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El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo: Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo
El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo: Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo
El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo: Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo
Libro electrónico461 páginas6 horas

El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo: Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo

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El Abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo teje una genealogía matrizal entre estos artistas desde la performatividad del cuerpo y sus procesos creativos. Tres hombres embarazados por Frida Kahlo es la (im)probable y potente metáfora que hace reflexionar sobre la (pro)creación de esta artista y cuestionar el ensimismamiento que ha despolitizad
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786074176711
El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo: Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo
Autor

Odailso Berté

Es posdoctor por el Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, doctor en Arte y Cultura Visual, maestro en Danza, y licenciado en Filosofía. Asimismo, es maestro del Curso de Licenciatura en Danza de la Universidade Federal de Santa Maria (ufsm), Brasil, artista-investigador y coordinador del Laboratório Investigativo de Criações Contemporâneas em Dança (liccda). Es autor de los libros O movimento criativo e pedagógico de Frida Kahlo (2018), y Dança Contempop: corpos, afetos e imagens (mo)vendo-se (2015).

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    El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo - Odailso Berté

    PRÓLOGO

    EN ABRIL DE 2017, CON LA ENTRAÑABLE COMPAÑÍA DE LA ARTISTA RINA LAZO Y EN la mágica atmósfera de su histórica casa en Coyoacán, conocí al bailarín e investigador brasileño Odailso Berté. Nuestra compartida pasión por México y por el arte mexicano, muy especialmente por la obra de Frida Kahlo y por la del grupo de sus queridos alumnos, Los Fridos, principalmente de Arturo García Bustos, compañero de toda la vida de Rina y fallecido hacía entonces apenas unas dos semanas, marcó el inicio de una hermosa relación de amistad, y de enseñanza-aprendizaje mutuo, que se consolidó en el libro que aquí prologo, fruto del posdoctorado de Odailso en la Universidad Iberoamericana, realizado en 2018 bajo mi dirección.

    Cuando nos conocimos Odailso estaba concluyendo la investigación de su libro titulado O movimento criativo e pedagógico de Frida Kahlo (2018) en el que, desde un conocimiento situado, como diría Donna Haraway, el autor reconoce su propia subjetividad para acercarse de forma muy íntima, original y reveladora, a la propia subjetivad de los procesos creativos de la afamada artista. Ahora, en El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo, que aquí presentamos, Odailso continúa profundizando en el estudio de los procesos creativos de Frida, entrelazándolos esta vez con los de otras figuras protagónicas del arte mexicano, Arturo Estrada y Nahum Zenil, a través de las fascinantes raíces matrizales de todos ellos entre sí, y con la propia labor creativa del autor en el campo de la danza/performance.

    Partiendo de las investigaciones de la artista y teórica israelí Bracha Ettinger y de la historiadora del arte feminista Griselda Pollock, Odailso logra demostrar que la teoría feminista puede aplicarse a casos de estudio concretos, aparentemente alejados de sus contextos de creación original, para llegar a México con muy significativos resultados.

    Apoyándose en dichas autoras, Odailso intenta superar el concepto de la influencia artística, con la estrecha estructura jerárquica que supone dicho concepto, y logra penetrar, a través de lo matrizal, las mucho más significativas redes creativas afectivas, iconográficas y conceptuales que existen entre artistas de distintas generaciones, como Estrada y Zenil, a los que felizmente pudo entrevistar durante su productiva estadía en México, con su propia obra creativa desarrollada en el país.

    Cada uno desde sus circunstancias personales y profesionales, Estrada como discípulo directo de Frida, Zenil, conectado de forma espontánea primero y más deliberada después, con el legado iconográfico subversivo de la artista, principalmente en relación con la diversidad sexual, y Odailso, como bailarín e investigador fascinado con el estudio y la inspiración práctica y pedagógica que encuentra en Frida, confluyen en este libro, demostrando la trascendencia extraordinaria de la artista, que mucho más allá de la fridomanía actual dejó un riquísimo legado para todo aquel que sepa acercarse a su obra con sensibilidad y honestidad intelectual.

