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Homies unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil
Homies unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil
Homies unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil
Libro electrónico468 páginas6 horas

Homies unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil

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Este libro ofrece un panorama único y completo sobre los procesos de reestratificación social, cuyo objetivo desmonte la violencia que en torno a ellos se produce de manera sistematizada. Para ello, la observación de la organización Homies Unidos fue el eje y portal a formas distintas a la criminalización para comprender y acercarse al fenómen
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 ene 2022
ISBN9786074175066
Homies unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil
Autor

Hugo César Moreno Hernández

Hugo César Moreno Hernández es doctor en Ciencias Sociales y Políticas, candidato al Sistema Nacional de Investigadores. Ha realizado investigación acerca del fenómeno de pandillas juveniles en México, El Salvador y Ecuador, observando el tema desde las aportaciones teóricas de Michel Foucault, Gilles Deleuze, Giorgio Agamben, Roberto Esposito, entre otros autores. Ha desarrollado una investigación sobre la Organización Homies Unidos de El Salvador, grupo que trabaja con pandilleros y está conformada por ex pandilleros o, como ellos mismos se denominan, pandilleros no activos en violencia. También realizó la investigación Pandillas transnacionales en El Salvador y Ecuador: criminalización versus integración, auspiciada por el programa de becas CLACSO-ASDI de Promoción de la Investigación Social, Juventudes y movimientos juveniles en América Latina y el Caribe; este mismo proyecto es parte de la estancia posdoctoral que realizó en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de 2013 a 2015; asimismo fue miembro del equipo de investigación SEP-SIJ-UNAM sobre violencia y escuela en el Distrito Federal, desarrollando el tema Violencia simbólica adulta contra violencia simbólica juvenil. Producciones éticas de los jóvenes estudiantes de las secundarias del Distrito Federal. Publicó el libro La pandilla como ejercicio de micropoder. Relaciones de poder en los márgenes de la sociedad, jóvenes, violencia y estrategias de sobrevivencia (2011). Ha publicado diversos artículos sobre teoría social en revistas académicas. Mónica Elivier Sánchez González es Doctora en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, maestra y licenciada en Historia por la misma casa de estudios, actualmente estudia el doctorado en Historia en la Universidad de Guanajuato, profesora-investigadora de tiempo completo en la Universidad de Guanajuato campus León. Las líneas de investigación sobre las que trabaja son: Teoría Social: Teoría de Sistemas Sociales de Niklas Luhmann, Memoria Social, Teoría Social en general; Teoría de la historia: Semánticas Sociales, Semánticas Históricas, Teoría de la Historia en general, Identidad, Cultura; Teoría del derecho: Teoría del Derecho de Niklas Luhmann, Derechos Humanos, Derechos Fundamentales.

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    Homies unidos - Hugo César Moreno Hernández

    Homies Unidos

    Homies Unidos

    Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil

    Hugo César Moreno Hernández y Mónica Elivier Sánchez González

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2018 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México®

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición en formato digital: 2018

    Digitalización: Proyecto451

    Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización del editor. El infractor se hará acreedor a las sanciones establecidas en las leyes sobre la materia. Si desea reproducir contenido de la presente obra, escriba a: publica@ibero.mx.

    ISBN edición digital (ePub): 978-607-417-506-6

    Este trabajo de investigación fue en gran medida resultado de la colaboración y apoyo de Luis Romero Gavidía Pansa Loca. Hemos decidido dejar la ortografía tal y como el propio Luis nos indicó. Alguna vez que notó panza escrito correctamente: debe ser con s en la medida que resume la transgresión pandillera. La s de Pansa Loca se vincula con la locura inscrita en el propio lenguaje. En fin, va para él este libro, nuestro agradecimiento y cariño. Extrañamos su perenne sonrisa, su ánimo y buen humor siempre presente a pesar de las adversidades y el miedo. También tenemos en la mente a su familia, amigos y colegas. Que esto sirva como un abrazo de largo aliento.

    Introducción

    ¿Cómo leer este texto? La investigación que ponemos a disposición de los lectores es una propuesta que apela a los recursos de la teoría social con el fin de trazar líneas que ayuden a comprender los imbricados procesos de reestratifición de las pandillas transnacionales salvadoreñas, teniendo como principal sujeto de investigación a la organización Homies Unidos de El Salvador, debido a su particular forma de actuar y mirar el fenómeno desde dentro, desde el ser pandilleros.

