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¡Me caes gordo!
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Libro electrónico161 páginas2 horas

¡Me caes gordo!

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¿Por qué la palabra gordo? Porque originalmente significaba eso: lerdo, lento y tonto y se asoció desde siempre al exceso de peso, a la obesidad; boy gordo y obeso son adjetivos muy simi­lares. El problema surge cuando un individuo padece obesidad, y con ella vienen molestias y enfermedades y por añadidura, sufre una serie de vejaciones, burlas y h
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
¡Me caes gordo!
Autor

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero es médico cirujano, egresado de la UNAM en donde obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas. Su interés por diversos problemas de salud pública lo llevó a realizar numerosos experimentos de trasplante de órganos entre 1963 y 1967, a crear las Unidades de Cuidados Intensivos en México en 1968 y junto con su práctica de la cirugía general y la gastroenterología, dedicarse por más de 30 años al estudio y tratamiento de la obesidad.

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    ¡Me caes gordo! - Rafael Álvarez Cordero

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    ¡ME CAES GORDO!

    La discriminación light

    ¡ME CAES GORDO!

    La discriminación light

    Rafael Álvarez Cordero

    Primera edición: 2004

    Primera reimpresión: 2004

    Segunda reimpresión 2017

    © Rafael Álvarez Cordero

    © Plaza y Valdés, S. A. de C. V.

    Derechos exclusivos de edición reservados para

    Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Prohibida

    la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita de los editores.

    Plaza y Valdés, S. A. de C. V.

    Alfonso Herrera #130, Casa 11, Colonia San

    Rafael, Ciudad de México, 06470. Teléfono:50 97 20 70

    coediciones@plazayvaldes.com

    Francesc Carbonell, 21-23 Entlo.

    08034 Barcelona, España

    Teléfono: 9320 63750 Fax: 9328 04934

    pyvbarcelona@plazayvaldes.com

    ISBN: 970-722-338-3

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2019.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink

    Impreso en México / Printed in Mexico

    Para Alicia Verdad, por todo.

    El propósito de la vida es la celebración de la vida.

    RENÉ DUBÓS

    Para mis pacientes y amigos obesos, que en estos 30 años me han mostrado la nobleza de sus corazones

    y su secreto sufrimiento cotidiano.

    Índice

    Introducción

    ¡Me caes gordo!

    De la palabra gordo

    La gordura en la historia

    La obesidad y los médicos

    ¿Por qué ha aumentado la obesidad?

    Adelgazar, ¿verdad o ficción?

    Adelgazar, ¿salud u obsesión?

    La cultura light

    La discriminación al obeso

    El obeso no cabe en este mundo

    La obesidad en el arte

    La discriminación light y los derechos humanos

    La discriminación light en los seguros de gastos médicos

    Los obesos tienen la palabra

    Los obesos se defienden

    Qué hacer frente a la discriminación light

    Por una vida sana, digna y feliz

    Declaración de los derechos de las personas con obesidad

    Algunas lecturas útiles

    Introducción

    ¿Es usted gordo?, ¿es usted flaco?, ¿es usted peso estándar? ¿Se ha preocupado cada vez más por las opiniones o críticas que recibe debido a su peso?

    ¿Lo han molestado en casa, en la oficina, en el trabajo, en la calle, en la playa, por su figura?

    ¿Ha sentido las miradas de sorpresa o de rechazo cuando va por la calle o sube a un autobús o al metro?

    ¿Sufre el rechazo de sus seres queridos?, ¿le molesta que todos los días le hablen de dietas y métodos para bajar de peso?, ¿reniega porque no encuentra ropa de su talla o zapatos que le queden bien?

    ¿Lo han rechazado en un trabajo para el que está perfectamente preparado, sólo porque tiene kilos de más?

    Si su respuestas a todas estas preguntas es sí, entonces usted es uno de los millones de seres humanos que sufren discriminación debido a su peso.

    La historia del hombre ha sido una larga búsqueda de la libertad, la igualdad y el respeto a las diferencias, y no se puede negar que tras miles de batallas, sangrientas o diplomáticas, con triunfos y con fracasos, algo se ha logrado. Por ejemplo, en la actualidad, la esclavitud está abolida, aunque persisten vejaciones y humillaciones en muchas partes del mundo. Hoy no hay discriminación por razones de raza, color, religión, condición social o preferencias sexuales, aunque persisten supersticiones y mitos en el pensamiento discriminador de muchos seres humanos.

