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El Fantasma: El Sumo Sacrificio
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El Fantasma: El Sumo Sacrificio
Libro electrónico111 páginas1 hora

El Fantasma: El Sumo Sacrificio

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Un amor ms all del tiempo, el espacio, el infinito y la eternidad. Esta es una historia mgica, romntica, potica y mstica, de corazones sedientos por conocer el amor, de labios sedientos por un beso, de esperanza y espera. Una historia trgica, de dolor y desolacin. Te cautivar el corazn. Una historia donde el poderoso aplasta al dbil. Aqu encontrars un mensaje fuerte y profundo de rectitud y amor. Una historia donde se realiza el ptimo sacrificio por amor. Narrada magistralmente y matizada de romanticismo y poesa. Debo enfatizar que, esta es una historia potica, llena de magia y majestad. En esta historia, vers que para el amor no hay fronteras, y va ms all del tiempo, el espacio, el infinito y la eternidad.

IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 feb 2018
ISBN9781506524030
El Fantasma: El Sumo Sacrificio
Autor

Ramón G. Guillén

Ramón G. Guillén. Mexicano con nacionalidad estadounidense. Escritor, filósofo, poeta, compositor de canciones y poesía, amante a la pintura, música y canto. Escritor de varios libros. Cuando no está sentado al piano componiendo música, disfruta trabajando en el jardín de su casa, o en su escritorio dándole los últimos toques a los libros que está por publicar. Actualmente trabaja en su siguiente libro: “Un Amor Entre la Gloria y el Purgatorio”

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    El Fantasma - Ramón G. Guillén

    Copyright © 2018 por Ramón G. Guillén.

    Diseño de la portada por SelfPubBookCovers.com/Lori

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2018901736

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-5065-2405-4

       Tapa Blanda   978-1-5065-2404-7

       Libro Electrónico   978-1-5065-2403-0

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 09/02/2018

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    774032

    ÍNDICE

    Prólogo

    Capítulo 1 El Escape Del Colegio

    Capítulo 2 Magdalena

    Capítulo 3 Valeria

    Capítulo 4 El Fantasma

    Carmelo

    Alondra

    PRÓLOGO

    E l fantasma, una historia de amor mística, romántica, seductora y hechizante. Aquí la escritura de Ramón G. Guillén, como siempre, está matizada de romanticismo, poesía, mensaje, esperanza y amor, llena de filosofía y misticismo, narrada magistralmente. Juventud divino tesoro, ya lo dijo el poeta, y Ramón G. Guillén, no lo hace recordar en estas bellas palabras matizadas bellamente de romanticismo y poesía. Este libro te llevará a tus años de estudiante. Te hará recordar tu primer amor. Una historia que te cautivará el corazón. Aunque el Fantasma es el evento principal de la historia; no es más que una pequeña parte mágica, mística y extraordinaria de la culmine de la historia. Te cautivará y te robarán el corazón la historia de los estudiantes al escaparse del colegio, la historia de Magdalena, de Valeria y Carmelo. Espero, amigo, amiga, que cuando leas este libro, también sientas y te lleguen las palabras matizadas de romanticismo y poesía que ha usado el escritor bellamente para narrar su historia.

    CAPÍTULO 1

    EL ESCAPE DEL COLEGIO

    G erardo e Ignacio se asomaron por la ventana y divisaron a Valeria concentrada a lo que escribía la maestra en la pizarra. Ignacio tocó el cristal de la ventana y Ofelia, prima de Valeria, volteó el rostro al escuchar el sonido, Ignacio le mostró el nombre de Valeria escrito en un papel y Ofelia entendió que buscaban a Valeria. Los estudiantes se cuchichearon al oído hasta que el mensaje llegó a Valeria. Ella leyó el mensaje que decía: Mira la ventana. Miró hacia la ventana, y miró a Gerardo llamándole con la mano, ella hizo un ademán con la cabeza diciendo no, pero, Gerardo insistió.

    Luego, Valeria alzando la mano, interrumpe a la maestra:

    —Perdón, maestra, podría ir al baño.

    —Sí. Valeria, ve.

    Valeria tomó su bolso y salió del aula de clases. Una vez que llegó a ellos, les pregunta:

    —¿Qué quieren? ¡Qué no ven que estoy en clase!

    —Nos vamos a escapar del colegio por hoy. ¿Quieres venir con nosotros? —le pregunta Gerardo.

    —¡Estás loco!… Sí nos agarran nos expulsan.

    —Tú sabes Valeria que a nosotros jamás nos expulsarían. Pues pertenecemos a la más alta y culta sociedad de este reino, somos estudiantes de alcurnia. Y con las donaciones tan altas que dan nuestras familias, jamás este colegio se expondría a perderlas —dijo Gerardo con un toque de superioridad.

    Gerardo era muy inteligente, pero sus calificaciones eran no muy altas porque siempre se la pasaba en distracciones y fiestas, y era muy mujeriego. Tenía el vigor y el esplendor de la juventud, y como un potro salvaje que galopa a rienda suelta por el campo; quería experimentar de todo.

    Luego Valeria dirigiéndose a Ignacio, le dice:

    —Y tú Ignacio, que sigues a este vago de Gerardo.

