A daptación de la tercera novela de Miguel Delibes (El camino, 1950) producida por la propia directora con su compañía, Bosco Films, que constituye la primera traslación del universo del director vallisoletano a la gran pantalla. El libro se ha ganado con el tiempo la condición de clásico popular y la película –olvidada hasta hace poco– ha sido restaurada y proyectada en la sección Clásicos del Festival de Cannes 2021.
La cinta relata la experiencia iniciática de un adolescente –Daniel, el Mochuelo– que en el verano previo a su marcha para estudiar en la ciudad se encuentra con todos los elementos propios de una crisis existencial: primer amor platónico, la muerte de un amigo, el fin de la inocencia… El tono es amable, fiel al libro, aunque con el poso humanista de otras obras de la directora de Segundo López (1954).
El filme cuenta con un casting infantil muy afinado, actores que sin embargo carecerían de una carrera posterior excepto la actriz que hace de la Uca, Maribel Martín, intérprete indispensable en el cine español de los años setenta y ochenta, y que enlaza la cinta con la catedralicia Los santos inocentes (Mario Camus, 1984). En dicho filme, la obra magna de las adaptaciones de Delibes, encarnará a la señorita Miriam, un personaje en las antípodas de la Uca; el trayecto entre ambos roles simboliza muy bien lo que en el año 1963 se empezaba a atisbar, el advenimiento de un cine más en sintonía con el cambio cultural y político que iba a suponer la Transición española de la dictadura a la democracia.
juega muy bien con lo que la censura de la época podía tolerar. Hay una crítica a los escrúpulos y el puritanismo religioso, al excesivo control que el párroco del pueblo tiene de la moralidad y las costumbres. Sin embargo, dicha crítica nunca abandona la sutileza y el buen gusto. Ana Mariscal, que sin duda conocía muy bien a los actores por su condición de estrella patria en los años cuarenta, supo tirar del elenco para matizar los personajes. Así José Orjás –don Moisés–, Julia Caba