    Entrecruzando una amplia gama de marcos teóricos, que van desde las artes visuales, los estudios culturales, la filosofía, la educación, la comunicación, las neurociencias, y los estudios de género, con sus propias experiencias creativas y con la teoría de la danza contemporánea, Odailso construye una genealogía artística matrizal que, partiendo de Frida, une a distintos artistas, demostrando que el postulado feminista sobre el sentido político de lo personal continúa vigente. La reivindicación de la autobiografía, y sobre todo la reflexión crítica en relación con las experiencias vividas y con las imposiciones propias de la sociedad contemporánea en torno a los cuerpos a través del arte, como forma para denunciar y para resistir sus injustas opresiones, es uno de los aportes principales de la investigación de Odailso en el presente libro.

    Al mismo tiempo, el adentrarse en algunos de los muchos factores que intervienen en los procesos creativos de los artistas, no entendidos como frutos ahistóricos del espíritu humano, sino como productos concretos relacionados con la psique individual, pero también y de forma igualmente protagónica con lo social, nos ayuda a desmitificar la perniciosa idea del genio artístico, que tradicionalmente ha excluido a las mujeres artistas y a todos aquellos que no se corresponden con el canon tradicional del hombre blanco heterosexual. A través del estudio de los procesos creativos en Frida, Estrada, Zenil y en los del mismo autor, el libro nos permite descubrir las irreductibles especificidades de cada creador y, a su vez, los profundos lazos que los unen, más allá de sus contextos y situaciones personales individuales, creando significados y resistiendo a la dominación de los roles sociales prescritos para los distintos géneros por la cultura patriarcal a través del tiempo, contribuyendo así a su transformación.

    Estudiar los diálogos artísticos existentes entre artistas de distintas generaciones, con contextos sociales y culturales diferentes, pero que comparten sensibilidades y problemáticas reiteradas a través del tiempo, como una forma de deconstruir algunos de los parámetros tradicionales de la historia del arte orientados a ensalzar la originalidad y la individualidad descontextualizada por sobre todas las cosas, une también mi trabajo de investigación con el texto de Odailso, en otra red matrizal creativa, pero ahora en el campo de la investigación y de la escritura del arte mexicano del siglo XX. Durante 2018 fui testigo de algunos de los distintos elementos teóricos y de las vivencias que llevaron a Odailso a escribir este libro, y me complace haber sido, aunque más no sea, una pequeña parte de este fascinante universo creativo, que lleva al autor a acercarse a artistas más o menos reconocidos por la historiografía nacional con sensibilidad, responsabilidad y honestidad intelectual, desmitificando ideas y abriendo nuevos rumbos para la historia del arte y para la cultura.

    DINA COMISARENCO MIRKIN

    EMBARAZADOS POR FRIDA KAHLO

    MI CONTEXTO ARTÍSTICO Y SOCIOCULTURAL ES BÁSICAMENTE LA DANZA CONTEMPORÁNEA mezclada a los estudios de filosofía, el arte y la cultura visual. La danza contemporánea, a partir de los experimentos artísticos de la década de los sesenta, ha cuestionado el formalismo del ballet y de la danza moderna, e impulsado la valorización del cuerpo, su autobiografía y su cotidianidad, viéndolo como intérprete-creador en lugar de bailarín repetidor de movimientos. La danza expresionista de Pina Bausch (1940-2009) y Johann Kresnik (1939) son las principales influencias que han conformado, junto a las prácticas de creación en danza contemporánea, mi contexto de formación y práctica artística en Brasil, especialmente a partir de 2000. Creación e investigación siempre han caminado muy juntas en mi proceso, así que me comprendo como un artista-investigador.

    ¡Tres hombres embarazados por Frida Kahlo! No encuentro mejor metáfora para empezar esta reflexión sobre una genealogía matrizal de Frida Kahlo en los procesos creativos de Arturo Estrada, Nahum B. Zenil, y el mío propio. Aunque, a primera vista, parezca contradictorio trabajar el concepto de lo matrizal en la creación de tres artistas del sexo masculino, es justo esta aparente contradicción la que me mueve a proponer una reflexión que, relacionada con los contundentes aportes del proyecto feminista en el arte, busca cuestionar la visión de que el involucramiento de lo político en la creación artística es un hecho estrictamente masculino, mientras que lo personal en el arte es una vocación destinada a las mujeres.

    En los estudios de Bracha Lichtenberg Ettinger y Griselda Pollock busco los fundamentos para pensar la matriz (útero), un referente de lo femenino, aunque no en su sentido anatómico sino como símbolo/imagen que tiene que ver con subjetividades parciales que emergen y pueden desarrollarse en una esfera conjunta, alentadas por el reconocimiento de la alteridad. Lo matrizal tiene una resonancia espacial para las mujeres por sus especificidades corporales, pero aquí es comprendida como un símbolo neutral que tiene igual importancia para el reencauzamiento de la subjetividad masculina que también comparte el espacio matrizal.

