Malicia Equivocada: Malicia, #3

Por K'Anne Meinel

Cometer un error es algo que Alice no hace. ¿Puede lidiar con el hecho de que alguien podría no haber necesitado morir? ¿Puede lidiar con el hecho de que otra persona cometa un error fatal? A la arena de Alice llegan los senadores Cecilia y Ken Edwards, ¿el interés que ella ve es por su dinero, su poder o su cuerpo deseable? Perseguir esta "amistad" creará consecuencias que ninguno de ellos pretendía...

• Idioma: Español
• Editorial: Shadoe Publishing
• Fecha de lanzamiento: 23 mar 2022
• ISBN: 9798201732783

K'Anne Meinel

K’Anne Meinel è una narratrice prolifica, autrice di best seller e vincitrice di premi. Al suo attivo ha più di un centinaio di libri pubblicati che spaziano dai racconti ai romanzi brevi e di lungo respiro. La scrittrice statunitense K’Anne è nata a Milwaukee in Wisonsin ed è cresciuta nei pressi di Oconomowoc. Diplomatasi in anticipo, ha frequentato un'università privata di Milwaukee e poi si è trasferita in California. Molti dei racconti di K’Anne sono stati elogiati per la loro autenticità, le ambientazioni dettagliate in modo esemplare e per le trame avvincenti. È stata paragonata a Danielle Steel e continua a scrivere storie affascinanti in svariati generi letterari. Per saperne di più visita il sito: www.kannemeinel.com. Continua a seguirla… non si sa mai cosa K’Anne potrebbe inventarsi!

Vista previa del libro

MALICIA EQUIVOCADA

Libro 3

Si al principio no tienes éxito, destruye TODA evidencia de que lo intentaste.

Así que, ella había matado a un policía.  ¿Y qué?  Pero Alice sabía que podría haber graves repercusiones.  Revisarían las cintas del aparcamiento, buscando quién entraba y salía y luego harían preguntas.  Por lo que pudo ver, estaba segura de que Richard había elegido un lugar que no era visible desde las cámaras para su propio uso.  Se preguntó cuánto tiempo tardarían en encontrar su cuerpo.

Caminó por su apartamento como un león enjaulado.  No se equivocaba a menudo.  No tenía nada contra Richard personalmente, pero había sido algo automático, una respuesta en defensa propia.  Su hebilla ya estaba empapada en lejía, eliminando cualquier ADN.  El cuero había sido lavado con una solución para cuero y estaba segura de que no contenía sangre, ya que la había limpiado en su ropa.

¿Pero matar a un policía?  Esto era nuevo para Alice.  No podía justificar este caso como lo había hecho con los otros.  El hecho de que un policía la siguiera la hizo preguntarse.  ¿Qué más sabía de ella?  ¿Cuánto tiempo llevaba investigándola y por qué?  Preguntas como esta podrían volverte loca, pensó.  Pero así era como funcionaba la mente de Alice; la analizaba desde todos los ángulos.  Sabía que tenía que ir a la oficina del hombre y a su casa y ver qué más tenía sobre ella.  Miró por la ventana del patio, que seguía cerrada con las cortinas corridas.  Le dijo que tenía varias horas antes de la puesta de sol... varias horas durante las cuales los policías descubrirían el cuerpo y buscarían en los mismos lugares que ella necesitaba buscar.  No podía esperar a que encontraran algo que ella necesitaba ver... alguna prueba que la relacionara con su muerte.

Entró en su ordenador y buscó lo que pudo encontrar de un tal Richard Haggard, policía de Los Ángeles.  Había sido retirado hace dos años, con honores.  Al parecer, había sido herido en el cumplimiento del deber después de una acción heroica que salvó la vida de una mujer y estaba retirado desde entonces.  Se preguntó por qué seguía llevando la placa... ¿la utilizaba para intimidar a la gente?  ¿Era para aparentar?  Algunos tipos no podían dejar de ser policías.  ¡Mierda, había matado a un policía!  Aunque fuera un policía retirado, seguía siendo un policía, y los demás policías se volverían locos por él.  Tendían a unirse en momentos como este, todos para uno y todo eso.

Hola, sonó su móvil.

Hola. Mi amigo de Florida se comunicó.  Averiguó por qué estaba tardando tanto en obtener los resultados que estábamos esperando.

¿Estábamos esperando?, pensó antes de responder: ¿Y bien?.  No estaba de humor para juegos de palabras.

Sí, era un policía.

‘¡No MIERDA!’ se dijo a sí misma.

Él continuó: Pero lo jubilaron hace como dos años, y ahora hace trabajos de investigación privada, pero de seguridad de alto nivel, no ese sórdido trabajo de pito.  Le encantaba utilizar la palabra polla.

¿De verdad?, fingió asombrada por su hallazgo, como si le hubiera dado información importante.  No quería que la relacionara con el aparente asesinato, que mañana iba a estar en todas las televisiones de Los Ángeles.

Sí, una vez que descubrimos que estaba usando la base de datos equivocada, le ayudé a reconstruirla.

Mi cliente estará contento entonces, le plantó esa pequeña chispa en su psique.

Hay más si te interesa, ofreció.  Nunca se sabía.  A veces ella ponía extra en su cuenta para información.  Ya tenía que girar al capullo de Miami una parte considerable y pronto, pero sabía que su pago estaría en