El pasado 13 de septiembre una joven de 22 años, Mahsa Amini, murió a manos de la “policía de la moral” por haber cometido el “crimen” de llevar mal colocado el velo. Desde el anuncio oficial de su fallecimiento -supuestamente causado por un paro cardiaco-, gritos de coraje y hastío resuenan sin parar en las calles iraníes.
Muchas revueltas explotaron en Irán en las dos últimas décadas. Desde el Movimiento Verde de 2009 contra el fraude electoral hasta las protestas contra el alza del precio de la gasolina en 2019, que desembocaron en una masacre a puerta cerrada, los iraníes nunca dejaron de cuestionar el régimen de los mulás.
La continuidad y amplitud de la ola de protestas que sacude el país desde mediados del pasado septiembre no tiene precedente. Por primera vez desde las grandes manifestaciones de 2009 -que el poder sofocó en tres días con saldo de miles de víctimas-, las protestas contra el régimen se prolongan semanas