“Biopoder” y “biopolítica”

e levanta, se ducha, va a la oficina, come un plato caliente cerca del trabajo, revisa sus redes sociales, vuelve a trabajar, regresa a casa, da un beso a su mujer y a sus hijos, ve un rato la tele y se acuesta. Suena el despertador a las seis. El sábado toca compra, junto a la familia, en el hipermercado, el domingo tiene un rato para sus aficiones, como el salir en bici. En verano se va de vacaciones a un apartamento junto al mar, hay mucha gente en la playa pero suele encontrar sitio en el chiringuito. El, de la tele todavía le quedan tres cuotas, su piso tiene una hipoteca de la que le faltan diez años por pagar. Al gimnasio va los jueves, el viernes suele tomar una copa, vigila el colesterol, se ha prometido dejar el tabaco este año y le resulta atractiva su compañera de trabajo. Consigue ahorrar algo cada mes, por si surge un imprevisto, paga sus impuestos, tiene un seguro de vida, una mutua y, cuando se jubile dentro de quince años, recibirá una pensión. Entre sus planes está comprar una segunda residencia, optar a un puesto mejor retribuido y cambiar el coche dentro de un año. Es la vida.