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Intermitencias Humanas
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Libro electrónico185 páginas1 hora

Intermitencias Humanas

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El nuevo poemario de Carolina Valerio Mateos, Intermitencias Humanas, está marcado de forma indiscutible por el renacer.
Carolina no se siente un trocito del mundo, muy al contrario, se siente un continuum pequeño con el mundo. Por eso se le clavan esos cuarenta y tres rostros de Iguala como cuchillos en el alma. El único tesoro acumulado entre sus manos es la rabia y la vierte en un grito de poesía, en un clamor doliente a un cosmos fracturado.
Es mujer, entre mujeres: Mujer rota saliendo a la calle para armar su dolor en lucha. Mujer reflejada en todos los rostros confundidos con el suyo. Huelen sus trenzas a humo, a choza de campesina. Adorna sus palabras con cintas de colores, con pendones y matices. Con ellas es madre, hermana, amiga, pareja, hija y junto a ellas siempre lámpara de amor.
¡Es cosmos! Un transeúnte perdido en la inmensidad de su belleza. Un oído atento a los gritos desgarradores del mar, de una naturaleza vilipendiada y corroída por el egoísmo humano.
Acercarse a estos poemas es arrimar el alma a la naturaleza, dejar que resuenen en ella los gritos de protesta contra la injusticia y, sobre todo, déjese atrapar por la naturalidad y sencillez de la palabra de Carolina, arrímese a este poemario para renacer.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 nov 2022
Intermitencias Humanas

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    Intermitencias Humanas - Carolina Valerio Mateos

    AGRADECIMIENTOS:

    A la UNIVERSIDAD DEL GOLFO DE MEXICO, RECTORIA CENTRO, por su patrocinio en este proyecto, por su amor al conocimiento, por promover la lectura, el arte y la cultura por medio de sus campus, ser generadores de nuevos profesionistas para el mundo, formándolos como personas integras de bien a la sociedad, en la ardua tarea de la transformación de un mundo mejor.

    Toda mi gratitud y gran estima a Nicolás Puente, por su revisión, sus consejos y un prólogo muy unido a mi sentir.

    DEDICATORIA ESPECIAL:

    Con especial respeto y admiración, dedico este trabajo, a mi maestro, Ingeniero PRUDENCIO REYES LARIOS, RECTOR Y SOCIO FUNDADOR de la UNIVERSIDAD DEL GOLFO DE MEXICO, por creer en la palabra como la dimensión de la bondad humana, generadora de conocimiento e impulsora de un mundo más equitativo, sensible, sostenible y humano, mi más humilde y sincero agradecimiento.

    DEDICATORIAS:

    A Carito, Jaime y Octavio:

    Por iluminar mi mundo con la luz de su amor indestructible e infinito, que su lámpara de amor, alumbre siempre cada instante de mi vida y me permita proyectar esa luz hacia el mundo.

    A Jesús y Amelia:

    Por dejarme tomar del agua de la fuente de su amor, que los hace transcender en mí, como inmortales e infinitos, volveremos a encontrarnos en todas las vidas.

    Con amor incondicional:

    Conchita, Renata, Tere, Vicky, Alicia, Paquita, Salvador y Chuchito.

    PRÓLOGO

    El nuevo poemario de Carolina Valerio Mateos,

    Intermitencias Humanas, está marcado de forma indiscutible por el renacer. Quizá sea esta la palabra que mejor define su nuevo libro de poesía: Renacer.

    Entre los versos podemos asistir a ese cambio sustancial, a esa ruptura con el ayer para internarse en el incierto mañana. De las cenizas del pasado renace fuerte y vigorosa la esperanza. Resucita con el dolor aún latente de las cicatrices / los recuerdos insanos; se niega a permanecer callada porque el silencio mata. Ha llegado la hora de volcarse en la palabra, de abrazarla, de asirse a ella como a un tronco de salvación en el inmenso mar de la vida. De aprisionarla para exorcizar el pasado y lanzarse a la aventura hermosa del futuro.

    Carolina se reconoce como verbo en la luz y también en la oscuridad; por veces se le niegan y no logra enlazar todas las palabras; en algunos momentos desaparecen de su horizonte y se ocultan para no expresar el llanto; herida, con la sonrisa en la pluma, huye de tantas palabras de amor/inútilmente pronunciadas.

    Frente al folio en blanco no siempre acuden en su ayuda. Se le resisten, se le ocultan y necesita inventarlas por pura necesidad. Sin ellas no puede balbucear la vida, escuchar los latidos del corazón o escapar de los infiernos donde se queman las ideas. Las necesita para pintar el sol latiendo sobre los corales arrasados, sobre un mar doliente por la desidia humana. Y en un grito angustiado nos recuerda que somos mar y arena, pies cansados y descalzos.

