Adrián en el País de los Sueños

Por Daniel Galán

Adrián es un niño de ocho años que al perder su último de leche, lo pone debajo de su almohada para que el ratoncito Pérez venga a por él, pero en su lugar aparece Bartolín, un silfo que vive en el mundo invisible de los sueños.
Adrián tiene una fantasía desbordante y una amiga, Tania; con la cual va al cine con ella, da paseos por el parque y comen helados juntos, pero un día, su amiga, que sufre una afección cardíaca, ha de ser intervenida.
Bartolín recoge el último diente de leche de Adrián y junto a los otro siete, se los lleva al hada Fantasía, pero aparte de eso, el niño ha de formular un deseo noble para que la bruja Melancolía acabe con la maldición que les ha echado a los silfos.
El noble deseo de Adrián, es que su amiga Tania, se recupere y no se muera. Al realizar su deseo, se ve inmerso en el mundo fantástico de los sueños junto al hada Fantasía, la cual le dice que para acabar con la maldición ha de ir él mismo a ver la bruja Melancolía y liberar a Bartolín, atrapado en el Valle de las Sombras por la malvada bruja.
Antes de llegar a dicho valle, ha de atravesar el Bosque de las Pesadillas, donde se encontrará con un viejo y sabio sauce y dos Trasgos revoltosos que le proponen un acertijo que ha de resolver, para poder liberar a su amigo Bartolín.

• Idioma: Español
• Editorial: Daniel Galán
• Fecha de lanzamiento: 1 may 2020

Daniel Galán

Daniel Galán nace un lunes de Diciembre de 1957 en San Sebastián (Guipúzcoa) en el seno de una humilde, pero respetable familia de clase trabajadora. A la edad de dos años es trasladado a Madrid, donde realiza sus estudios de Bachiller. Su afición al estudio y al ansia de asimilar nuevas ideas, le llevan al Conservatorio donde cursa estudios de interpretación, así como dirección artística y guionista.Trabaja como actor en los mejores teatros de Madrid y de media España. Realiza varias películas y con su peculiar voz interviene también en algunos seriales radiofónicos.Desde su juventud muestra rebeldía ante la vida por la verdad y la justicia, quedando reflejado en sus escritos.Es persona de pensamiento amplio, tolerante y con un gran sentido del humor, dispuesto siempre a vivir una existencia sencilla, mientras ésta pueda ser libre.

Vista previa del libro

"Adrián,

en el país de los sueños"

Daniel Galán

Título: Adrián, en el País de los sueños

Autor: Daniel Galán

Depósito Legal: M-006578/2004

Nº de Registro: 006839/2004

Editado por:

En una gran ciudad, no importa cual. El sol brillaba en lo más alto del cielo y mientras se iba deslizando muy lentamente hacia ese mortecino letargo del ocaso, para ser engullido por las sombras de la noche; en los tejados de las casas, un gato saltaba por ellos, hasta llegar a colocarse en el borde de uno.

Desde la cornisa del mismo, miró curioso hacia abajo.

La gente iba y venía por las calles, de un lado para otro. En medio de aquel deambular y arropado por la multitud, caminaba Adrián.

Adrián era un niño que tenía siete años de edad, unos grandes ojos de color avellana y un pelo castaño claro, con preciosos reflejos de color miel.

Era dueño también, de una fantasía desbordante.

Conforme iba andando, se distraía con las cosas más cotidianas que se cruzaban a su paso. Cualquier detalle de un escaparate o de la misma calle, despertaba su atención.

Un puñado de palomas revoloteaba y comía las migas de pan que una simpática anciana, les había echado en el suelo.

Adrián cruzó corriendo por en medio de ellas. Estas, a su paso, se desparramaron en un alegre revoleteo hacia el cielo.

Más allá, un hombre vendía juguetes mecánicos, expuestos en una pequeña manta estirada sobre el suelo de la amplia acera.

Adrián se detuvo un instante a contemplarlos. Sus pequeños ojos, llenos de viva curiosidad, miraron al vendedor. Este le invitó con un ademán de cabeza a coger uno.

El niño lo tomó entre sus manos y después de observarlo con ingenua admiración, se lo devolvió al simpático vendedor con toda naturalidad, agradeciéndole el detalle.

-Gracias, señor. Ha sido usted muy amable.

-De nada, hombre...- sonrió el vendedor.

Adrián prosiguió su marcha, seguido por la mirada del hombre que dejó escapar una perpleja exclamación.

-¡Vaya, que niño más educado!

El pequeño, cuya cara reflejaba felicidad, se perdió entre la muchedumbre que deambulaba sin cesar de acá para allá, tapando casi, su pequeña figura.

Frente al escaparate de una tienda de fotos, estaba Adrián mirando los retratos que se exhibían de muchas parejas de novios.

El muchacho se quedó mirando fijamente a una de ellas. La que más le gustaba y la que más parecía identificarse con él.

De pronto, el novio de la fotografía se convirtió en él mismo y a su lado, tan radiante como él, la novia se transformó en una preciosa niña con ojos de color esmeralda y pelo rubio como el trigo.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, mientras embelesado, miraba a aquella linda muchachita. Tania, su amiga y vecina del barrio.

El constante ruido de la calle y el bocinazo ocasionado por algún conductor nervioso, le hicieron volver de nuevo a la realidad.

El niño, al darse cuenta de que todo había sido producto de su imaginación, se alejó del escaparate siguiendo su camino por las diferentes y a la vez variopintas calles de la ciudad, mezclándose entre el bullicio de las mismas.

Poco a poco, fue alejándose de ellas hasta llegar a un tranquilo barrio de casitas bajas.

Adrián llegó hasta una de ellas y antes de cruzar el pequeño jardín, la puerta de la misma se abrió, dando paso a una pareja de aspecto joven y cuya modesta elegancia con la cual vestían, se adivinaba que iban a alguna fiesta o acontecimiento social.

El hombre, llamado Enrique, le