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Posada la Casa del Perro
Posada la Casa del Perro
Posada la Casa del Perro
Libro electrónico594 páginas10 horas

Posada la Casa del Perro

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Información de este libro electrónico

La vida se ha arruinado para Charlie Abella. Años de exhibir Border Collies campeones la ha dejado agotada. Continuando con su vida, va a la universidad y luego se dedica al mundo de los negocios. Es bendecida cuando encuentra un trabajo en ventas para la industria de las mascotas donde su conocimiento y sus habilidades la ayudarán a subir rápidamente por el escalafón corporativo y lejos del pequeño pueblo de Searsport, Maine donde creció. Cuando pierde a un pariente querido, Charlie regresa a Searsport para el funeral, creyendo que ahora, finalmente puede cortar todos los lazos don su pueblo natal. 

El único pesar de Charlie al mudarse fue dejar atrás a su tía favorita. La Tía Kitty había sido su campeona y su apoyo cuando sentía que su propia familia no la entendía. Kitty se veía a sí misma en su joven sobrina y entendía a Charlie como nadie más podía hacerlo, así que era simplemente natural que eligiera hacer de su sobrina favorita su heredera. Tristemente, ella sabe demasiado bien qeu la familia de Charlie desaprobará sin importar cómo Charlie decida usar el dinero que hereda. 

Reagan ha sido dejada sola para criar a dos hijos. Teniendo poca habilidad para los negocios, se ve obligada a aceptar una serie de trabajos sin futuro que apenas le permiten llegar a fin de mes. Reagan sólo tiene su fe y sus hijos para darle consuelo y apoyo. Cuando Reagan se encuentra con una mujer que pasea perros en la calle, ella siente algún consuelo sientiendo "al menos está mejor que una mujer con demasiados perros para manejar."

Inexplicablemente, el destino constantemente hace que las dos mujeres se encuentren, y cuando Reagan se siente atraída hacia la mujer, se siente confundida. A diferencia de Charlie, Reagan no es lesbiana, y está asustada por sus sentimientos hacia esta mujer. ¿Eventualmente Reagan responderá a su atracción, o seguirá resistiéndose a ella?

Los perros saben lo que es bueno para esta pareja. ¡Ahra, si tan sólo los humanos escucharan!

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 may 2023
ISBN9781667456423
Posada la Casa del Perro
Autor

K'Anne Meinel

K’Anne Meinel è una narratrice prolifica, autrice di best seller e vincitrice di premi. Al suo attivo ha più di un centinaio di libri pubblicati che spaziano dai racconti ai romanzi brevi e di lungo respiro. La scrittrice statunitense K’Anne è nata a Milwaukee in Wisonsin ed è cresciuta nei pressi di Oconomowoc. Diplomatasi in anticipo, ha frequentato un'università privata di Milwaukee e poi si è trasferita in California. Molti dei racconti di K’Anne sono stati elogiati per la loro autenticità, le ambientazioni dettagliate in modo esemplare e per le trame avvincenti. È stata paragonata a Danielle Steel e continua a scrivere storie affascinanti in svariati generi letterari. Per saperne di più visita il sito: www.kannemeinel.com. Continua a seguirla… non si sa mai cosa K’Anne potrebbe inventarsi!

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    Posada la Casa del Perro - K'Anne Meinel

    POSADA LA CASA DEL PERRO

    Una novela de K’Anne Meinel

    Edición E-Book

    ––––––––

    Publicada por:

    Shadoe Publiching para

    K’Anne Meinel como E-Book

    Copyright K’Anne Meinel Enero 2021-2023

    POSADA LA CASA DEL PERRO

    Notas de Licencia para la Edición E-Book:

    Este libro está autorizado para su disfrute personal solamente. Este eBook no puede ser vendido o regalado a otras personas. Si usted quisiera compartir este libro con otra persona, por favor compre un ejemplar adicional para cada persona con la que lo comparta. Si usted está leyendo este libro y no lo compró, o no fue comprado sólo para su uso, entonces debería devolverlo y comprar su propio ejemplar. Gracias por respetar el trabajo del autor.

    ––––––––

    K’Anne Meinel está disponible para comentarios en KAnneMeinel@aim.com así como en Facebook @http://www.facebook.com/K.Anne.Meinel.Fan.Page, Google + @http://plus.google.com/u/2/+KAnneMeinel, LinkedIn @https://www.linkedin.com/in/k-anne-meinel-a026385a, o en su blog @http://kannemeinel.wordpress.com, o en Twitter @https://twitter.com/KAnneMeinel, o en su sitio web @www.kannemeinel.com si les gustaría seguirla para saber sobre historias y publicaciones de libros.

    CAPÍTULO UNO

    Sonó la voz del juez, Uno... dos... tres... cuatro, mientras el juez señalaba a cada perro y a la persona que lo llevaba, y el público empezó a aplaudir sus elecciones.

    Charlie estaba encantada, y ella y Royal Rufus Von Brookstone, Roy-Boy abreviando, comenzaron a bailar. Él supo que había ganado cuando oyó, Buen chico, dirigido a él. Él saltó a los brazos de Charlie, y ella se rió alegremente mientras él meneaba su pequeño cuerpo alegremente, jadeando felizmente mientras compartía su placer. Con esa victoria, se había convertido en gran campeón por tercera vez y se retiraría en breve. La Tía Kitty estaría encantada. Charlie bajó a Roy-Boy, y él meneó todo su cuerpo felizmente mientras ella iba a estrechar la mano del juez cortésmente después de que los otros habían recibido sus cintas. Luego, se sacaron fotos con el juez. Charlie cepilló las virutas de su vestido y puso a Roy-Boy en la pose de un showman clásico. Sus piernas estaban hacia atrás y su cuerpo inclinado hacia adelante... Diablos, él era tan inteligente que podía hacerlo por sí mismo. Charlie sacó un peine para ocuparse de su pelo, las plumas en sus patas hinchándose maravillosamente. Él sonrió bellamente a la cámara cuando las poses se relajaron; él sabía cómo sobreactuarlo. Tomando su trofeo y cinta púrpura, Charlie salió del ring y se dirigió hacia dónde estaba su mesa para acicalarlo.