    La pregunta que organiza el texto se orienta por las condiciones de posibilidad de la reestratificación de las pandillas salvadoreñas en el contexto de la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, donde Homies Unidos ha estado presente, a veces con fuerza, otras debilitada por los contextos políticos, pero siempre constituida como una alternativa a las formas criminalizantes que suelen relacionarse con la reestratificación (la cárcel, la disolución de lo colectivo, la idea de curación-reinserción). La disposición de las reflexiones a partir de la pregunta se posiciona en dos planos específicos: uno, los soportes teóricos sobre los que se establecen las premisas del engranaje entre la teoría y la apropiación de interpretaciones sobre la reestratificación. El segundo es el plano de los acontecimientos que delimitan a la reestratificación misma, la cotidianidad que se construye a partir de dicho concepto (el recrudecimiento de las actitudes criminalizantes, los momentos donde parece disminuir, la operación de diversos actores); el espacio donde sucede la autointervención (la acción, limitada pero constante, de Homies Unidos como pandilleros interviniendo con pandilleros, la pandilla interviniéndose). En suma, el lector encontrará la riqueza de la reestratificación de los pandilleros hecha por los pandilleros mismos. Al tiempo que la teoría selecciona unos lentes desde los que puede comprenderse.

    La particularidad de las herramientas teóricas a las que se recurre está definida por la multiplicidad de los recursos analíticos, tanto de categorías como de los autores que las suscriben. No se trata de poner a prueba una sola teoría, o delegarle la responsabilidad a una única perspectiva para caminar el sendero de la reestratificación. La polifonía teórica es el recurso principal de este trabajo. Un argumento para ello es poner en un contexto claramente delimitado los elementos que den visos de la multidimensionalidad a la que apuntan las pandillas, los pandilleros calmados y la búsqueda de un proceso de reestraficación diferente, donde lo colectivo se imponga sobre la individualización normalizante y criminalizante.

    Uno más de los rasgos distintivos de este ejercicio teórico, a través de la observación y el análisis de la reestratificación de las pandillas, es la construcción de su propio entramado. Este considera tres niveles: uno corresponde a la teoría, el otro a la construcción de la reestratificación desde la teoría y, finalmente, la obtención de todos los recursos a partir de un exhaustivo trabajo de campo. El lugar que ocupan en el imbricado entramado entre la teoría y la construcción-apropiación conceptual es una bisagra entre tales planos, y la información que procede del trabajo de campo le concede sentido. Uno de los principios rectores de la investigación recae en la teoría debido a que no es posible, por lo menos no desde esta óptica, la construcción de preguntas de investigación desprovistas de los soportes desde los que emergen, sin que esto signifique el imperio de la teoría sobre aquello que reflexionamos. Antes bien, la polifonía teórica es el argumento para mostrar la complejidad de concederle a la teoría el anclaje de la investigación. A ello se suma la diversidad y riqueza conceptual a la que nos vemos obligados a recurrir, a proponer, a construir, a reinterpretar, porque trabajamos sobre diversos planos, niveles, enlaces, problemas, referencias, etcétera.

    El interés principal es que el texto sea su testimonio, que abra paso a la contextura, que lleve al lector a plantearse preguntas o mostrar sus inconformidades, a interpelarse por el manejo teórico, por la construcción conceptual, en suma, por la forma y el contenido. La investigación que aquí se presenta es un punto de partida que marca pautas a partir de preguntas puntuales, con un estilo particular de escritura, que es reflejo de la multiplicidad de enfoques y acercamientos. No guarda el sentido frío del reporte, sin embargo, tampoco alcanza los momentos demasiado calurosos de la literatura, salvo cuando los implicados hablan. Los testimonios dan voz pero no identidad. Son rostro, pero no coordenadas de identificación. En esa medida, el estilo de escritura, más que elegido fue hallado en el proceso de redacción para presentar nuestros hallazgos. Si bien hay pasajes más cercanos al ensayo sociológico, mientras otros tienen un cariz centrado en la presentación etnográfica y unos más se decantan hacia la densidad del discurso teórico, en su conjunto son expresión de la diversidad a la que nos enfrentamos durante la investigación. En tal sentido, este libro puede leerse como testimonio de una organización profundamente adentrada en el fenómeno de las pandillas transnacionales de El Salvador; o como una búsqueda teórica que hace dialogar y producir a perspectivas aparentemente disímbolas, como la de Luhmann y Deleuze a través de conceptos como reestratificación y autointervención; o como una apuesta metodológica asumida por ambos autores, donde el trabajo de campo se diseña a través de la teoría y la teoría se redefine con los hallazgos, creando un proceso investigativo que hace imposible la separación de lo teórico y lo práctico, pues sin el acercamiento puntual, continuo y, a veces, conmovedor con los implicados, este libro jamás se habría concretado.

