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Messi: La Leyenda de Oro
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Libro electrónico634 páginas8 horas

Messi: La Leyenda de Oro

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Información de este libro electrónico

Opiniones e investigación sobre el futbolista número uno del mundo. Relatos, anécdotas, entrevista y testimonios sobre la carrera de Lionel Messi

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 oct 2022
ISBN9789878861623
Messi: La Leyenda de Oro
Autor

José A. Caldeira

José A. Caldeira nació en la ciudad de Mar del Plata,el 26 de diciembre de 1969.Es autor de la obra literaria Hinchas Argentinos. Tablón, Show y Sangre, con la que cosechó numerosos elogios de la crítica especializada. Para ello ha “vivido” 46 hinchadas del fútbol argentino. Su vasto recorrido por estas parcialidades, su trabajo investigativo y distintas experiencias personales le otorgaron más que suficiente autoridad para transmitir las diferentes expresiones que envuelven los estadios en el país de Messi, Maradona y tantísimos enormes futbolistas.Iglesia Maradoniana La Mano de D10S es su segundo libro publicado en el que refleja la historia de un movimiento único en el mundo que transformó a un jugador de fútbol en una religión. Esta obra le valió a su creador un reconocimiento unánime en diferentes naciones, donde inclusive ha sido invitado en calidad de conferencista.Codice M. Maradona-Messi. Chi Dei Due? es el tercer texto de su autoría en el que desarrolla con detalles las características del ciudadano argentino, para definitivamente entender el interminable debate interno sobre los dos máximos exponentes de la historia del fútbol mundial, nacidos ambos en un país de inescrutable tradición en el deporte rey.Messi-La Leyenda de Oro es el cuarto libro de José A. Caldeira, que actualmente es columnista del diario digital Il Napolista de Nápoles, Italia.Es Instructor Nacional de Fútbol y Director Técnico Nacional de Fútbol. Recibió formación en Psicología Aplicada al Deporte en la Universidad Nacional de Mar del Plata.Es asistente a distintas disertaciones sobre Conductas Humanas, Ciencias Sociales, Ciencia de la Salud, etc.Ha integrado su preparación como Instructor Nacional de Fútbol y Director Técnico Nacional de Fútbol en múltiples centros de entrenamiento al igual que en prestigiosos clubes del fútbol argentino.Como entrenador trabajó en distintas instituciones como por ejemplo en el C.A. Aldosivi de Mar del Plata, en el club deportivo Madryn y se ha desempeñado también como DT de Primera División y Coordinador en clubes que han participado en Torneos Federales de la República Argentina, como por ejemplo el club Atlético Banfield de la ciudad de Mar del Plata.José A. Caldeira realiza Proyectos de Consultoría Deportiva con relación a jugadores y Directores Técnicos de diferentes niveles, tanto amateurs como profesionales.En la actualidad trabaja para un reconocido grupo empresario vinculado al fútbol argentino e internacional.

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    Messi - José A. Caldeira

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    José A. Caldeira nació en la ciudad de Mar del Plata,el 26 de diciembre de 1969.

    Es autor de la obra literaria Hinchas Argentinos. Tablón, Show y Sangre, con la que cosechó numerosos elogios de la crítica especializada. Para ello ha vivido 46 hinchadas del fútbol argentino. Su vasto recorrido por estas parcialidades, su trabajo investigativo y distintas experiencias personales le otorgaron más que suficiente autoridad para transmitir las diferentes expresiones que envuelven los estadios en el país de Messi, Maradona y tantísimos enormes futbolistas.

    Iglesia Maradoniana La Mano de D10S es su segundo libro publicado en el que refleja la historia de un movimiento único en el mundo que transformó a un jugador de fútbol en una religión. Esta obra le valió a su creador un reconocimiento unánime en diferentes naciones, donde inclusive ha sido invitado en calidad de conferencista.

    Codice M. Maradona-Messi. Chi Dei Due? es el tercer texto de su autoría en el que desarrolla con detalles las características del ciudadano argentino, para definitivamente entender el interminable debate interno sobre los dos máximos exponentes de la historia del fútbol mundial, nacidos ambos en un país de inescrutable tradición en el deporte rey.

    Messi-La Leyenda de Oro es el cuarto libro de José A. Caldeira, que actualmente es columnista del diario digital Il Napolista de Nápoles, Italia.

    Es Instructor Nacional de Fútbol y Director Técnico Nacional de Fútbol. Recibió formación en Psicología Aplicada al Deporte en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

    Es asistente a distintas disertaciones sobre Conductas Humanas, Ciencias Sociales, Ciencia de la Salud, etc.

    Ha integrado su preparación como Instructor Nacional de Fútbol y Director Técnico Nacional de Fútbol en múltiples centros de entrenamiento al igual que en prestigiosos clubes del fútbol argentino.

    Como entrenador trabajó en distintas instituciones como por ejemplo en el C.A. Aldosivi de Mar del Plata, en el club deportivo Madryn y se ha desempeñado también como DT de Primera División y Coordinador en clubes que han participado en Torneos Federales de la República Argentina, como por ejemplo el club Atlético Banfield de la ciudad de Mar del Plata.

    José A. Caldeira realiza Proyectos de Consultoría Deportiva con relación a jugadores y Directores Técnicos de diferentes niveles, tanto amateurs como profesionales.

    En la actualidad trabaja para un reconocido grupo empresario vinculado al fútbol argentino e internacional.

    caldeira, José Antonio

    Messi: La Leyenda de Oro/José Antonio Caldeira

    1ª Edición Especial – Comandante Nicanor Otamendi: José Antonio Caldeira, 2022

    Libro Digital PDF

    Archivo Digital: Descarga y Online

    ISBN 978-987-88-6162-3

    1. Deportes 2. Fútbol. 1. Título

    CDD 796 33 40 92

    DEDICATORIA

    A la memoria de mi papá José, un ser inigualable que enchastró toda mi vida de fútbol y de los mejores ejemplos.

    A mi mamá María Esther, que todos los días nos sigue enseñando cómo se afronta la vida. No conozco ni conoceré ser más valiente.

    A Santino y María Belén, que nutren mi existencia de belleza y amor.

    A mis hermanos Claudio y Matías, a quienes amo con mi alma entera.

    A mis sobrinos Brisa (ahijada), Mía, Mateo, Dylan, Branco, Milo, y al resto de mi hermosísima familia.

