenta que cuando comienza tu desmotivación, probablemente ya tienes algunos asuntillos no resueltos en tu haber, así que ahora sientes que todo está manga por hombro.

    De ahí la gracia en identificar rápidamente los motivos que te llevan a sentirte así. Aunque a veces nos produce tanta apatía que no tenemos claridad para identificar las razones.

    Un caso concreto

    Os pongo un ejemplo: es el caso de Silvia, que trabaja en una empresa de cosméticos en un puesto intermedio. Cuando acabó la carrera ya hizo las prácticas ahí y enseguida se la quedaron. Silvia ha ido promocionando estupendamente y ha ido adquiriendo más responsabilidad, a su vez su familia ha ido creciendo también. Y los retos, claro.

    Silvia me cuenta que su empresa se ha fusionado con una empresa alemana. Esto es muy común, las empresas viven en constante cambio, es renovarse o morir. A raíz de este cambio, Silvia encuentra su día a día muy pesado, ya no le enamora, le cuesta afrontarlo.

    Ha cambiado de jefe, ya que en la fusión reubicaron a mucha gente o la despidieron. Ha vivido mucha incertidumbre y se da cuenta de que el ambiente no es el que era. Ha pasado de ser una empresa familiar que ha ido creciendo, con una cultura muy cercana, con un jefe que le contaba todo lo que pasaba, que la invitaba a todas las reuniones y que le preguntaba su opinión, a ser una empresa que la trata como un robot y que le da órdenes más que colaboración.

    Blanco y en botella, me diréis

    No hace falta ser coach para darse cuenta del gran cambio, ¿verdad? Pues claro que está desmotivada, es como un paso atrás en su carrera, de repente ya no aporta su opinión y solo ejecuta órdenes. Y parece que el ambiente es un poco hostil con despidos, reubicaciones, comunicación no muy buena, etcétera.

    Pues sí. Puede estar muy claro, pero la vida de las personas es mucho más compleja que todo eso y lo que se ve muy claro desde fuera no se ve igual desde dentro, ya que no tenemos todos los datos.

    Alguien le podría decir: ¡Pues deja el trabajo! ¡Qué horror! ¡Si tú vales mucho! ¡No vale la pena! Pero como os digo, no es tan sencillo, es una decisión muy compleja y encima la pilla en baja forma, confundida y con facturas que debe seguir pagando.

    Así que, para acompañarla en esta sesión, como coach no le puedo dar la solución, lo que sí hago es proponerle un ejercicio para que ella misma obtenga algo más de claridad y a lo mejor pueda tener más datos para decidir conscientemente.

    Si estás en esta situación de desmotivación y te pasa como a Silvia, ya sea en el trabajo, con tu pareja, con tus amigos, en cualquier contexto, te propongo algo y es que hagas el ejercicio que propuse a Silvia.

    Mi propuesta de trabajo

    Primera parte

    Coge un papel en blanco y dibuja una mesa. Con un rectángulo, cuadrado o círculo es suficiente.

    Dibuja ocho circulitos alrededor de la mesa, como si fueran asientos. La mesa con las sillas alrededor es tu Comité de Dirección de la vida. Me explico. Esa mesa representa el lugar donde tú reúnes a todas las personas que aportan algo muy importante en tu vida, a las que les pedirías consejo, a las que admiras y te inspiran, a las que les contarías tus proyectos para que opinaran. Digamos que es tu Comité de Sabios para la vida.

    Escribe en cada asiento el nombre de esa persona. En total serán siete y el octavo serás tú. Puedes poner a personas que no conozcas personalmente pero que te inspiran mucho (ejemplos que yo he visto en algunos casos: la Madre Teresa de Calcuta,  Martin Luther King, Jesucristo, Madonna…) y también a menores de edad o incluso a mascotas.

    Cuando hayas escrito cada nombre, escribe al lado la cualidad más importante de esa persona, el motivo por el cual está en la mesa. Incluida tu cualidad.

    No pases a esta segunda parte si no has acabado la primera. Si no es trampa. Sobre todo si es la primera vez que haces el ejercicio. Es para que le veas el sentido.

    Segunda parte

    Si estás aquí es porque ya tienes los nombres y las cualidades. Enumera esas cualidades, que son ocho, en una lista. Te pongo el ejemplo de Silvia, estas fueron las que ella escogió:

    La calidez (de su madre)

    El pensamiento crítico (de su padre)

    La creatividad (de su hermano)

    La diversión (de su amiga Lola)

    El cariño (de su hija)

    El optimismo (de su marido)

    La inteligencia (de su profesor de 4º de primaria)

    La armonía (de su jefe anterior)

    Ya las tienes. Muy bien. Eso que acabas de escribir corresponde a tus valores. Podríamos haber cogido una lista de valores y haberlos escogido, pero de esa manera hubiera sido una elección más racional y hubieras escogido el amor, la amistad y la paz en el mundo. Que no dudo que sean tus valores también, pero estamos buscando los valores más genuinos y más tú. Tus valores esenciales.

    Ahora escoge un contexto cualquiera, sobre todo si hay uno en el que sientes desmotivación o apatía, que no fluyes, que te cansa. Y pones al lado de cada valor cómo de presente está ese valor en ese contexto que has escogido, del 1 al 10, como las notas del cole. Te pongo el ejemplo de Silvia: cuando le pregunté, con su listado de valores en la mano, cómo de presentes estaban esos valores en el trabajo, puso esto y te añado sus comentarios entre paréntesis:

    La calidez: 2/10 (son muy bordes, me dice).

