Yendo al este
Por Alex Montrasio
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Una historia ambientada en el Barrio Chino de la ciudad de Los Ángeles (USA) a fines de 1800. El encuentro de dos generaciones separadas por la locura de un rey celoso. Este y Tianjing frente a una encrucijada.
Basada en hechos reales.
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Yendo al este - Alex Montrasio
Un agradecimiento a todos aquellos que publicaron Fotos de época de Los Ángeles en Pinterest (que encuentras publicadas en el Anexo del presente). Particular agradecimiento a Patricia Barrera por la información contenida en su blog y a Raquel Camargo por la traducciòn de este cuento.
El autor
https://www.facebook.com/alex.montrasio
Collana
Il Centauro Enciclopedico
YENDO AL ESTE
Pròlogo
El 24 de octubre de 1871, Robert Thompson fue asesinado, durante un ajuste de cuentas entre bandas rivales en la Calle de los negros, una de las calles con más mala fama del Barrio Chino de Los Ángeles. En circunstancias normales este delito no habría provocado represalias; porque Thompson era un intrigante, cliente habitual de los burdeles chinos y conocido de las fuerzas del orden por pequeños hurtos, estafa, juegos de azar. En suma, era todo menos una persona respetable, pero, Thompson era blanco y fue muerto por un hombre amarillo.
Malditos amarillos.
En pocas horas la noticia del homicidio recorrió la ciudad: revuelo, indignación, rabia.
Muy pronto, una feroz multitud se manifestó en la Calle de los Negros en busca de venganza. Con los ánimos agitados de los respetables ciudadanos de Los Ángeles, casi todos de origen español o británico, no fue solo reclamo de justicia expeditiva o racismo insensato. La verdadera motivación era mucho más material; tenía que ver con el papel moneda, aquel de color verde; con la imagen de George Washington estampado en su frente.
Dólares, dinero, es decir, una cuestión monetaria, como siempre.
El comercio local, ya en crisis por efectos de la Guerra de secesión, no podía competir con los precios de mercancías vendidas por la siempre numerosa comunidad china. Se tratase de hongos, carne, arroz, verdura, especias o mujeres, era lo mismo: si se deseaba algo seguramente con los amarillos se hubiera conseguido a mitad de precio.
Y entonces, basta. Todo fue culpa de los orientales. Las leyes antirraciales promulgadas pocos años