    A mis amigos, Tony Ramos, Pablo Calvo, Ángel Lozano, Julián Chavero, Pedro Boccanera, Mariano Perera, Roberto Neto, Christian Salgado, Luis Roque Lucho Famá, Lucas Famá, Daniel Vázquez, Eduardo Trejo y Damián Gil.

    A la memoria de Pablo Famá y de Joaquín Tibu Rojas, dos pibes increíbles, ambos talentosísimos zurdos a los que el Altísimo llevó para completar el sector izquierdo de la Celestial Selección del Cielo.

    A Lionel Andrés Messi, que desde la excelsitud de su fútbol y las obras de su Fundación hacen de la esfera terráquea un escenario infinitamente superior en beneficio de la humanidad.

    AGRADECIMIENTOS

    A Fernando Signorini, por quien guardo una muy especial gratitud.

    A Walter Vargas, superlativo en sabiduría y descomunal desde su corazón.

    A Darío Alejandro Sánchez, quien trabajó infatigablemente para que este conjunto de páginas sea finalmente libro.

    A Héctor Bargas, por su inmensa generosidad.

    A Joan Arnella, increíble anfitrión en Barcelona.

    A Rubén José Rossi, que cooperó de manera estupenda.

    A Claudio Gómez, por estar siempre a disposición.

    A Ricardo Alfieri (hijo), por su gesto formidable para con mi persona, valorizando incalculablemente el libro.

    A Ezequiel Fernández Moores, Román Iucht, Ariel Scher, Fabián Godoy, Norberto Ruso Verea, Alejandro Apo, Alejandro Fabbri y al listado de señores periodistas argentinos que prestigian el texto.

    A Dimitri Pianese, Gianluca Baldinucci, Filippo Prota, Claudio Botti y Max Gallo, cinco italianos que me hicieron sentir que Nápoles era mi casa.

    A Mimmo Carratelli, Marcos Ciriello, Peter T’Kint, Nicolás Gómez Sañudo y Germán García, profesionales de prensa europea de primerísimo nivel, por sus invaluables aportes.

    A Eduardo Quintana, por su inestimable contribución.

    A Guillermo Bandi, por su permanente gran predisposición.

    A Jorge Estefanía, por sumar su magnífico arte al libro.

    A Fernando Cacace por su contribución fotográfica.

    PRÓLOGO

    Amigo lector, la voz popular nos dice que El que avisa no traiciona, tras esta sabia sentencia, me siento comprometido a advertirle que, por más que me esfuerce, estoy seguro que el contenido de este prólogo no estará ni mucho menos a la altura que merecería tener una obra dedicada a... ¡¡Un Genio!!

    Porque tratar de traducir en palabras las asombrosas sensaciones de infinito placer que en mí provocan sus tan milagrosas como inexplicables ocurrencias, en el rectangular escenario en el que él desparrama su arte inimitable, es para mí, una tarea imposible.

    Tan imposible como estar de acuerdo con eso de que dios hizo a todos los hombres iguales... No está en mí ofender a quienes adhieren a ese precepto, pero estoy seguro que, en la elaboración de alguno de ellos, ¡¡se le fue la mano en la levadura!!

    Cada vez que veo jugar a leo, me siento tentado de agradecer al creador por tan esporádico como maravilloso descuido.

    Descuido similar al cometido en la creación de todos esos seres excepcionales que elevaron hasta el paroxismo las disciplinas artísticas en las que actuaron.

    No son pocas las veces en las que, montados en el incontrolable potro de nuestra vanidad, quedamos al borde de caer en el riesgoso abismo del ridículo, porque pretender explicar las cosas inexplicables, es un claro síntoma de ella.

    Supongo que no es necesario ser un experto en arte, para darse cuenta que leo es un artista, un artista extraordinario, capaz de embriagar con su descomunal talento a millones de apasionados cultores del más popular de los deportes, en cada rincón del orbe. Que hasta no hace mucho tiempo en nuestro país, sus prodigiosas condiciones hayan sido objeto de incomprensibles críticas, es un contundente argumento para explicar el hecho de que argentina sea el país con mayor número de psicólogos en el mundo por cantidad de habitantes...

    La conclusión se me antoja obvia, poner en duda a messi, es la clara demostración de que, quien cometa ese pecado, debe solicitar con urgencia la ayuda de un terapeuta ya que, aunque él no lo crea ¡¡está loco!!

    Fernando signorin

    INTRODUCCIÓN

    Lionel Messi, quien porta el rostro más universal de los terráqueos, a mi izquierda, aguardando de forma inercial que el trazo de la lapicera comience y finalice mi dedicatoria. La atmósfera se vuelve conventual. Nada fractura el silencio. Un genio futbolístico en exceso aguardaba por mi libro sobre otro genio futbolístico en exceso, Diego Maradona. Obsérvese qué dos apellidos condensados en la escena: Messi y Maradona. En ese instante era Messi siendo Leo. Justo él, ni más ni menos que el mejor jugador del globo, el que gobierna partidos como nadie, el que llevó a otra altura lo astronómico, para decenas de millones el que superó a todos, precisamente de todos los tiempos, sentado en un sitial preferencial de la historia, aguardaba con ansiedad lo que yo escribiría.

    Hoy repaso mentalmente el acontecimiento que recorre mi aparato circulatorio y mi sistema nervioso, produciéndome una inmedible satisfacción y un inmenso y llameante deleite. Abstraído de cualquier influencia externa, coloqué: para el messias que el otro dios envió a la tierra. Agregué ojalá que disfrutes de esta obra. Debajo con total afecto y estampé mi rúbrica. La sonrisa complaciente esculpida en el semblante de lionel andrés messi y el sentido abrazo que nos dimos saturaron mi alma de placer.

    CAPÍTULO I

    FRASES

    Es increíble lo que hace con la pelota. ¿Te das cuenta Fernando lo que estamos viendo? Era Maradona hablando de Messi.

    Fernando signorini

    Es tan intenso el presente que nos quita perspectiva de la historia, y la historia de Messi es notable, historia que está escribiendo todavía, y eso es aún lo más notable, que no terminó de escribirse.

    Ezequiel fernández moores

    Messi es un señor capaz de codificar cada vez más cosas de un juego que es inabarcable y de decodificarlas en nivel Messi.

    Ariel scher

    Cuando hace la pausa es el silencio de B.B. King tocando blues, cuando gambetea es Led Zeppelin y todo eso que esa máquina arrolladora de Rock & Roll podría entregar, y en el momento que acelera y pasa a tener el objetivo claro, se transforma en Motörhead tocando el más puro, terrible y tremendo Rock and Roll para llegar al éxtasis final.