    Argumentar lo matrizal de Frida Kahlo en los procesos creativos de tres hombres tiene la intención de cuestionar el patriarcado y su mirada fálica que ha objetivado el cuerpo, el otro ―mujer, negro, indio, homosexual, persona con discapacidad, migrante―, a lo largo de la historia, tanto en las relaciones sociopolíticas como en el arte. También sobre los cuerpos masculinos han pesado las imposiciones del patriarcado que les exige un performance/conducta social y afectiva embrutecida y jerárquica, encargado de sostener este sistema. El miedo constante de ser identificado con lo femenino es uno de los factores que mantiene vigente el machismo. Así que todo lo que se comprende como referente a lo femenino (lo personal, la sensibilidad, el cuerpo, lo cotidiano, la autoexpresión, etc.) es rechazado por los hombres; los que se identifican con lo femenino, sean homosexuales o no, son estigmatizados, como si profanaran la supremacía patriarcal.

    Al analizar lo matrizal de Frida Kahlo en la creación artística de tres hombres ―pensándolos, metafóricamente, como embarazados por Frida― mis objetivos son: profanar, jugar, o sea, hacer una forma particular de uso y crítica de las separaciones y objetificaciones manejadas por el patriarcado; analizar el proyecto artístico de Kahlo evidenciando la indisociable relación entre lo personal y lo político; reflexionar sobre la manera en que Arturo Estrada ―alumno directo de Kahlo― encauza lo personal, el cuerpo y lo femenino en sus procesos creativos; comprender cómo Nahum B. Zenil ―identificado con las sensibilidades de Kahlo― profundiza la relación entre la autobiografía y la creación artística; estudiar los modos en que las creaciones de Kahlo, Estrada y Zenil se entrelazan con mis procesos creativos e impulsan la proposición de una danza performativa.

    El reto de esta investigación es evidenciar los encuentros fronterizos entre los procesos creativos de estos artistas y construir una especie de genealogía, no como gráfico histórico o árbol genealógico que identifica el ADN artístico o la corriente discipular de Kahlo en estos artistas de manera histórico-cronológica; se trata más bien de una comprensión de la genealogía como espacio-fronterizo matrizal, una red copoiética constituida por afectos, huellas, hilos, vibraciones y fascinaciones que impulsan los procesos creativos de uno inspirado en el otro; en este caso, los elementos estructurales que Frida Kahlo inspira/impulsa en los procesos creativos de Estrada, Zenil y yo.

    La matriz, la fascinación y la copoiesis son los principales conceptos que fundamentan esta investigación sobre una genealogía matrizal de Frida Kahlo, los que giran alrededor de la concepción del espacio-fronterizo matrizal (matrixial borderspace) de Bracha Ettinger. Estos conceptos son desarrollados en el primer capítulo que funciona más bien como un preámbulo para presentar esta base conceptual a partir de la cual se van a desplegar, vincular y confrontar otros conceptos también importantes. La performatividad, especialmente a partir de Judith Butler, pero también en otros autores, es otro concepto importante que atraviesa toda la reflexión, relacionado con cuestiones de género, cuerpo, lenguaje y performance. El concepto de corpusmedia, de Christine Greiner y Helena Katz, es otra clave para pensar la relación cuerpo y ambiente, así como la propia creación artística. A los estudios sobre creación artística de Cecilia Almeida Salles aproximo la idea de profanación de Giorgio Agamben, la que nos ayuda a pensar el proceso de museificación del arte y otros objetos, y la propia creación artística como juego y forma particular de uso de imágenes y artefactos culturales.

    El segundo capítulo tematiza los procesos creativos de Frida Kahlo ante un reclamo por la dimensión política de su obra que, a lo largo de los años de su creciente fama, ha sido disminuida por diferentes visiones curatoriales, biográficas, psicológicas y personalistas, que han determinado los modos corrientes de ver y comprender la obra de esta artista como reflejo directo de su vida sufrida. Esto que considero la política estética de Kahlo tiene que ver con sus prácticas artísticas, cotidianas y públicas relacionadas con los papeles de género, etnicidad, discapacidad, militancia política y docencia, visiblemente expresas en su cuerpo y obra. Profundizando en el trabajo creativo de las pinturas y el diario de Kahlo, busco reflexionar sobre temas como el enlace de lo personal y lo político; la identidad de género; la centralidad del cuerpo y la performatividad, lo que posibilita pensarla como una artista precursora de las reflexiones sobre la relación arte y vida, e incluso del arte del performance.

