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Tardes de Año Nuevo: Cuentos de Navidad III
Tardes de Año Nuevo: Cuentos de Navidad III
Tardes de Año Nuevo: Cuentos de Navidad III
Libro electrónico229 páginas3 horas

Tardes de Año Nuevo: Cuentos de Navidad III

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Siguiendo la línea iniciada en La noche de Navidad (2021), Francisco José Gómez incorpora en Tardes de Año Nuevo hasta seis nuevos relatos elaborados para este volumen por algunos de nuestros mejores autores de narrativa breve: Emilio Gavilanes, Pablo Andrés Escapa, Alberto de Frutos, Óscar Esquivias y Ángel García Galiano, que se suman a otros de nuestros clásicos. Un elenco de creadores, en su conjunto, que aúna la tradición y la modernidad de las solemnidades navideñas, la problemática y la vida de la España de antaño y de nuestro tiempo, las alegrías, las virtudes y la devoción profunda que las Pascuas de Navidad atesoran.
A los relatos, de ayer y de hoy, se une un retablillo poético para celebrar unas fiestas tan nuestras con el encanto y la fuerza de poetas clásicos y actuales como María Jesús Jabato, Antolín Iglesias o José Matesanz.
Tardes de Año Nuevo es una obra cargada de tradiciones, vida y espiritualidad, de la mano de algunos de nuestros escritores con mayor y mejor oficio.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 nov 2023
ISBN9788413395012
Tardes de Año Nuevo: Cuentos de Navidad III

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    Tardes de Año Nuevo - Francisco José Gómez Fernández

    tardes_de_ano_nuevo.jpg

    VV.AA.

    Tardes de Año Nuevo

    Cuentos de Navidad III

    Selección y edición de Francisco José Gómez Fernández

    © De la presente edición: Francisco José Gómez Fernández y Ediciones Encuentro S.A., Madrid, 2023

    De los relatos correspondientes: © Pablo Andrés Escapa, Óscar Esquivias, Alberto de Frutos, Ángel García Galiano, Emilio Gavilanes, María Jesús Jabato, Antolín Iglesias y José Matesanz

    © Herederos de Sánchez Silva y Gómez de la Serna

    Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

    Fotocomposición: Encuentro-Madrid

    ISBN: 978-84-1339-168-7

    ISBN EPUB: 978-84-1339-501-2

    Depósito Legal: M-30956-2023

    Printed in Spain

    Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a:

    Redacción de Ediciones Encuentro

    Conde de Aranda 20, Bajo B - 28001 Madrid - Tel. 915322607

    www.edicionesencuentro.com

    He aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños a José, diciendo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allá hasta que yo te lo diga, porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese lo que el señor declaró por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

    Mt 2,13-15

    Mira, mira

    el clavel entre pajas y espigas;

    mira, mira

    en la nieve la rosa encendida;

    mira, mira

    que el amor entre rayos tirita;

    mira, mira

    que la aurora del yanto hace risa.

    Esta es la noche,

    éste es el día

    que sale de madre

    la gracia y la dicha.

    Lope de Vega

    Más, no en vano, en esa noche se conmemora el nacimiento de Cristo. No es una fiesta sólo de boca; lo es también de corazón. El espíritu se vuelve al pasado, y recuerda seres queridos, y, tal vez, lejanos. En el pecho más estéril para la caridad, retoñan ciertas blanduras que, extendiéndose hacia los ojos, amagan resolverse en lágrimas. Como un ángel enviado del cielo, la piedad abre sus alas, penetra en los hogares, inspira, en todos los ánimos, dulces sentimientos. (…) Nadie olvida que se celebra un hermoso suceso. Allá, en Judea, muchos siglos ha, vino al mundo, teniendo por cuna un pesebre, el Redentor de los hombres.

    José de Siles, «La cena de Navidad», Nuevo Mundo, 21 de diciembre de 1898

    Presentación

    Un libro diferente de cuentos de Navidad

    Ante un nuevo libro de cuentos españoles de Navidad, y ya es el tercero, cabe preguntarse si se trata de proseguir con la labor de recuperación de relatos de nuestros mayores, o si, por el contrario, es algo más. En esta ocasión, podemos decir que ambas cosas.

