Así hice 5 cortometrajes

Por Felipe Matilla Alonso

"Hacer una película,de la duración que sea, es una tarea compleja, pero apasionante.

A menudo, tenemos un guion escrito, pero nos cuesta dar el paso para transformarlo al lenguaje de imágenes y sonidos.

Contar con una productora que se encargue de sacar nuestro proyecto adelante es algo muy deseable, pero, a la vez, difícil. Si las productoras no aceptan nuestros guiones, no hay motivo para dejarlos tirados en un rincón de nuestra casa. Con la tecnología y medios actuales es más fácil que nunca lanzarnos por nuestra cuenta a hacer realidad nuestro sueño. Esto es lo que yo llevo haciendo desde hace un tiempo.

A través de los cortometrajes que he realizado, he podido ser testigo, desde los tiempos del formato Super-8, de los constantes cambios y actualizaciones de las herramientas utilizadas para hacer películas.

En este libro, desde la germinación de la idea hasta el proceso de montaje o edición, hablo de cómo fui sacando mis proyectos independientes hacia adelante hasta completarlos.

Si tuviera que elegir un solo aspecto deseable para poder realizar un corto, este sería la pasión por contar historias con imágenes y sonidos, por el cine. Si existe esta pasión, solo tenemos que lanzrnos, pues nada podrá detenernos".

• Idioma: Español
• Editorial: Felipe Matilla Alonso
• Fecha de lanzamiento: 9 oct 2022
• ISBN: 9781005553456

Vista previa del libro

ASÍ HICE

5

CORTOMETRAJES

Felipe Matilla Alonso

©2022 Felipe Matilla Alonso

Smashwords Edition

www.cinefotovideoysonido.com

 Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico,mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorizaciónprevia y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

A mi hermano Miguel Ángel

Índice de contenido

INTRODUCCIÓN

EL CORTOMETRAJE Y YO

MIS CORTOMETRAJES,

POR UN PUÑADO DE KILOS

SOMBRAS DE UN SUEÑO

LAS HUELLAS DEL PECADO

EL CAMINO

UNA DE NOSOTRAS

INFORMACIÓN ADICIONAL

AGENCIAS DE DISTRIBUCIÓN

PLATAFORMAS DE DISTRIBUCIÓN

CORTOMETRAJES PROMOCIONADOS POR LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

PARTICIPACIÓN EN LOS PREMIOS GOYA

DIRECTORES DE CINE QUE COMENZARON HACIENDO CORTOMETRAJES, Y SU PRIMER TRABAJO.

CITAS SOBRE CINE

INTRODUCCIÓN

La escuela de cine es para los tontos. Vive y aprende cómo hacer películas. No fui a la escuela de cine. Mi mejor educación fue hacer películas, así que eso es todo lo que siempre diré: tienes que ver películas, coger una cámara y hacer una película. Y si lo haces suficientes veces empezarás a aprender cómo se hacen las películas.

TERRY GILLIAM

Hacer una película, de la duración que sea, es una experiencia estimulante y bella, como corresponde a un proceso creativo. Desde la germinación de la idea, que luego plasmaremos en el papel, infinidad de imágenes, diálogos y músicas han ido desfilando por nuestra imaginación. La historia se va enhebrando en nuestra cabeza y cada vez nos sentimos con más ganas de poder coger la cámara y a los actores para comenzar a contarla en nuestro querido lenguaje de planos, escenas y secuencias.

 A veces visionamos también nuestra historia terminada y proyectada, al fin, sobre la pantalla, y una sensación mezcla de satisfacción y complicidad se apodera de nosotros al imaginar las reacciones de nuestro público.

Nos sentiremos empujados por el impulso de hacer algo que nos apasiona, pero no debemos olvidar la realidad de que se trata de un proceso complejo que nos exigirá todo tipo de recursos: físicos, mentales y económicos.

He conocido a varias personas que me han dicho tener una idea, incluso un guión escrito, pero sin la decisión de lanzarse a rodarlo.

Quizá piensen que antes deben acudir a una escuela de cine, encontrar una productora, tener un equipo determinado o creer en ellos lo suficiente.

La escuela de cine está bien. Se aprende, más conocimientos teóricos que prácticos eso sí, y se puede conocer gente a la que le apasiona lo mismo que a nosotros. Sin embargo, y dado que nunca ha estado tan al alcance de cualquier entusiasta el hacer un corto, el no acudir a un centro especializado no debería echarnos para atrás a la hora de decidirnos a realizar nuestro sueño.

Son muchos los que opinan que hacer un cortometraje es la mejor escuela, pues el cine es, ante todo, una experiencia práctica. Además, el hecho de no pasar por escuela tiene el efecto positivo de que lo que hagamos es más fresco, más personal, al no estar sujeto a la teoría académica, y no ser su fin la búsqueda de aprobación de unos profesores.

En lo que a encontrar productora se refiere, es muy difícil, ya que no se gana dinero de hacer cortometrajes. Las productoras de cortos eligen unos pocos de los muchos guiones que reciben, a menudo de personas allegadas, y se lanzan a producirlos si logran una subvención del Ministerio de Cultura.

A menudo, un guionista, director o ambas cosas, funda una productora con el fin de poder solicitar una subvención. Si la consigue (solo hasta el año 1984 el Ministerio concedía subvención a todos los proyectos presentados), lo más probable es que, una vez realizado el corto, la productora cierre, ya que se fundó con el fin de poder optar a la subvención.

No veo inconveniente en enviar mis guiones a productoras, y en alguna ocasión lo he hecho, pero no quiero que dependa solo de ellas el que puedan ver la luz.

El soporte de cine amateur era (y continúa siendo, ya que, aunque poco, se sigue utilizando) muy caro. Hoy en día, en cambio, es mucho más económico y mucho más factible que nunca hacer un corto. Los nuevos medios digitales ponen a nuestro alcance recursos de filmación, edición y postproducción antes solo accesibles a proyectos avalados por un gran presupuesto.

Ante esta perspectiva de carentes o escasos riesgos, no restan motivos para continuar posponiendo, o para abandonar, la realización de esa historia que llevamos en la cabeza.

Un proyecto del que se hace cargo una productora iniciará su trayecto con mejor pie, tendrá un presupuesto, quizá una subvención, parte de ese presupuesto será destinado a su distribución y publicidad… Por supuesto que es mejor, pero, como apunté un poco más arriba, si de nuestro proyecto no se hace cargo una productora, no es motivo para que quede en la papelera. Podemos intentar conseguir por nuestra cuenta el dinero necesario para la distribución, en el caso de que queramos invertir en ella, y lanzarnos a rodar.

Sin saber bien si fue una decisión consciente o no lo fue, lo cierto es que yo tiré por la senda de hacer cortometrajes por mi cuenta, y es este recorrido el que deseo compartir con el lector.

EL CORTOMETRAJE Y YO

1- EL FORMATO SUPER-8

Comencé a hacer cortometrajes en el formato de cine amateur Super-8, cuando el vídeo no era sino un instrumento solo conocido y utilizado por profesionales de la televisión.

 En la imagen de abajo, las cuatro cámaras, desde la Super-8 a la HDSLR, con las que he rodado mis cortos.

Las cuatro cámaras, desde la Super-8 a la HDSLR, con las que he hecho mis cortos.