    ¿Otra victoria, Charlotte? dijo alguien maliciosamente; obviamente estaban celosos. Charlie ignoró a la mujer, ya que no le gustaba ella ni los perros que criaba y mostraba. Los perros, como su dueña, siempre terminaban siendo desagradables.

    ¡Bien por ti, Charlie, y tú también, Roy-Boy! dijeron otros, felicitándolos por todo su arduo trabajo. Charlie aceptó sus palabras como merecía y agradeció a sus admiradores. Roy-Boy sabía que también lo felicitaban. Su cola estaba arriba, y sus caderas se balanceaban de lado a lado mientras trotaba a su lado, presumiendo.

    Arriba, le ordenó, y con muy poco esfuerzo él saltó sobre la plataforma de la mesa para acicalarlo e intentó besarla. Nada de besos, ella ordenó riéndose mientras esquivaba su ágil lengua mientras él le daba una lamida de celebración. Él sabía que lo había hecho bien. Charlie comenzó a empacar los pocos suministros que había dejado, dejando en su lugar el peine que había llevado en su bolsillo para retocarlo en el ring. Le dio una golosina, que él tomó con gratitud e inmediatamente comió, masticando ruidosamente.

    Bueno, ¿cuándo vamos a tener una oportunidad los demás? preguntó una voz mientras empezaba a apilar sus cajas.

    Charlie miró a Trina y sonrió. Ahora. Esta fue la última exhibición de Roy-Boy, le dijo.

    ¡No! ella jadeó. ¿Realmente?

    Cuando Charlie asintió, ella preguntó, ¿Qué hay de ti? ¿Vas a exhibir algún otro de los perros de tu tía o te estás diversificando?

    No, esta fue mi última exhibición también. He terminado con esto, ella señaló hacia el gran Centro Cívico del Condado de Cumberland donde el Club de Perros de Portland había celebrado su exhibición.

    Pero ¿por qué? ¡Eres tan buena en esto!

    Estoy un poco cansada de esto. Lo he estado haciendo desde que tenía nueve años, y la Tía Kitty prometió que si conseguía que Roy-Boy fuera campeón, entonces podríamos retirarnos juntos. No necesito el estrés, y... ella bajó la voz, para que nadie lo oyera, Estoy cansada de estas perras, ella señaló a la mujer cuyos comentarios maliciosos siempre parecían surgir de su amargura por sus propios fracasos.

    Trina se rió del juego de palabras como se esperaba. Ella entendía sin embargo. Comenzando con las cuatro H (Head, Heart, Hands, and Health=Cabeza, Corazón, Manos, y Salud), Charlie había estado exhibiendo sus propios perros y luego, los perros de su tía durante la última década. Había aprendido de algunos de los mejores entrenadores disponibles, y ahora, ella misma era una gran entrenadora. Merecía retirarse mientras estaba en la cima.

    Tú también te lo has ganado, ¿verdad Roy-Boy? ella canturreó, esquivando su nariz y más besos mientras él respondía a su voz. Su cola estaba volando alto cuando reconoció su pregunta. Ella estaba segura de que él entendía lo que ella decía.

    ¿Tu tía va a hacer que se reproduzca? preguntó Trina, sabiendo que los chismes querrían saberlo, y ella ya conocía a un par de personas que aprovecharían la oportunidad para hacer que se reprodujeran sus propias perras con el triple campeón.

    Sí. Ella ya ha hecho que se reproduzca con sus propias perras, pero estoy segura de que consideraría otras ofertas, respondió Charlie. Abajo, Roy, le dijo y él  saltó hábilmente de la mesa para acicalarlo. Aunque ella sabía que no tenía que preocuparse de que él huyera, ella pisó su correa mientras cerraba su mesa para acicalarlo con ruedas. Rápidamente apiló las cajas de suministros de aseo en la mesa.

    Te echaré de menos cuando no te vea. ¿Qué vas a hacer?

    Iré a la universidad el próximo semestre, y estaré por aquí, respondió Charlie, sintiéndose confiada. Estaba deseando salir de Maine e ir a la universidad en Massachussetts. Estaba cansada de los pueblos pequeños donde todos conocían los asuntos de los demás. A los diecinueve años, ella se cría muy mundana. Ella empacó la camioneta familiar y dejó a Roy en el asiento delantero, abriendo la ventanilla hasta la mitad, para que pudiera sacar su nariz al aire libre. No tardó nada en meter las cajas para acicalarlo en la parte trasera y luego puso la mesa al revés sobre ellas, para que no rodara mientras manejaba. Cerrando la puerta trasera, se sentó detrás del volante. Roy se inclinó para olfatearla, tratando de besarla por última vez mientras ella lo empujaba de vuelta hacia su lado el auto. Puso el trofeo en el suelo frente a él, lo envolvió con la cinta, y sonrió.

    ¡Gran campeón, viejo, y tú también lo mereces! le dijo al perro, tomando con sus manos su hocico afectuosamente, dándole un beso rápido, y soltándolo mientras ponía en marcha la camioneta. Mientras dejaba que el auto se calentara por un momento, presionó un botón para subir la ventanilla trasera, oliendo ya el monóxido de carbono del caño de escape filtrándose dentro del auto. Ella abrió su propia ventanilla para obtener una brisa cruzada y cuidadosamente se alejó del césped del estacionamiento, rebotando en su camino mientras evitaba a otros participantes, vendedores, y los muchos espectadores. Estirando su mano libre, tiró de la banda elástica que sostenía su brazalete y su número hasta que se desprendió. Lo arrojó al suelo frente al trofeo, riéndose en silencio –el número sesenta y nueve apeló a su macabro sentido del humor.

    ***

    Bueno, Tía Kitty, conseguiste lo que querías. Roy-Boy aquí es el gran campeón por tercera vez, Charlie anunció, dejando que el campeón la precediera para entrar en la vieja casa Victoriana. Ella le sonrió a su tía, que saludó al perro, permitiéndole que la besara por todo su rostro mientras lo felicitaba por todo su duro trabajo. Charlie colocó el gran trofeo sobre el televisor, para que su tía pudiera admirarlo. La cinta se veía brillante y alegre contra su rica copa de oro.

    Ese es Royal Rufus Von Brookstone, ella corrigió y luego le sonrió a su sobrina, contenta de que ella hubiera ganado este campeonato final para ella. Se levantó dolorosamente de donde había estado sentada, usando su bastón mientras esquivaba a los otros tres perros que habían venido a saludar a Roy. Gracias, Charlotte. Realmente aprecio todo lo que has hecho con los perros. ¿Supongo que estarás empacando ahora y te dirigirás a Boston?

