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El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical
El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical
El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical
Libro electrónico252 páginas2 horas

El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical

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Un Conservatorio es una Institución donde se forjan los hombres que van a divulgar el arte de la música en individuos y colectividades. Para divulgar es necesario tener una clara noción del sentido que lleva la emoción artística de las masas ignaras, la clara visión del sentido del ennoblecimiento de los pueblos por la música, así como también la comprensión de los problemas musicales que señalan un nuevo horizonte al sentimiento artístico de los sonidos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento15 jul 2019
ISBN9781506528991
El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical
Autor

Dr. Adalberto Garcia de Mendoza

Solo quiero referir a una opinión de Einstein, este magnífico matemático y hombre de bien. Se le preguntó por qué la mayoría de los estudiantes se les dificultaba el estudio de las matemáticas. Einstein se concretó a decir “La dificultad de las mentes juveniles para entender la matemática estriba en que no han sido suficientemente educadas en el sentimiento del ritmo” Ciertamente, las matemáticas, llevan un ritmo interior, el más profundo que sólo la visión del universo puede entregar a la mente y a la contemplación del intelecto. El arte ornamental siempre se ha proyectado hacia fuera, en cambio, el arte ornamental en la matemática, corresponde únicamente al campo interno del espíritu, a la región de los pensamientos en su más pura manifestación. Las matemáticas son un elemento vital en la vida del hombre, están relacionadas con su producción artística filosófica y en el transcurrir de los siglos pueden interpretarse como una manifestación pura y diáfana de ese ritmo que ha dominado a los pensamientos. DR. ADALBERTO GARCÍA DE MENDOZA

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    El Sentido Humanista De Una Nueva Enseñanza En El Arte Musical - Dr. Adalberto Garcia de Mendoza

    Copyright © 2019 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Editora: Elsa Taylor

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2019908769

    ISBN:         Tapa Dura                978-1-5065-2897-7

    Tapa Blanda              978-1-5065-2898-4

    Libro Electrónico     978-1-5065-2899-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 08/07/2019

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    797064

    INDICE

    Palabras Pronunciadas Por El Dr. Adalberto Garcia De Mendoza,

    En La Iniciacion De Actividades De La Orquesta Y Del Coro Del

    Conservatorio En El Palacio De Bellas Artes

    El Valor Estético Musical Como Integración De La Cultura

    Corrientes Pedagógicas Contemporaneas En Los Principales Conservatorios Y Orientación Dada A Nuestro Instituto

    Enseñanza Musical Para Los Niños

    Iniciación Musical

    La Gimnasia Rítmica

    Creación Musical

    Historia De La Música

    La Enseñanza Artística Que Debe Impartirse A La Niñez Por Medio De La Radio

    Las Artes Plásticas

    Educación Colectiva

    Coro

    Técnica Y Expresión Musicales

    Enseñanza Del Solfeo

    Nueva Pedagogía En Los Instrumentos De Teclado

    La Enseñanza De La Música Por Medio De La Radio

    La Música Como Factor De Entendimiento Internacional

    El Arte Y La Radio

    Tchaikovsky

    La Sexta Sinfonía. Lo Patético En La Música

    Los Idiomas En El Conservatorio

    La Dialéctica Y El Problema De La Enseñanza De Lenguas Extranjeras

    El Ritmo Y La Melodía Através De La Historia

    El Problema Social Del Maestro De Música

    El Oratorio

    Importancia De La Musica En La Integración Cultural De La Mujer.- Aspecto Social

    Filosofìa y Pedagogìa

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    PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA, EN LA INICIACION DE ACTIVIDADES DE LA ORQUESTA Y DEL CORO DEL CONSERVATORIO EN EL PALACIO DE BELLAS ARTES

    SEÑORAS Y SEÑORES:

    Se inicia el día de hoy una actuación que entraña no solo actividad técnica y destreza en masas y dirección; sino una afirmación moral de la más alta alcurnia. El Coro del Conservatorio Nacional de Música, después de varios años de integrado, no había tenido la oportunidad de expresarse en conciertos perfectamente coordinados y de tendencia artística definida. Había estado actuando sin orientación y al capricho de circunstancias aleatorias y de directivos que nunca vieron en él al determinante de una manifestación auténticamente estética. La Orquesta de Alumnos durante largos años había pasado inadvertida para nuestro medio musical y solo había constituido un crisol donde se forjaban elementos que fueran más tarde aprovechados en orquestas de grande embergadura.