    En el tercer capítulo analizo los procesos creativos de Arturo Estrada, entrelazando los datos de fuente primaria de la entrevista hecha al pintor, con otros estudios que también han analizado su obra. Al examinar diferentes obras de Estrada e interpretar sus relatos, es posible percibir huellas y anhelos sutiles de la correlación de lo personal y lo político inspirada por su maestra Frida Kahlo. Desde los estudios de lo matrizal y de la cultura visual ―centrada en el uso de la imagen― considero que entre los demás artistas que formaron parte del grupo de Los Fridos (los alumnos más cercanos de Frida Kahlo), Fanny Rabel, Arturo García Bustos y Guillermo Monroy, las imágenes creadas por Arturo Estrada son más aproximables a las imágenes creadas o impulsadas por Kahlo. Aquí me refiero específicamente a las imágenes del cuerpo, de lo femenino, de las naturalezas muertas, del arte popular, del acervo prehispánico, así como del ambiente afectivo y pedagógico vivido y compartido con la artista y maestra. El uso de colores vibrantes y de elementos del realismo, surrealismo, primitivismo y de la cultura popular mexicana ―semejante a lo que hizo Kahlo― son otros aspectos importantes de la obra de Estrada que determinaron mi elección por estudiar su proceso creativo en esta genealogía matrizal.

    En el cuarto capítulo reflexiono sobre los procesos creativos de Nahum B. Zenil a partir de los datos de fuente primaria recogidos a través de la entrevista y de muchos momentos de encuentro y convivencia con el artista en su casa-museo, el Rancho Tecomate Cuatolco ―Casa del Poeta, en Tenango del Aire, Estado de México― durante 2018. Desde los estudios hechos percibo que la correlación entre lo personal y lo político, la que en Estrada se ve más como un anhelo, en Zenil es el eje explícito que estructura todo su trabajo artístico. La autobiografía es plasmada en los autorretratos, en las imágenes del cuerpo, de la sexualidad, de la homoafectividad, del travestismo, de los símbolos patrios y religiosos y de la imagen de Frida Kahlo, conformando una gran red estética que permite construir la genealogía matrizal aquí propuesta. Dentro del grupo de los artistas neomexicanistas, Zenil participa del rescate de la obra y de la imagen de Frida Kahlo de manera más intensa, en un principio por casualidad y ya después con propósito investigativo-creativo, estableciendo una familiaridad de sensibilidades y un mundo en común con esta artista.

    El quinto capítulo es el espacio en el cual contextualizo la presencia de Frida Kahlo en las artes escénicas, y a partir de ahí analizar mi propio proceso creativo, especialmente de las cuatro obras performáticas que creé y presenté en México durante 2018. La comprensión de mi vínculo con esta genealogía matrizal de Kahlo emerge de los temas de la relación entre el cuerpo y la imagen en la creación artística, de los procesos creativos basados en la autobiografía, y de la importante perspectiva de romper con el ícono de Frida Kahlo, deconstruyéndolo y refuncionalizándolo en la creación de una forma de arte-acción que aquí conceptúo como danza performativa.

    La propuesta de pensar una genealogía matrizal de Frida Kahlo desde el cuerpo performativo refleja cómo el exigente afecto de la fascinación, conforme propone la artista e investigadora Bracha Ettinger, inspira y mueve el cuerpo-psique-espacio-tiempo de uno hacia una especie de repetición transformadora que genera diferencias a través de los procesos creativos. Las obras, las imágenes y los performances cotidianos y públicos de Kahlo performan la imaginación, el pensamiento y el trabajo creativo de Estrada, Zenil y mío, impulsándonos a hacer usos performativos/transformativos de esas referencias. Así, los cuerpos performativos van tejiendo los hilos de esta red copoiética matrizal.