    Norberto ruso verea

    Messi es un jugador extraordinario en el mejor sentido de la palabra extraordinario, muy manoseada por nosotros, cualquier jugador que anda bien un partido es extraordinario. Messi es extraordinario en el valor justo de la palabra, y como dice muy bien Bilardo la pelota es un hueso más de su cuerpo, es una extensión de su cuerpo. No la mira, la lleva atada al pie… Es impresionante. Un jugador genial.

    Alejandro apo

    ¿Piensa alguien realmente que alguna vez ha existido un futbolista mejor que Lionel Messi? Lo digo seriamente.

    Gary lineker

    Ahora que se habla desde el gobierno de posibles nuevas asignaturas en la universidad, tendrían que tener en cuenta la materia Leo Messi. Lo que hace el argentino es digno de un estudio y todos los niños deberían estudiarlo como algo obligatorio.

    Diario marca-españa

    Hombre… Superhombre… ¡Messi!.

    Diario the guardian-inglaterra

    Lionel Messi es claramente el mejor de la historia. Jugué contra el mejor de todos los tiempos.

    John terry

    No le demos más vueltas, es el mejor de todos los tiempos.

    Diario sport-españa

    SU DIMENSIÓN HISTÓRICA

    Me absorbe la convicción plena que Messi merece ser escrito todas las veces posibles. Representó un supremo desafío para mi intelecto y mi creatividad escritural ponerle tinta a la trayectoria de un ser cuya celebridad habita un cénit cada día más elevado. Debí acondicionar mi psique, mente y alma para intentar explicar al dueño de un mito que continúa brindando episodios brillantes. Messi, quien vive la vida para millones y millones, del jugador máximo de todos los tiempos, es un impactante capítulo de oro en la historia futbolística del planeta, sino el más reluciente, apoteósico y majestuoso. Todos los adjetivos resultan escasos para un jugador tan imponente.

    La existencia de Lionel Messi demuestra que Dios sigue tramando misterios que obligan a plantear interrogantes: ¿de qué diccionario vamos a extraer más adjetivos dado que ya no se sabe cómo calificarlo? ¿Con qué batería de terminologías describirlo? ¿Cómo traducir al vocabulario lo que inventa? ¿Cómo hace para mantenerse en tan elevado nivel durante tan extensa línea de tiempo? Ahí será entonces cuando las consonantes y las vocales le conferirán lugar a las construcciones, pero precisamente, ¿cómo se hace para poner en palabras a Messi? Produce un efecto inigualable de inmersión. Da recitales de fútbol. Enseña. La inmensidad de su juego rompió todas las fronteras, inclusive las generacionales. Es noticia global todos los días. Es el jugador que continuamente se sitúa en las portadas de diarios y revistas, de espacios digitales, de programas televisivos como ningún otro. Todo el tiempo está en todos lados como nadie. Las más lúcidas firmas periodísticas capitularon ante él. La historia es suya, colocó el diario español Marca. Su trascendencia sacude al globo. La marca Messi garantiza cada vez más fanáticos del fútbol en la vasta raza humana. Su realidad traspasa la imaginación, la perfora. Extendió y extiende admiración en todos los rincones ejercitando libertades como no puede otro jugador. Su biografía como celebridad deportiva planetaria crece sistemáticamente, se alimenta a cada momento. Es un hechicero que enamora sin discriminar. Sus praxis en las definiciones son superlativas. Se le cae la fantasía de los bolsillos. Messi abduce, magnetiza. Los rivales entran en trances contemplativos, sus aliados también. Los adversarios lo sufren, Lionel les duele, pero lo reverencian casi con desesperación. Messi es golazos antológicos y asistencias quirúrgicas. Es prestidigitación y jugadas indescifrables. Encantamiento y excelsitud. Es seducción, fascinación y tiros libres colgados de los ángulos. Es gambetas ilegibles, quiebres interminables y remates teledirigidos. Messi es célebre, masivo, prestigioso y un larguísimo etcétera. Messi es su esencia preservada, es exaltación, incomprensión, es en sí un acto de sublevación ante tanta uniformidad. Es lo nunca visto, dijo Carles Puyol. Ver jugar a Messi es como tener un orgasmo, aseveró Luis Figo. Messi es un jugador de PlayStation, sentenció Arsène Wenger, es… ¿Es humano? se preguntó Thierry Henry. Batió a más de 230 arqueros, pulverizó incontables récords que se habían sostenido decenas de años, arrasó con los números y estadísticas de los más grandes cracks de la historia universal del fútbol. Hizo lo que nadie pudo jamás. Tardarán 6.000 años en superar los récords que ha hecho Messi, certificó Pep Guardiola. Los registros de Messi serán el Everest del fútbol (Andrés Burgo).

    Alcanzó 7 Balones de Oro, 6 Botines de Oro, 41 títulos, en una sola temporada señaló 91 goles, convirtió en 21 partidos consecutivos, superó los 1.200 goles –más de 780 oficiales–, todo eso y muchísimo más, como por ejemplo ser el mayor goleador del Derbi que supera a todos los Derbies, Barcelona-Real Madrid. Messi es perpetuo, perenne, indeleble. Detuvo el tiempo. Vence a la unidad de medida de lo que perdura. Entiende y conoce todos los por qué, los cuándo, los cómo y los dónde del juego. Su ex compañero Frenkie De Jong declaró: Messi te da el balón con instrucciones. Contó con el designio de los elegidos. Como Maradona, aparecieron en el momento exacto. No antes, no después, en el que el fútbol necesitaba proyectar una mega figura. Un día escribí sobre Diego que había dado respuestas a la medida de ninguna pregunta, con Leo acontece exactamente lo mismo. Su sello de fábrica es el talento inconmensurable que lo encumbra, que le autoriza genialidades tan fastuosas que resplandecen intempestivamente iluminando al mundo entero. Mirarlo es la mejor sensación que hay, también proclamó Guardiola.

    Él se exhortó a guionar su destino. Dio hartas y múltiples muestras que constituye un paradigma de fenómeno biológico. Ejerce una atracción magnética inigualable. Desde sus jugadas voltaicas y sus resoluciones propias de un ser de otra galaxia exigió a millones a mejorar su sensibilidad visual cuando los segmentos de su cuerpo se coordinan para dar la respuesta técnica perfecta. Se interrogan e interrogan: ¿De qué juega Messi? ¿Es mediapunta? ¿Falso 9? ¿Cabeza de rombo? ¿Delantero centro? ¿Wing izquierdo? ¿Segunda punta? ¿Delantero por derecha para perfilarse con su pierna más hábil?. Es todo junto y lo mejor de todo lo señalado. Messi es un extra galáctico que juega de Messi, a quien he visto en un estadio transportar sus ojos hacia la gente y proyectarse en 99.000 espectadores.

