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Los Angulo Pantoja
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Libro electrónico174 páginas2 horas

Los Angulo Pantoja

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¿Somos conscientes del poder que otros ejercen en nuestras vidas y de como nos afecta? Los Angulo Pantoja son el reflejo de una familia común y corriente, tomada de la realidad para demostrar cómo nuestras acciones, incluso las más sencillas y cotidianas, se ven afectadas por las decisiones que otros tomen.

 

Por este motivo, nos adentramos en la vida de Maricarmen y Ramiro que, junto a sus hijos, nos permiten desvelar el poder y maltrato que terceras personas ejercen sobre nosotros al influir, bien sea de forma positiva o negativa, en algún quehacer diario.

 

¿Hasta que punto un mecánico automotriz puede limitar mi libertad de circulación por la ciudad y desajustar mi presupuesto?¿Por qué los nervios se me ponen de punta cuando la asistente doméstica me dice que está pensando en renunciar? ¿Cómo es que un funcionario público que debe garantizarnos la seguridad nos genera angustia y miedo? Maricarmen se niega a dejar que su vida y la de su familia siga siendo influenciada o manipulada por otros, sin considerar sus consecuencias.

 

Conscientemente, todos tenemos el poder de tomar el control de nuestras vidas o de dejarlo en manos de aquellos que, sin serlo, se sienten superiores y dominantes en sus contextos sociales, laborales o familiares. El poder es una golosina que todos quieren, pero pocos saben saborear de forma justa y coherente con su entorno. Pocos, como Maricarmen, se enfrentan a quienes desde sus esquina pretenden ejercer el poder de forma injusta y prepotente para hacerse notar.

 

Este relato no pretende que actuemos, como Maricarmen, pero si que reflexionemos sobre las incontables veces que hemos sido victimas del poder de otros y de cómo eso nos ha afectado eso nos ha afectado de diversas maneras a lo largo del tiempo ¿Seremos capaces de dejar de estar a merced del poder de la gente común y corriente?

IdiomaEspañol
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Fecha de lanzamiento7 jul 2022
ISBN9782021001730
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    Los Angulo Pantoja - Humberto Soto

    Los Angulo Pantoja

    una familia común y corriente

    A merced del poder de la

    gente común y corriente

    Un día cualquiera, como cualquier otro día de mi cotidianidad con sus altos y bajos, a la luz de diferentes diligencias y actividades por realizar, lo que es usual en una persona común y corriente que tiene que desenvolverse en sus actividades frecuentes, me detengo a pensar que no todo mi quehacer diario depende de mis decisiones.

    Llegué a esta reflexión porque tenía que ir al banco y, si lograba que alguno de sus agentes comerciales me resolviera el problema, podría continuar con mi plan del día. Pero dependía de lo que ellos lograran y decidieran hacer.

    Pensando en ello, no fue muy difícil afrontar la realidad de que la verdad verdadera de nuestra cotidianidad no está en nuestras manos, y que todas nuestras acciones diarias están sujetas al mejor proceder de nuestras relaciones familiares, domésticas, laborales, de convivencia, de la necesidad de recibir servicios y más. 

    Todo te obliga a tener que encontrarte con personas ejerciendo sus diferentes roles y en todos los ámbitos con la particularidad que, de alguna manera, tienen que ver con tu vida cotidiana, ya sea en familia, en la comunidad, frente a los diferentes entes oficiales o privados o cuando tenemos la necesidad de utilizar, de interactuar, incluso, de solicitar las respuestas y los servicios necesarios para poder tener una vida medianamente normal. 

    Estos diferentes escenarios vagando por mi mente, hacen que me percate que nuestro quehacer diario está a merced del actuar y del poder... ¡sí, el poder! que ejerce cualquier cantidad de personas sobre nosotros y que he decidido llamar El Poder de la Gente Común y Corriente

    Pude concluir que no podemos escapar a este seudopoder, nos guste o no, lo aceptemos o no. Siempre estará presente, cualquier día y a través de cualquier persona en el ejercicio pleno de sus roles que, con sus actitudes y acciones, moldean nuestro quehacer de este y cada día.

