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La Mentira de Hannah
La Mentira de Hannah
La Mentira de Hannah
Libro electrónico149 páginas2 horas

La Mentira de Hannah

Por RjCook

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Información de este libro electrónico

Se dice que, en promedio, un hombre se enamora tres veces a lo largo de su vida. Si esto es cierto, entonces cabría esperar que dos de aquellos tres enamoramientos culminen en una ruptura dolorosa.


El autor, RjCook, tuvo la mala fortuna de vivir esas dos desdichas amorosas antes de los veinte años, ambas durante el mismo año y a pocos meses de distancia. En La mentira de Hannah, el autor narra la historia de su desdicha amorosa, del viaje que lo llevó a cruzar a los EE.UU. de costa a costa y de una epifanía tardía en su vida; acontecimientos que giran en torno a un engaño que él vivió durante gran parte de su vida. En estas memorias se relata la travesía que RjCook emprendió en el verano de 1974, que lo llevó desde Nueva Jersey hasta Anaheim, California, para escapar del sufrimiento de perder un amor. El autor también narra el viaje de regreso que emprendió un año después, haciendo autostop durante la mayor parte del trayecto.


Esta es la historia real de un joven que, al perder un gran amor, busca refugio en la tierra de la leche y miel, y de Disney; de su intento fallido por hacer una nueva vida en ese lugar, y de su destino al regresar a su ciudad natal; todo ello enmarcado por los tiempos de la hola de “amor y paz”, del Festival de Woodstock, de Nixon y la Guerra de Vietnam. En La mentira de Hannah conocerá las aventuras que el autor vivió al cruzar los EE.UU. de costa a costa y la historia de amor que marcaría para siempre su vida.

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento5 dic 2022
La Mentira de Hannah

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    La Mentira de Hannah - RjCook

    La Mentira de Hannah

    La Mentira de Hannah

    RjCook

    Traducido por

    Ivette Z.

    Derechos de autor (C) 2016 RjCook

    Diseño de Presentación y Derechos de autor (C) 2022 por Next Chapter

    Publicado en 2022 por Next Chapter

    Arte de la portada por The Cover Collection

    Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con eventos reales, locales o personas, vivas o muertas, es pura coincidencia.

    Todos los derechos reservados. No se puede reproducir ni transmitir ninguna parte de este libro de ninguna forma ni por ningún medio, electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso del autor.

    A Patti, el amor de mi vida,

    por su comprensión y apoyo.

    A mis hijos, por brindarme los mejores

    momentos a los que cualquier hombre podría aspirar.

    A Bing, por su amistad perdurable.


    A Hannah, donde quiera que esté.

    Índice

    Prólogo: Esbozando La Mentira

    1. Un Retrato Familiar

    2. Reconociendo Al Amor

    Reflexiones desde mis adentros

    3. Hannah

    4. Nace La Mentira

    5. La Encrucijada

    Reflexiones desde mis adentros

    6. Un Camino Por Delante

    7. Correspondencia Desde El Este

    8. ¡Qué Nadie Se Mueva!

    Reflexiones desde mis adentros

    9. De Vuelta A Casa

    10. Miguel

    11. ¡Es él, ya Está Aquí!

    Epílogo: Resolución De La Mentira

    Querido lector

    Notas

    Prólogo: Esbozando La Mentira

    Te deseé cuando joven;

    y fue justo a tiempo

    que mi deseo se hizo realidad.

    Entonces deseé que me amaras

    como yo te amaba a ti.

    Mas pronto deseé que no fuera así,

    anhelando que no te apartaras de mí.

    En el verano de 1974 emprendí una travesía que me llevó desde un pequeño pueblo suburbano localizado en el norte de Nueva Jersey, donde nací, hacia Anaheim, California. Un año después emprendería el camino de vuelta, haciendo autostop durante la mayor parte del trayecto. Esta es la historia de mi vida antes y durante este memorable viaje, del porqué aquella estadía no fue resultado de mi elección sino de mi necesidad y de las asombrosas aventuras que se me presentaron en el camino. Lo es también de la mentira que motivó este periplo, y de la desdicha que me causó y que estuvo presente a cada instante. Esta es principalmente la historia de un amor no correspondido y de lo que un hombre está dispuesto a hacer para abatir los pesares de dolorosos recuerdos.

    En perspectiva

    1952

    Dwight Eisenhower es electo Presidente de los Estados Unidos de América.

    Jonas Salk desarrolla la vacuna para la poliomielitis.