    Desde la atalaya del hoy las ve irse borrando del pasado (con ellas se va el dolor sembrado en las horas de ceniza) y puede resurgir de nuevo ilesa.

    Las espía colándose por el reloj de arena de un tiempo ido. Nosotros, lectores de sus versos, no llegamos a saber si se trata de un proceso consciente, de un empeño personal o de un instintivo pasar página. Tampoco importa mucho, lo único cierto es que se ha vestido de palabras nuevas que la reconstruyen y la devuelven a la vida. Se reflejan cuando se mira en el espejo y se pinta de un futuro de esperanza.

    Carolina no se siente un trocito del mundo, muy al contrario, se siente un continuum pequeño con el mundo. Por eso se le clavan esos cuarenta y tres rostros de Iguala como cuchillos en el alma. Miró junto a ellos las mismas estrellas, holló la misma tierra, pero no aprendió sus nombres. El único tesoro acumulado entre sus manos es la rabia y la vierte en un grito de poesía, en un clamor doliente a un cosmos fracturado.

    Es mujer, entre mujeres: Mujer rota saliendo a la calle para armar su dolor en lucha. Mujer reflejada en todos los rostros confundidos con el suyo. Huelen sus trenzas a humo, a choza de campesina. Adorna sus palabras con cintas de colores, con pendones y matices. Con ellas es madre, hermana, amiga, esposa, hija y junto a ellas siempre lámpara de amor.

    ¡Es cosmos! Un transeúnte perdido en la inmensidad de su belleza. Un oído atento a los gritos desgarradores del mar, de una naturaleza vilipendiada y corroída por el egoísmo humano. Por eso canta al colibrí de vuelo grácil mientras contempla los árboles rotos, grises, escuálidos…

    Los poemas están estructurados en siete grupos, ordenados bajo la palabra luciérnagas: Luciérnagas del universo, de tiempo, de muerte, de dolor, de amor, lectoras y de mujeres. Todo el conjunto expresa ese minúsculo estallido de luz en la oscuridad, ese rayito intermitente bañando con su luminiscencia en el paisaje ciego de la noche.

    Los versos de Carolina fluyen con absoluta libertad, sin las cadenas de la rima y la métrica. Esa liberación le permite acercarse a la realidad cotidiana sin la necesidad de pintarla de boatos imposibles. Quizá por eso en su poesía nos asalta la sencillez de los momentos corrientes y cotidianos, del tiempo familiar, de las realidades más habituales. Acercarse a estos poemas es arrimar el alma a la naturaleza, dejar que resuenen en ella los gritos de protesta contra la injusticia y, sobre todo, dejase atrapar por la naturalidad y sencillez de la palabra de Carolina.

    Nicolás Puente.

    INTRODUCCIÓN

    Intermitencias humanas es un conjunto de poemas que ha sido escrito desde una mirada espiritualmente cotidiana, con una sensibilidad hacia la reflexión de este mundo líquido contemporáneo que se nos va de las manos, robándonos el alma, la identidad y el verdadero sentido de la existencia, en contraste con las vivencias del ser, que en su devenir por esta vida y su compleja existencia, ha marcado su historia, sus tiempos, sus encuentros y desencuentros, con sus dolores, alegrías, depresiones, enojos, angustias, amores, desamores, muertes, reconstrucciones y mutaciones en un camino de claroscuros; en donde el aprendizaje constante juega un papel importante para saltar y mutar a nuevos y mejores mundos, deconstruyendo con empatía una armonía entre los seres humanos, la naturaleza y el cosmos, desde una perspectiva de una poesía social, entendiendo la otredad, el lenguaje inclusivo, la equidad de género, la conciencia social y el amor como eje rector de la humanidad y hacia su plenitud.

    En ellas se pone cara a cara, la vulnerabilidad y la frgilidad humana, resaltando el sentido poético, pero también las fases sensibles, bondadosas, sublimes y amorosas de los procesos de transformaciones y aprendizaje que vivimos a través de esta vida; inherentes a todo ser humano. Estas construcciones tienen como propósito poner en la mesa de la conciencia una gota de esperanza hacia un mundo mejor, sin armas físicas, y la palabra como concientizadora de la belleza de la humanidad y del verdadero sentido de la existencia, el amor.

    Está conformado por doscientos poemas en siete apartados, divididos por temáticas, denominados estos segmentos con el nombre de luciérnagas, como metáfora o analogía, aludiendo a estos maravillosos seres por emitir esa luz intermitente, para la cual requieren de la oscuridad, mostrando así su estado armonioso de vida, en busca del amor; pero, sobre todo, porque viven, como nosotros, un proceso tardío

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