    Obligado a reflexionar sobre quién realmente influye en mi actuar diario y quién decide por mí en infinidad de circunstancias, entiendo que eso es el pan nuestro de cada día, que esto es lo común y corriente que le pasa a todas las personas sin diferenciar género, edad, condición social, responsabilidad y rol bien sea en el hogar, en el trabajo, en la calle, en la comunidad y en cualquier relación humana de nuestra cotidianidad. De esta manera descubro, finalmente, que mi quehacer diario no es una decisión que esté en mis manos, sino que está sujeto a la decisión de los que tienen el poder sobre nuestras vidas, es decir, de personas comunes y corrientes. 

    Vista esta realidad y vivida personalmente, dedico tiempo a revisar mis reflexiones sobre lo que nos sucede cada día, lo converso con personas que experimentan situaciones similares, tratando de que alguien coincida con mis apreciaciones y me lo cuente, pero no encontré quien nos pudiese hablar de estas realidades. Por tanto, decidí compartir con todos ustedes mis observaciones, quizás muy subjetivas, partiendo de la convicción de no pretender escribir una novela o un cuento que siempre será producto de la imaginación y la ciencia ficción.

    Mi intención y convicción al escribir este relato, o quizás este anecdotario, ha sido reflejar la realidad del porqué nuestra cotidianidad está en manos del poder de la gente común y corriente, y descubrir la evidencia de quiénes son los verdaderos actores y directores que manejan nuestra vida diaria.

    Estoy seguro de que, de una u otra forma, todos nos veremos retratados en alguna de las situaciones reseñadas, en cualquiera de los dos roles, y nos daremos cuenta que no importando la posición y responsabilidad que tengamos, no escaparemos a comprender que nuestra cotidianidad está condicionada al manejo de los que se me dio por denominar, con el permiso de todos, el poder de la gente común y corriente, la gente con la que estamos obligados a convivir, compartir y que manejan diariamente nuestras vidas. 

    La mayoría de las personas, comunes y corrientes, pensamos y creemos que el poder de decisión de nuestras vidas, para bien o para mal y en su cotidianidad, es una responsabilidad únicamente nuestra, pero en este relato nos daremos cuenta de ¡lo equivocados que estamos!

    A través de las vivencias y el trajinar diario de una familia común y corriente, me permitiré tratar de revelar, e inclusive descubrir, el poder que ejercen sobre nosotros familiares, conocidos, hombres y mujeres que se dedican a los oficios, labores, profesiones y quehaceres de los que -así lo creemos- no tienen poder y entendamos el por qué se los digo. Aunque usted no lo crea o lo sienta, estamos a merced del poder de la gente común y corriente con las tareas, las obligaciones y las decisiones que nos permiten transitar la cotidianidad -quienes lo ejercen con la certeza de que eso es lo que hay que hacer- pudiendo estar nosotros mismos en cualquiera de los dos roles, recibiendo y dando

    Antes, es indispensable tener claro las diferencias reales que se determinan en el ejercicio del Poder o de los Poderes, dejando para el final del libro la traducción académica de lo que es o cómo se interpreta el poder.

    ¿Quiénes deciden nuestro quehacer diario? ¿Quiénes tienen el poder de manejar nuestra vida cotidiana? 

    En nuestro yo interior, sin percibirlo, estamos convencidos... -y estamos lamentable o afortunadamente equivocados- de que nuestro quehacer diario está determinado por las decisiones que cada uno de nosotros debe tomar, o en su defecto, de las decisiones que tomen lo que se ha denominado, comúnmente, la clase dirigente. Es decir, nuestra vida cotidiana se ve afectada por las decisiones que, por sobre nosotros, toman los funcionarios del Estado como el presidente de la República, los representantes de los Poderes Públicos, los ministros, viceministros, jefes de departamentos... y pare usted de contar las jerarquías en las esferas oficiales. Y en el sector privado, lo creemos de los dueños de empresas, presidentes, vicepresidentes, directores, gerentes, supervisores, jefes departamentales y cualquier otro que se la de jefe.