    Tardes de Año Nuevo continúa y amplía la línea de trabajo iniciada en La noche de Navidad (2021), donde ya incluimos dos obras, totalmente inéditas, escritas por autores contemporáneos para aquel volumen. La buena acogida de los lectores , los comentarios favorables y el deseo de seguir enriqueciendo nuestro rico patrimonio literario navideño, nos ha empujado a aumentar el número de autores en activo que elaborasen narraciones para este libro. El resultado lo habrá de juzgar cada cual, baste decir que, para los que hemos participado en su creación, nuestra satisfacción es grande. Por ello, hemos de agradecer, muy de veras, a estos autores su generosidad y entrega a este proyecto que, por otra parte, ha resultado complejo de abordar, en algunos casos. De aquí nuestro agradecimiento sentido a Pablo Andrés Escapa, Óscar Esquivias, Alberto de Frutos, Ángel García Galiano y Emilio Gavilanes. De su calidad y oficio bien aprendido dan buena cuenta las páginas del libro.

    Pero nuestro reconocimiento no es menor para los tres poetas que han cedido y elaborado, con largueza e ilusión, sus versos para este proyecto: María Jesús Jabato (1959), poetisa infantil, autora de varios libros de poemas, algunos de los cuales le han supuesto premios como el de Poesía Infantil Luna de Aire (2019); Antolín Iglesias Páramo (1934), poeta de larguísima trayectoria y fuerte sensibilidad espiritual; creador y mecenas del Premio Urbel de literatura y José Matesanz del Barrio (1962), historiador del arte, profesor de la Universidad de Burgos, que a su labor investigadora y docente une su creación poética desde hace ya largo tiempo. A todos ellos nuestro agradecimiento reiterado.

    Estas presencias, las del conjunto de nuevos autores, han aportado algo que pretendíamos en este nuevo volumen, la visión de las Navidades presentes, caracterizadas por sus nuevas problemáticas y por las virtudes de siempre. Esto es, deseábamos renovar el cuento de Navidad español, muy olvidado desde hace varias décadas, y ponerlo en contraste con el sentido que siempre han tenido y siguen teniendo estas pascuas de la Natividad. Sentidos y significados que se exponen en las introducciones a cada capítulo a través de las vivencias de los católicos, devotos o culturales de hoy, y de la experiencia, que tuvieron el agrado de compartir con nosotros, las religiosas dominicas del Convento de San Blas de Lerma (Burgos). A ellas también nuestra gratitud por su generosidad y apertura de corazón.

    Por último, hay que señalar que el título tiene por fin destacar un momento que suele pasar desapercibido como tal, el ecuador de las fiestas de Navidad. Pues, el cansancio de la noche pasada y la reunión familiar suelen bloquear otras actividades o reflexiones. Nos ha parecido que esas tardes son un estupendo momento para aislarse del entorno y entrar en uno mismo, a fin de recuperar los sentidos de los que habla este libro y, por qué no, calentar el corazón leyendo cuentos españoles de Navidad.

    Torrelara, 2023

    I. Cuentos de adviento y loterías

    ¡Preparaos pues ya llega, pero todavía no!

    Ciertamente, el Adviento, el tiempo de la «venida», si nos ceñimos al latín, pasa muy desapercibido en lo público y mediático. Las prisas ante el final del año, que se agotará en pocas semanas, o la preparación de las cercanas festividades, ocupan las cabezas del común, acreciendo la ansiedad, las labores y preocupaciones, pero también los propósitos de enmienda para la nueva añada, los recuerdos diversos y algo de la ilusión que a menudo conservamos, aún de adultos. En sus primeros tiempos, las décadas finales del siglo IV, el Adviento era una cuaresma, cuarenta días de penitencia y preparación, como lo sigue siendo hoy para la iglesia ortodoxa, que conserva la integridad no sólo del sentido, sino también de la duración. No obstante, en esta España de hoy, el problema, como en casi tantas cuestiones, está en los significados y no en los tiempos.