    En este estudio se entrecruzan conceptos, obras y lenguajes artísticos de diferentes formas y procedencias, debido a la característica metodológica de esta investigación, que se basa en el abordaje investigativo del bricolaje, conforme a las propuestas de Joe L. Kincheloe y Kathleen Berry. (2) El bricolaje consiste en un enlace entre coherencia conceptual e innovación epistemológica, a través de un estudio interdisciplinar y de carácter interpretativo. En este sentido, aquí se hacen relaciones entre conceptos de la historia del arte, del campo de estudios de la cultura visual, de la filosofía, de las neurociencias, de los estudios de género y de los diferentes estudios del cuerpo en la danza, la comunicación y la semiótica. Se trata de un proceso investigativo multidireccional que busca analizar el objeto de estudio a partir de diferentes focos, complejizando las formas de ver e interpretar, y permitiendo distintos modos de especulación, crítica y hermenéutica.

    En estos enlaces de elementos de distintas áreas, se da el embarazo metafórico por Frida Kahlo, el que genera muchos partos y abre diferentes puertas que llevan a otros/otras artistas y a otras posibilidades de investigación. Con la metáfora de los tres hombres embarazados por una mujer, y en este caso por Frida Kahlo que no pudo tener hijos, anhelo cuestionar, y ojalá revertir, el estereotipo clásico de la falta de hijos que rotula a esta artista. Aquí la metáfora del embarazo carga y refuerza lo matrizal de Kahlo, es decir, su potencialidad de trascendencia y devenir; su fertilidad en afectar, inspirar y fascinar a otros cuerpos; su alteridad (pro)creadora que hace de la autoexpresión una reflexión sobre las diferencias sociales, étnicas y sexuales, y que expone las relaciones del cuerpo con el contexto, en las cuales lo personal está umbilicalmente ligado a lo político.

    2. Kincheloe, Joe L.; Berry, Kathleen. Pesquisa em educação: conceituando a bricolagem. Porto Alegre, Editorial Artmed, 2007.

    I. LO MATRIZAL: LA (PRO)CREACIÓN DE FRIDA KAHLO

    HACE TIEMPO ME PREGUNTO, ¿QUÉ ES LO QUE ME FASCINA EN FRIDA KAHLO? DESDE que escuché hablar de ella por primera vez en una conferencia sobre teología feminista, en 2002, mi interés fue gradualmente creciendo e interpelándome a pensar, ¿cómo un cuerpo así, tan dañado, logró crear imágenes y acciones tan fuertes en sus prácticas artísticas, cotidianas y públicas? Desde entonces he realizado diferentes estudios y creaciones inspirados en ella: la coreografía Kahlo no Corpo, en 2009; la investigación doctoral en el campo del arte y de la cultura visual; la creación del espectáculo FeridaCalo (2016); la escritura del libro sobre sus procesos creativos y pedagógicos en 2018, y otras investigaciones, escritos, creaciones dancísticas y performativas. Con esto se ha formado una red afectivo-reflexiva que tal vez sea una forma de amor que se convierte en conocimiento, como plantea el filósofo griego Platón en su obra El Banquete.

    En los estudios del movimiento creativo y pedagógico de Frida Kahlo, (3) mi interés fue ir más allá de la tradicional categoría de análisis vida y obra para pensar el proyecto artístico de Frida Kahlo, es decir, su cosmología, su cultura visual, el conjunto de valores éticos y estéticos que conforma su trabajo artístico, los elementos constantes que identifican y caracterizan sus creaciones a través de la repetición, la evaluación y la transformación; sus procesos creativos, el conjunto de diversas acciones que determinan su trabajo creador y que constantemente confirman, amplían e incluso modifican su proyecto artístico, y sus procedimientos de creación, o sea, los materiales, las técnicas y los códigos usados para concretar su poiesis ―su proyecto y procesos―. Desde esta perspectiva, próxima como está de la crítica genética de los procesos creativos, las obras o, mejor dicho, las creaciones, son vistas y estudiadas como testigos de los procesos creativos que les otorgaron vida. La obra, como testigo del proceso, junto a otros documentos (cartas, bocetos, fotos, diarios) nos ayudan a comprender el trayecto de su construcción y las posibles creaciones que, entre las condiciones, las tendencias, las experimentaciones, las tentativas y las direcciones tomadas por la artista, se quedaron por el camino.

    A partir de los datos, las interpretaciones y los conocimientos logrados en estos estudios, busco ahora identificar el proyecto artístico de Frida Kahlo como una esfera, un núcleo, un encuentro-evento, que tanto congrega referencias de diferentes artistas, imágenes y contextos socioculturales, como emana referencias y afecciones para otros artistas y contextos. Así que, ahora, lo que me mueve son las huellas de una posible genealogía matrizal de Kahlo en procesos y creaciones de otros artistas contemporáneos de ella y de generaciones posteriores: Arturo Estrada (1925), Nahum B. Zenil (1947) y Odailso Berté (1979).