    Pues no, -no es así- la verdad es que una multiplicidad incontable de allegados, del entorno y, especialmente, de trabajadores o seudo trabajadores comunes y corrientes, por lo general los menos instruidos, los de más baja jerarquía, inclusive, los de nivel intermedio y profesional que forman parte de todas las organizaciones, ya sean públicas o privadas, formales e informales, son los que manejan y controlan nuestra vida cotidiana, -más adelante, espero poderme explicar mejor y se darán cuenta porque les digo que estamos equivocados-.

    Son de ocupaciones variadas, personas dedicadas a trabajos formales, privados, oficiales y autónomos, inclusive a labores inventadas e improvisadas, llamemoslas profesiones, oficios, trabajos, y quién sabe qué título se les ocurre dar u ocupación inventar. Y qué decir de los familiares directos, ellos en su conjunto son los que verdaderamente tienen el poder de forjar nuestra vida todos los días, en manos de ellos se decide cómo debe ser nuestro quehacer diario y, por ende, casi que vivir permanentemente a su libre albedrío.

    Y se preguntaran ¿cómo lo hacen?, pues muy simple, ejerciendo el poder que le concede su posición al momento que los necesitamos, o peor aún, cuando deciden invadir e intervenir, para bien o para mal, y de hecho siempre lo hacen, en nuestras actividades cotidianas.

    Para evidenciar esta situación, entenderla o aceptarla, me he tomado la libertad de invitarlos a convivir una semana con una familia, podría decirse clase media o normal, integrada por el padre, la madre y tres hijos, no pudiendo evitar a las abuelas y/o las suegras, incluso, a las infaltables mascotas -y tengan la seguridad de que las respuestas a la pregunta ¿cómo somos manipulados por el poder de los que, se suponen, no tienen poder?, las obtendremos al observarlos y seguir sus rutinas y quehaceres diarios. Nosotros, nos vamos a ubicar al otro lado del espejo, como se diría en el famoso cuento de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas-.

    Después de mucho buscar, escogí al azar una familia cualquiera con las características antes indicadas y, que por su trajinar diario, irremediablemente estuviese sujeta a los vaivenes naturales propios del desempeño familiar de todos los días. A continuación, les presentaré a la familia Angulo Pantoja.

    A través de los ANGULO PANTOJA, vamos a compartir las vivencias de una familia normal, común y corriente, que está a merced de los que manejan 

    nuestras vidas y quehaceres cotidianos. Los Angulo Pantoja no saben esto, y tampoco son conscientes de que no son ellos los que ejercen el poder de decidir sobre su quehacer diario. Es que ni se imaginan cuántas personas son las que propician situaciones que los obligan a modificar y cambiar sus planes sin más ni más, y peor aún, sin tener un poder establecido y reconocido legalmente como tal.

    Maricarmen y Ramiro son la cabeza de la familia ANGULO PANTOJA, una familia como cualquiera otra de esta ciudad pero, que como muchos, es decir, la mayoría de ellos, no se han dado cuenta de que quienes han manejado y manejan su vida cotidiana no son ellos mismo, empezando por no entender por qué sus padres les pusieron esos nombres y se sienten obligados, legalmente, a usarlos, casi siempre producto de la tradición, de lo antojadiza o caprichosa que son las selecciones de los nombres de pilas de cada uno y, ya con eso, comienza el sometimiento de -qué decir de los padres,- la gente común y corriente.

    Y qué decir de algunos apellidos, verbo y gracia como es el caso de los Angulo Pantoja, que más de uno de ellos quisiera cambiarlo, inclusive el nombre - y siento y creo que no puedo culparlos por eso-. Como en miles de personas, el sentido de aceptación es obligado.

    Es importante destacar que se escogió a esta familia porque Maricarmen, en algunos pasajes, de forma inconsciente y sin darse cuenta, tiende a revelarse a estos poderes y los hace más evidentes. Por su parte, Ramiro vive en el confort y la comodidad de la aceptación.