    En junio de 2008, invitados por el Instituto 17, conocimos a Luis Romero (1) Gavidia y a Miriam Cabezas, integrantes de Homies Unidos de El Salvador. A partir de ese momento se logró una vía de acceso a la organización. En 2009 sucedió el siguiente encuentro, cuyo motivo era lograr el acceso de jóvenes pandilleros, activos y calmados, al Barrio o Pandilla 18, como parte del trabajo de campo para la investigación doctoral de uno de nosotros (Hugo César Moreno). En ese proceso, la actividad de Homies Unidos apareció desnuda, su voz se desprendió de los adornos institucionales y sus límites y porosidades relumbraron para mostrar más claramente su operación para buscar y crear alternativas factibles para los pandilleros. Es decir, gracias a esa experiencia, comprendimos que Homies Unidos presentaba características únicas en lo que respecta al tratamiento de los jóvenes inmersos en el mundo de las pandillas. Su vocación sincera y las dificultades de diferenciación respecto a la pandilla. Para ilustrar esto, baste la siguiente anécdota: Luis Romero nos invitó a acompañarlo a una comunidad de San Salvador para entregar un préstamo a un pandillero calmado (2) que había montado su propia panadería (una de las panaderías que impulsaron Homies Unidos y Christian Poveda, dentro del programa de microempresas implementado por la organización). El préstamo consistía en 50 dólares y servirían para adquirir materia prima. Nos encontramos con el muchacho y nos llevó al pequeño taller montado en su diminuto departamento, localizado en una zona peligrosa, territorializada por la Pandilla 18, pero rodeada por territorios de la Mara Salvatrucha 13, la pandilla enemiga, y con quien la 18 tiene una guerra a muerte desde la década de los ochenta, cuando ambas pandillas correteaban sobre las calles de Los Ángeles, antes de la deportación masiva acaecida en los noventa. Nos explicaron cómo hacían para distribuir el pan a otras localidades para evitar atravesar el territorio enemigo y no morir en el intento (esto no es retórica, la violencia entre las pandillas es mortal: asesinar a un enemigo tiene un peso simbólico y real al interior del grupo que hace que la muerte sea parte de la cotidianidad de los pandilleros, como se verá a lo largo del documento), de un solo, nos dijo, "pedís a los motoristas de que se lleven el pan y lo dejen a otro homeboy" (3) Sí, un sistema sencillo: se le pedía al chófer de un microbús que entregara la mercancía a otro miembro de la pandilla al haber pasado el territorio peligroso.

    Esta anécdota ilustra dos asuntos muy puntuales: por un lado, la situación de pertenencia absoluta a la pandilla (ver Moreno, 2010), la imposibilidad de dejar el barrio y la condición de enemigo que implica el impedimento de, a pesar de estar calmado, es decir, de no participar en las acciones de la pandilla, disolver la cualidad de blanco para los de la otra pandilla. Por otro lado, la inclusión-exclusión de Homies Unidos tanto en lo que respecta a la pandilla, como al resto de la sociedad mediante la institucionalización. Es por esto que entendemos a Homies Unidos como organización, según la teoría luhmanniana (Capítulo 5), pero con cualidades limítrofes; en cuanto su sujeto de atención es un cuerpo sin órganos (Capítulo 2).

    Homies Unidos de El Salvador es una organización no gubernamental (ONG), enfocada en el trabajo con jóvenes pertenecientes a la Pandilla 18 (también llamada, erróneamente y según un sentido amplificador de la violencia por parte de los medios de comunicación, Mara 18). En un contexto de extrema violencia, enmarcada por la guerra entre la Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha 13, los integrantes de Homies Unidos se denominan a ellos mismos como pandilleros no activos en violencia, lo que significa mantenerse como pandilleros y, por tanto, enemigos de la pandilla contraria, sin tener el respaldo total de los pandilleros activos. Como en el caso del nominativo organización no gubernamental, el negativo asume forma positiva en el distanciamiento, con la estrategia de llenar un vacío institucional. En el caso de los jóvenes pandilleros, a través de la no-violencia, articulan un discurso para lograr el diálogo con la institución, paralelamente a la actitud represiva que el Estado tiene ante ellos, y también proponen vías de inserción social mediante la incursión en proyectos productivos por parte de pandilleros calmados. Sin embargo, la situación de pandillero no activo en violencia requiere de una comprensión cabal, con el fin de explicar las condiciones de Homies Unidos para tejer tácticas, a la manera en que Michel de Certeau las entiende (2000), y así consolidar estrategias de gestión social realizadas por los pandilleros para los pandilleros, en aras de disminuir la extrema violencia. Así pues, parte de la propuesta del presente trabajo es la comprensión de esta acepción –pandillero no activo en violencia– a partir de las prácticas observadas en la organización.