    Nada señalaba a estos Organismos una actividad de trascendencia y era necesario que iniciara una vida pública, llena de responsabilidades y como consecuencia, de trabajo serio y renovado. Y es por esto que la Direccion a mi cargo, desde un principio, pensó en formular un programa anual de actividades de ambas Agrupaciones, en cuya actuación se viera una tendencia definida o hacer grupos directores del sentimiento musical en nuestro país.

    Lass condiciones precarias en que se inicia esta labor, dan mayor relieve a los grupos mencionados y a sus propios Directores. Retirada una contribución bastante alta para la Orquesta Sinfónica Nacional, quedan el Coro y la Orquesta del Conservatorio en condiciones misérrimas. Pero sabemos bien que hay heroicidad en nuestros artistas y a pesar de que los pueblos no les den el suficiente estímulo, ellos sabrán levantar su voz, no para pedir, sino para dar a manos llenas.

    Los jóvenes estudiantes del Conservatorio Nacional, llenos de entusiasmo se reunen en estos conciertos bajo la batuta de iniciados en la Dirección de Orquesta. Saben bien que la crítica los recibirá con toda buena intención, le señalará sus defectos, pero en cambio les encauzará sus pasos por un camino de rectitud. Saben también perfectamente, que el público de nuestro país, ahora en la Ciudad de México y más tarde en los Estados de la República, sabrán estimarlos, para que con el tiempo, estas agrupaciones sean uno de los pedestales en que se forja la cultura Nacional.

    Pero no escapó a la mente de los estudiantes y maestros del Conservatorio, el hecho de presentar a estas colectividades únicamente desde un punto de vista técnico y de destreza, hay en este intento un fondo de nobleza y dignidad. Se recordó que nuestros grandes artistas y perspicaces maestros son olvidados lamentablemente. Que la gratitud nos mina de tal manera, que no bien vemos como se cava una tumba, cuando nuestras lenguas están hiriendo en lo más profundo la memoria de quienes entregaron su vida íntegra a nuestro encauzamiento y por ello soportaron la miseria y el dolor.

    Se recordó que había una deuda que cumplir. Una falange numerosa de grandes maestros que estaban en el olvido y en ocasiones en el campo del desprecio. Carlos J. Meneses, Alva Herrera Ogazón, Marcos Rocha, Felipe Villanueva, Pedro Luis Ogazón, Gustavo E. Campa y otros dignos exponentes de nuestra vida musical, no presentaba el claro oscuro, el alto relieve que debía tener. Nuestros Jóvenes estudiantes ya no oían a ellos, sino a lo que se mencionaba de sus obras a través de los pocos discipulos que saben tener gratitud.

    Y el Conservatorio aprovecha este instante para levantar un himno a esos forjadores de la inteligencia y de la emoción. Señala un esfuerzo inicial y autenticamente estudiantil para demostrar que no se han perdido las virtudes, que no se han enfangado todas las conciencias, que no se han podrido todos los corazones; y decir al mundo de México que se conserva todavía la dignidad de la gratitud y la nobleza del que sabe recordar el bien espiritual que se le entrega cuando está sediento de los más nobles que hay en la existencia.

    Que maravillosa realización inicia el Conservatorio Nacional de Música; la plenitud de la belleza y a la vez de la bondad. Por un lado entonando las estrofas de Bach, Mozart y Haendel, y vibrando la orquesta a través de los lamentos demasiado dolorosos de Chopin.

    Al mismo tiempo señalando con este acto una de las virtudes que mayor nobleza tienen para el que la posee. La gratitud en la virtud que supera a la amistad aristotélica, a la serenidad estoica, al goce espiritual Epicureo, a la caridad Cristiana, al desprendimiento búdico y es porque, en primer término, es una manifestación activa que requiere energía para exponerse plenamente.