    La familia Angulo Pantoja 

    ¿P or qué a algunos les gustaría cambiarse los apellidos e inclusive los nombres?

    Para tratar de comprenderlos, averigüé el origen etimológico y la procedencia de los nombres y apellidos de los integrantes de la familia.

    El padre: RAMIRO ERNESTO ANGULO PUYANA 

    RAMIRO por su padre de nombre Ramiro Armando y ERNESTO por su madre de nombre Ernestina Coromoto. Ramiro, que nació el día de San Ernesto y cuya madre era devota de la Virgen de Coromoto, estaba en su interior agradecido porque no lo hubiesen bautizado Ramiro Coromoto, ya que tener Angulo como apellido era suficiente, sin hablar del Puyana.

    La madre: MARICARMEN JOSEFINA PANTOJA ANGARITA. 

    MARICARMEN por su abuela materna Carmen María y JOSEFINA por su mamá Ricarda Josefina, cuyo papá se llamaba Ricardo José. Maricarmen se salvó de que no le hubiesen puesto por nombre Maricarmen Ricarda, que ya con el apellido Pantoja era suficiente. 

    En adelante, podremos observar cómo Ramiro y Maricarmen continuaron con la tradición, ¡no era para menos!, a la hora de seleccionar los nombres de sus hijos recurriendo al de sus familiares y ascendientes más próximos, y así se procedió.

    El hijo mayor: RAMIRO JOSÉ ANGULO PANTOJA. 

    RAMIRO por su padre y por su abuelo paterno de nombre Ramiro Armando, y JOSÉ por su abuelo materno de nombre Rafael José.

    La hija del medio: MARA REINA ANGULO PANTOJA. 

    MARA por su mamá y su papá, las dos primeras sílabas de sus nombres, Maricarmen y Ramiro. REINA por la frustración de Maricarmen de no haber podido participar en un concurso de belleza porque su mamá no se lo permitió, y vio frustrado su sueño de verse coronada como reina. 

    El hijo menor: RONALDO DAVID ANGULO PANTOJA. 

    RONALDO por la admiración que tenía su papá por Cristiano Ronaldo del Real Madrid, equipo de futbol del cual era fanático, y DAVID porque su mamá amaba la música de David Bisbal cantante y músico español.

    Queda al libre albedrío del lector imaginarse las incidencias, los malos ratos, inclusive, los disgustos por lo que pudieron pasar estos estudiantes en sus horas de convivir con sus amables compañeros de clase. Imaginemos por un momento lo que pasaban estos jóvenes cuando llegaba el turno del docente de pasar la lista al comienzo de cada clase... Cada quien es libre de imaginarse lo que podrían rumorear en el salón... o cuando alguno era conminado a pasar a la pizarra, que lo común o usual es llamarlo por el apellido... queda a su mejor entender. 

    Quiénes son y qué trato tienen, coloquialmente, los integrantes de la familia a la que de forma osada vamos a invadir en sus quehaceres diarios por una semana

    RAMIRO -Rami- el padre y cabeza de la familia. 

    MARICARMEN -Marijó- la madre y también cabeza de la familia.

    RAMIRO Jr. -Junior- hijo mayor, es estudiante universitario. 

    MARA– hija, es estudiante de primaria. 

    RONALDO -Ronal hijo menor, es estudiante de primaria. 

    ERNESTINA, madre de Rami y suegra de Marijó.

    MARUJA, madre de Maricarmen y suegra de Ramiro. 

    SEBASTIANA, asistenta doméstica de la familia desde hace siete años. 

    KIWY, perrita poodle de aproximadamente un año, mascota de Mara. 

    GERTRUDIS, conserje del edificio donde vive la familia Angulo Pantoja

    Para darle continuidad, debemos saber dónde y cómo viven los Angulo Pantoja 

    Para que usted, lector, tenga una visión más clara sobre esta familia, le contaré lo siguiente: los Angulo Pantoja viven en una urbanización calificada como de clase media, en el centro/este de la ciudad, en un edificio de diez pisos, viviendo ellos en el piso ocho. 

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