    El fútbol es una factoría increíble de fanáticos, de estados de ánimo, de igualdades, de ídolos momentáneos y de otros eternos, de dramas superfluos, de miles y miles de millones de euros, de mentiras y emociones, verdades y fastidios, de metáforas, de ilusiones y de potentísimos efectos que se juega en las pantallas de todo el globo. Es el deporte rey, donde el verdadero rey es Messi, convertido en patrimonio sentimental del fútbol. Lleva implícito el inmedible peso cultural de un fenómeno planetario, y con absolutamente todas sus implicancias, entonces, la civilización que posee conocimientos vastos sobre ciencia, medicina, arte, astronomía, cibernética, ¿Tiene los argumentos para explicar a Messi? ¿Desde qué rama? ¿Desde cuál disciplina? ¿Desde la sociología? ¿Desde la filosofía? ¿Desde la literatura? Detrás de Messi, ¿hay teorías? ¿Cuántas? ¿Ninguna? ¿Pocas o demasiadas? ¿Alcanzan la densidad de las palabras?

    Einstein, Platón, Saramago, Aristóteles, Friedrich Nietzsche, Goethe, Schopenhauer, Descartes, Hegel, Borges, Samuel Beckett, Pier Paolo Pasolini, Kierkegaard, Jean-Paul Sartre, Foucault, Heráclito, Heidegger, George Berkeley, Miguel de Cervantes Saavedra, Shakespeare, ¿Quién? No nació para ser explicado, me aseveró Fernando Signorini y lo rubrica cada vez que lo interrogan.

    No escribas sobre él, no trates de describir lo que hace, simplemente míralo, afirmó Pep Guardiola convencido con sus vísceras, pero le tengo malas noticias, seguimos intentándolo…

    El enorme filósofo francés Émile Durkheim, el reputado filósofo alemán Max Scheler, Pasteur, Alfred Nobel, Blaise Pascal, Immanuel Kant, el catedrático estadounidense William Sumner, la sensibilidad de Albert Camus, o Franz Kafka, Octavio Paz, Oscar Wilde, Neruda, Vázquez Montalbán, James Joyce, Rubén Darío, Dostoyevski, Ortega y Gasset, Eduardo Archetti, Newton, Auguste Comte, o Zygmunt Bauman, ¿Qué hubiesen revelado? ¿Cuáles serían sus exteriorizaciones con tantos recursos gramaticales, sintaxis, giros idiomáticos, pleonasmos, amos de ilimitadas disquisiciones filosóficas, de profusas e incalculables virtudes expresivas, munidos de técnicas narrativas, hipérboles, aliteraciones, de innumerables elipsis, anáforas, perífrasis, sinécdoques, metáforas, ¿podrían ofrendar definiciones químicamente puras sobre Messi? Leo, un zurdo sin misericordia a la hora de desintegrar defensas y arqueros, fue más allá de lo posible. Traspasó todas las jurisdicciones. Por centurias se hablará de él, el jugador más grande del deporte más grande.

    El promedio es lo que en verdad cuenta para evaluar fehacientemente la trayectoria de un deportista, no su pico máximo, y el promedio de Messi en todos sus apartados es exorbitante, brutal, desmesurado, ese es el parámetro que ciertamente define su valía. Es irrebatible su primacía. Las pruebas que ha dado no admiten la más mínima resistencia. Usualmente teorizo sobre el hecho de que ni el mejor experimento genético, hoy ya en el tercer milenio de la era cristiana, hubiese arrojado un Messi superior. Sus actuaciones prescinden de toda argumentación racional sin importarle un ápice que todo acontece bajo una fenomenal maquinaria mercantil. El carácter supremo de su jerarquía es arte para describir. Su vida surca la historia del fútbol. Juzgo que en un universo que no invita a leer es un excelso proveedor de continuo e ilimitado material literario, que infinitamente lo merece y su dimensión histórica lo reclama. Por eso y por muchísimo más le di vida a este libro sobre Messi, La Leyenda de Oro… Por los siglos de los siglos.

    GENIUS

    11:02 a.m. Las turbinas del Boeing de bandera francesa se silencian en inequívoca señal de arribo a esa hechizante megalópolis que es París, la ciudad más visitada del continente europeo. Despego mi humanidad desde la butaca 24F del transatlántico vuelo de Air France. Dentro de la geografía de ese interminable monstruo de cemento que representa el Charles de Gaulle, el transporte interno me traslada bajo el cielo níveo y los dorados rayos del disco solar que anaranja pieles, hasta la terminal correspondiente para depositarme posteriormente en mi próximo destino, el romano aeropuerto de Fiumicino.

    Atrapado por tanta dinámica, mis pasos maquinales y sincronizados se dirigen a cumplir con la urgente solicitud de mi estómago en este octubre francés. A la izquierda y por sobre mi hombro, entorno lo que más puedo mis achinados ojos para enchastrarme de orgullo con la única gigantografía que diviso entre el hormigueante aeropuerto. Messi, su camiseta argentina y el vocablo que no podrá ser reemplazado por ningún otro: Genius. Entre tan increíble mosaico de pluralidad me detuve. Permanecí pétreo. Ahuequé mis manos uniéndolas a la altura del mentón como en una plegaria y sonriendo con medio rostro me dije mitad triste y el otro cincuenta por ciento enojado: Pensar que el universo lo venera y en su país hay gente que no se cansa de litigar sobre él. Pocas arbitrariedades tan excesivas e inconcebibles.

    Internalizo la experiencia y advierto como se miran dos soledades, ella con aire suplicante. También el distinguido caballero. Sus percepciones se absorben aun cuando el aluvión los apartará para siempre. Defino el restaurante a la vez que rememoro vertiginosamente que precisamente en París, la ciudad donde paradójicamente nacieron el Balón de Oro y el Botín de Oro, Leo vivió una de las circunstancias más contradictorias de su trayectoria. Con Barcelona obtuvo aquí la Champions League en 2006, pero sin poder actuar en el partido decisivo por lesión. Asimismo extraigo de mi memoria que en París se creó la Federación Deportiva más importante de la tierra (FIFA), además de instituirse la Copa de Europa. Mi almuerzo es frugal y distendido, con la batería de mi smartphone a poco de dejarme incomunicado repaso algunas noticias mientras certifico lo veraz de la frase Los aeropuertos ven más besos sinceros que las bodas.