    Asimismo, bajo esta complejidad, a lo largo del libro, se da cuenta de la relación de la organización con la pandilla y con el resto de la sociedad, en la operación de lo que hemos llamado, siguiendo la sugestión analítica de Gilles Deleuze y Félix Guattari, reestratificación. En este punto es importante señalar que Homies Unidos es visto como una especie de bisagra, con cualidades parasitarias, que vincula a la pandilla y a la sociedad; es decir, posee una facultad para entrar en ambos terrenos simbólicos y traducir a unos y a otros, buscando el diálogo que permita disminuir la violencia. Su voz es ininteligible para el entendimiento gubernamental, desde donde se analiza mediante reestratificaciones forzadas, implementadas por la criminalización y el lenguaje de la justicia penal, enmudeciendo los esfuerzos para instaurar una justicia social capaz de aliviar las sangrías que padece El Salvador, en particular, y el Triángulo Norte de Centroamerica, en general. En el otro extremo, en el lado de la pandilla, vemos a Homies Unidos como una fuerza que busca la reestratificación positiva, es decir, entendiendo lo que es la pandilla, sin buscar su eliminación sino su acción no violenta y su inserción a la sociedad como colectivo. También, atiende a las pandillas en términos de su forma, como un cuerpo sin órganos, y no como lo hace el discurso de la seguridad nacional, enquistado en la visión del fenómeno por parte de las autoridades gubernamentales, como crimen organizado. Las pandillas no son crimen organizado porque no son organizaciones, no tienen estructuras y cuando logran imponer cierto grado de estructuración es cuando las inercias de la reestratificación forzada las vertebran y, al mismo tiempo, evitan la posibilidad de una reestratificación orquestada desde el interior del cuerpo sin órganos, es decir, desde la propia pandilla (Capítulos 3 y 4).

    Homies Unidos vive en la línea que rasga la realidad entre las dos posibilidades de reestratificación. Del lado negativo, como voz crítica; del lado positivo, como parte del colectivo pero sin estar en la pandilla, aun cuando son pandilleros. Esta complejidad es la que nos llevó a realizar la investigación con el fin de comprender a esta organización y proponer su visión como una forma válida y efectiva para tratar el fenómeno de las llamadas pandillas transnacionales (Homies Unidos tiene una réplica en Lós Ángeles, con sus propias dificultades y complejidades, pero con el mismo impulso y espíritu) y alertar sobre el peligro de su desaparición por falta de recursos. Homies Unidos es enorme en sus aspiraciones pero limitada, y es pequeña en tamaño para atender la amplitud del fenómeno. Cuando a los pandilleros se les pregunta qué necesitan para salir de la violencia (sobre todo pensando en la delincuencia, pero no tanto en la violencia entre las pandillas, lo cual precisa de un trabajo más enfocado y profundo para comprender el estatus de pandillero calmado y, sin embargo, siempre enemigo), su respuesta más inmediata es educación y empleo (todo esto en el marco de la necesidad de mejores oportunidades). Sin embargo, oportunidades de empleos dignos es lo más apremiante, pues es donde la relación con el sistema económico puede soltar presión con ingresos dignos y legítimos que coadyuven a la separación de la pandilla de rutinas delincuenciales que poco a poco se van vinculando con las estructuras del crimen organizado (narcotráfico y las otras industrias criminales que le son parasitarias), aunque siempre en el último peldaño del escalafón, incluso a pesar de que algunos miembros lleguen a controlar el trasiego en menudeo en barrios y cárceles. Los proyectos de Homies Unidos se consolidan en los ejes de capacitación y microempresas (por ejemplo, en el caso de las panaderías, pero también en la gestión de becas de capacitación para que los jóvenes pandilleros calmados hallen empleos mejor pagados). El problema es enorme y la capacidad operativa de la organización es ensombrecida por la dimensión del fenómeno y la dificultad para encontrar fuentes de financiamiento nacionales e internacionales.

    Así pues, es nuestro interés observar a esta organización con profundidad teórica según las relaciones complejas que la definen y la posibilitan, para pensar, también, cómo ese marco de existencia la frena y la condena a una vida corta y difícil; para alcanzar un rango de comprensión profundo sobre el fenómeno de las pandillas transnacionales y las mejores estrategias sociales para solucionar los problemas emergidos desde ahí, sin observar a la pandilla como el problema, ni aislarla como fuente unívoca de conflictos y delincuencia, sino tomándola en sus relaciones, riquezas y posibilidades para cambiar las condiciones de extrema violencia en que se ha instalado.