    Las ganas investigativas me fueron (con)moviendo a buscar referencias, influencias, inspiraciones y fascinaciones de Kahlo en los procesos creativos de artistas como Arturo Estrada, quien fue su querido alumno, del colectivo Los Fridos; Nahum B. Zenil, un destacado creador entre los demás artistas de la década de los ochenta, también conocidos como neomexicanistas, y mi propio proceso creativo donde esa genealogía matrizal de Kahlo, mediante hilos, imágenes, vibraciones y trans-afecciones, me atraviesa el cuerpo-psique-espacio-tiempo y penetra mis creaciones dancísticas performativas e investigativas.

    Con el estudio de lo matrizal no trato de buscar una relación discipular de estos artistas con Frida Kahlo, sino romper con los esquemas y demarcadores cerrados de la historia del arte, del discipulado, la inspiración y la genialidad, evidenciando las cadenas trans-afectivas, las mezclas entre distintos círculos artísticos y diferentes épocas, las palpitaciones e inspiraciones que conforman lo que busco entender como genealogía matrizal. Llego a mi propio proceso creativo sin cualquier intención de presumirme discípulo de Frida Kahlo y tampoco un Frida-fan. Aquí reside justo la premisa del proceso creativo basado en la autobiografía, de manera que, al considerar este principio en el proceso de Kahlo, eso me impulsa a considerar mi propia creación ―el danzo a mí mismo― imbricada como está a mi cultura visual y al contexto sociocultural y político que me conforman.

    Esta esfera matrizal también está en sintonía con dos artistas de la danza expresionista alemana, el coreógrafo Johann Kresnik (1939) y la coreógrafa Pina Bausch (1940-2009). De Bausch, quien comparte la descendencia germánica de Kahlo, me inspiran los modos en que ella estimulaba a sus bailarines, a través de preguntas, a crear la danza a partir de su autobiografía corporal y las experiencias vividas. De Kresnik, quien creó una obra de danza-teatro inspirada en la biografía y en las obras de Kahlo, me inspiran los modos en que piensa y crea la acción como imagen, y también la crudeza política y social de sus imágenes.

    Busco comprender esta compleja cadena de hilos estéticos que rompe fronteras temporales, espaciales, psíquicas y artísticas, y me conecta a Frida Kahlo, a partir de la pintora, psicoanalista y teórica israelí Bracha Ettinger, con su concepto de espacio-fronterizo matrizal (the matrixial borderspace). (4) Si tomamos la comprensión habitual de lo matrizal (que se refiere al útero, sexualidad femenina, maternidad) relacionada con Frida Kahlo, quien no logró tener hijos, podemos pensar que no hay sentido en esta relación. Y es justo en este punto que reside el teorizar revolucionario de Ettinger: aunque la matriz esté vinculada con lo femenino, este concepto no hace una descripción biológica ni anatómica, sino que se refiere a las subjetividades vinculadas con la especificidad femenina elevada a nivel de filtro, imagen, símbolo. Se trata de una perspectiva teórica, estética y política para reflexionar sobre la formación de la subjetividad enlazada con la alteridad, de una manera distinta de la lógica fálica del patriarcado.

    En este sentido, busco interpretar elementos de lo matrizal en los procesos creativos de Kahlo para reflexionar sobre su genealogía matrizal en los procesos de Arturo Estrada, Nahum B. Zenil y en mi propio proceso creativo, mis maneras de pensar-hacer danza y performance a partir de imágenes. Para este reto comienzo por plantear temas importantes de la teoría de lo matrizal propuesta por Ettinger: la matriz; el encuentro-evento matrizal; la fascinación; lo femenino; la mirada matrizal; la metramorfosis y la copoiesis. Y con estos conceptos siguen las reflexiones sobre los procesos creativos desde lo matrizal y los cuestionamientos hacia la despolitización del proyecto artístico de Kahlo, erigida por perspectivas personalistas, psicológicas y biográficas.