    Y no es que hoy no se den los sentidos adecuados a los tiempos litúrgicos, sino que a menudo se ignoran en las agencias de comunicación pues no resultan noticiables, más allá del dulce o comida del momento, o de la anécdota frívola o tontorrona. En una sociedad que ya no es abrumadoramente practicante, aunque se declara en su mayoría creyente, la gente puede fácilmente ignorar las vivencias profundas y valiosas de algunos de sus prójimos, pues no se emiten por televisión o se cuelgan en las redes sociales. Ahora bien, vale el esfuerzo traer hasta aquí los hábitos espirituales y materiales de aquellos que siguen queriendo dar, a este tiempo de espera, el significado que siempre ha tenido, dando así una hondura a su vida, coherencia a su credo y continuidad a la mejor tradición.

    Entre los fieles cristianos, llegado el Adviento, se instala en los espíritus una alegría, contenida en muchos momentos, y una expectación, o se procura porque así sea. Y es que, en ese primer domingo de la «venida» se inicia el año cristiano, sin esperar al 31 de diciembre, lo que encierra algo hondo y valioso: la idea de que los tiempos del mundo no son los tiempos de Dios, la oportunidad de penetrar una vez más en el misterio de la Encarnación y la conciencia de que, a cada golpe anual del calendario, estamos más cerca del hogar definitivo y eterno, la casa del Padre.

    La liturgia, por su parte, silencia el canto del Gloria para que en la Misa del Gallo se interprete con mayor estímulo y fuerza, junto a los ángeles que lo entonaron aquella primera noche de Dios entre nosotros. Con cada vela encendida de la Corona de Adviento, que se coloca en las casas e iglesias, se anticipa la luz que habrá de traer el Niño en la medianoche santa del 24. Las oraciones, salmos y lecturas propias del tiempo proclaman, al modo del Bautista, que el que ha de llenar al mundo de esperanza y sostener sus fuerzas, está cerca: «Voz que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas» (Lc 3,4).

    Sé de muchos cristianos que hacen ayunos y penitencias en estos días intensos e incrementan sus oraciones y actos de caridad, aunque en lo secreto y lo escondido, como mandaba el Maestro. Muy frecuentemente es suficiente con renunciar al café de media mañana, al dulce en esas cuatro semanas, a cuatro cigarrillos al día, o a aquello que supone un sacrificio y nos recuerda que es el alma la que domina y debe ordenar los deseos del cuerpo. Hay hogares en los que, junto con los pequeños, se acude a la despensa y se decide a qué capricho se va a renunciar hasta la cena de Nochebuena: las galletas de chocolate, el cacao soluble, las populares chuches y patatas fritas, o la bollería habitual. En otros, algunos de los adultos pasan los viernes tan sólo con pan y agua, como hizo el Nazareno en el desierto. El dinero ahorrado en esas renuncias se destina a las misiones, a una cuenta de Caritas parroquial, o a otro fin valioso y olvidado muchas veces. Y se acompaña a los niños a una juguetería, para que, con parte de sus ahorros, compren un juego, una muñeca o un balón que entregar en las campañas de recogida de estos días, pensando en aquellos que no han tenido tanta suerte como ellos.

    Las religiosas dominicas del Monasterio de San Blas de Lerma, al igual que el resto de las congregaciones, también se preparan con cuidado y esmero. La liturgia, el rezo de la oración de las horas y el tiempo de plegaria personal, que tan esencial y tanto tiempo ocupa en su vida contemplativa, les introduce con fuerza en el deseo de la llegada, en la preparación y en el sentido de la espera. La música litúrgica juega un papel especial por su capacidad para solemnizar y despertar el espíritu. Una de las hermanas, experta ya en trabajos cotidianos y vida contemplativa, decía en una conversación: «Nuestra vida es siempre igual, por eso es importante renovar el sentido, que el contenido sea siempre nuevo», y eso sólo se logra con la cercanía a Dios. Sus ayunos, más severos que los de los laicos, consisten en retirar los dulces de la comida de los domingos y festivos, y en un ejercicio sencillo pero exigente: en todas las cenas de Adviento el menú siempre es el mismo, patatas estofadas. Lo repetitivo de su vida precisa de un verdadero ahondamiento en el sentido.