    Your Cheatin’ Heart de Hank Williams es lanzada al mercado.

    Sale al mercado el microondas para uso doméstico, siendo los primeros modelos del tamaño de un refrigerador y teniendo un costo mayor a $1,200.

    Yo nazco en Passaic, Nueva Jersey en un día cálido de verano.

    1953

    Nikita Khrushchev gana la disputa de poder en la Unión Soviética tras la muerte de Josef Stalin.

    La expedición liderada por Sir Edmund Hillary es la primera en llegar a la cima del Monte Everest.

    Doggie in the Window de Patti Page es lanzada al mercado.

    Nace la revista TV Guide; en la portada de su primer número aparecen Lucille Ball y su recién nacido, Desi Arnaz IV.

    Hannah nace en Hackensack, NJ en un día cálido de verano.

    Capítulo 1

    Un Retrato Familiar

    Se dice que, en promedio, un hombre se enamora tres veces a lo largo de su vida. Si esto es cierto, entonces cabría esperar que dos de aquellos tres enamoramientos culminen en una ruptura dolorosa. En la vida de un hombre promedio, supongo que esa no es la peor estadística que se tiene que afrontar, sin embargo fui yo uno de los desafortunados a quien le tocó vivir esas dos desdichas amorosas antes de los veinte años, ambas durante el mismo año y a pocos meses de distancia.

    Aunque esta historia se trata mayormente de la odisea que viví del verano de 1974 al verano de 1975, no podría ser contada a menos que explicara las consecuencias que el corazón roto latiendo en el pecho de un joven trajo a su vida, y la manera en que viví en una mentira que me afectó solamente a mí, aunque continuara alimentando esa falsedad con mis conocidos. Hasta la fecha, después de tantos años, algunos de ellos siguen recordando el motivo de mi travesía a la costa oeste de América de la manera en que yo deseo que lo recuerden.

    De la mejor manera en que puedo precisarlo, diría que mi vida comenzó en una fecha posterior a la que mi familia contaría. Ellos afirmarían que nací en junio de 1952 en un hospital de Passaic, New Jersey, pero yo diría que aquel fue simplemente el día en que mi madre me dio a luz. Soy el más joven de seis medios hermanos, cuatro mujeres y dos hombres. Para cuando yo cumplí los cinco años, mis hermanas y mi hermano ya habían partido de casa, habiéndose casado, unido a la armada o, en el particular caso de dos de mis hermanas, habiéndose mudado a la casa de sus respectivas madres biológicas. Tuve una relación cercana con tres de ellos: Joan (una mujer maravillosa y amorosa quien falleció demasiado pronto), Peggy (la mayor de las mujeres) y mi hermano Bruce, a quien mi madre tuvo en una relación anterior a la de mi padre. Mi ascendencia es incierta: holandesa, alemana, irlandesa y nativa americana. Soy una mezcolanza de todas ellas. Básicamente soy como un perro callejero sin un claro linaje, pero eres lo que eres y en lo que te conviertes. Como sucede con la mayoría de los clasemedieros de mi generación y de ascendencia variopinta, podría mencionar los nombres de mis abuelos, más no el de sus padres, pues son un misterio para mí. No podría, incluso, recordar el nombre de mi abuelo materno, y el único motivo por el cual recuerdo el nombre de mi abuela materna es porque, a sugerencia de mi madre, ella bautizó a mi hija menor. En algunas culturas es común conocer el nombre de todos tus ancestros, incluso hasta los de tiempos lejanos. En cuanto a mí, no podría ni siquiera identificar a todos mis primos por parte de mi padre, a menos que portaran una etiqueta con su nombre.

    Mi abuelo materno fue uno de los varios hombres con quien mi abuela se casó, o a quien vivió unida, para procurar que sus hijos sobrevivieran a los años de escasez durante la Gran Depresión. Hasta la fecha, desconozco qué tan grande es la familia de la cual proviene mi madre, pues recuerdo a tíos y tías presentándose periódicamente a lo largo de mi vida. Gente que no había conocido antes, claramente bastante mayor que mi mamá, dijeron ser hermanos o hermanas de mi madre. Mis abuelos maternos fallecieron mucho antes de que yo naciera, pero lo que si recuerdo es una fotografía de mi abuela que mi madre conservaba sobre mi cómoda cuando yo era muy joven. El retrato me aterraba, mi abuela lucía tan dura y severa, y sus ojos parecían seguirme a donde sea que fuera dentro de la habitación. Solía recostar el retrato por las noches, lo cual molestaba a mamá. Ella me diría que su madre fue una mujer tan amorosa quien me habría adorado; pero aquellas eran palabras vacías para un niño de cinco años que temía a una imagen que no comprendía.

