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El Pozo
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Libro electrónico197 páginas2 horas

El Pozo

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Información de este libro electrónico

¿Tienes problemas con alguien?
¿Queriéndolos resolver, se puso peor?
En los diferentes roles de tu vida, ¿existen personas que disminuyen tu productividad?
¿Hay en tu vida personas con las que valdría la pena vincularte mucho mejor, pero no lo has conseguido?
Si para alguna de estas preguntas tu respuesta es “Sí”, créeme, estás en el pozo y ni te h
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2019
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    El Pozo - Bere Villanueva

    Descubre el punto exacto donde se

    originan tus problemas

    Dentro del pozo nada se ve con claridad

    Bere Villanueva

    Omar Hernández

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendiendo la reprografía y el tratamiento informático".

    El Pozo

    © 2016 Omar Hernández Campos, Berenise Villanueva Guzmán

    © 2016 Innovación Editorial Lagares de México, S.A. de C.V.

    Circuito Pintores No. 90

    Fracc. Ciudad Satélite

    Naucalpan, Estado de México

    C.P. 53100

    Teléfono: (55) 5240- 1295 al 98

    Email: editor@lagares.com.mx

    Twitter: @LagaresMexico

    Facebook: facebook.com/LagaresMexico

    Cuidado Editorial: Ricardo Canseco Sánchez

    ISBN Físico: 978-607-410-453-0

    ISBN Electrónico: 978-607-410-456-1

    Primera edición: julio, 2016

    A nuestras raíces:

    Graciela, Arturo, Nelly y José.

    A nuestras ramas:

    César, Oscar, Gerardo y Jair.

    A todos los que en el

    camino de la vida han contribuido

    a abrir nuestras alas.

    Bere y Omar,

    compañeros de vuelo.

    Agradecimientos

    Agradecemos a Luis Kasuga, presidente para América Latina de Nikken, quien en su enorme visión y generosidad, y con el deseo de llevar lo mejor para su crecimiento a los líderes en Latinoamérica apoyó, desde la génesis, esta idea para el Seminario Diamante de octubre de 2013. También a Gustavo Gómez, vicepresidente comercial de Nikken, quien con su apoyo siempre ha fortalecido nuestras ideas. Este libro es un ejemplo de ello.

    A todos los organizadores y a quienes, de alguna manera, han apoyado el seminario El Pozo, encargándose de llenar los espacios donde se presenta y contribuyendo con su entusiasmo a que estas ideas lleguen al corazón de mucha gente de varios países. Mil gracias a todos, de corazón nuestro reconocimiento.

    Agradecemos a las miles de personas que han asistido a este seminario; hemos aprendido mucho de ustedes y sus comentarios impulsaron la creación de este libro. Les damos gracias infinitas por su participación en esta obra que, estamos seguros, llevará lo que hayan aprendido en el seminario a otro nivel.

    Introducción

    Estás ante un libro que puede significar todo un acontecimiento en tu vida. Seguramente se convertirá en un sólido apoyo para que aprendas a mirar detalles que los demás no ven en su forma de relacionarse; detalles que, no obstante, hacen toda la diferencia en la manera de convivir con uno mismo y con los demás.

    Las ideas que aquí aparecen fueron promovidas, influenciadas, contaminadas, enriquecidas, por las ideas de muchos otros autores. No es nuestra labor reivindicar la paternidad y la maternidad de las mismas, sino ayudar a que estas ideas vuelen, lleguen lejos, se difundan, anden por todos lados. Aspiramos a que cada vez más gente se contagie de formas de pensar que le den al ser humano el acceso a una vida sin violencia, y a convivir en armonía con todo lo que nos fue dado.

    La vida es un juego de distinciones; entre más aspectos se pueden distinguir en una situación, mejor se puede interactuar con ella. La gente que tiene logros contundentes no deja cabos sueltos, ni descuida detalles. La relevancia de los detalles que empezarás a notar, no es poca cosa; principalmente, porque te puede llevar toda la vida y aún así no percibir nunca lo que aquí proponemos, ya que no se ven a simple vista, pero ahora, estamos seguros, los vas a empezar a observar. ¡En hora buena!

    Probablemente te preguntarás: ¿qué ventaja tengo al adueñarme de esto? Muy simple, después de leer este libro vas a poder elevar a otro nivel tus vínculos con los demás; esto constituye uno de los aspectos más importantes en la vida de un ser humano, ya que las relaciones establecidas con nuestra pareja, nuestros hijos, el jefe, los clientes, socios, compañeros de trabajo, etcétera, condicionan el desempeño que se pueda tener en la vida. Así de fácil.

    No demoremos más. ¡Comenzamos!

    Primera Parte

    Dentro o fuera del pozo

    Los problemas significativos que

    enfrentamos, no pueden resolverse al

    mismo nivel de pensamiento en que nos

    encontrábamos al momento cuando los

    generamos.

    Albert Einstein1

    1 Concepto de Albert Einstein en: http://conceptospoderosos.blogspot.mx/

    ¿Nos conviene generar problemas?

    Nos resulta demasiado fácil comprender que los desafortunados de enfrente están mal; que ellos son culpables; que actuaron con creencias equivocadas, y es posible que esto nos impida mostrar respeto hacia ellos y nos haga olvidar que ellos también van a pensar en nosotros.

    Omar Hernández

    Cuenta la leyenda que un día, un casiopeo (de la constelación Casiopea) vino a nuestro planeta por cierto los casiopeos contaban con un gran prestigio intergaláctico al respecto de sus notables avances y calidad de vida—. Buscaban un planeta más amigable que el suyo para vivir y, a cambio del hospedaje, querían compartir su sabiduría con los habitantes. Al encontrar el planeta Tierra, el casiopeo descubrió una inmejorable opción; rápidamente se dio cuenta que el ser humano dominaba por aquí. No obstante, al pedir referencias sobre él a los animales y a otros seres vivos (se dice que incluso algunos humanos también fueron parte del chisme), se llevó una gran sorpresa al mirar la infinita lista de problemas que la especie humana ha generado durante su estancia en este planeta.