    Homies Unidos ofrece una estrategia desde la cual pueden delinearse nuevos enfoques y vías de acción concreta para el trabajo con jóvenes pandilleros en alto riesgo social. Es también una palestra distinta desde donde observar: en principio es una autobservación hecha posible gracias a la fractura de las fronteras con el resto de la sociedad, específicamente en lo que se refiere a la academia. Cruce acaecido en la apertura del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana José Simeon Cañas, durante la investigación Solidaridad y violencia en las pandillas del gran San Salvador, más allá de la vida loca, que incluyó de manera amplia a los jóvenes pandilleros para crear un vehículo de autorreflexión organizado en Homies Unidos, como se verá a lo largo del libro. Es en esta oportunidad que Homies Unidos constituye un sujeto colectivo interesante. Es un contraste donde las opciones no criminalizantes se condensan y hacen fisura para la autointervención (Capítulo 4), para la reestratificación interna, destinada a la búsqueda de opciones que permitan mejorar la calidad de vida de los jóvenes marginados.

    Homies Unidos no es una organización con capacidades operativas robustas, muy al contrario, sus filas se reducen constantemente y padece oscilaciones devastadoras. Sin embargo, sus repercusiones en lo que se refiere al tratamiento de los pandilleros han transformado vidas, han disminuido violencia y han roto con el presentismo característico de la pandilla para invitar a los jóvenes a imaginar un futuro sin abandonar al grupo. Desde esta perspectiva, nos parece que es momento de pensar diferente a las pandillas, es tiempo de dejar a un lado la intención de su erradicación y, en cambio, asumirlas como formas de estar juntos para muchos seres humanos y desde ahí invocar a la pandilla como forma de existencia legítima para la vida en sociedad.

    Es desde esta convicción que hemos organizado la arquitectura del libro iniciando con el Capitulo Homies Unidos: entre la violencia de las pandillas transnacionales y la acción no violenta, donde nos avocamos a describir la organización según sus relaciones con el mundo de las pandillas y la vocación de no-violencia que le anima, analizando la construcción verbal: pandillero no activo en violencia, realizada por los integrantes de la organización como una forma de presentar la filiación pandillera más allá de los contornos destructivos que el imaginario social empata con la pertenencia a estos grupos, esto sin dejar de observar que la violencia es profunda y constante en el existir pandillero. Para comprender mejor la labor de Homies Unidos es necesario observar cómo se presenta en el límite entre la violencia de las pandillas y el resto de la sociedad, por esto es necesario observar cómo se ha colocado en el conflicto mortal entre la Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha 13 y cómo opera inmersa en el peligro palpable del doble límite o filo en el que se mueve: frente a las pandillas y al resto de la sociedad. Frente al peligro de muerte representado por la pandilla contraria, pues si bien Homies Unidos nació integrada por miembros de ambas pandillas, la violencia obligó a que sólo miembros de la 18 operen en ella, afilando el límite del mundo pandillero. En este capítulo se abordan estas complejidades, así como el recrudecimiento de la violencia intrapandilla, producto de la acción gubernamental y la reestratificación forzada.

    El capítulo La pandilla como cuerpo sin órganos analiza a la forma pandilla en su expansión geográfica, lo que se ha dado por llamar pandillas transnacionales. La intuición teórico-analítica de Deleuze y Guattari nos ha servido para contraponer a la pandilla con la asimilación que los discursos de la seguridad nacional estadounidenses han hecho de las pandillas transnacionales, específicamente el Barrio o Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha 13, con el crimen organizado. Del mismo modo, al concebir a las pandillas como cuerpo sin órganos, se está pensando en términos de no-organización y desestratificación, es decir, la fuga de los estratos que determinan la subjetividad: el organismo, la significancia y la interpretación, la subjetivación y la sujeción, esto no en términos de una especie de involución, sino como una aparición al margen de la sociedad. Una, si se quiere, producción de subjetividad en un espacio social constituido por la pandilla. Formas de vida distintas a las impulsadas por el sistema capitalista. Productos de las desterritorializaciones del capitalismo. De esta manera, observamos a las pandillas como territorializaciones con impacto geográfico y simbólico, con cualidades rizomáticas, sin centro, sin órganos especializados y sin jerarquías rígidas, sino como un cuerpo expansivo que se enquista y diferencia del cuerpo de la sociedad, siempre como producto de la sociedad.

