DESMONTANDO EL CINE LA ANIMACIÓN
El cine de animación debe funcionar en dos niveles; a veces, incluso tres. A ningún otro género se le pide tanto. Tiene además que pasar la crítica implacable de la técnica: una dificultad añadida en su manufactura. El primer nivel es el de los pequeños: muy malo tiene que ser el filme para que el niño se aburra. El segundo nivel demanda un esfuerzo intelectual para que los papás no se duerman. Cuando el producto está dirigido descaradamente al público adulto, el tercer nivel entra en juego. En La LEGO película (2014), Phil Lord y Christopher Miller coquetean con ese tercer nivel durante todo el metraje, pero será al final, ya sin animación, cuando descubramos su propuesta de madurez. Que una personita normal y corriente pueda ser un héroe es un bonito mensaje, para los peques y los hobbits, sobre todo, pero el
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