Un Campesino Soñador
Por Alex Manjarrez
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Con apenas 17 anos ingreso a Estados Unidos como cualquier inmigrante huyendole a La Migra. Timoteo "Alex" Manjarrez viajo en camion desde su rancho hasta Tijuana, para luego remontar un enorme cerro. Una montana similar a las de su natal San Francisco. Como esas que debia subir y bajar cuando, de nino, ayudaba a sus padres en las labores del campo.
Ya en Chicago trabajo y se preparo hasta convertirse en un destacado emprendedor, fundando los reconocidos restaurantes La Condesa. Genero empleo, apoyo a su gente e incursiono en la musica con su Grupo Condesa, un trampolin a la fama para jovenes talentos que deseaban hacerse conocer en la cantada. Todo un hacedor de suenos propios y ajenos.
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Un Campesino Soñador - Alex Manjarrez
I
Sus padres, su pueblo y sus hermanos
Eran otros tiempos, Nicasia Medina y Malaquías Manjarrez, dos jovencitos que vivían sus vidas en el campo, cuando todo era más fácil. Cuando decir la verdad era el mejor ejemplo heredado de los abuelos, cuando la palabra empeñada era la principal característica de los caballeros. Eran dos jovencitos que disfrutaban de ese rico aroma que la tierra mojada dejaba percibir. Ese delicioso olor a vida cada vez que la tierra era rasgada por el arado arrastrado por los bueyes, como anuncio y preámbulo de la siembra.
Era la época en que los niños jugaban yuntita
con los olotes de maíz y los chavos más grandecitos se divertían llevando zacate para los animales del rancho. Las familias se reunían, al caer la tarde para platicar, en el pretil o junto al metate, sobre las actividades del día que moría, y los enamorados compartían, inocentemente, serenatas bajo árboles de cazahuate.
Se vivía de manera tranquila, amable y descomplicada. La obediencia a los padres, la lealtad hacia los amigos, la solidaridad entre los vecinos, el respeto a los mayores, la inocencia de la juventud, el amor por el trabajo y una profunda fe en Dios, eran las principales normas de conducta. Un Dios que derramaba bendiciones a granel sobre una tierra fértil en época de siembra, para que la cosecha fuera abundante y con frutos suficientes para criar a los hijos, cubriendo las necesidades básicas de la