PRENSA
Carlos Gerardo Acosta Córdova siempre estuvo al filo del cierre de la edición. Perfeccionista con la redacción, sudaba la nota, dejaba secas las colillas de sus cigarros, sufría… Varias tazas de café lo reconfortaban y luego gozaba “haciendo poesía” con los números de la economía del país, sobre la cual informó puntualmente durante 30 años desde las páginas de Proceso.
Un día de 1986, el fundador y entonces director general de Proceso, Julios Scherer García, le espetó al entonces joven reportero:
“¡Qué carajos con usted, don Carlos! ¡Disfrute su trabajo! Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Haga cosas buenas y disfrute lo que hace. Su perfeccionismo lo paraliza. Lo hace inútil. Su nota es una chingonería”.
En otra ocasión, en mayo de 1987, don Julio lo mandó llamar para “felicitarlo” por un reportaje sobre el derrumbe del Grupo Industrial Alfa. El No. 1993):