    En el capítulo Pandillas transnacionales, reestretificación forzada y desciudadanización se observan las estrategias institucionales para el tratamiento del fenómeno de las pandillas transnacionales llevadas a cabo en El Salvador, es decir, lo que hemos definido como reestratificación forzada. Se observa cómo estas estrategias producen mayor violencia, sin presentar opciones organizativas orientadas a mejorar la vida de los jóvenes pandilleros, sin buscar crear formas sociales productivas en el sentido de asegurar a los jóvenes marginales instancias de resistencia a los influjos del sistema capitalista que los excluye. En estos términos, se propone observar las estrategias gubernamentales y sus efectos en la transformación de las pandillas hacia formas más violentas y jerarquizadas, debido a la connotación criminalizante de las pandillas que se da en las instituciones del gobierno. Así pues, se propone la revisión de la reestratificación institucional de las pandillas, mediante la criminalización y su asimilación al crimen organizado, como elemento que ha producido una tendencia a la jerarquización, la clandestinidad y el aumento de la violencia.

    En el Capítulo Homies Unidos: autointervención para reestratificación, presentamos un análisis teórico sobre la autointervención ejercida por la organización para realizar una reestratificación del cuerpo sin órganos que es la pandilla. Siguiendo a Deleuze y Guattari, una desestratificación corre el riesgo de producir agentes de autodestrucción con ondas expansivas tan violentas que afectarían el entorno inmediato del cuerpo sin órganos. El peligro es un halo de muerte. En el caso de las pandillas esto es claro según se observa su evolución en El Salvador desde la década de los noventa. La desestratificación no es un acontecimiento, sino un proceso continuo y constante que requiere de anclas en los estratos para evitar la muerte. Lo que observamos en este capítulo es cómo Homies Unidos produce otra vía de reestratificación a través de la autointervención, la cual, por supuesto, no puede ni debe ser aséptica ni exclusiva del cuerpo que la lleva a cabo, sino abierta al resto de la sociedad, de donde recibe energía en forma de recursos económicos, así como en herramientas conceptuales y capacitación técnica. Como se mencionó antes, la capacidad de Homies Unidos para intervenir, como parte de la pandilla pero sin ser de la pandilla, se debió a la apertura del resto de la sociedad y la propia pandilla.

    Para establecer teóricamente por qué la pandilla no es una organización y cómo es posible la reestratificación no violenta realizada por una organización emanada de la pandilla, presentamos el capítulo Un espacio emergente para observar a Homies Unidos en la sociedad mundial. La construcción se plantea desde la perspectiva teórica luhmanniana; es un esfuerzo teórico para observar, desde las categorías más abstractas desarrolladas por Niklas Luhmann, la funcionalidad de Homies Unidos y su relación con la pandilla, a la que se suma la no menos compleja perspectiva teórica de Deleuze y Guattari. Estamos convencidos que la sociología y la teoría social pueden y deben integrarse transversalmente para producir herramientas analíticas cada vez más profundas y sofisticadas. Se analiza Homies Unidos a partir de las dinámicas que se generan entre el espacio societal, el de la organización y el interaccional. En esta dirección, el primer aspecto es precisar cómo la emergencia de Homies Unidos puede ser analizada por y entre los diferentes planos de la teoría, de tal manera que se esboce el entramado que nos lleva a no encasillarla, solamente, como una organización formal, ni a colocarla en el entorno de la sociedad. El objetivo es establecer los diferentes planos en que se colocan quienes intervienen y están involucrados en ella, para mostrar las particularidades y acepciones, definir o perfilar el lugar que acuña Homies Unidos en el orden de la sociedad mundial. En segundo lugar, observamos cómo desde este lugar los pandilleros producen y están atravesados por comunicaciones en los diferentes planos: el interaccional, el organizacional y el societal, y cómo a partir de los acoplamientos estructurales establecen diferentes relaciones entre sí. Esto nos lleva a pensar en las condiciones y especificidades de la interpenetración entre el cuerpo, la psique y la sociedad en la forma persona de quienes denominamos pandilleros.

    Homies Unidos: Estrategias de reestratificación desde la sociedad civil es una propuesta teórica y de investigación para pensar diferente el tratamiento a las pandillas transnacionales. Estamos seguros de que organizaciones como Homies Unidos, surgidas de las entrañas del fenómeno, precisan ser replicadas y comprendidas. Asumiendo, con Michel Foucault, que el científico social tiene un papel muy distante a la liberación y su lugar está en la utilización de saberes soterrados por las prácticas sociales dominantes, para iluminarlas y ponerlas al servicio de otros saberes dominados, como conocimiento científico, pero también como cajas de herramientas, nuestra pretensión está ahí, en que este libro sirva según los saberes de quienes están en el estómago del monstruo.