    Charlie asintió. Tengo otra semana antes de que comience la universidad, pero volveré para Acción de Gracias, tal vez incluso Halloween, le prometió a su tía, inclinándose para abrazarla.

    No sé por qué tienes que irte tan lejos, se quejó. Tenemos universidades perfectamente buenas aquí en Maine, ella señaló remilgadamente.

    Charlie se apartó para mirar a su tía y ver si hablaba en serio. Viendo el brillo en los ojos de su tía, se rió. Estaba repitiendo como un loro lo que decía su hermana pesada, la madre de Charlie, cuando decía esas cosas. Tsk, tsk, Charlie reprendió a la mujer que tanto adoraba. De todas las cosas que echaría de menos cuando saliera de Searsport, ella echaría de menos a su Tía Kitty más que nada. Toda su vida, sólo había oído a su madre referirse a su hermana por su nombre formal, Catherine. Todos los demás se referían a su tía como Kitty, lo que en cierta forma era irónico ya que había criado y exhibido Border Collies campeones durante tanto tiempo como Charlie podía recordar. De reojo, vio a una gata mirándola desde los escalones. Ella le sonrió a la gran felina, contenta de verla aparecer. Los perros también la vieron, esperando perseguirla, pero no estarían satisfechos con esta gata en particular. A menudo había hecho saber que no debían molestarla con cosas tan indignas, apoyando sus decisiones con golpes bien dirigidos de sus patas contra las narices tiernas de los perros y usando sus garras como último recurso.

    Voy a echarte de menos por aquí, Pastelito, le dijo Kitty a la joven. Ella también lo decía en serio. De todas sus muchas sobrinas y de todos sus muchos sobrinos, Charlotte era ciertamente su favorita. Compartían el amor por los animales, más específicamente, el amor por entrenar y exhibir perros. Entendía a la chica más de lo que se daba cuenta. Especialmente entendía la atracción de la gran ciudad, pero también sabía que algún día, la atracción del hogar volvería a traerla a esta sección de Maine y a su familia. Le había ocurrido a ella también. Se había casado con un buen hombre y había quedado viuda demasiado joven. La vida le había lanzado muchos desafíos, y todavía no estaba satisfecha con lo que le había dado.

    Charlie rápidamente desempacó su equipo de la camioneta de sus padres, la misma que usaría para dirigirse hacia Boston y a su dormitorio la semana siguiente. Ella apiló cuidadosamente las cajas en el garaje familiar de su tía, poniendo la mesa para acicalar a los perros portátil de costado contra una pared. Ella admiró el área de aseo completo del garaje para dos autos por un momento. La organización le recordaba mucho a su tía: limpio y moderno. Luego, miró a la casa Victoriana de la Reina Ana que su tía poseía y sacudió la cabeza ante las contradicciones. Su tía era una rebelde en una familia que no apreciaba a los rebeldes. Era la que no encajaba. Tal vez era por eso que Charlie la quería tanto, incluso más que a sus propios padres. Nadie lo sabía, pero ella esperaba que la Tía Kitty al menos lo sospechara. Kitty nunca había tenido hijos propios, pero con los cinco que los padres de Charlie habían tenido y la familia de su hermano Peter, estaba bien abastecida de personas que podían palear la nieve y cortar el césped que podían cuidar de su tía ahora anciana.

    Charlie saludó con la mano mientras retrocedía por la entrada de su tía. Vio a la Tía Kitty mirando por la ventana, pero estaba demasiado lejos para ver la mirada triste en los ojos de la mujer. Charlie se dirigió a su propia casa en Searsport, la siguiente ciudad fuera de Belfast.

    CAPÍTULO DOS

    Charlie bajó de su nuevo Mazda Miata. Ella le sonrió al convertible, dándole un lustre imaginario con el costado de su mano mientras admiraba la brillante pintura roja. Miró el porche de la casa Victoriana de la Tía Kitty, contenta de ver a la anciana esperándola, tres perros junto a ella a su izquierda y uno a la derecha. El perro a su derecha se había ganado su lugar especial; ahora tenía quince años. Ella miró la cúpula redonda en la esquina de la casa y vio a un gato mirándola con sospecha.

    Es un lindo auto el que tienes ahí, Pastelito, comentó su tía, divertida por el auto deportivo que su sobrina manejaba. Ella ya sabía que su hermana, Margaret no lo aprobaba. La había oído preocuparse por la gente rápida con la que su hija se asociaba a través de su trabajo. Ella se preocupaba de que a los veintinueve años de edad, la joven no estaba casada y no la había hecho abuela, a diferencia de todos sus hermanos. Kitty había intentado decirle que dejara a la niña ser, que le permitiera tener una familia a su tiempo, pero Margaret no la escucharía. Kitty era tan diferente de Margaret y su hermano, Peter. Las diferencias eran como la noche y el día, pero entonces, siempre había sido la rebelde, a pesar de haber crecido en el mismo tiempo y época que ellos.

    Sí, lo compré el mes pasado, presumió Charlie, complacida consigo misma mientras subía por los escalones de la casa. Inclinándose, le dio un beso a su tía en la mejilla y un abrazo firme al mismo tiempo. La soltó con una sonrisa, asegurándose de que estaba segura con su bastón, luego se inclinó y  saludó a cada uno de los perros individualmente. Desde que conocía a su tía, ella había tenido al menos cuatro perros en su casa. El pueblo había tratado de limitarla a sólo tres, pero debido a que ella era una criadora registrada de Border Collies campeones, con frecuencia había tenido más, muchos más de lo que normalmente se permitía. El pueblo no podía hacer nada con la excéntrica anciana porque había sido eximida cuando aprobaron la ordenanza sobre cuántos perros podías tener dentro de los límites de la ciudad.

    Hey, viejo. ¿Cómo te va, Roy-Boy? le preguntó al viejo perro, recordando sus aventuras juntas a lo largo de los años. Todavía era un perro viable, pero ahora, tenía bigotes blancos. Todavía intentaba besarla. Nada de besos, ella protestó automáticamente, apartando la persistente lengua y el persistente hocico del perro.  