    Considero un evento insoslayable retornar al sitio de la gigantografía. Había quedado atornillado a aquella imagen. Convencido que Messi es la personificación del mejor fútbol llego para contemplarla. Unas 15 personas hacen exactamente lo mismo. En la metrópoli de la Torre Eiffel, de las Catacumbas del Monte Parnasse y sus cafés, del Arco del Triunfo, de los Campos Eliseos, de la ópera, el Sena, la moda, el arte, el máximo glamour y las mejores fragancias, de la Sorbona, la Catedral De Notre Dame, una ciudad a la altura de todas las exigencias, con su fabulosa vida nocturna, un ruido seco y definitivo me hace girar. Un teléfono de ultimísima generación se había desprendido de la mano de una japonesa treintañera. La efervescencia del instante transcurre amablemente y con seña cosmopolita me pide si puedo tomarle una fotografía al lado de Messi, precisamente el personaje más retratado del siglo XXI. Posa sola y unos segundos después con sus acompañantes, tres hombres y dos mujeres. Inauguramos un diálogo en inglés. Youko, de blanca tez, piel aporcelanada, larguísimas pestañas, uñas cinceladas y pollera tan mínima como sus ojos y su cintura, y con finísimos estilettos negros en rigurosa combinación con su vestuario, arremete con un Argentine, Mesiii, Mesiii, Leoooo, Leoooo, elongando la última vocal. Me abordan, y con la educación que distingue a los orientales, interrogan. Quieren saber si conozco en persona al mejor jugador de fútbol del mundo, ciertamente por ser su connacional. Obtienen un Yes por toda respuesta. Acto seguido les muestro un par de fotos junto a Messi y una avalancha de asombro les cae encima. Se oye un oooooh… nada artificial. Tres de ellos se llevan las manos a sus bocas tapándoselas, dos dejan sus frases inconclusas. A continuación Youko, de amaderado, exquisito y persistente aroma, como vocera de la delegación me da a conocer detalles de su profesión. Es periodista free lance. Narra que sus acompañantes son prestigiosos médicos neurólogos, que todos se dirigen hacia un relevante congreso en la costa este de Estados Unidos y que ella lo cubrirá para medios de su nación y una revista europea. Produce una mueca furtiva mientras delante cruzan un longilíneo anglosajón desprovisto de buen humor y un individuo que desde su alzacuello nos muestra que se trata de un religioso, pero nada evidencia su cargo clerical, y me invita a ingresar al local de la marca alemana de indumentaria deportiva que patrocina a Messi. Un diminuto paréntesis me transporta al poderoso elemento de construcción identitaria que significa el fútbol, como uno de nuestros sellos culturales indelebles. Apropiadamente reflexiono sobre la cuestión sin alcanzar profundidades filosóficas ni mucho menos, con mi estado anímico cargado de positividad. La dulce voz de Youko me vuelve al momento. Con perfecta naturalidad, pero no sin ímpetu, señala que cuatro de los cinco japoneses habían adquirido la casaca argentina con el 10 en el dorsal y el apellido del rosarino estampado, a la vez que uno de los varones, Hideki, con rostro de hombre metódico a quien adivino usuario permanente de dispendiosos trajes, invirtió sus primeros euros de la escala francesa en una camiseta de Cristiano Ronaldo. Satoshi, elegante y de perfecta hilera dental, en un nítido inglés para que yo comprendiera y a la vez me deleitara, expresó: That’s the proportion, for every nine Messi’s fans there may be one of Cristiano… ¡No! ¡No! Not even that for me is one million to one, really (esa es la proporción, por cada 9 fans de Messi puede haber uno de Cristiano… ¡No! ¡No! Ni eso es para mí, realmente es de un millón a uno), barnizó la situación con humor e ingenio. Todos reímos. Messi es un lujo óptico, un encantador del fútbol.

    Tres saudíes desprevenidos, con normal desconcierto, observan a la vez que un finlandés estilizado, cabeza despoblada y con cara de asiduo viajante, gira el torso y con el libro más vendido del mundo en una de sus manos lanza al aire una frase vacía: Don’t mention it (Ni lo menciones).

    Cualquiera aseveraría que el hecho es directamente para una aguda observación antropológica, y ciertamente lo es. Seis japoneses que mezclan el sinoismo y el budismo, con un argentino católico, en un aeropuerto europeo tan lejano a sus residencias, en un país ajeno con participación saudí, de doctrina musulmana, un nórdico llamativamente con una Biblia en versión católica, la obra más influyente de la historia de la literatura mundial, donde una extraordinaria mayoría es evangélica luterana, y en una conversación llevada a cabo en inglés, idioma suplementario, y no principal de los autores involucrados, que se originó por casualidad a través de la única religión planetaria, el fútbol.

    En definitiva todo emergió por Messi, un argentino de mítica investidura que expulsa del terreno de la inventiva jugadas de excepción, que crea fantasías de magnifico valor estético en su cerebro, va y las ejecuta, así, sin más, y que con un ilusionismo propio de un elegido colonizó los sentidos no solo de este grupo tan disímil de individuos, sino desde hace un largo tiempo de millones y millones en el globo terráqueo produciendo cautivante fascinación.

    La despedida incluyó gestos, abrazos, variaciones sónicas que con especial sensibilidad fortalecen la escena, palabras y promesas. Es la vida misma y su dinámica girando alrededor de un esférico, y de Lionel Messi, sinónimo de genio hasta la eternidad.

    MESSI ES UN ENIGMA…ES UN MISTERIO

    Fernando Signorini examina el dinamismo y la presteza de mi mano diestra detrás de los cotizados anteojos que resguardan su salud visual, a la vez que con un modernísimo diseño combina también elegancia. Sentado frente a mí tengo a un hombre de sólida reputación que desde su sabiduría puede sentenciar con fundamentos brillantes. Un profesional de elite, dueño de una autoridad futbolística en exceso. Una mente preclara que se expresa con tajante sinceridad.

    El termómetro en la febril mañana de este viernes revela que una insensible temperatura en dos horas más pretenderá acribillar nuestros organismos. 10:55 a.m., 29.9°C y el sol bañando el absoluto en Buenos Aires. Hace escasos 120 segundos nos instalamos en una mesa del café Havanna enclavado en uno de los ángulos que conforman la intercepción de las calles Arcos y La Pampa. La pandemia desatada por el COVID-19 ya había reseteado la realidad del planeta.