    México tiene un régimen de libertad, y podemos decir con satisfacción que nuestra Constitución nos considera a todos iguales: altos, chaparros, fuertes y débiles, niños, jóvenes y viejos, católicos, protestantes o de cualquier religión, creyentes y ateos, blancos, mestizos o negros, con o sin discapacidades, todos somos iguales y nos enorgullecemos de serlo.

    La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una institución que garantiza que nuestros derechos sean respetados, y la figura del Ombudsman como representante de la sociedad civil, defensor de esos derechos, es quien vigila que sean una realidad para todos los mexicanos.

    Pero no hay nada escrito sobre la discriminación a los pacientes obesos. Como médico he tenido la fortuna de conocer miles de pacientes, y entre ellos hay un grupo al que le he dedicado casi la mitad de mi práctica profesional como gastroenterólogo y cirujano general: los individuos que padecen sobrepeso u obesidad. Y de ellos he aprendido mucho; sé de su desconcierto al no saber qué ocurre con su cuerpo que acumula grasa con facilidad y se desprende de ella sólo después de mucho trabajo y esfuerzo.

    Sé de su tristeza porque no son como los demás que comen y comen y no engordan nada; sé de sus sufrimientos por las críticas que reciben todos los días, aún de los seres más cercanos y queridos.

    Sé de las vejaciones que sufren en la calle, al entrar a un auto, al subir a un avión, y de la desilusión y frustración que sienten cuando no encuentran ropa de su talla.

    Pero sobre todo, he sabido de la permanente sensación de marginación, aislamiento y discriminación que experimentan por el sólo hecho de tener kilos de más.

    Sin embargo, hay muchas personas que, teniendo peso normal, viven preocupadas o francamente angustiadas porque no tienen el peso ideal, o porque sus medidas corporales no son como las de las mujeres que modelan vestidos elegantes, y eso es consecuencia de la presión social de lo que yo llamo cultura light.

    Por eso escribí este libro, Me caes gordo, la discriminación light, porque creo que urge alzar la voz para hacer ver que la sociedad no tiene derecho a discriminar a un ser humano en función de su peso corporal.

    Sorprendentemente, de entre los miles de trabajos científicos y publicaciones de todo tipo sobre obesidad –revistas de modas que dan consejos de salud y belleza, cientos de libros escritos sobre la obesidad, dietas y demás–, menos del uno por ciento mencionan la discriminación de que son víctimas los individuos con sobrepeso, hecho interesante y por demás preocupante.

    Agradezco la colaboración desinteresada y entusiasta de muchos de mis pacientes; sus palabras y sus escritos –muchos de los cuales aparecen aquí bajo un seudónimo por respeto a su privacidad–, su entusiasmo y su alegría al saber que escribo sobre un tema que muchos de ellos nunca se habían atrevido a externar; todo ello ha sido un gran estímulo para mí.

    A lo largo de estos meses en que escribí este libro, Alicia, Alicia Verdad, ha estado conmigo; agradezco su presencia, su sonrisa, su apoyo, sus consejos y sugerencias, que son invaluables porque tienen además ese ingrediente secreto, mágico e indescriptible que se llama amor.

    Rafael álvarez cordero

    Mayo 2004

    ¡Me caes gordo!

    Mi primer contacto con la gordura fue hace más de 50 años; en la primera infancia, como todos los niños, éramos como esponjas que absorbíamos todo lo que nos rodeaba: imágenes, sensaciones, palabras nuevas; mi vocabulario era bastante convencional, porque así era mi familia.

    Por aquel entonces, palabras como gacho o chicho eran palabras malas, que no usaba la gente decente, y por supuesto que otras imprecaciones –caray, estúpido, imbécil, etc.– estaban absolutamente prescritas y no se pronunciaban.

    Un día, cuando mi primo llegó a casa, le pregunté por un amiguito mutuo, a lo que contestó: Yo no me llevo con él, me cae gordo.