    La familia de mi padre era más estable pero igualmente extensa. Sé de la existencia de seis niñas y tres niños, y me han dicho que posiblemente hubo algunos más que no sobrevivieron al parto. Sus padres vivieron hasta mis casi treinta años, pero nunca llegué a conocerlos bien; eso, al parecer, estaba reservado para mis primas. El abuelo materno de mi padre fue un veterano de la Guerra Civil, un hecho comprobado por cantidad de documentos que alguien de la familia conserva. Él también abrió las primeras tintorerías de la ciudad de Passaic, Nueva Jersey. Mi padre tenía un recuerdo vago de su abuelo; sólo recuerda que estuvo atado a una silla de ruedas al final de sus días y que era difícil entender lo que decía al hablar.

    Frecuentemente mi papá me contaba historias sobre cómo se las veían para sobrevivir durante los años de la Gran Depresión; muchos de ellos viviendo juntos en un pequeño departamento de una calle sin salida en Passaic. Otros, casados simplemente para escapar a los confines de lo que habría parecido una condenada designada por Dios o, por lo que me han contado, de un padre tiránico y que bebía alcohol en exceso. ¿De qué manera me afectó todo esto? De ninguna, simplemente le doy una idea del acervo genético que eventualmente me produjo a mí.

    El yo que he llegado a conocer no salió a luz hasta muchos años después de mi nacimiento. Había sobrevivido a una infancia confusa, desconcertante y frecuentemente en soledad. Fue difícil establecer amistades duraderas porque nos mudábamos constantemente de apartamento, hasta que nos establecimos en una casa que mis padres compraron a mi tía. Dado que todos mis hermanos ya habían abandonado el hogar materno desde hacía muchos años, conocerlos fue un proceso gradual. Entablé lazos particularmente con Joan, Peggy y Bruce durante varios años, siendo la geografía un factor importante porque nosotros no nos quedábamos por mucho tiempo en un solo lugar. Durante mi niñez me encontré entreteniendo no a uno, ni a dos, sino a cinco psicólogos, con mis originales historias de ciencia ficción y mi imaginación activa. Mis padres, buscando desesperadamente una respuesta a su matrimonio disfuncional, depositaron la culpa en mis maneras peculiares de explicar por qué no funcionaban como pareja. A la larga, el matrimonio sí funcionó. Quizás no fueron tan felices como podrían haberlo sido, sin embargo estuvieron juntos casi sesenta años hasta que mi madre falleció tranquilamente en su cama, después de diez años de debilidad causada por un derrame cerebral, tiempo durante el cual mi padre atendió cada una de sus necesidades. ¿Fue esto suficiente para ganarse un buen lugar en el más allá? Quizás, mas es innegable que tuvo una dosis suficiente de expiación.

    No fuimos una familia particularmente religiosa; de hecho, mientras que mi madre acudía a la iglesia en ocasiones especiales, no recuerdo a mi padre pisando suelo sagrado a menos que fuese con motivo de una boda o algún evento similar. Fui bautizado en la Iglesia Episcopal de San Juan en Passaic, Nueva Jersey. Salvo la generosidad de mis tíos de llevarme a la iglesia y traerme de vuelta a casa, el domingo era un día regular en mi vida. Yo era quien llevaba el candelero al maestro de ceremonias durante la misa, sin embargo aquello no fue suficiente para solidificar mi creencia en una Entidad todo poderosa. Desde los once o doce años, cuando los días de ir a la iglesia terminaron, tuve dudas acerca de la vida después de la muerte. Viví etapas –Budismo, Conciencia de Krishna, Misticismo Oriental– pero ninguna mantuvo mi ardor durante algún tiempo. Al pensar en el pasado, me preguntó si la fe habría facilitado mi camino al crecer, pero, en general, la fe simplemente no funcionó para mí. Si Dios existe, pensaba, Él era un ser cruel desprovisto de compasión. A lo largo de mi vida no permití que mis incursiones pasajeras en alguna doctrina religiosa dominaran mis pensamientos ni mis actos. Anduve sin prisa a lo largo de mi vida haciendo todas aquellas cosas que los niños de los suburbios de Nueva Jersey hacen, pero cuando cumplí los dieciséis

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