    Fernando, explicame a Messi, inquiero al final del silencio. Desde un exhaustivo conocimiento y su extenso y atendible parlamento, esgrime: Messi es un enigma. Es un acto de la naturaleza. Leo es un misterio, una joya de la biomecánica. Desafía las leyes elementales de la física. Es indescifrable, entonces ¿cómo explicar lo que no se puede? Leo posee una inteligencia intuitiva ajena al resto de los mortales, y como Maradona, combinan dominio del tiempo, dominio del espacio y del engaño. Todo lo anterior también lo tenía Diego, por eso digo que nacieron para ser disfrutados, y no precisamente para ser explicados. Messi es el único que te obliga a ver los 90 minutos sin sacar la vista del televisor.

    Por única vez se retira momentáneamente las gafas, arquea las cejas, ordena un cortado, dos medialunas saladas, edulcorante y un agua mineral sin gas. Mi solicitud es similar, solo varía en el acompañamiento del café: medialunas, pero almibaradas. Clavo mis codos, tuerzo los dedos y ahueco las manos para seguir oyendo al preparador físico (preparador de jugadores como él prefiere que lo llamen), que trabajó con Maradona entre 1983 y 1994, con Messi en la Selección Argentina desde 2008 a 2010, con los dos directores técnicos Campeones del Mundo comandando al combinado nacional, César Menotti y Carlos Bilardo, que estuvo en cuatro Mundiales, en tres de ellos como PF de Diego (1986-1990-1994), en Sudáfrica 2010 como responsable de la parte física de la Selección conducida por Maradona, que hoy hace docencia en la Escuela de Directores Técnicos de César Luis Menotti. Hunde dos dedos justo debajo del maxilar izquierdo y reanuda: Ver un paisaje increíblemente hermoso es imposible de describir, ¿se puede definir al amor? Por más cosas que se digan ¿se puede contar la amistad? Con Messi y Maradona sucede igual. El asombro que producen se te mete por los ojos, se te mete por la sangre, ¡y te lo quedás para vos!.

    Avanza: La altísima frecuencia de pasos de Messi es superior a la de Maradona, nunca vi nada igual, solo podría observarse en una cámara que acelera las imágenes, ¿viste los movimientos de las alas del colibrí para poder mantenerse en el aire? Interroga y se responde: Es lo mismo que hace con los pies. Messi lleva la pelota pegada. ¿Cómo lo hace? No sé, y él tampoco puede explicarlo. Sus movimientos son más veloces que los que podría percibir la vista, tal el accionar del trilero que encubre las tres bolitas con imperceptible habilidad, y como es infinitamente más complejo accionar los pies que las manos lo que hace es de una genialidad pasmosa. Messi es un fenómeno sobrenatural. Su coordinación neuromuscular es brutal.

    Los vaporosos cafés ya gobiernan la mesa. Noto que concibe todos los instrumentos posibles para mi comodidad, y como cada vez que nos vemos, siento que su amistad resulta una gran inversión para el crecimiento de mi capital humano. Adivino que detrás de sus oscuros anteojos clava sus ojos en los míos cuando le pregunto ¿Qué hubiese pasado con una hipotética formación futbolística de Messi en Argentina? Estira su brazo izquierdo y endulza la bebida que yace en el pocillo. Sorbe y expulsa: Acá lo hubiesen hecho pedazos, lo hubieran hecho trizas. Las barras bravas te amenazan, te hostigan, vas a jugar de visitante y te rompen a pedazos los vidrios del micro, ¿esas cosas qué carácter le hubieran formado? Han convertido al fútbol argentino en una basura, con una corrupción dirigencial lamentable, carente total y absolutamente de toda ética, con un fútbol que tendría que ser vehículo para educar desde las bases y no exigir resultados, sino transmitir conocimientos, pero hacerlo en libertad para que un niño a través de su inventiva logre dar respuestas. Siguen educando en la angustia, en el miedo. Leo acá no hubiera tenido nada de lo que se le dio en Europa. En Argentina no hubiese sido feliz jamás, porque el proceso debiera ser evolutivo, y en este país es imposible. Si tendríamos a los jugadores formados como corresponde, desde valores como la honestidad, el compañerismo, la solidaridad, la preocupación y ocupación por el prójimo, otras serían las costumbres, buenas por cierto, que regirían al fútbol nuestro y por consecuencia otros muy distintos los dirigentes. Acá está minado de malditos cuyo único mensaje es ganar a como dé lugar, pisándole la cabeza al rival y destruirlo de todas las maneras posibles, con un periodismo sanguinario, berreta, irrespetuoso y decadente. Por todas estas cosas lo mejor que pudo pasarle a Leíto es que a los 13 años lo hayan llevado a Barcelona donde recibió educación y cuidados que en Argentina no hubiese tenido ni remotamente. Allá lo metieron dentro de una cúpula de cristal y esa protección fue esencial e indispensable para que fuera la persona y el jugador que es.

    Fernando, el medio europeo es muy distinto al nuestro y eso con seguridad favoreció a Lionel, desde el acondicionamiento físico hasta lo estrictamente futbolístico.

    Del otro lado del océano, los preparadores físicos trabajan diferente. En aquel fútbol se hace todo en base a la pelota. Se respeta más al jugador. Acá la gran mayoría aplican trabajo de atletismo al fútbol y no sirven para nada. Los circuitos con un colorido espectacular y bello para la vista, tan espectacular y bello el despliegue como inútil. No sirve para nada. Y con respecto a los directores técnicos, te digo que son grandes culpables. La enorme mayoría transmite miedo, inseguridad y violencia.

    Inmediatamente después de pronunciar la última frase levanta el pocillo para depositarlo segundos más tarde y ya sin contenido en la mesa barnizada. Elonga su brazo derecho, lo recoge y con su mano izquierda desaloja de uno de sus bolsillos un flamante smartphone. Se reacomoda en su silla. El profesor por el que también pasaron los físicos de Jürgen Klinsmann, el Kun Agüero, Gabriel Milito, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Carlos Tévez, Javier Mascherano y Vincenzo Montella, entre tantos otros, dispara: Aaahh, y dicen, ‘No canta el himno’ ¡¿y, quién dice que es importante cantar el himno?! ¡¿Qué tiene que ver la denominada canción patria con un partido de fútbol?!. Y sin tiempo para respuestas, con enfado se apresura y lanza ¡Nada!… ¿Cuál sería el vínculo? ¡Ninguno!. Vuelve a remarcar y exhala un suspiro. Se reclina en su asiento y cuando parecía estar calmo, con súbito impulso y mucho de razón, con tono temperamental, asevera: El himno tiene que ver con batallas, te remite a las guerras, a muerte, y el fútbol es lo antagónico, el fútbol es vida.