    ¿Y esa quién es? preguntó la Tía Kitty, viendo a una perra elegante sentada en el asiento del pasajero.

    Charlie miró sobre su hombro, aunque sabía quién era. Sonrió ante la visión de la Caniche negra y blanca sentada en el asiento delantero, usando anteojos de sol marca Doggles y riéndose mientras jadeaba hacia ellos. Parecía interesada en los cuatro perros a los que Charlie había saludado, y Charlie tuvo la impresión de que si pudiera, hubiera bajado sus Doggles y los hubiera mirado por encima de ellos como cualquier chica presumida. "Esa, Tía Kitty, es una de las modelos de nuestra sesión de fotos. Su dueño murió, y en lugar de dejarla ir a la perrera, pregunté si podía quedármela. Ten cuidado. Ella es sensible," ella advirtió riéndose. Cara no era sensible en lo más mínimo. Apenas echaba de menos a su dueño anterior mientras desfilaba de sesión de fotos a sesión de fotos, ganando dinero para su dueña con su buena apariencia. Ella estaba recortada a una pulgada de su corte francés. Charlie planeaba dejarlo crecer y luego darle forma en un corte deportivo. Ella le dio una señal a la perra, que dudó sólo un segundo antes de saltar fuera del auto, sus patas sin tocar nunca el trabajo de la pintura roja mientras ella aterrizaba fácilmente en la acera y se abría camino por la alameda, pavoneándose. Su corte francés, con las bolas alrededor de los tobillos y por encima de los dedos de los pies y las uñas pintadas, la hacía verse muy elegante.

    Oh, Dios. Ella realmente tiene estilo, ¿verdad? preguntó la Tía Kitty, sonriéndole a la perra que claramente estaba presumiendo para los otros perros.

    Tia Kitty, Roy-Boy, Bonner, Bandido, y León, ella es Cara, dijo a modo de presentación.

    Este no es León. León falleció. Ese es Bicolor, siseó su tía, casi como si Charlie hubiera insultado al pero marrón y blanco.

    Oh, lo lamento mucho, Bicolor, le dijo formalmente al Border Collie. Él la miró antes de mirar  a la perra con anteojos. Estaba claro dónde estaba su interés, y no le había importado en lo más mínimo que ella se hubiera equivocado con su nombre. Vamos a quitárselos, para que puedan ver sus bonitos ojos, dijo Charlie mientras le quitaba los Doggles, teniendo cuidado de no agarrar el pelo rizado de la coleta de la Caniche con la banda de goma de los anteojos de sol en la parte posterior.

    Los perros llegaron tan lejos como se atrevieron sin salir del porche sin permiso, tratando de olfatear a la nueva perra. Miraron significativamente a la Tía Kitty, pero ella ignoró a los perros y bajó un escalón para saludar a la Caniche sofisticada. Dios, eres una belleza, murmuró sentándose dolorosamente con su bastón entre sus piernas, para estar al mismo nivel cuando la perra se aproximó.

    Cara olfateó a la nueva mujer, sintiendo algo en ella que ella inmediatamente aceptó. Era un indicio de algo que sólo un cerebro de perro podía detectar. Ella no sólo sintió que esta señora que tenía perros era aceptable, sino que había una parte de ella que era parte de Charlie, a quien Cara le había dado todo su corazón. Charlie le daba más atención y una dirección firme y sin sentido que su último dueño, que sólo le había gritado que viniera aquí o fuera allí y le daba golosinas sólo cuando actuaba. Charlie era justa pero firme y jugaba repetidamente con ella. Cara adoraba el vertiginoso sentido del humor de Charlie.

    Después de unas buenas caricias, la Tía Kitty dejó pasar a Cara para saludar a los otros perros. Ella no quería tonterías con poses y riñas territoriales. Su pandilla era más inteligente. Kitty había tenido muchos perros dentro y fuera de la casa en los últimos años –algunos que se quedaban mientras los entrenaba y otros que venían sólo para reproducirse. Ella había retirado a Roy-Boy de la reproducción hacía tres años. Él había sido bueno, y sus cachorros valían una fortuna. Bonner era uno de sus hijos y valía casi tanto como Roy-Boy. Bonner ya había ganado su segundo campeonato con un entrenador diferente ya que Charlie se había negado a seguir entrenando o exhibiendo.

    ¿Cómo va el trabajo? Kitty le preguntó a su sobrina favorita deliberadamente mientras observaban a los perros hurgarse y pincharse unos a otros, las colas moviéndose locamente mientras se conocían. Se alegró de ver que la cola de este Caniche no estaba cortada.

    Tenías razón, ella concedió con una sonrisa. Estoy teniendo un baile (Me estoy divirtiendo mucho)." Ambas sonrieron por el doble sentido.

    Estoy tan contenta, Kitty le devolvió la sonrisa, extendiendo su mano a la morocha alta mientras se levantaba dolorosamente de los escalones.

    Charlie sostuvo firmemente la mano de su tía, dejándola hacer la mayor parte del esfuerzo mientras se levantaba. Una vez que estuvo firme en sus pies apoyándose en su bastón, Charlie la soltó pero estaba preparada para atraparla si perdía el equilibrio. Después de un segundo, ella subió al porche y le hizo un gesto a Charlie para que la siguiera mientras se dirigía a una de las hamacas en el amplio porche.

    ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

    Tres años. Estoy maximizando lo que puedo hacer con ellos a menos que se expandan. No creo que se expandan, pero aprendí mucho.

    ¿Te gustó la feria en Las Vegas? preguntó su tía, deliberadamente.

    ¡Oh, eso fue increíble! Vi las cosas más geniales, dijo con entusiasmo, recordando los pasillos enormes de productos y servicios relacionados con la industria de las mascotas.

    Tal vez, cuando estés lista, puedas enviar tu currículum a algunas de esas empresas, sugirió su tía.

    Eso es lo que yo pensé también, ella estuvo de acuerdo, y siguieron discutiendo la carrera de Charlie y las oportunidades que ofrecía durante su visita.

    Para esta época el próximo año, debería terminar de pagar eso. Ella asintió hacia el Miata. Luego, puedo planear conseguir una casa adosada.

    ¿Por qué no una casa?

    ¿Sabes lo caras que son las casas en Massachussetts?

