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TAL DÍA COMO HOY
FERNANDO SCHWARTZ ESCRITOR Y COLABORADOR DE GENTLEMAN.
ES LO QUE SE SUELE DECIR, ¿NO? El clavo del recuerdo: era un día así, anodino, carente de importancia. Nadie lo hubiera imaginado y, sin embargo, iba a ocurrir un imprevisto asombroso que llenaría de sentido la vida del que lo acabaría celebrando. Me declaré a una hermosa mujer y le propuse que viviéramos juntos para siempre (aunque años después, consumado el divorcio, podría decir no sin cierta amargura: parece mentira, pero un día como hoy, me prometí en matrimonio con aquella imbécil y mira cómo me ha ido).
El “tal día como hoy” es un comodín para cualquier salsa y nos toca a nosotros los seres humanos llenar el guiso de alegría, tristeza, rabia, optimismo o escándalo. La celebración de la efeméride demuestra que no solo es para nosotros esencial vivir del recuerdo, sino que lo llenamos de un poderoso significado, las más de las veces positivo, que informa los momentos fundamentales de nuestras vidas, los llena del contenido con el que se estructura el futuro. “Tal día como hoy” es un firme mentís a quienes creen que hay que dejar de lado cualquier cosa pasada.
La celebración, sin embargo, no solo tiene sentido por instantes mensurables con fechas precisas, el 1 de enero o el 25 de diciembre o el 17 de junio (día que el Atleti ganó la liga), sino porque en ocasiones representa un punto de arranque que nada tiene que ver con el instante y mucho con un acontecimiento que marcó el principio de un viaje que acabaría teniendo un contenido histórico principal. Por ejemplo, a mí no se me aplica en mi cumpleaños: me gusta a diario, no una vez al año.
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