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De nuestro encierro brotó una Nueva Primavera
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Libro electrónico126 páginas1 hora

De nuestro encierro brotó una Nueva Primavera

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Las circunstancias del primer trimestre del año 2020 están acelerando, de alguna manera, una carrera en las estaciones del calendario. Esto me llevó a escribir un relato de mis percepciones y experiencias. Mi familia está formada por los padres, Carmen y Carlos –este último soy yo, además del relator permanente de esta obra –, y los hijos Carlitos y Mercedes, ambos adolescentes. En el momento actual, queremos desapegarnos de este presente que pareciera echar raíces. Estamos resueltos, cimentados en nuestra fortaleza para realizar ahora las ilusiones y propósitos que nos han acompañado, albergados en la memoria y en tantas cargas que han pesado sobre nuestros hombros; oprimiendo mi alma de padre de familia, desde donde aflora esta bella iniciativa de fundar, a contar de ahora, una nueva: ¡Septiembre Primavera!
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 jun 2022
ISBN9789566131458
De nuestro encierro brotó una Nueva Primavera

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    De nuestro encierro brotó una Nueva Primavera - Domingo Eluchans

    DE NUESTRO ENCIERRO BROTÓ

    UNA NUEVA PRIMAVERA

    © Domingo Eluchans, 2022

    © Pehoé ediciones, mayo 2022

    Pehoé ediciones

    San Sebastián 2957, Las Condes

    Santiago de Chile

    ISBN Edición impresa: 978-956-6131-44-1

    ISBN Edición digital: 978-956-6131-45-8

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.

    Este relato es un homenaje a mi difunto gran amigo y suegro, Ernesto Barreda Fabres, cuyas pinturas me han motivado a este relato.

    Agradezco a Juan Pablo Sallato, sus grandes aportes a estas páginas.

    A Maria Cristina Cruz, el mayor reconocimiento a su trabajo en mis textos.

    Las circunstancias del primer trimestre del año 2020 están acelerando, de alguna manera, una carrera en las estaciones del calendario.

    Esto me llevó a escribir un relato de mis percepciones y experiencias. Mi familia está formada por los padres, Carmen y Carlos ―este último soy yo, además del relator permanente de esta obra―, y los hijos Carlitos y Mercedes, ambos adolescentes.

    Después de los movimientos sociales del cuarto trimestre del año que expiraba, anhelábamos tener un razonable año nuevo, tan contrario que resultó ser. 

    Aun cuando enero y febrero mantuvieron un ritmo álgido, como secuela del final de año, no presagiaban, en forma alguna, la hecatombe de un nuevo virus.

    Especialmente por tratarse, el nuestro, de un territorio que había devenido en una obsesión ambientalista y del cuidado de nuestras aguas.

    Protegidos en nuestra economía, con recursos agroindustriales y mineros, comercio y prestación de servicios en abundante consumo. Pues bien, al poco andar la peste arrasó por el mundo entero y nos llevó a enclaustrarnos en nuestros hogares con bastante derroche de productos como bebidas y aguas, que veíamos bajo riesgo de quedar prontamente desabastecidas en los albores de coronavirus.

    En el momento actual, queremos desapegarnos de este presente que pareciera echar raíces.

    Estamos resueltos, cimentados en nuestra fortaleza para realizar ahora las ilusiones y propósitos que nos han acompañado, albergados en la memoria y en tantas cargas que han pesado sobre nuestros hombros; oprimiendo mi alma de padre de familia, desde donde aflora esta bella iniciativa de fundar, a contar de ahora, una nueva: ¡Septiembre Primavera!

    I.- LA LLEGADA DE MARZO

    Y si nos permitiéramos un calendario de evolución de este proceso, podríamos considerar que febrero, que venía con cierta temperatura, concluyó mutando nuestros párpados a un color morado, donde los descansos y desvinculaciones del periodo de vacaciones no fueron tales.

    Nos embarcamos a marzo desnudos y sin los materiales que usualmente recopilamos en esas carreras en familia, con nuestros hijos, tras los enseres requeridos en los programas del Liceo, de Mercedes y Carlitos, y los de nuestros trabajos.

    Con una voz que nace de las profundidades de la tierra, le digo a Carmen:

    Carlos: No tiene sentido, mujer, proceder a abultarnos de los materiales de nuestros hijos, sin saber cuándo serán usados…

    Antes de que ella alcanzara a responder, se incorpora mi hija.

    Mercedes:Papá, por favor. Es lo mejor del inicio del año: comprar los uniformes y en especial, como tú sabes, requiero de las pinturas y los pinceles. No me arruinarás el año, supongo.

    Carmen: Estoy muy preocupada, en este ambiente de temores, sin calendario claro… ¿Qué haremos?

    Carlos: Aunar a la familia, que nos hace mucho bien…

    Y dicho y hecho. Iniciado el proceso de la cuarentena se fue creando una relevante dinámica familiar. Y si bien, antes llevábamos una vida compartida, no eran muchas las actividades diarias de los dos hijos con sus padres, por los distintos horarios de salida de los estudiantes con los de las oficinas.

    Así, Carlitos y Mercedes llegaban en pleno día, en cambio nosotros, los adultos, en horarios posteriores. Aprendieron, entonces, a darle aprecio a las tardes en la casa, juntos o con los amigos del barrio.

    Tenía especial significado mi llegada, al final del día, para comer con la familia reunida. Este último paso consistía, básicamente, en oír mi cansancio, conocer las preocupaciones y ciertos requerimientos y definiciones de los quehaceres para los próximos días.

    Intervino mi mujer, con su vestimenta en trajes sin colores.

    Carmen: Quiero que aprovechen su tiempo, con tanto material de estudio, en mi hermosa biblioteca.

    Los hijos, cansados, aunque conscientes de este encuentro familiar, mantuvieron el ánimo para darme respuesta a las diversas preguntas sobre todas las materias: el trabajo, el colegio, los programas familiares que estaban considerados para el fin de semana y las demás cosas de orden cotidiano.

    Aun así, a todos nos interesaban diversos aspectos de los hechos ocurridos a nivel global, que nos incitaban a inquietarnos por nuestro devenir.

    II.- ABRIL

    Pero en estas circunstancias de encuentro, se inicia un diálogo que resultó una sorpresa para los padres.

    Carlitos: Papá, Mercedes y yo debemos tomar la iniciativa acerca de hechos que nos habían ocultado ―expresa con bastante temple―, y que se refieren a la importancia que está tomando el crecimiento descontrolado del coronavirus y las consecuencias que sabíamos que tendría, según conversaciones de pasillo en el colegio.

    Nos encontramos, como padres, muy afectados y manifestamos nuestras aprehensiones, pero sin poder dar un pronóstico de cómo se proyectarán estas circunstancias. Y bueno, no fue un simple sábado de tertulia de sobremesa en el que nos mantuvimos durante los bocadillos.

    Mi hermosa hija, que es puro colores y voz cautivadora, intervino:

    Mercedes: Los dejaremos por un rato, para que busquen mantener la confianza que requiere la

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