    Asintiendo, continuaron su conversación, pasando el tiempo hasta que Charlie de mala gana anunció que tenía que irse. Mamá debe estar esperándome.

    Bueno, no te vayas de la ciudad antes de venir de nuevo de visita, le advirtió su tía, siempre contenta de pasar tiempo con la joven.

    Adiós, Tía Kitty. Pórtate bien ahora, le advirtió a la anciana con una sonrisa mientras la abrazaba y la besaba. Luego, miró a Roy-Boy y dijo, Cuídala, ¿oyes? El perro anciano golpeó su cola en el porche como si entendiera cada palabra. Incluso le dio un leve, Guau estando de acuerdo. Los otros tres perros miraron expectantes. Pórtense bien, bromeó Charlie mientras le indicaba a Cara que se iban. La Caniche bien educada bajó trotando las escaleras con Charlie, su cola ondeando en el aire y haciendo que pareciera como si estuviera pavoneándose hacia el auto. Charlie le abrió la puerta a la perra, que saltó rápidamente al asiento delantero y orgullosamente ocupó su lugar. Ella miró hacia atrás riéndose hacia los otros perros mientras Charlie volvía a colocar los Doggles sobre sus ojos. Adiós, dijo Charlie una vez más mientras se ponía detrás del volante y saludaba con la mano.

    Kitty saludó con la mano hasta perder de vista al auto y luego sonrió mientras recordaba la conversación, atesorando cada momento hasta tener noticias de su amada sobrina de nuevo.

    CAPÍTULO TRES

    ¿Charlotte me dijo que la alentaste para que aceptara ese empleo en California? Margaret le preguntó con frialdad a su hermana, Kitty, un año más tarde durante una visita. ¡A este paso, se convertirá en una mujer de carrera y nunca sentará cabeza ni encontrará un marido!

    Ante Margaret Kitty puso los ojos en blanco mentalmente pero la miró inocentemente. Simplemente le dije que debería mirar su currículum y ver qué otros empleos estaban disponibles si no estaba contenta con el empleo en Boston. Con su título en negocios y su experiencia en la industria de las mascotas, ella podría conseguir un mejor empleo. Ella no me ha contado sobre este empleo en California aún. Ella sonrió para sí misma. Era una nueva era, y su sobrina debería poder hacer lo que quisiera. ¡Bien por ella!

    Sí, pero la está llevando a través del país y más lejos de la familia. Realmente no deberías alentarla a ser tan rebelde. ¡Se comporta igual que tú a esa edad!

    Kitty quería aplaudir el cumplido ambiguo que le espetaba Margaret, que nunca la había entendido. Estoy segura de que vendrá a casa de visita cuando pueda.

    Mientras no traiga a esa perra con ella. Lo único bueno que puedo decir es, no perdió pelo en mis alfombras.

    Cómo esta mujer había sido criada en la misma época y en la misma era y área que ella, Kitty no lo entendía. Había pasado toda una vida lidiando con ella y sus puntos de vista de mente estrecha. Realmente era demasiado malo. La actitud de Margaret habría sofocado a sus hijos si no hubieran poseído algunas de las cosas más duras de su padre y hubieran sentido la necesidad de probarse a sí mismos.

    El mayor, Carson, se había convertido en un ingeniero eléctrico. Estaba trabajando para una firma fuera de Portland, así que él, al menos, estaba a poca distancia de su madre cuando sentía la necesidad de una visita. Pero ella no iría a visitarlo porque implicaría viajar fuera de su zona de confort. Incluso se había quejado cuando tuvo que asistir a la graduación de Charlotte de la universidad en Boston.

    Charlotte, la que le seguía en edad, se había quedado en el área de Boston y ahora, con su nuevo empleo, se mudaba a través del país hasta California. Sus experiencias estaban fuera del ámbito de la comprensión de su madre y estaban causando a su madre todo tipo de problemas de presión arterial.

    El hijo siguiente, Calvin, iba por su maestría en contabilidad. Esto era un poco aburrido para los estándares de Kitty, pero le gustaban los números.

    Su tercer hijo, Connor, estaba construyendo un negocio de paisajismo. Ya que no había recibido ninguna ayuda de sus padres con problemas de dinero, Kitty había aportado unos cuantos dólares para que pudiera expandirse. Ahora tenía un camión, un remolque, y dos cortadoras de césped de tamaño industrial que le permitían manejar múltiples cuentas. Kitty había estado contenta cuando él le devolvió el dinero muy rápidamente, y ella insistió en reinvertir, para que él pudiera comprar un segundo camión y aceptar aún más cuentas. Margaret no sabía cómo su hijo había hecho crecer su negocio tan rápidamente o dónde había conseguido el dinero, pero estaba secretamente orgullosa de su éxito... incluso si estaba desperdiciando su título universitario.

    Su hija menor, Carolyn aún estaba en la universidad en Portland y obedientemente tomando cursos generales para pasar el tiempo hasta que encontrara un marido. Kitty pensaba que era un desperdicio y todavía mantenía la esperanza de que la joven se diera cuenta de su error y se liberara del molde en que su madre intentaba meterla.

    Sentí que Cara era una perra con buena conducta cuando la conocí, comentó Kitty. Ella no consideraba la pérdida de pelo un problema con sus propios perros ya que pasaba la aspiradora frecuentemente.

    Ella no necesita la responsabilidad de una perra, respondió Margaret rápidamente, y luego, quizás, dándose cuenta de que estaba insultando a Catherine, miró al gato grande que la observaba y preguntó, ¿Cómo está el Sr. Fluffet?

    Oh, ese no es Fluffet. Ese es el Sr. Tribbles, corrigió Kitty. Él es relativamente nuevo, explicó, para que Margaret no se enojara por el error.

    ¿Murió el Sr. Fluffet? preguntó bruscamente, sin tener en cuenta los sentimientos de Catherine. Ella simplemente no entendía cómo alguien podía gastar tanta energía en los animales, pero entonces, Kitty nunca había tenido hijos propios, y supuso que era también porque había enviudado tan inesperadamente.

    No, probablemente está arriba haciendo su siesta de la tarde, le aseguró a Margaret, sorprendida de que se molestara siquiera en preguntar.

    ¿Viste a Connor esta semana? Margaret cambió abruptamente de tema.

    Sí, él y su equipo vinieron a cortar el césped.