    El pensamiento crítico: 3/10. (Parecemos robots).

    La creatividad: 1/10: (¿Creaqué?).

    La diversión: 5/10: (Pero le pongo un 5 por los compañeros, eh?).

    El cariño: 5/10: (Vuelvo a ponerlo por los compañeros).

    El optimismo: 3/10: (Es todo gris).

    La inteligencia: 1/10: (Muy listos no son porque así no están sacando ni la mitad de talento que este equipo tiene).

    La armonía: 2/10: (jajaja, sobre todo mi jefe, qué torpeza).

    Y ahora saca tus propias conclusiones. Silvia las sacó, ella solita, y salió de la sesión con algo más de claridad. Me consta que ha tomado decisiones y ha mandado a Lady Desmotivación de vacaciones por una larga temporada.

    Por cierto, que esta lista de valores te la echas al bolsillo y puedes medir todos los contextos, que cuando no te sientas bien con algo puedes medir si está pasando algo con los valores.

    Un breve apunte sobre esto de los valores

    Nuestros valores son algo muy intrínseco en nosotros. Innegociables. Cambian poco a lo largo de la vida, no os voy a negar que algo sí. A alguien por ejemplo le encantará trasnochar y desde que tiene hijos se pone el pijama a las siete de la tarde porque habrá pasado del valor diversión sin límites al valor paz y tranquilidad, que resaca y parque no funcionan.

    Cuando nos sentimos mal por algo, no tiene por qué haber una cuestión de valores, puede ser algo más superficial, pero tener claros cuáles son nos da mucha claridad. No es lo mismo que nos moleste algo de nuestro trabajo o que nos guste, a que nuestros valores esenciales estén desalineados con ese trabajo. Lo primero tiene arreglo y lo segundo no tanto. Es importante saberlo.

    A veces necesitas más ejercicios, más sesiones, más tiempo, más meditaciones o cualquiera que sea el medio que empleas para obtener más claridad. Lo interesante es ponerse en esa actitud felicidad de buscar claridad, recursos y herramientas para aislar la x y saber exactamente qué nos está pasando.

    Aislar la x

    Aislar la x significa pasar de No sé qué me pasa, nada me cunde, todo me cuesta… a mi valor en el trabajo es la calidez y la armonía, y mi nuevo trabajo está basado en la competitividad, así que no cuadramos y por eso estoy tan estresada.

    El poder concretar es muy gratificante porque ves que lo que te pasa es eso y nada más. Que las otras partes de tu vida sí funcionan, mientras no concretas parece que todo vaya mal y que sea susceptible de empeorar.

    Aislar la x te permitirá llamar a las cosas por su nombre.

    Asumir la responsabilidad

    Tomar conciencia te hace asumir responsabilidad y dejar de quejarte de los demás para ver qué te pasa a ti con eso. Los demás no sabemos si van a cambiar, pero tú tienes todo el poder para cambiarte a ti o lo que sientes por aquello que te desmotiva. En definitiva, te lleva a tomar decisiones.

    Tomar decisiones

    Pero no siempre puedes tomar decisiones, parece que hay reuniones de las que no te puedes desapuntar. Quizá sí puedas dejar ese trabajo, pero no puedes dejar de ir a la cena de Navidad de tu familia. Es cierto, pero puedes cambiar algo en ti para sobrellevarla de otra manera. Y eso también es una decisión.

    Y si resulta que haces un montón de actividades que no van con tus valores, a lo mejor tienes que empezar a descartar eventos en tu agenda antes de quedarte sin energías.

    Lo que pasó con Silvia

    Después del ejercicio, la claridad fue aplastante y a Silvia le faltó tiempo para empezar a definir su estrategia para buscar un nuevo trabajo que fuera más con sus valores.

    Poner orden en sus pensamientos le dio la confianza suficiente para tomar decisiones. Aunque el cambio le daba un poco de miedo, sabía que no podía seguir en un lugar donde no pudiera poner su creatividad y su experiencia al servicio del mundo.

    CAPÍTULO 2

    MI PAREJA NO ME APOYA

    Lo que pasa entre bastidores

    En la mente: Estoy dividido. Por fin he tomado una decisión. Dejar mi trabajo y emprender mi proyecto. Y ahora que me encamino hacia lo que quiero y por lo que he luchado, siento que mi pareja no me apoya en nada. Me censura. Ya no puedo compartir con ella mis ideas. 15 años juntos y me siento más solo que nunca. Parece que esté cometiendo un crimen cuando solo estoy haciendo lo que dijimos que iba a hacer, cumplir un sueño totalmente realizable. ¿Me tendrá celos? Pero si ella es Doña Perfecta. ¿Me he perdido algo?

    En el cuerpo: Tengo mucha energía porque estoy ilusionado. Otras veces un pinchazo en el estómago, que me recuerda que mi matrimonio peligra. Tengo miedo, entro a casa y se me hace un nudo en el estómago.

    En el corazón: Tengo un sentimiento agridulce. Y también estoy enfadado. No entiendo a Marta, ¿tan poca confianza tiene en mí? El ambiente en casa es horrible, no se puede hablar con ella, me frustra que se ponga tan digna y no suelte ni una palabra, todo miraditas.

    Lo que piensa su pareja

    "Tenemos todavía la mitad de la hipoteca por pagar, los niños ya mismo irán a la universidad pero Juan está como un niño con zapatos

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