    Es además una remembranza del pasado y al mismo tiempo una afirmación del futuro. No sólo es actividad y liga de lo que fue y de lo que llegará a ser, sino que también es reconocimiento y revaloración en actividad creadora. La gratitud entreaña una estimación en lo que somos y en lo que debemos a los otros hombres y fundamentalmente a quienes nos han encausado y han cincelado nuestra conciencia.

    Es al mismo tiempo un despojarse de vanidad y un afirmarse en la humanidad que es el cimiento de todas las almas grandes, y la dádiva se da a quien ya no existe o a quien ya no puede entregar. Y la valoración se hace, no de la obra propia, sino de la ajena, cuando ya han pasado los años y ésta dádiva ha entregado todo su fruto.

    El reconocimiento se verifica en el momento mismo en que el hombre crea valor todo por sí mismo, tiende a la afirmación de que su vida se la debe a sí mismo y él ha sido capaz de forjársela a su antojo. Es la gratitud la que lleva dolor y placer, dolor por lo ya ido y entregado en los momentos en que el mundo y la vida nos parecía misteriosos y entregaban el sino de su existencia con solo tocarlos con el entusiasmo y la inquietud nuestra, y a la vez el placer del que se da cuenta que otros hombres han ido a su vera para guiar sus pasos cuando esos podían haberle ocasionado la desgracia o la muerte.

    No hay virtud más intensamente activa que la gratitud porque ella renace destruyendo nuestra vanidad, porque ella flajela la voluntad soberbia del poderio, porque llena de contenido un pasado que podia haberse olvidado lamentablemente y sin embargo constituye, rememorándole, un nuevo aliento y una nueva obra de creación.

    No es la gratitud una serenidad en que se pierde el sentido de la vida envuelta en sacrificios, dolores y alegrías; tampoco es el placer que tiende a perpetuarse para no sentir el dolor del mundo y no emocionarse ante los valores que se obscurecen y son arrebatados por el torneo de la muerte. No es la gratitud un desprendimiento de este mundo considerándose lleno de inquietud y de blasfemia.

    Es todo lo contrario: una realización que no espera recompensa, tal como tamabién acontece en la caridad cristianan; que no supone engrandecimiento fátuo del ego para sobreestimarse en lo que debemos a otros hombres que se han entregado plenamente a nuestra existencia. Es la gratitude el pináculo de la esencialidad del hombre, de esos caracteres que señalan el orígen de los actos buenos y de los más profundos sentimientos de deificación del mundo y de la vida.

    Se inicia la labor del Conservatorio es este aspecto, no con la ostentación de lo perfectamente hecho y labrado, sino con el recogimiento del que espera superarse así mismo, del que alienta su espíritu con el fulgor de la belleza y del que siente en lo más profundo de su ser la veneración para aquellos que supieron entregarle toda su savia y lo hicieron con el corazón abierto y el entusiasmo con que Sócrates diera su última dádiva en el Fedón al entonar el himno a la inmortalidad del alma. Inmortalidad que sólo resuena en los seres llenos de gratitud y tiene plenitud en los espíritus colmados de bondad.

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    EL VALOR ESTÉTICO MUSICAL COMO INTEGRACIÓN DE LA CULTURA

    Versión taquigráfica de la CONFERENCIA del Dr. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA, director del Conservataoario Nacional de Música de México, pronunciada en el Salón de Actos del propio Conservatorio, el 23 de Marzo de 1939

    HAY un pensamiento que ha tiempo me ha sugerido infinidad de meditaciones. Es de Novalis. Ese exquisito poeta romántico que supo sumergirse en el poder del sentimiento estético. "Se ha perdido el sentido del mundo, nos hemos quedado en las letras y, mirando a la manifestación, hemos olvidado la realidad que se manifiesta. Ahora no vemos sino repetición muerta, que no comprendemos. Fáltanos el sentido de los jeroglíficos".