    Oh, no sabía que podías pagar por sus servicios.

    Bueno, el hijo de Peter está trabajando para Connor ahora y es más fácil para ellos con el equipo. Necesitaba cortar mis arbustos, y quería plantar lilas al otro lado de la casa.

    No puedes encargarte de todo esto sola, su gesto abarcó la gran casa y el patio. No entiendo por qué nunca la vendiste.

    Porque me gusta estar aquí, y no quiero volver a Searsport.

    ¡No hay nada malo con Searsport! comenzó indignada, tomándolo como algo personal.

    Por supuesto que no. Yo también crecí allí, ¿recuerdas? Sólo quise decir que siempre me gustó esta casa y la convertí en mi hogar.

    Nunca entendí por qué no volviste a casarte cuando enviudaste tan joven.

    Sabes por qué, y porque yo no amaba a mi marido como tú amas al tuyo, quiso decir pero permaneció callada. Lo que Margaret no sabía era que el difunto esposo de Kitty le había dejado mucho dinero, así que no necesitaba volver a casarse. De hecho, se había dado el gusto y había encontrado la felicidad en otro lugar con sus perros, que era todo lo que pensaban que había hecho durante décadas.

    Una semana más tarde, vio a su sobrina favorita. Bueno, eso es todo, Tía Kitty. Nos vamos a California y estamos listas para comenzar de nuevo. Charlie había venido para una última visita. Esta vez, estaba manejando un SUV y remolcando un remolque con la cabeza de Cara por la ventana trasera. El convertible era algo del pasado.

    Asegúrate de llamar a tu madre periódicamente. Ella va a preocuparse, ella amonestó a su sobrina, viendo la emoción en el rostro de la joven por la aventura en la que se estaba embarcando.

    Ya me despedí de todos mientras terminaba de empacar mis cosas, señaló el remolque con el pulgar, mientras ella me daba sermón tras sermón.

    "Puedo imaginarlo. Pero algo de eso es por preocupación por tu bienestar. Y algo de eso es porque es una entrometida, pensó pero no agregó.

    Sé que me quiere, pero nunca voy a cumplir sus sueños para mí. Ella no entiende que quiero perseguir mis propios sueños.

    Haz lo que te parezca bien para ti y al diablo con los demás. Si California es donde están tus sueños, persíguelos, ella la alentó, envidiosa y deseando poder ir también. Ella echaría de menos a esta sobrina suya.

    Voy a echarte de menos, Tía Kitty, dijo honestamente, sin saberlo repitiendo los pensamientos de su tía e inclinándose para abrazar a la mujer más baja.

    Yo también  te echaré de menos, Pastelito, ella también le dijo honestamente, hablándole a su hombro ya que no llegaba tan alto como hubiera querido. Los perros se amontonaban alrededor, sintiendo que esta no era sólo una de sus visitas efímeras.

    Te llamaré, prometió Charlie mientras la soltaba y sonreía, dándose vuelta para bajar por las escaleras y acariciando a los perros mientras los apartaba de su camino. Había seis perros en el porche hoy, y ella se rió por dentro, sabiendo que la ciudad no estaría encantada si los vieran a todos pero sabiendo que no tenían opción. Por último, acarició a Roy-Boy, su favorito de hacía tanto tiempo. Tenían un vínculo especial, y ella podía ver lo viejo que se veía. Luego, volviendo a mirar a su tía, se dio cuenta de lo vieja que ella se veía también, casi frágil mientras se apoyaba en su bastón. Adiós, dijo por última vez y saludó con la mano. No vio las lágrimas en los ojos de su tía ya que estaban ocultas por las lágrimas en sus propios ojos mientras se ponía detrás del volante. Ella no se las secó hasta que se alejó del cordón de la vereda y se dirigió hacia la autopista. Tenía que detenerse en Boston para vaciar su casa adosada, y luego, estaría en camino hacia California y las aventuras que la esperaban allí.

    CAPÍTULO CUATRO

    Sólo volví por Mamá. Sé que perder al Tío Peter fue un golpe para ambas, pero... comenzó Charlie, claramente incómoda mientras hablaba con Kitty en la funeraria. Se veía miserable.

    ¿Te gusta California al menos? pregunto, habiendo sólo tenido noticias sobre el empleo y nada sobre la vida personal de Charlie.

    Charlie sonrió. Se veía madura a los treinta y dos y sin embargo, a la mujer mayor le parecía tan joven.  Me tomó un año dejar de sentir nostalgia por la costa este, pero ahora, me encanta. Ella vaciló, mirando a su alrededor antes de añadir, "traté de mantener una relación con una... amiga, pero no funcionó a larga distancia y estoy aquí de regreso para el funeral y para terminar esa relación."

    ¿Esa amiga es una mujer? preguntó Kitty, riéndose ante la sorpresa de la joven.

    "¿Tú sabías?"

    Por supuesto que sabía, respondió descaradamente.

    El rostro de Charlie perdió todo color, y miró nuevamente a su alrededor para ver si alguien había escuchado su conversación. El Tío Peter era muy conocido y muy querido en la comunidad; el lugar se estaba llenando. ¿Mamá sabe? jadeó.

    Por supuesto que no. Ella no entiende por qué no puedes encontrar a un joven agradable y sentar cabeza. Ella se rió.

    Inquieta, Charlie se unió a ella y luego preguntó, ¿Cómo lo supiste?

    La Tía Kitty lo consideró un momento antes de confesar, Una sabe cómo es una.

    Mientras el significado de sus palabras penetraba en la mente de Charlie, sus ojos se agrandaron. Con frecuencia se había preguntado por qué su tía vivía sola en esa casa grande pero recordó que no siempre había estado sola. Recordó a un par de huéspedes de la casa a lo largo de los años, siempre mujeres. Ahora, algunas de esas amistades tenían sentido. Ella siempre había pensado que era gente a la que le gustaban los perros como a ella y a su tía. Su estatus adquirió un nuevo significado mientras pensaba en esta revelación. Entonces, Marion era... comenzó, recordando la que había durado más tiempo.

    Lo era, confirmó su tía, asintiendo. Ella también había muerto, y había sido el último amor de Kitty. Todavía dolía recordarla. Ella no había intentado encontrar a otra novia para traerla a la casa desde entonces.