    Nuestra propuesta es presentar afirmaciones en torno a Homies Unidos y las pandillas transnacionales que puedan sostenerse sobre las bases de la teoría de Niklas Luhmann en diálogo con las propuestas de Gilles Deleuze. Más allá de la distancia entre ambas perspectivas, hemos buscado el encuentro y el entretejido que permita elaborar una teoría capaz de brindar comprensión sobre Homies Unidos según la manera en que se coloca al límite entre las pandillas y el resto de la sociedad. Este encuentro ha sido elaborado a partir de la observación de las pandillas como cuerpos sin órganos o no-organizaciones (lo que no implica que las pandillas carezcan de cierto grado de estructuración basada en relaciones simbólicas donde está ausente la escritura y muy presente el gesto y el grafo en tatuajes, grafitis, así como las señales con las manos) y los procesos de reestratificación operados por Homies Unidos como organización definida por sus clausuras operativas. Es decir, lo que permite trabajar el fenómeno de las pandillas transnacionales y Homies Unidos es la distinción entre organización y no-organización, siendo también el límite y la bisagra entre el adentro y afuera del lugar/social comunitario que es la pandilla.

    En la cualidad de organización de Homies Unidos no sólo está su posición limítrofe, sino también tiene la posibilidad de ejercer reestratificaciones positivas, por ejemplo, cuando se convierte en puente comunicativo entre la pandilla y el resto de la sociedad en el acoplamiento con la ciencia y, en la medida que construye puentes comunicativos para la investigación social; con la economía, cuando busca reintegrar a los jóvenes en empleos legítimos; en la política y el derecho, cuando defiende los derechos civiles y humanos de los pandilleros. En esta relación, la pandilla no es forzada , ni la organización en su análisis a distinguirse desde el lado positivo de la comunicación, es decir, se mantienen en la contradicción, en el conflicto, pero sin concentrarse en la violencia, de ahí que reconozcamos en la acción de Homies Unidos sobre la pandilla no sólo una reestratificación, sino también una autointervención.

    Esta posición límitrofe de Homies Unidos se ha arrinconado más con el paso de los años. Como se verá en la revisión histórica de la organización, en un principio convivían miembros de las pandillas rivales 18 y Mara Salvatrucha (MS), con el paso del tiempo, sólo quedaron miembros de la 18. Esto limitó el trabajo de la organización con la MS, pero no lo excluyó. A lo largo del texto explicamos cómo se vive esta diferencia de adscripción pandillera. La violenta rivalidad entre MS y Pandilla 18 pone en riesgo a los miembros de Homies Unidos, sin importar su pertenencia, pero esto no supone que la organización implemente otras violencias, sino que ha aprendido a lidiar con este asunto, en el que se exigen prudencia respecto a quién o quiénes reconocen su trabajo con la MS13.

    Por último, es importante advertir que a lo largo del libro usamos sobrenombres para referirinos a los entrevistados, esto con el fin de proteger su identidad para evitar que sean identificados como miembros de una u otra pandillas. Esta precaución fue solicitada por los entrevistados, quienes ante el ambiente de violencia imperante en El Salvador exigieron no ser exhibidos. Por ello mismo, optamos por no dar pormenores sobre su información biográfica o referencias sistematizadas acerca de quiénes son (edades, familias, escolaridad, trabajos, tiempo de estancia en la pandilla, etcétera). Para el caso de los miembros de Homies Unidos sólo mencionamos nombres de quienes tienen presencia pública.

    También debemos advertir la ausencia de voces de otras organizaciones que trabajan el tema y han colaborado con Homies Unidos o conocen su trabajo. Esto se debe a la imposibilidad para abordarlos. Reconocemos que es una falencia importante, pero cuando se les solicitó su colaboración para esta investigación, la mayoría se negó o mostró cierta disponibilidad sin que se concretara algún encuentro.

    1. Para el momento de la publicación de este libro, Luis Romero Gavidia, conocido por muchos, tanto pandilleros como no pandilleros, como el Pansa Loca (así, con s y no con z), ha muerto (el 4 de octubre de 2016), debido a un accidente. Por ello dedicamos este volumen a su labor, esfuerzo y maravilloso don de gentes, reconociendo que su pérdida tiene un efecto expansivo hacia toda la sociedad salvadoreña.

    2. Se llama pandillero calmado a aquellos miembros de pandilla que, sin salirse de ella o considerarse expandillero, ya no participan activamente con su grupo. Los miembros de Homies Unidos se identificaban como pandilleros no activos en violencia, que además de estar calmados, realizaban actividades de apoyo a sus compañeros de pandilla.