    —Vamos, Valeria, que no te vas a arrepentir, además, necesitas distraerte un poco, siempre estás metida en los libros, siempre estás estudiando —dice Ignacio.

    —Ya nos está esperando un carruaje a la salida con su chofer para llevarnos a donde nosotros queramos ir —dice Gerardo.

    —¿Y a dónde vamos a ir? —Pregunta Valeria.

    —No sé…, podemos ir al club, y luego te llevamos al lago a ver los cisnes —dice Gerardo.

    —Eso de ir a ver los cisnes me agrada —dice Valeria.

    —No se hable más, entonces vayamos al club y de allí a ver los cisnes —dice Ignacio.

    —Bien —dice Valeria.

    —Entonces síganme —dice Gerardo.

    Y Valeria e Ignacio siguen a Gerardo y entran entre las flores del jardín, luego entran entre unos matorrales tupidos y encuentran una puerta en una pared cubierta por la hierba, Gerardo la abre, salen y entran de vuelta a un macizo de carrizos, luego salen de entre los carrizos y divisan la carroza que los espera. Suben a la carroza y el chofer pregunta:

    —¿A dónde, mi señor?

    —Al club, Bruno —le dice Gerardo.

    Luego Ignacio se dirige a Gerardo, y le dice:

    —Quería decirte, primo, que yo te admiro mucho, admiro tu experiencia de la vida y como te desenvuelves dentro de la sociedad, y especialmente con las mujeres.

    —No lo admires tanto, Ignacio, que esa es su perdición. Mira que en el estudio no da una, por su vagancia.

    —Hasta ahorita no he reprobado ninguna materia, primita. Claro que no tengo los grados altos que tú tienes porque eres una mujer aburrida, nomás te la pasas entre los libros.

    —Eso de que estudie duro para tener buenas calificaciones y pasar mis materias no significa de que yo sea una mujer aburrida.

    Luego Ignacio dice mientras se les junta una carroza:

    —¿No es esa la carrosa de tu papá, primo?

    Gerardo se asoma y ve el rostro de su papá que también se vuelve a observar la carroza que va a su lado. Gerardo rápidamente oculta el rostro y palideciendo, exclama:

    —¡Sí, es! ¡Ocúltense, que no nos vean!

    Y Valeria ocultándose y riendo a carcajadas, dice:

    —¡Cobardes, no que muy hombres y de mucho mundo!

    —Si mi padre me descubre, prima, me quita el dinero que me da cada mes. Y, después, ¿qué hago? —dice Gerardo.

    —Trabajar, a ver sí así se hacen hombres responsables —dice Valeria.

    —¡Ah!, esa palabra todavía no está en mi diccionario —dice Gerardo.

    —Yo sí soy responsable, Valeria, mis calificaciones son altas —dice Ignacio.

    —Yo sé, Ignacio, lo digo por Gerardo.

    —Está bien, prima, ya no me quieras tanto —replica Gerardo.

    Después de un rato, dice Gerardo:

    —Ya llegamos —mientras la carroza entra al club por un camino que tiene hermoso jardín de flores a cada lado del camino.

    —Ya llegamos, mi señor —dice el chofer. Se baja de la carroza y abre la puerta para que salgan. Valeria baja al último, Gerardo le extiende la mano para que se apoye al bajar. El chofer cierra la puerta de la carroza y se dirige a estacionarla.

    Mientras caminan hacia la finca, le llegan los olores de la cocina a Valeria, y dice:

    —Primero vamos a comer, ya tengo hambre.

    —Yo también tengo hambre —dice Ignacio.

    —Bien, vamos a comer —dice también Gerardo.

    Llegan al comedor y un mozo dice:

    —Bienvenidos, mis señores, mi señora, por favor síganme, ¿les parece bien esta mesa?

    —Sí. Esta mesa está bien, gracias —dice Valeria y se sientan—. De aquí se ven hermosos los jardines, murmuró ella.

    Después de un momento, llega el mozo con el pan recién orneado y con una jarra de cristal llena de agua, una vez que sirve el agua, pregunta:

    —¿Qué desean tomar, mis señores, mi señora?

    —Yo voy a tomar el té —dice Valeria.

    —Yo vino —dice Gerardo.

    —¿No es muy temprano para que tomes vino? —dice Valeria.

    —Sí. Mamá —dice Gerardo.

    —Yo vino también —dice Ignacio viendo la mirada de desaprobación de Valeria.

    Se retira el mozo y Valeria dirigiéndose a Ignacio, dice:

    —Si: bajan tus calificaciones por andar con Gerardo; te voy a dar un jalón de orejas, Ignacio.

    —Ya, Valeria, no seas tan dramática. Ignacio es un buen estudiante.

    —Sí, Valeria, no te preocupes, yo tengo buenas calificaciones.

    —Bien. Ahorita vengo, voy al tocador —dice Valeria y se retira.

    —Valeria tiene razón, Ignacio, si bajan tus calificaciones, ya no vas a andar conmigo —dice Gerardo.

    —Claro que no van a bajar. Y voy a estudiar más duro para que no bajen. Pues quiero ser como tú, primo, saber cómo desenvolverme en cualquier lugar que esté, y que

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