    También se suprimen posibles distracciones, se suspenden las visitas de fuera, la comunidad se reconcentra en el cuidado del alma, la oración y la meditación creyente. Es el momento de sacar las prendas que se han ido tejiendo durante el año para las imágenes del Niño Jesús, la canastilla preparada para el que va a nacer; así como los numerosos belenes, realizados en diversos materiales, que se colocan en el convento. La costumbre manda en España que se monten a partir de la fiesta de nuestra patrona, la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, aunque el Niño no se colocará en su pesebre hasta después de la Misa del Gallo, y así se hace en muchas de las casas y parroquias. Y en esas semanas, las dominicas de Lerma, pese a su recogimiento, no se olvidan del mundo, escribiendo postales de felicitación elaboradas por ellas mismas a los allegados, a cuantos han pedido oraciones, visitado a la comunidad…, pero con esmero, sin acudir a frases hechas, con deseos verdaderos y cristianos. También las familias lo hacen, aunque el recurso al mensaje de turno que circula por las redes o a la foto familiar con un abeto de fondo, acaso un Belén si cabe, es demasiado frecuente y poco personal.

    Al igual que los niños en las guarderías, en la Educación Infantil o en las parroquias, antes ya del 24, se realizan obritas de teatro, en las que se representan momentos de la infancia de Jesús, o creaciones que tienen estos mismos pasajes como tema central. Así lo hacen también las dominicas de las que hablamos, la misma tarde de Nochebuena; y durante toda la Navidad muchas agrupaciones de teatro, que conservan esta hermosa costumbre que nació allá en la Edad Media, con nuestro Auto de los Reyes Magos, y brilló con especial fuerza durante nuestros Siglos de Oro.

    Los cuentos recogidos en este primer bloque respiran un ambiente similar, aunque por contraste. Don Benito Pérez Galdós (1843-1920), como gran cronista que fue de la historia y vida de nuestros mayores del XIX, nos ofrece una excelente descripción periodística y una crítica a la mundanidad que veía entre las gentes, deseosas de banquetes y celebraciones, señalando hacia el final la verdadera raíz de estas solemnidades. Emilio Gavilanes (1959), por su parte, escritor de larga trayectoria y variedad de géneros (XII Premio Setenil de relato breve 2015), presenta al lector una elaborada narración de nuestros días, en la que se plasman las vivencias y aprendizajes de un niño, sorprendido por los imprevistos de la vida, durante los días previos a la Navidad. Caso diferente es el de Luis Royo Villanova (1867-1900), el que fuera periodista en varios rotativos y redactor jefe de Blanco y Negro, que nos trae una reflexión sobre el premio extraordinario de la lotería del 22 de diciembre y la afición enorme que existe entre españoles y foráneos. Dado que es una de nuestras costumbres más propias y longevas, y el «aldabonazo» mundano que anuncia la inminencia de la Navidad, he creído que valía la pena traer hasta aquí este relato.

    Cuentos de Adviento y preparativos los que a partir de ahora se inician, y en los que se valora o añora lo esencial: las vivencias espirituales y las virtudes humanas, que han de sostener la vida de los fieles y de los no creyentes, ofreciendo un cimiento sólido a la existencia. Una vida ordenada por los adentros, en la que la tradición, la humanidad y la experiencia interior sitúen los jolgorios en su justo momento y medida, sabiendo que hay un tiempo para las privaciones y la oración y otro para las celebraciones, pues no hay alegría verdadera si no se lleva dentro. En todo caso, en este capítulo, el Niño todavía no ha nacido, luego, por mucho que se espere, y como decía nuestra dominica de la conversación, estamos en Adviento y «el corazón se dilata en el ¡ya!, pero todavía no». Hemos de seguir velando.

    La ilusión nacional

    Luis Royo Villanova

    Los que atribuyen nuestras desgracias a la indiferencia de la juventud, a la pereza cerebral de lo que llaman «clases directoras» y a la falta de ideales del pueblo, no saben de la misa la media.

    En nuestra tierra meridional no hay indiferentes; los sesos se nos vuelven agua de tanto discurrir, sea para hacer la ley, sea para hacer la trampa; y en cuanto a la falta de ideales…

    ¡Ojalá no fueran tantos ni tan ideales!

    Saquen ustedes la cuenta: desde premio gordo de la lotería de Navidad al simple reintegro, pasando por los demás premios mayores, por las aproximaciones y por los premios chicos, la suma arroja una cifra de ideales pasmosa y una variedad tan grande, como ingeniosamente dispuesta.

    Todos tenemos buenos propósitos

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