Peregrinos En La Providencia: Reseña Histórica De La Región México De La Congregación De La Divina Providencia De San Antonio, Texas.
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Nuestra historia comienza con nosotros cinco. Como mujeres jóvenes fuimos llamadas sin un entendimiento claro acerca de la invitación que estábamos recibiendo. Pero el Señor sabía lo que quería de nosotras. La invitación que recibimos fue la de prepararnos para ser mejores catequistas, sin la claridad de una llamada o vocación a la vida consagrada.
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Peregrinos En La Providencia - Mary Christine Morkovsky CDP
Copyright © 2018 por Mary Christine Morkovsky CDP.
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Fecha de revisión: 10/31/2018
Xlibris
1-888-795-4274
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785400
CONTENIDO
Agradecimientos
Introducción
Capitulo 1 Los Inicios
Capitulo 2 Una Nueva Congregación
Capitulo 3 La Expansión
Capitulo 4 Los Ministerios
Capitulo 5 La Organización
Capitulo 6 Eventos Sobresalientes
Capitulo 7 Biografías
Notas
Biografía De La Autora
AGRADECIMIENTOS
La Hermana Rose Marie Gallatin, CDP, escribió la primera historia de la rama mexicana de las Hermanas de la Divina Providencia de San Antonio, Tejas, Una Hora de la Providencia: Libro de Recurso para una Historia de las Hermanas de la Divina Providencia en México, 1953-1983, impreso en privado. Su libro sirvió de manera invaluable para producir esta versión. Todas las Hermanas en México, y otras que fueron Religiosas por un tiempo, han contribuido con sus reflexiones y memorias. Hilda Murillo, de México D.F., compartió su talento para traducir el libro en español. Mary Francine Danis ayudó como editor.
El Comité Histórico de México
--Hermanas Charlotte Kitowski, Lourdes Leal, Mary Christine Morkovsky, y Jane Ann Slater – tuvieron muchas juntas y planearon y revisaron muchos borradores. Esta última versión se ofrece con la esperanza de que leyéndole tengan una creencia más profunda en el cuidado providente de Dios y admiración de su divino amor bondadoso para los que confían en sus caminos.
Enero, 2018
INTRODUCCIÓN
Querido Lector:
Las hermanas de la Región pedimos esta historia escrita para tener la oportunidad de compartir nuestras experiencias y nuestros inicios en México. En esta interesante reseña histórica confío que encontrarás que los caminos de Dios son inexplicables. La Providencia se vale de muchos medios para llevar a cabo sus planes.
Nuestra historia comienza con cinco jóvenes que fuimos llamadas sin tener claridad en la invitación que estábamos recibiendo de parte de Dios. Sin embargo, el Señor sabía lo que quería de nosotras. La invitación que recibimos fue para prepararnos a ser mejores catequistas para servir en nuestras parroquias, sin tener la claridad de una vocación a la vida consagrada.
Esto sucedió en el año 1953, cuando salimos de San Luis Potosí para vivir tres años en San Antonio, Tejas. Sucedieron muchas cosas y al final, en 1957 ya con conocimiento claro, iniciamos nuestra preparación para la vida consagrada en la ciudad de Santiago de Querétaro, Querétaro.
El relato de estos acontecimientos históricos no es para quejarnos de las dificultades que siempre se van a encontrar en la vida, sino que, más bien, reconocer como la presencia de la Providencia de Dios estuvo y está siempre presente en nuestra historia. La vida transcurre con altos y bajos, con alegría y obstáculos que se encuentran en el camino.
Tal vez descubrirás, a través de su lectura, cómo la Providencia de Dios tiene sus caminos para cada persona. Espero que las nuevas hermanas de la Congregación de la Divina Providencia sigan descubriendo y confiando plenamente en la Providencia de Dios que se nos manifesta desde las cosas más sencillas hasta las más difíciles.
Nuestro agradecimiento a la Hermana Mary Christine Morkovsky, CDP, por su tiempo y esfuerzo que con tanto cariño dedicó para recopilar toda esta información; que Dios la recompense abundantemente.
Hermana Susana Cárdenas
CAPITULO 1
Los Inicios
La Hermana Rachel Moreno y la Hermana Immaculate Gentemann, Hermanas de la Congregación de la Divina Providencia de San Antonio, Tejas, fueron enviadas a la Ciudad de México en el verano de 1950 por la Madre Angelique Ayres, Superiora General de la Congregación, para encontrar beneficiarias de becas ofrecidas por la Escuela Worden de Servicio Social de La Universidad de Our Lady of the Lake. La Madre Angelique, decana anterior de la universidad, contaba con ex-alumnas en la Ciudad de México para ayudar a las Hermanas.