    
MESSI, ARGENTINA Y LOS PSICÓLOGOS

    ¿Desde qué lugar y con qué autoridad se lo detracta con la ferocidad que algunos lo hacen en su nación?

    Criticar a Lionel explica, por ejemplo, por qué Argentina es el país del mundo y con escandalosa ventaja sobre el segundo, con mayor cantidad de psicólogos por cantidad de habitantes. Le exigen que traiga la Copa del Mundo. ¡Hay cada esperpento! Y los peores son los mamarrachos con micrófonos que denigran esa maravillosa profesión a los que la palabra periodista les queda gigante. Periodistas fueron Dante Panzeri, Ulises Barrera, hoy Ezequiel Fernández Moores, gente de honor. Después están los impresentables que dicen a viva voz: ‘Messi tiene que ser Campeón del Mundo, sino…’ ‘¿Sino qué?’ Leo es un número uno con Copa del Mundo o sin Copa del Mundo. ¿Cuántos tipos hay Campeones del Mundo y nadie sabe nada de ellos?.

    Pero Fernando, eso sucede con quienes pregonan que el triunfo representa la única forma de éxito y ese es un mensaje que tergiversa, acompañados por el deformante exitismo mediático. ¿Vos recordás quiénes son Massimo Oddo, Simone Barone o Marco Amelia? Campeones del Mundo con Italia en Alemania 2006. ¿Y de Gilmar Rinaldi y Viola? Fueron Campeones del Mundo con Brasil en Estados Unidos 1994. Franco Selvaggi y Giampiero Molini, ¿tampoco? Levantaron el trofeo dorado con la Selección italiana en España ’82. Pasa lo mismo con Mustafi, Mendy, Fekir o Matthias Ginter, Campeones Mundiales con Alemania en Brasil 2014, ¿los vas a recordar más que a Messi?

    Inviable posibilidad, contesta sonriente y pide otra vuelta de café.

    Continúo con la dinámica de mi exposición: "Matuidi, Dembélé, Lucas Hernández y Paul Pogba, campeones en Rusia 2018 como los otros anteriormente mencionados, italianos, alemanes, brasileños y estos últimos franceses, van a ser más recordados por la marca que pudieran haber dejado como Campeones Mundiales, o la memoria selectiva del buen fútbol se va a inclinar por el juego fantásticamente vistoso del Brasil ’82 de Telê Santana con Zico, Toninho Cerezo, Sócrates, Eder, Falcão y Junior, o la Naranja Mecánica de Rinus Michels, ese equipazo legendario que tampoco levantó la copa de oro pero con su funcionamiento revolucionario, repleto de talento, constante movilidad, un desorden perfectamente organizado donde todos jugaban de todo y ocupaban estupendamente los espacios, con el liderazgo de Cruyff, y las participaciones estelares de Ruud Krol, Johnny Rep, Johan Neeskens y Rob Rensenbrink, ¿fuera la Selección más influyente de la historia del fútbol?

    Fernando, siempre un fino y agudo analista, asiente y dispara: Más allá de que estoy convencido que no hay que discutir, sino que hay que debatir, porque como dijo Jorge Luis Borges, ‘El que discute quiere tener razón’, y yo no quiero tener razón, yo quiero mejorar mis razones, te asiste la verdad de tu argumento, manifestaste todo con fluidez y convicción, a lo que adicionó: Y si te mejoro el escenario te doy una lista extensa de monstruos futbolísticos que no fueron Campeones del Mundo: Eusebio, Figo, Puskás, Gento, Cruyff, Krol, Caniggia, Paolo Maldini, George Best, Zico, Cristiano Ronaldo, Lev Yashin, Oliver Kahn, Platini, Karl-Heinz Rummenigge, Paul Gascoigne, El Mágico González, Valderrama, Kevin Keegan, y si lo mejoro aún más con Campeones Mundiales a nivel Selección: Gerson, Zidane, Tostão, Del Piero, Thierry Henry, Bobby Charlton, Romario, Passarella, Bebeto, Ronaldo, Franco Baresi, Paolo Rossi, Giancarlo Antognoni, Jorge Burruchaga, Kempes, Lothar Matthäus, Dino Zoff, Beckenbauer, Gerd Müller, Ubaldo Fillol, Obdulio Varela, Paul Breitner, Garrincha, Zito, Bruno Conti, Alcides Ghiggia, ¿y cuánto más podría seguir? Iniesta, Xavi Hernández, Schweinsteiger, Toni Kroos, Bobby Moore, Jürgen Klinsmann, y ninguno de estos extraordinarios jugadores Campeones del Mundo van a tener el reconocimiento que Messi logrará en el tiempo, y Leo no levantó la copa dorada.

    Fernando, bonaerense de Lincoln, suele apasionarse en sus argumentaciones, pero también es un gran oyente. Cultiva la palabra, le gusta hacerlo. Se reconoce ateo dentro de una familia de católicos apostólicos romanos y los que lo conocemos sabemos de su devoción por la lectura donde hay imprescindibles como Federico García Lorca y Pablo Neruda, también de su compromiso social y de su rechazo por los límites geográficos sobre los que asegura: No debieran existir dado que es la forma más simple y organizada que encuentran los poderosos para establecer con más comodidad sus dominios.

    ¿Va a poder? ¿El destino le va a cruzar el tan ansiado cetro?

    "¿Destino? No creo en eso. Soy un férreo defensor del determinismo sobre el libre albedrío. Estoy convencido que todo está determinado. Que tenemos una senda por recorrer y a lo mejor nuestra vanidad nos hace pensar que podemos ser los dueños de nuestro destino y yo creo que no es así. Me gustaría, claro, por el excelente chico que es y por su familia, fundamentalmente por él, que sea Campeón del Mundo en su última chance, pero si es por mí, que se refugie en los suyos y no juegue más en la Selección. ¿Y sabés algo muy grande de Leo? Es que tengo siempre presente una frase suya que desplegó desde su más brutal sinceridad. Tenía 23 años, y con tan corta edad muy claras las cosas, me dijo: ‘Solo soy un jugador de fútbol’, entonces no hay forma de no querer tanto a Messi, un chico extraordinario. Este fútbol y esta sociedad no merecen a Leo, se lo dije a él: ‘Si te hubieras hecho ciudadano español, no solo no hubieras pasado situaciones tan angustiantes y hubieses sido Campeón del Mundo’.