    Lo siento, dijo Charlie rápidamente, viendo que había herido a su tía sin intención.

    Yo también, dijo su tía, asintiendo a los pocos que conocía por haber crecido en esta área. ¿No hay posibilidad de resolverlo con tu novia? susurró, sabiendo que algunos aquí, especialmente los parientes, podrían oírlas y preocuparse. A la mayoría de las demás personas no les importaría. Los tiempos habían cambiado durante años, y ella reconocía algunas personas aquí que probablemente eran gay o lesbianas, pero Margaret y otros de su calaña no tenían ni idea.

    No, y el tema de la distancia no funcionó para ninguna de nosotras. Volví por negocios algunas veces, hizo comillas en el aire antes de continuar, y ella me visitó pero no le gustaba el estilo de vida allí. Voy a empacar algunas cosas que dejé en su casa y ponerle fin.

    Una chica de Boston, ¿eh?

    Charlie asintió, todavía asombrada de lo astuta que era su tía y de lo que significaban sus noticias. Guardaron silencio cuando su madre, Margaret llegó con la Tía Martha.

    ¿Se van a sentar aquí o adelante con la familia? preguntó Margaret, enviándoles a ambas miradas de advertencia.

    Nos gustaría que se unieran a la familia, Martha dijo amablemente.

    Charlie ayudó a Kitty a ponerse de pie, y ella se apoyó fuertemente en su bastón mientras seguían a las dos mujeres a los asientos delanteros reservados para la familia durante el servicio. Charlie asintió a sus hermanos, sobrinas, y sobrinos antes de tomar asiento junto a la Tía Kitty una vez que ella estuvo sentada.

    ¿Conseguiste que te lleven a casa? preguntó Charlie, una vez que el servicio hubo terminado.

    "Oh, sí. Connor me dejó subir al camión grande," dijo mientras comenzaba a reírse.

    Charlie se rió con ella. Ella había visto el nombre en la parte trasera del camión, y estaba duplicado en los remolques de Connor: CÉSPED Y ORDEN (LAWN & ORDER, JUEGO DE PALABRAS CON LA SERIE LAW & ORDER), UNIDAD DE SIEGA ESPECIAL. Sus camiones y remolques eran todos negros con letras blancas. Incluso había oído sus pequeños avisos comerciales pegadizos en la estación de radio local. Comenzaban con una voz autoritaria y misteriosa que decía, En el sistema de corte de césped, las ofensas de las malezas y malas hierbas se consideran especialmente atroces. Los trabajadores del césped comprometidos que cortan esta vegetación viciosa son miembros de un escuadrón de élite conocido como la Unidad de Siega Especial. Estas son sus historias... Luego el aviso comercial daba su número de teléfono y dirección de su sitio web. No deje que su césped salga impune de un asesinato. Córtelo antes de que se deje llevar. Lo mantendremos viéndose inocente.

    "El camión grande, ¿eh? bromeó. ¿Cómo logras subirte?"

    Él tiene un escalón, ella dijo remilgadamente y luego comenzó a reírse. Ella quería a ese sobrino suyo casi tanto como a su sobrina. Su sentido del humor era un favorito de ella. Había sido un fastidio subir al camión grande, y finalmente él la había levantado suavemente para sentarla en el asiento delantero, asegurándose de que su cinturón de seguridad estuviera bien abrochado. Me vendría bien que me lleven a casa, agregó, sonriendo mientras recordaba.

    ¿Me dejas por ella? bromeó Connor, habiéndola oído.

    Bueno, si no tuvieras un camión tan grande... ella le devolvió la broma.

    ¿Estamos compensando por algo? le preguntó Charlie, riéndose de su expresión. Ahora, ahora... sólo bromeaba, dijo mientras él se acercaba para hacerle cosquillas.

    Este no es el lugar para los juegos bruscos, siseó Margaret mientras se acercaba para hacer que sus hijos se comportaran. Ella sentía que deberían saber comportarse mejor a su edad.

    Peter lo hubiera entendido, Kitty dijo secamente, sabiendo que él habría participado en la diversión. Sus ojos bailaban.

    Este no es el lugar, repitió, echando una mirada de advertencia a sus dos hijos adultos.

    Charlie prometió irse cuando Kitty estuviera lista. Se apartó originalmente para hablar con algunas personas que conocía que no eran parientes y se encontró hablando con su hermana, Carolyn, ahora un ama de casa con dos hijos.

    Sí, simplemente me encanta hacer mis propias ollas y otras creaciones, decía. Su marido, Frank, había instalado un horno de cerámica en el garaje para ella, para que ella pudiera mantenerse ocupada mientras los chicos estaban en la escuela. Ella tenía un stand en los mercados de pulgas locales y en los eventos para artistas. Ella pintaba las ollas con sus propios personajes y su propio arte, y obviamente lo disfrutaba.

    ¿Podrías hacerlas con otro material que no sea arcilla, si quisieras? preguntó Charlie, intrigada por este lado artístico de su hermana del que nunca había oído hablar.

    Lo discutieron durante un rato, felices de descubrir un punto de interés común. Finalmente, Carolyn fue llamada por Frank para llevar a sus dos pequeños hijos a casa. Ella abrazó a su hermana mayor y prometió visitarla antes de que Charlie regresara a la costa oeste.

    Charlie logró hablar con algunas personas antes de que la Tía Kitty le hiciera señas para que la llevara a casa. No puedo dejar a los perros por mucho tiempo. Se preocuparán si no vuelvo. Tanto ella como Charlie sabían que probablemente los perros estaban roncando junto con los gatos. Era Kitty quien se preocupaba por los animales. Sin embargo, la llevó de regreso hasta su hermosa casa y la ayudó a subir lentamente los escalones e instalarse adentro. Kitty dormía en una habitación abajo ya que las escaleras hasta el segundo y el tercer piso eran demasiado para sus piernas ahora. Pasa por aquí antes de regresar, ¿me oyes? ordenó mientras despedía a la joven. Charlie lo prometió y sólo se fue cuando se sintió segura de que su tía estaba instalada para pasar la noche. Se preocupó de que la mujer mayor no debería ser dejada sola y se lo mencionó a su madre.