En ese tiempo, los religiosos, hombres y mujeres, tenían prohibido usar sus hábitos en público, así que las dos Hermanas norteamericanas usaron uniformes de enfermeras. Como resultado algunos de los pasajeros que iban en mismo tren que ellas les hicieron algunas preguntas sencillas referentes a la salud, las cuales sí pudieron contestar. Las Hermanas tenían la encomienda de comprar dos imágenes (del Sagrado Corazón y de Nuestra Señora de Guadalupe) para la Casa Providencia. Era una casa que la Congregación había abierto en la ciudad de San Antonio en 1949, cuando otras casas de internado habían negado la entrada a mujeres trabajadoras jóvenes de habla Hispana. Las dos viajeras se detuvieron a visitar a la tía de la Hermana Rachel, Soledad Peña, en San Luis Potosí, estado ubicado en la parte central del norte de México. Ahí tuvieron el apoyo de Padre Pedro Moctezuma para negociar la compra de las imágenes. El Padre Moctezuma, vicario general de la diócesis de San Luis Potosí, era pariente lejano de la Hermana Rachel con quien tenía contacto desde tiempo atrás. Él había hecho parte de sus estudios del seminario en la Casa de las CDP en Castroville, Tejas, durante la persecución de religiosos en México. Este encuentro podría considerarse como el inicio de la futura Congregación, que es el tema de este libro.
La Hermana Mary Rachel Moreno, capacitada en servicio social y bilingüe, era la única persona capaz de hacer estos contactos y de convertirse en fundadora. Era la cuarta de 12 hijos, nacida el 2 de marzo de 1910 en San Luis Potosí, bautizada con el nombre de Lucina. En 1927, durante la persecución de los católicos, su familia se vio obligada a huir rápidamente.¹ Dejaron todas sus pertenencias y se fueron a vivir con sus familiares en San Antonio.
Poco después que la familia Moreno se mudó a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Houston, Lucina conoció a la Hermana Benitia Vermeersch, CDP, fundadora de las Misioneras Catequistas de la Divina Providencia. Lucina estaba en el grupo de mujeres laicas que la Hermana Benitia había capacitado para enseñar catecismo a los niños de la parroquia, y el 3 de junio de 1929, se convirtió en candidata para la Congregación de la Divina Providencia en San Antonio. Después de su primera profesión, fue asignada para dar clases en la escuela San Fernando en la ciudad de San Antonio. También tomó cursos en la nueva escuela, Worden School of Social Service, (Escuela Worden de Servicio Social). Su capacidad intelectual y sus habilidades prácticas para la vida y el liderazgo, dieron lugar a que fuera enviada después de su profesión de votos perpetuos, a estudiar trabajo social de 1941 a 1942 a la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Posteriormente fue asignada a la Casa Providencia en San Antonio, adjunta a la Worden School, que funcionaba como centro para las actividades de catequesis y de servicio social.
La Hermana Rachel supervisó durante cuatro años una guardería para niños de cuatro a cinco años, hijos de mujeres que trabajaban fuera de casa y cuyos padres estaban en el ejército.
Obtuvo el certificado como trabajadora social de la Worden School en 1946 y en 1947 la maestría en trabajo social de la Catholic University of America en Washington, D.C. Por los cursos que había tomado en San Antonio, no necesitaba tomar tantos cursos y pudo tomar cursos de teología en la Catholic University. Integraba muy bien lo que aprendía, por ejemplo, pasos para hacer entrevistas y encuestas, con técnicas para enseñar catecismo.
En 1951, puso toda su experiencia en la enseñanza con las Misioneras Catequistas de la Divina Providencia (MCDP) en San Antonio, a lo que el Padre Pedro Moctezuma mostró gran interés. En una carta que él le escribió el 1 de mayo de 1952,² le dijo que necesitaba dos o tres hermanas catequistas de Tejas para ranchitos³, en su diócesis, pero esta petición no le fue concedida. Sin embargo, la primavera de 1953, él mismo fue a San Antonio para cerciorarse de que la Hermana Rachel estuviera dando clases. Después empezó a hacer planes y a reclutar religiosas para su proyecto de enseñanza de catecismo. Finalmente, en el verano de 1953 la Madre Angelique, superiora general de la Congregación de la Divina Providencia, lo visitó en San Luis Potosí y le prometió ayudarle en el futuro.
El llamado de las Primeras Mujeres Jóvenes
El primero de octubre de 1953, durante la hora de la siesta, dos mujeres jóvenes que paseaban por la desértica plaza de La Paz en San Luis Potosí, ubicada cerca de la Sierra del Fraile cerca de Matehuala, Marciana Cárdenas de 17 años y Lourdes García de 12, caminaban lentamente, tomadas del brazo para ¨decirle adiós al mundo".⁴
Se acababan de conocer y salían en ocho días a los Estados Unidos. Ahí se les dijo que serían capacitadas para ser catequistas. Lourdes ya les había dicho a su familia y a su sacerdote que quería entrar a la vida religiosa. Su prima, que era religiosa, estaba en Celaya, Guanajuato, y había ido para invitar a otras jóvenes para que se unieran a ella. Puesto que Lourdes solo tenía 11 años en ese entonces, no fue invitada. Su madre le advirtió que sufriría, pero Lourdes le dijo que estaba consciente de que sufriría a dondequiera que fuera. Marciana no tenía interés por la vida religiosa, pero había estado dando clases de catecismo a niños desde que tenía nueve años y quería ser una mejor maestra de catecismo. Ella pensaba que se necesitaba algo más que las acostumbradas clases de memorización de los mandamientos, de las bienaventuranzas así como dar respuesta a las preguntas.
Mientras las dos jóvenes paseaban en el silencioso zócalo del pueblo minero, pasaron frente a la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, cuyas paredes eran rosas y sus torres azules con mosaicos blancos. Desde ahí veían el Palacio Municipal y el quiosco bajo los árboles. Ellas sabían que dejaban su estado en el centro del norte mexicano y su estilo de vida rural y