    Palabras éstas que llevan la más triste condenación al ímpetu que arrastra a la humanidad contemporánea. Solamente nos hemos quedado con las letras. Hemos perdido el sentido del mundo y de la vida. Nos anegamos en la superficialidad de la civilización y de la técnica, y no somos capaces de internarnos en el campo espléndido de los verdaderos valores culturales.

    Al mundo y a la vida los necesitamos con esa fuerza que imprime el saber de dominio, como dijera Scheler, y estamos amargados por el odio y la incomprensión. No percibimos ese concepto de que nos hablara Laot-Sea, al referirse al Tao. No nos percatamos de esa objetividad especialísima y sui géneris que se encuentra en todo valor cultural. Sólo elementos y posiciones negativas nos acosan para hacer realizables hombres cuyo cerebro está pletórico de rencores y cuyo espíritu está desposeído del sentimiento fraternal.

    No cabe duda que hemos olvidado la sentencia que un insigne filósofo de principio de la Era medioeval expresara en las palabras claras bruñidas de "Virtus est ordo amoris. La virtud es el orden en el amor"; "Ama et fac quod vis. Ama y haz lo que quieras".

    Sentencias éstas que los grandes Estados lo mismo que las pequeñas unidades han despreciado para substituirla por el ansia desmedida del poder, el egoísmo y la impudicia de una afirmación bastarda. Y al amparo de este olvido, o más bien renegación, vense los Estados débiles caer ante la metralla del invasor sin derecho; los monumentos de arte ante la mano criminal de los invasores; la mente sana ante la ira claudicante y traidora, y el sentimiento de nobleza ante la pasión desenfrenada de inquietos corroídos por su incapacidad y su falta de valor y dignidad.

    Hemos olvidado de aquellas lejanas épocas el principio de que la verdad se logra siempre cum ira et studio. Que lo esencial de las cosas sólo se revela a los ojos del amante, que la creación de la cultura está en la fuerza del hombre pensador y sensitivo afirmado en una libertad consciente de su propia necesidad.

    Es el momento de resurgir a la vida en su forma íntegra, señalar nuevos derroteros a la existencia palpando el sentido del mundo, ahondando el de la vida, construyendo un medio de afirmaciones para llevar a la mente y al corazón de los jóvenes el sentimiento de dignidad y la fuerza de una moral fincada en el campo del hombre que se siente a sí, fortalecido por una conciencia ética íntegra y basada en la estructura de convivencia social.

    Es el momento de llamar a los hombres y recordarles las sentencias que iluminaron en otras épocas a la humanidad, señalando la plenitud de una vida sencilla, entregada al bien de los demás hombres y toda llena de serenidad y de fortaleza; de energía y de valor ante la acometividad de los infrahombres.

    La integración de la personalidad se señala como una angustia en la vida contemporánea. El ser culto debe constituir la meta de todos nuestros actos para lograr ser un microcosmos que refleje las esencialidades de la humanidad y del mundo, y un ser fundamentalmente humano para desarrollar las fuerzas instintivas del hombre mismo.

    Aspirar a la cultura, nos dice Scheler, significa buscar con clamoroso fervor una efectiva intervención y participación en todo cuanto, en la Naturaleza y en la Historia, es esencial al mundo, y no mera existencia y modalidad contingentes. Este convertirse en mundo una persona humana, por el amor y el conocimiento, no son sino dos expresiones para designar dos direcciones distintas en la consideración del mismo hombre, proceso plástico que se llama educación cultural o cultura. Cultura es humanización, es el proceso que nos hace hombres, exclama el mismo filósofo, y ser hombre es tener la facultad para hacer objetivas la belleza y la bondad, la justicia y la verdad.

    Hay momentos de lucha que son nobles por su finalidad. Actividades que semejan el combate a las pasiones como en la célebre epopeya del Mahabaharata en que Arjuna tornara a la acción después de oír las sentencias de la filosofía tradicional de los Himalaya. Pero estas luchas están empapadas por la ilusión a un principio noble, por el entusiasmo a una recuperación de dignidad humana. Estas luchas tienen en la apariencia el odio de una clase de hombres para con otra; pero en el fondo el propósito firme de libertad para los oprimidos, de exaltación para los sometidos a la

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