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6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada
6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada
6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada
Libro electrónico75 páginas1 hora

6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada

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Mi libro está basado en cuentos reales e historias que me sucedieron a través del tiempo. La cuarentena me ha permitido plasmar estos relatos que hablan de mi infancia hasta mi vida adulta, ellos transmiten hechos que nos pasan en el cual vamos dejando nuestra huella, esa que nos dieron al concebirnos. Ya que el futuro depende del cristal con que lo mires para bien o para mal o simplemente lo ignoras. Y hoy cuando por alguna razón algo sin rostro movió al mundo, pues se hizo sentir en la humanidad entera, toco esferas impenetrables, pues al abrir las siguientes páginas vas a tener un sin de momentos, pues la realidad, existencia y sentir es tan natural que te atrapara también a ti.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 oct 2022
ISBN9781662492822
6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada

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    6 Meses de mi Vida, Días de Cuarentena y al Final Atrapada - Nelsy Ramirez

    6 Meses

    de mi

    Vida,

    Días de Cuarentena y al Final Atrapada

    Nelsy Ramirez

    Derechos de autor © 2022 Nelsy Ramirez

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2022

    ISBN 978-1-6624-9260-0 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-6624-9282-2 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Todo inicia con el viaje que debo hacer a Venezuela, llegué el día 19 de febrero del 2020, pues tenía tres años fuera del país, y necesitaba resolver algunas cosas personales; pero, sobre todo, volver a ver a mi mamá que ya estaba muy mayor, tenía ochenta y siete años. Deseaba ver a mis nietos, mi otro hijo, mis hermanos y hermanas, reunirme con mis amigas, entre otras cosas que fueron las primeras que realicé.

    Luego de dos semanas todo cambió de un día para otro, pues estábamos en cuarentena. Ahí fue cuando empecé a escribir, pues pensaba que esto quedaría grabado en la historia. Entonces les cuento, lo inició así, pues es dedicado a mis cuatro nietos: tres varones y una mujer.

    Día 25 de marzo del 2020

    Érase una vez, apareció una bacteria llamada Coronavirus que inició en China, pero con el tiempo se extendió por el mundo entero, hasta que llegó a los países donde vivían mis nietos. A este virus no le importó el continente, la raza, la religión, ni la clase social. Fue a nivel general la alerta, lo cual nos llevó a mantener calma y ser más organizados, a pensar más en nosotros mismos y como personas, a valorar lo que tenemos y sacarle todo el provecho al tiempo a través del tiempo. Lo mejor es saber cada mañana que tenemos la oportunidad de poder compartir.

    La historia trata sobre que había viajado por razones médico odontológicas y para mi proceso de pasaporte. Pues un mes más tarde había terminado y no podía regresar como quería, pues todo estaba cerrado y las aerolíneas habían cancelado boletos. No respondían a correos y llamadas, no había gasolina, casi nadie quería salir, pues era una cuarentena social, que ponía a cada familia en su hogar. Resolviendo lo que se podía en línea y dejando de lado nuestras diferencias, pues era saber que todos estábamos bien. ¿Cómo explicarles a los niños? Ellos no entendían lo que estaba pasando, pues el mundo estaba cambiando por algo tan invisible, pero mortal y sin fronteras, que rebasaba todas las condiciones posibles. Esto supera las reglas, las armas, si eres legal o no. Se sentía el miedo en todo el ambiente en el que estabas. Alrededor de tu entorno y de tu familia tenías que tener, incluso, mucha cautela, evitar el roce y así poder mantenerse fuera de peligro. Esto nos lleva a pensar cada día más en nosotros mismos, en que debemos cuidarnos porque la salud es lo primero, pero también lo es tu familia.

    No concibo cómo sabiendo la situación, hay personas que salen de sus casas sin necesidad alguna. Ahora bien, lo más importante es la convivencia, donde se pone en juego tu personalidad y la de los tuyos, porque sin mucho que hacer tienes que soportar a otros, aunque no quieras. Son momentos de reflexión y prueba para ver cómo te comportas como ser humano. Aquí se evalúa y se valora quién eres tú y cómo actúas; pues es indispensable lo que tú tengas para hacerte sentir y servir a los demás. Las noticias de otros países nos alarman pues son increíbles, la cantidad de personas que, en tan poco tiempo, han muerto. Sabemos que el nombre es inmortal; sin embargo, esto ha rebasado a la ciencia, aunque venga de ella, ha dominado el efecto.

    ¡Qué tiempo tan extraño! Los días se hacen largos, sobre todo los fines de semana, que se convierten en interminables. Todo es una constante monotonía. Mi día comienza cuando me paro a hacer el desayuno; luego, realizo una pequeña caminata. Cuando llueve, me encanta el olor que producen los pinos. ¡Ah!, se me olvidaba que, por razones de tiempo, mi hijo está al cuidado de una finca. El lugar queda muy cerca de la ciudad, pues fue perfecto para llegar y hacer todas las cosas que necesitaba realizar. Por eso estoy aquí, pues es lo mejor que me pudo haber pasado en este viaje. No necesitamos aislarnos, porque ya estamos aislados, pues se cuenta con una casa muy espaciosa y áreas verdes, en las cuales se puede salir a caminar, donde hay un ordeño mecánico, un establo con disposiciones para los animales de corral, se hace queso y el servicio de agua es propio.

    Retomando lo que hago en el día, luego del almuerzo, me pongo a leer o hacer alguna actividad donde no reciba mucho sol, pues una de las cosas que más se debe hacer con la pandemia. A veces tengo mucha impaciencia de ver como no todas las personas están en sintonía con lo que se debe realizar. También me encanta el sol por las tardes, pues me recuerda mi infancia, donde vivíamos en una finca que quedaba en una aldea, llamada San Isidro, con clima frío. Corría ahí mucho viento como de Páramo. Cada vez que atardecía, me sentaba junto mis seis hermanos y dos hermanas a ver caer la tarde, todos en fila india, en la orilla del patio donde se secaba el café. Veíamos el sol de los venados, pues eso era lo que papá nos decía y él también estaba allí en una silla pegada a la pared. Así llegaba el anochecer, observando el otro lado de una colina.

    Volviendo al presente, aquí también hay que guardarse temprano por el frío o por la lluvia, un clima excelente entre 17 a 19 grados centígrados. Así pues transcurren los días en espera de que salga respuesta a tantas interrogantes que tenemos todos en el mundo. ¿Cuándo va a parar esto? ¿Qué viene después de esto? ¿Nos va a traer consecuencias de salud a futuro? Porque hasta el momento, no hay cura. Lo que existe es prevención, cosa que no se está practicando por parte de toda la ciudadanía. Vivo esa experiencia en mi familia, pues los amigos siguen visitándolos, por compra de productos como queso o leche; no obstante, esa visita se extiende solo hasta la entrada de la casa, cosa que no debería pasar. Así como tampoco invitar a otras personas ajenas a pasar días en casa,

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