    He dicho lo mismo. Desde que Marion murió, ella no ha tenido a nadie allí para ayudarla, se quejó, hablando como si Marion hubiera sido simplemente una enfermera o inquilina en su casa. Debería haber vendido esa casa grande y vieja hace años. Es demasiado para ella. Connor y su equipo hacen todo el paisajismo, y ella contrató a dos de tus sobrinos para pintarla el año pasado.

    Charlie se arrepintió de haberle preguntado a su madre sobre su tía. Su madre tenía sus propias opiniones sobre todo de todos modos. Charlie logró que su visita a su madre y a su padre fuera sin demasiado disgusto para ambas partes ya que fue corta y dulce. También volvió a visitar a Kitty antes de dirigirse al sur a Boston para terminar las cosas con su novia. Cuando Charlie se enteró de que alguien estaba viviendo con su futura ex, arruinó todos los planes que tenía para una separación amistosa. Sus cosas ya estaban en cajas. Faltaban algunas cosas, pero supuso que era lo normal ya que era obvio que su novia la había estado engañando desde hacía tiempo. Se fue enojada y se dirigió al aeropuerto, metiendo sus cosas en la valija extra que había traído sólo para esta ocasión. Ella no entendía cómo años de una relación podían hacerse humo de esta manera, y estaba herida. Ella nunca había engañado.

    CAPÍTULO CINCO

    Y en este día triste, le deseamos a nuestra hermana en Cristo, Catherine DuBois, una cariñosa despedida, la voz del sacerdote sonaba monótona mientras todos se sofocaban en la iglesia sin aire.

    Charlie pensó que se iba a ahogar hasta morir por el calor. Ya no estaba acostumbrada a estos veranos calurosos de Maine. Donde vivía en California, siempre había una brisa del Pacífico. Ella hubiera pensado que la costa atlántica sería más fresca, pero no podía recordar después de estar fuera todos estos años. Levantó la vista con tristeza hacia el ataúd donde yacía la Tía Kitty, triste por la pérdida de esta mujer increíble. La Tía Kitty había sido una de sus personas favoritas en el mundo, y la echaría de menos para siempre. Los perros de Kitty habían sido llevados a la guardería ante la insistencia de su madre, y Charlie pensó que lo primero que haría al día siguiente sería sacarlos. Luego, se los llevaría a todos con ella cuando regresara a California incluso si salía una fortuna llevarlos en avión a casa.

    Charlie se sobresaltó mientras pensaba mientras los que estaban a su alrededor hacían la señal de la cruz. Los imitó tardíamente, siguiendo un hábito de toda una vida. No había estado escuchando al sacerdote, y pudo ver por el rabillo del ojo que su madre la miraba ferozmente. Como católica no practicante, Charlie no estaba muy emocionada de estar en la iglesia tampoco. Ella sabía que el Padre Amos probablemente trataría de arrinconarla en algún momento hoy, y no estaba contenta con la idea. No había creído en la religión organizada desde hacía tiempo y no había asistido a la iglesia excepto cuando estaba en la ciudad visitando a su madre.

    Charlie se quedó cerca de la entrada, aceptando las condolencias de la gente. No estaba segura de conocer a toda esta gente. Conocía a algunos pero otros eran extraños. De pronto, vio a una mujer que estaba guiando a dos niños que lloraban fuera de la iglesia. Y en ese momento, Charlie se transformó. No estaba segura de por qué esa mujer había llamado su atención. Estaba segura de haber visto a esa mujer alguna vez antes pero no estaba segura dónde. También estaba segura de que la mujer no la había visto.

    Charlie, ¿estarás en casa de tus padres para el velorio? preguntó una voz cerca de su hombro.

    Charlie levantó la vista de donde había estado mirando fijamente la puerta de la iglesia y a la mujer. Estaba segura de que era la voz del Padre Amos, y estaba lista con una excusa. Se sorprendió al ver a Brian Murphy, el abogado de la familia. Um, sí. Supongo que estaré, dijo, sorprendida. ¿Por qué no estaría, se preguntó?

    Tenemos que hablar tan pronto como sea posible, dijo él misteriosamente, mirando a su alrededor a los invitados reunidos, ... a solas.

    Um, sí, okay? respondió ella, sin estar segura de por qué él se le acercaba.

    "Hablo en serio, Charlie. Necesito hablar contigo a solas, sin tus padres alrededor," subrayó.

    Okay, asintió ella, preguntándose de que se trataba.

    Asintiendo su acuerdo, él se fue rápidamente mientras llegaba Margaret. ¿El Sr. Murphy quería algo? preguntó, observando con curiosidad su abrupta partida.

    Oh, no. Simplemente estaba dando sus condolencias, mintió alegremente, sin saber por qué se molestaba siquiera. Su madre siempre parecía saber cuándo sus hijos estaban mintiendo o se daba cuenta más tarde. Estaba pensando que se quemaría en el infierno por mentir en la iglesia cuando miró hacia atrás y vio al Padre Amos viniendo hacia ellas, pareciendo decidido. Mamá, ¿quieres que prepare algo en la casa antes de que toda esta gente llegue allí?

    No, contratamos a un servicio de catering, presumió, contenta consigo misma por hacerlo bien. Después de todo, Catherine y ella habían sido tan cercanas y eso justificaba el gasto en su mente.

    Okay, me adelantaré y los esperaré a todos allí, dijo, deslizándose entre la multitud antes de que su madre pudiera decir más o el Padre Amos pudiera arrinconarla. No fue difícil desaparecer con la multitud de gente revoloteando y hablando. Se dirigió a su auto alquilado y miró hacia el sol de verano caliente, deseando que la Tía Kitty estuviera ahí para disfrutarlo con ella. No deseaba asistir al funeral y esperaba evitarlo yendo a la casa antes que los demás.

    ¿Vas al cementerio? preguntó Carson antes de que pudiera escaparse.

    No, dijo Charlie antes de poder pensarlo.

    Mamá se enojará si no estás allí.

    Mamá siempre está enojada conmigo en estos días.

    Ella está orgullosa de ti y sólo quiere que seas feliz. Serás más feliz estando casada, le dijo él. Charlie puso los ojos en blanco a su hermano mayor. Ella era feliz. Ella tenía una buena vida en California, lejos de todo esto. La única persona a la que realmente iba a echar de menos era la Tía Kitty, y ahora, estaba muerta. Ella no sabía qué la traería de vuelta aquí

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