    ¿Le cae gordo?, me pregunté. El compañerito no era obeso ni mucho menos, ¿por qué entonces decía mi primo que estaba gordo? El adjetivo no tuvo significado hasta que entendí que caer gordo es caer mal, ser desagradable, un poco tonto, un poco distante, difícil de tratar, un poco pesado; sí, era pesado, tal vez por eso caía gordo.

    Nunca volví a pensar en los significados ocultos de esa palabra hasta que, decenios más tarde, dediqué parte de mi práctica profesional al tratamiento de los grandes obesos, cuya salud está deteriorada y su calidad de vida es mala o francamente deplorable.

    Con ellos aprendí que el mundo de los obesos es muy distinto al de los demás mortales. Contrario a lo que se dice, no existen los gordos felices, sino que sufren por muchas razones, algunas personales, y por sus achaques, enfermedades y limitaciones en sus actividades cotidianas; otras, las más importantes y graves, tienen que ver con la discriminación que la sociedad hace de ellos, en particular en los últimos años del siglo pasado y en los pocos de éste.

    Y entonces recordé el me caes gordo como una razón para excluir del grupo a un compañero; me caes gordo como la explicación del rechazo a su amistad; me caes gordo como una forma más de discriminación, que se añade a tantas discriminaciones que existen en el mundo, tan difíciles de erradicar.

    Y para acentuar el problema de quienes actualmente tienen gran sobrepeso, ha surgido la llamada "cultura light, cuyo objetivo es la búsqueda de una figura sin grasa hasta eliminar el último gramo de ésta en el cuerpo, lo que, como todos los excesos, no es saludable y se acompaña de una secreta campaña de rechazo y discriminación a quienes sufren sobrepeso y van por ahí ostentando llantitas o llantotas". La cultura light puede llegar a extremos gravísimos que debemos denunciar.

    En estos casi 30 años de atender enfermos con obesidad he aprendido mucho de ellos. Mientras he hecho todo lo posible por aliviar su enfermedad, he descubierto que dentro de cada enfermo obeso hay un individuo sano y fuerte, que quiere salir y vivir como los demás. He aprendido también a respetar y a querer a mis pacientes obesos y a todos los individuos con esta enfermedad; me duele lo que ocurre, porque sé que los obesos son tan inteligentes, productivos y creativos como el resto de los mortales, pero están encerrados y la sociedad los rechaza de tal manera que no pueden demostrar sus cualidades y lograr sus metas como quisieran.

    Con el tiempo cambian las costumbres, hoy niños, jóvenes y adultos tienen un vocabulario mucho más amplio, y palabras que antes eran ofensivas a los oídos de la sociedad se pronuncian con total desparpajo, sin que nadie se sonroje, pero curiosamente el me caes gordo sigue vigente, y lo oímos con frecuencia, lo que comprueba una cruel complicidad entre el exceso de peso y el rechazo social arraigada en la sociedad, tanto o más que antes.

    Si este libro ayuda a entender cómo vemos, tratamos y juzgamos a los individuos con exceso de peso, estaré muy contento, porque ellos, como todos nosotros, tienen sentimientos, afectos, amores y desamores, ilusiones, proyectos y planes, y no hay razón alguna para impedirles que vivan plenamente.

    De la palabra gordo

    La palabra go r d o aparece en el castellano hacia al siglo XII, inicialmente como apodo; encierra una intención insultante en el sentido de torpeo tonto, y al parecer proviene del latín gu r dus , que significa pesado, obtuso, necio o bobo.

    Hacia el siglo XIV, la palabra gordo se refiere a quien tiene muchas carnes, o es abultado y corpulento.

    El Diccionario Enciclopédico Espasa Calpe de 1925 señala que gordo es el que tiene muchas carnes, abultado, corpulento; pingüe, craso y mantecoso, que excede de la medida regular y corpulencia que debe tener, pero también es tonto, torpe, poco avisado.

    En el Diccionario de Sinónimos y Antónimos (Aguilar, 1970), gordo tiene como sinónimos gordal, gordinflón, regordete, rollizo, grosero, obeso, rechoncho, pesado, cipote, grueso, espeso, inflado, balumoso, culón, atocinado, nalgudo, botija, cebado, mofletudo, tripón", y diez sinónimos más.

    Como se ve, la palabra gordo se asocia desde siempre no sólo a un gran volumen corporal, sino a la acumulación de grasa, y con ella, a la torpeza, la

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