    LA MATRIZ COMO ESPACIO-FRONTERIZO

    Pensar junto con Ettinger es muy pertinente en este estudio justo porque ella desarrolla su reflexión sobre el concepto de lo matrizal por medio de su práctica artística que trata con materiales sumamente cargados que llevan las heridas y las cicatrices de la horrenda tragedia de Europa cinceladas en su propio texto familiar. (5) Con el objetivo de cuestionar el sistema fálico/patriarcal y la soberanía de la figura del padre, Ettinger profundiza en otra dimensión el proyecto feminista, y propone lo matrizal como una esfera de enlaces-fronterizos en la que ocurre la subjetivación.

    La investigadora del arte británica, de origen sudafricano, Griselda Pollock comenta que en la genealogía feminista la propuesta estética y teórica de Ettinger surge de la conjunción de intervenciones feministas en la política de representación y diferencia sexual con el horror del genocidio moderno. Si pensamos en los contextos americano y europeo con sus racismos, genocidios, fascismos y homofobia posholocausto, a partir de la estructura fálica que erige sus políticas, cualquier otro grupo social, así como el femenino, puede convertirse en el otro que debe ser reprimido y rechazado por la mirada fálica.

    Ettinger parte del concepto de matriz que indica útero, especificidad sexual femenina, femineidad, natalidad y embarazo, elevándolo al nivel de símbolo, imagen, filtro y referencia. En sus palabras:

    La matriz es un espacio inconsciente de emergencia y desvanecimiento simultáneos del yo y del desconocido no-yo, que no se fusiona ni se rechaza. Matriz se basa en interrelaciones femeninas/natales y expone un espacio compartido, donde lo que yo llamo diferenciación-en-co-emergencia y distancia-en proximidad se reajustan y reorganizan continuamente a través de metamorfosis creadas ―y luego creadoras― por relaciones en los límites de la ausencia y la presencia, el objeto y el sujeto, el yo y el extraño. (6)

    Sin caer en los códigos de la biología reproductiva y tampoco del psicoanálisis ortodoxo, Ettinger plantea otro tipo de argumentación conceptual alrededor de la matriz, pensándola como espacio de emergencia, interrelaciones, transformaciones, creación y de compartir. La autora nos impulsa a pensar en la formación de la subjetividad y propone que, en los adultos y los niños, las fantasías intrauterinas señalan los primeros reconocimientos de algo exterior al yo, que se componen del interior de un otro. Así que las fantasías intrauterinas:

    […] son huellas de registros comunes de experiencia relacionados con la especificidad corporal femenina invisible y con las condiciones prenatales avanzadas, que emanan de contactos corporales comunes y de un espacio fronterizo físico común […] cierta conciencia de un espacio fronterizo compartido con un extraño íntimo y una co-emergencia en la diferencia común es una dimensión femenina en la subjetividad […] La consciencia matrizal nos acompaña desde el alba de la vida y se rastrea en la psique por modos arcaicos de experiencia-organización en términos de adaptaciones y resintonizaciones de impresiones sensoriales. Los supuestos determinados por el tiempo-espacio-cuerpo suscitan eventos psíquicos y huellas que corresponden a un plano arcaico, y los conceptos de conexión y de lo simbólico sugieren un camino para conceptualizar la organización del estrato matrizal de la subjetivación. (7)

    Desde esta argumentación y con el aporte de Pollock, podemos comprender que la matriz habla de aquello con lo que ya intimamos, los recuerdos alucinados de un espacio fronterizo compartido. La matriz es un símbolo de subjetividades parciales coexistentes y coemergentes, (8) que tiene una resonancia espacial para las mujeres por los elementos de su especificidad corporal femenina invisible, pero la matriz es un símbolo neutral que tiene igual importancia para el reencauzamiento de la subjetividad masculina que también comparte el espacio matrizal. Motivado por esto elegí investigar la genealogía matrizal en los procesos creativos de tres hombres, con el objetivo de destacar que lo femenino puede fascinar a lo masculino no sólo como objeto pasivo, sino como sujeto/esfera que penetra/enlaza, constituye la subjetividad, embaraza el cuerpo masculino y lo hace (pro)crear.

    Conforme piensa Pollock, esta sensibilidad matrizal se puede detectar en textos, significantes, leyendas, cuadros, en nosotros mismos, y para la artista [Bracha Ettinger] su reconocimiento y teorización brota de la reflexión diaria en el proceso mismo de su absorción y obligación frente a las huellas de las subjetividades históricas borradas en los horrores de la modernidad fascista. (9) O sea que lo matrizal, en sus ejes ético y estético, puede ser comprendido como una perspectiva teórica que nos ayuda a comprender la experiencia estética y los procesos creativos; un camino de análisis de la conformación de la subjetividad; una práctica sociocultural de reconocimiento de las diferentes subjetividades oprimidas y opacadas por el patriarcado.