    "¡ES INCREÍBLE LO QUE HACE CON LA PELOTA!

    ¿Te das cuenta fernando lo que estamos viendo?! Era maradona hablando de messi"

    ¿A qué crees que obedece el innecesario ejercicio de comparar a Messi con Maradona, y ya no te digo en Argentina, se tornó global la disputa sobre dos extraterrestres que saturaron todos los elogios. Será que el apetito voraz de las sociedades hoy está directamente relacionado al escándalo, a lo desmedido, al morbo que despierta el litigio?

    La incandescente belleza del juego de los dos es comparable. También la pasión y el amor que tienen por el juego, tanto, que si el fútbol no hubiese existido, Leo o Diego pudieron haberlo inventado. Son dos artistas, que claro, convencionalmente no son definidos dentro de esa categoría, pero no me asalta la más mínima dubitación que estamos frente a dos artistas máximos de la pelota. El virtuosismo de la técnica, un espíritu competitivo ilimitado y la reacción desproporcionada ante lo irreversible de la derrota. Son capaces de deshidratarse llorando. Se concentran mil por mil antes de un acontecimiento, entiéndase partido importante, y mantienen una actitud tensa. Se empeñan todo el tiempo en comparar a Messi con Maradona y son incomparables ¿Por qué? ¿Para qué? No tiene sentido. Se trata de un hecho simplista. ¿Pablo Neruda o Machado? ¿El amanecer o el crepúsculo? ¿El azul del mar o el del cielo? ¿Cuál sería el hecho de comparar? ¿Y el contexto? Sería sacar todo de contexto ¿Sophia Loren o Marilyn Monroe? No sé vos, yo elijo a las dos ¿Gisele Bündchen o Naomi Campbell? Me quedo también con las dos ¿Quién sabe cómo hubiese respondido Messi en aquel Napoli en el que Diego brilló? ¿Qué hubiese hecho Maradona en el Barcelona de Leo? ¿Y Messi en el Brasil del ’70? ¿Y Pelé en el Barcelona? ¿O Messi en aquel fantástico Santos? Por eso ni conjeturas ni presunciones: hechos, y la realidad pura marca que son incomparables, aparte que mutuamente se adoraron. La diferencia, si se quiere, es de índole caracterial, desde lo temperamental, por el origen de Diego, más humilde, más complicado, que le formó un carácter distinto al de Leo, que muy temprano recibió protección en Europa. Mirá, más de una vez Diego observando a Leo mientras entrenaba, me dijo: ‘Es increíble lo que hace con la pelota. ¿Te das cuenta Fernando lo que estamos viendo? ERA MARADONA HABLANDO DE MESSI.

    Lo reconocen, le solicitan una foto y accede. Toma asiento nuevamente y ve como vibra su celular. Es César Menotti, con quien trabajó en tres etapas en Independiente, Sampdoria de Italia, Rosario Central y en el Tecos de México. Mientras habla decodifico sus expresiones. Termina su conversación con el primer DT Campeón Mundial con Argentina. Vuelvo a interpelar a Fernando Signorini, una fuente insoslayable, que a través de la instructiva charla deja sus invalorables expresiones para este texto.

    Recordame aquella anécdota en la que Diego le enseñó a Leo cómo afinar la precisión en los tiros libres en Francia. Y ahí detecté una risa breve, nada impostada, bien natural como su personalidad y como si tuviera las retinas saturadas de tantas exquisiteces futbolísticas, con los ojos llenos de Maradona y Messi, hasta hoy y para siempre, desanda: Fue en el estadio Vélodrome en Marsella, previo al encuentro contra Francia. Los delanteros estaban ejecutando remates al arco luego de entrenar. Cuando llegó su turno Leo pateó desde unos dos metros fuera del área en línea recta. Buscó uno de los ángulos y la pelota se fue alta, muy fuera del marco. Contrariado hizo un gesto de fastidio y enfiló hacia los vestuarios. Yo observé la acción desde el círculo central y no pude dejar de aguijonearlo: ‘No me vas a decir que te vas a ir después de semejante porquería, ¿no?’, a la vez que lo interceptaba, entonces se oyó el grito de Diego justo cuando Leo se disponía a volver, ‘Vení Leíto, vení papá. Te apurás mucho, no le saques el pie tan rápido a la pelota, la tenés que acompañar más porque es la forma que ella sepa que es lo que vos querés que haga’. Entonces Diego colocó la pelota en el lugar exacto en el que Messi la había puesto para su remate anterior y le marcó: ‘Tenés que hacer así, mirá’. La puso donde quiso y la mirada al final fue la de Juan Pablo Carrizo. Le clavó un tremendo misil al ángulo.

    Vuelve a reír y se recrea repasando mentalmente momentos magníficos e indelebles de los días que vivió junto a Messi y Maradona, nada menos. Con el calor porteño ya muy intenso afectándonos, caminamos hasta la puerta del edificio donde vive, a pocos metros de allí. Durante el abrazo final me convenzo aún más que haber convocado al señor Fernando Signorini fue un extraordinario acierto a los propósitos de esta obra.

    ES TAN INTENSO EL PRESENTE QUE NOS QUITA PERSPECTIVA DE LA HISTORIA

    Envasar en un libro el fútbol de Messi es imposible, no obstante me vi beneficiado por auxilios indispensables. Ezequiel Fernández Moores es uno de ellos. Siente que sus convicciones están protegidas por el intelecto que lo habita, y si el espacio donde desparrama sabiduría le resulta estimulante, brinda cátedra aún sin darse cuenta. El recinto es Café El Banderín, en el porteñísimo barrio de Almagro, Guardia Vieja al 3600, donde forma ángulo con Billinghurst y es su reducto. Previo a pinchar el primer rectángulo de queso de la sustanciosa picada, dispara: El fútbol es demasiado negocio para ser solo deporte, pero también es demasiado deporte para ser solo negocio. La frase impacta. Es natural en un periodista que suele impresionar, que acribille con este tipo de sentencias. Nos convoca un zurdo de Rosario que está domiciliado del otro lado de la frontera líquida que impone el Atlántico.

    Definime a Messi.

    "Es un genio. Una de las excepciones que produce en décadas el fútbol, porque cuando digo un genio, estoy diciendo que él

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