    3. Manera en que se llaman los pandilleros entre sí.

    CAPÍTULO 1

    Homies Unidos: entre la violencia de las pandillas transnacionales y la acción no violenta

    1.1 Homies Unidos

    Homies Unidos El Salvador es una organización no gubernamental integrada por pandilleros no activos en violencia. Ahora bien, esta asunción de la condición pandillera resulta por el engarce con los jóvenes pandilleros y por el elemento que coloca a la organización en situación límite. ¿Qué pasa con los homeboys, cómo procesan esta situación? Incluso, ¿cómo entienden la condición calmada, no activa en violencia? Un miembro de la organización explica:

    Ah, es que yo trato de romper un hielo que hay entre una cosa y la otra, entre ellos y la sociedad. Que uno no afecte al otro, que si la sociedad lo estigmatiza el otro que no lo agreda. No soy un héroe, pero considero que la vida es lo más preciado que Dios nos ha regalado y no es posible que nosotros mismos nos la estemos quitando. Quitando en varios aspectos, también las preocupaciones, las aflicciones te matan lentamente, un paro cardiaco, bueno, me entenderás a lo que yo me refiero, y si Dios me da la oportunidad de estar aquí, con mi experiencia, trabajar para ya no sólo captar lo que recibí de ayuda de parte de Dios y de Homies, sino que lo puedo devolver, primeramente Dios, trayendo más jóvenes a la readaptación y inserción sin necesidad de orillarlos a cuestiones que sé que los van a perjudicar. En eso estamos, mi idea no es perjudicar a nadie, es llevar la fiesta en paz con todos y vamos a ir trabajando todavía.

    La clave está en el conocimiento de primera mano que se tiene de la pandilla. Este conocimiento es práctico y viene desde dentro, no es construido con herramientas antropológicas o sociológicas, sino de manera vital. Por eso, considerarse pandilleros es medular para lograr contacto con los jóvenes, sobre todo con los activos. Sin embargo, el retiro de la pandilla se ha vuelto un requisito fundamental del resto de la sociedad para iniciar el diálogo. Homies Unidos debe jugar el papel de intermediario y presentarse de una forma a la pandilla y de otra al resto de la sociedad. Por otro lado, la organización es pequeña en comparación con otras organizaciones o con el fenómeno de las pandillas. Al cuestionar a un joven calmado beneficiario de Homies sobre cómo escuchó de ellos, respondió:

    Fue por medio del antiguo director de Homies que estaba. Entonces, por medio de él, empecé a conocer que existía un grupo de expandilleros, se podría decir, que velaban por los derechos de los demás. Entonces, con el tiempo, eh, me gustaría conocer a ver qué tal, cómo es el ambiente y todo y hoy en día pues aquí estamos viendo y estamos luchando por los compañeros.

    Es complicado determinar el número de jóvenes integrados a las pandillas. En 1996, año en que el Instituto Universitario de Opinión Publica (IUDOP) realizó el primer estudio sobre el fenómeno en El Salvador, la Policía Nacional Civil calculó 20,000 jóvenes en las pandillas. A principios de 2003 el número se redujo a 5,768 para aumentar en agosto del 2003 a 10,500 pandilleros (Carranza, 2005). Para 2005, el número se estimó en 10,000 pandilleros, aumentando a 13,000 en 2008 (Dalton, 2008). En cuanto a la magnitud internacional, en 2006 el cálculo determinó para el triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) entre 50,000 y 100,000 integrantes (USAID, 2007). En 2008 el estimado, incluyendo México, Guatemala, Honduras y El Salvador quedó en 100,000 y en Estados Unidos la cifra alcanzó 800,000 (Dalton, 2008). En 2011 la Policía Nacional Civil contabilizó 28,130 pandilleros activos, incluyendo a los que se encontraban en situación de cárcel y en centros de internamiento para menores, así como quienes estaban libres (González, 2011). Quizás sea el número de pandilleros encarcelados el que mejor permita comprender la magnitud del fenómeno en cuanto a números: 9,566 pandilleros están en centros penales; 629 en centros de internamiento para menores; 533 han sido deportados de Estados Unidos. De ahí que se estimé en 17,735 el número de pandilleros en libertad (González, 2011). Sin embargo, como observaron Miguel Cruz y Marlon Carranza (2005), establecer un cálculo cuidadoso y veraz representa una dificultad debido a que las pandillas no son un cuerpo homogéneo, pues existen diferentes procesos por los que pasan sus miembros, desde los primeros acercamientos para ingresar o la simple cercanía y simpatía. Carranza los ubica como colaboradores, no miembros activos de la pandilla, pero que buscan entrar a ella o simplemente gravitan a su alrededor; son pandilleros activos, miembros del grupo que se distinguen de los calmados, considerados pandilleros por sus homeboys, pero que no participan en las actividades de la pandilla. Por otro lado, la pandilla no es un cuerpo inmóvil, está sujeta a sus flujos y las movilizaciones externas: ya sea por la decisión de los integrantes de calmarse o brincarse (1), de migrar

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