    Ettinger comprende el espacio-fronterizo matrizal como una esfera psíquica que es trans-subjetiva, donde puede ocurrir el encuentro-evento matrizal, (10) es decir, un acontecimiento transgresor de los límites psíquicos individuales e invasor de la comunicación en las relaciones personales e interpersonales. La subjetividad aquí es comprendida no como un campo individual cerrado, sino un encuentro transgresivo entre el yo (sujeto parcial) y un desconocido aún íntimo no-yo (sujeto u objeto parcial). Cada encuentro-evento puede instaurar su propio campo de resonancia psíquica, y éste, a su vez, está con y en otros campos de resonancia. Estamos hablando de que cada grupo matrizal de yos y no-yos es una red-unión de uno con y en el otro, donde cada uno ―y cada otro― pertenece a varios de estos grupos. En este sentido, la red matrizal es una esfera no constituida por relaciones simbióticas y tampoco edípicas, sino por relaciones cuerpo-psique-tiempo-espacio (11) de lo íntimo y, al mismo tiempo, de varios.

    Cada uno de los granos psíquicos, cordones virtuales y afectivos e hilos inconscientes de una red matrizal participan en otras redes matrizales y las transforman a través de distintos encuentros-eventos en los enlaces-fronterizos. En este sentido, cada psique es una continuidad de la psique del otro en este espacio de frontera matrizal. Así que nosotros estamos siempre metabolizando impresiones y huellas mentales uno para el otro en esta gran red matrizal. En la apertura de un encuentro-evento matrizal, el/la artista no puede no compartir con el otro; no puede no atestiguar al otro. En el encuentro-evento el yo y el no-yo son testigos uno del otro, y ahí se descubren parcializados, vulnerables y fragilizados. El/la artista no puede construir una defensa contra esta fragilidad, sino que la abraza libremente (12) en su proyecto artístico (cosmovisión, principios éticos y estéticos). A través de sus procesos creativos (acciones transformativas) y de los procedimientos de creación (materiales, técnicas, códigos), el/la artista retrabaja y evalúa constantemente su proyecto artístico y, envuelto/a por la esfera matrizal, lo comparte a través de las obras que entrega al público (el otro, el no-yo), reactivando siempre el sentido de hermandad humana, social, universal.

    El espacio psíquico matrizal se refiere a la compartibilidad y a la diversidad que rompen la burbuja de la identidad propia del sujeto; la burbuja de la genialidad del/de la artista; pues él/ella es multiplicidad sin fin, comunidad colectiva y sociedad organizada. (13) Para alcanzar la potencia estética, la transgresión de las fronteras individuales (que ocurre en cualquier caso con o sin nuestra conciencia o intención) se requiere el despertar de una atención ética específica y una extensión erótica, es decir, una generosidad artística.

    LA FASCINACIÓN: UN AFECTO EXIGENTE

    Las relaciones en la esfera matrizal (relaciones de creación artística y de luchas sociales) se desarrollan por enlaces eróticos, conocimientos afectivos, empáticos e intuitivos, casi telepáticos; por sensibilidades sensuales y perceptivas; a través del intercambio entre campos de resonancia e influencia en las intensidades pulsátiles compartidas en ondas, frecuencias y vibraciones traducibles por la mente en un cruzamiento de huellas psíquicas.

    La genealogía matrizal de Frida Kahlo puede ser comprendida como un tipo de continuidad mental de la psique de otro sujeto parcial (14) (Frida como un no-yo) que tiene la potencialidad de transformar al otro sujeto parcial (el artista, la feminista, el sujeto LGBT+, un yo). Esa continuidad mental trans-subjetiva es constituida por vibraciones afectivas, fascinaciones, impresiones y huellas de memoria que transforman el cuerpo-psique-espacio-tiempo, y que rompen la burbuja del sujeto ideal y evidencian su parcialidad, colectividad, generosidad y multiplicidad. La esfera matrizal es trans-afectiva, (15) un campo de transferencias y co-transformación-en-diferencia (16) que opera "en un movimiento en espiral para romper repeticiones psíquicas eternas, inventando nuevas cuerdas e hilos, y creando lo que en los términos deleuzianos significa la diferencia

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