    Algo que le llamó mucho la atención fue descubrir que de los 14,000 millones de años de vida de este planeta, los seres humanos civilizados han estado sólo los últimos 7,000 años. ¡La lista ameritaba una estancia de muchos miles de millones de años más!

    Pero lo que al ser espacial le resultó aterrador fue darse cuenta que los seres humanos no sólo generaban esta infinidad de problemas, sino que ellos mismos padecían sus consecuencias; esto le pareció tan incomprensible que casi le da un shock. Desde entonces los casiopeos no se han visto más por aquí.

    Si vinculamos la leyenda anterior con nuestra realidad y observamos desde diferentes perspectivas a la especie humana, podemos concluir (con escaso margen de error) que parecen gustarnos las broncas o por lo menos que parecen servirnos, ¡son tan frecuentes! Crear problemas es nuestro deporte más popular a nivel mundial; nadie se salva de practicarlo. En verdad, ponte a pensar querido lector: ¿cuánto de nuestro tiempo estamos entretenidos, atrapados en un problema?, ¿cuánto resolviéndolo?, ¿cuánto pensando en él? Es más, para rematar, ¿cuánto tiempo dedicamos a platicarlo con otros y, claro, por qué no, a escuchar los problemas que esos otros nos quieren contar? Hasta donde alcanzan las neuronas disponibles, reflexionemos: si nos vemos en la necesidad de resolver un conflicto, ¿no será que antes lo generamos?

    En ocasiones, una gran alegría nos llega directo al corazón cuando vemos a otro y pensamos: ¡Qué bueno que no tengo esas broncas! o, a veces, cuánto alivio experimentamos al decir: ¡Por fortuna yo de esas ya salí!

    Yo sé que una parte de nosotros dirá terminantemente: NO, no me gustan los problemas. ¡Claro que no!, daríamos cualquier cosa porque éstos no se presentaran; si nos esforzamos por sacarlos de nuestro camino, ¿qué caso tendría generarlos para luego resolverlos? Sería una especie de maldición al estilo de Sísifo1.

    Cualquiera en su sano juicio rechazaría decir que nos gustan los problemas; la cuestión precisamente es ésa: nuestro juicio —que se ha formado en una cultura de problemas— ¿está verdaderamente sano?

    A lo largo de este texto vamos a demostrarte cómo sí nos gustan los problemas y constantemente los generamos. También te diremos cómo dejar de tenerlos. ¿Increíble, no? Pues así va a ser. Por lo tanto, no desfallezcas en esta lectura. Te acompañaremos hasta el final.

    Para comenzar, te pedimos que pienses en una persona con la que tienes mala relación; alguien que está cerca de ti y probablemente es muy importante en tu vida, aunque cuando están juntos discuten, no se tratan muy bien, pelean… En términos generales, no tienes la relación que te encantaría. Y ni preguntarle su opinión a esta persona sobre la relación que tiene contigo.

    Imaginamos que debes tener la absoluta seguridad de que esta persona (él o ella) es la causante de los problemas; si no de todos, por lo menos de la mayoría. Crees que la forma en que se comporta, lo que hace o deja de hacer, está contribuyendo definitivamente a que tú hagas lo que haces y, debido a ello, los dos tienen una relación, digamos en términos amables: hecha pedazos.

    Ahora te pedimos que pienses y te abras a la mínima posibilidad de que en algún punto y de alguna forma, desde luego no conscientemente, no estamos diciendo que lo haces a propósito (¡ni lo mande Dios!), tú estás poniendo un poco más del uno por ciento para que esta relación funcione de esa manera: para que esté en el pozo. ¿No lo crees? ¡Dejémoslo así y hablamos al final del libro!

    Esto del pozo es un virus maligno que se contagia como el famosísimo juego de Las trais que todos los que fuimos niños jugamos antes de que Steve Jobs creara una enorme revolución con el iPad y demás aparatos. En el juego basta con tocar a otro para que éste se contagie; parece muy sencilla la explicación, pero contagiar este virus es así de simple, o peor aún, porque al menos en este juego nos damos cuenta de que estamos infectados y que al tocar a otro lo infectamos a él y, al mismo tiempo, nos curamos nosotros. Así continúa el juego; al participante que tocan, desde luego nota que está infectado y tiene que repetir la misma operación. Pero en el pozo no pasa así.

    En el pozo infectamos a otros y no nos damos cuenta de que los estamos infectando; los otros tampoco se dan cuenta, pero vaya que infectan a otros más, y así sucesivamente. ¿Hasta cuándo? hasta que lleguen al mínimo nuestros resultados, nuestra productividad y nuestros vínculos afectivos. Queremos invitarte a reflexionar sobre lo siguiente:

    Al nacer sabíamos nada y el aprender algo fue una tarea que requirió de un otro, que pudo ser mamá, papá y/o un sinfín de personas que en la interacción con nosotros aportaron algo. El lenguaje que usamos fue aprendido; nuestros conceptos de bueno y malo, de posible e imposible, etcétera, fueron aprendidos. Hoy podríamos decir que tenemos nuestra propia forma de pensar, nuestros propios criterios independientes; no obstante, seguimos contrastando una y otra vez estos pensamientos individuales con el mundo y las personas que nos rodean; cambiando, enriqueciendo o abandonando formas de pensar propias. Como vemos, no podemos zafarnos de que todo cuanto sabemos, nos lo enseñaron

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