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Las Viudas De Mi Padre
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Libro electrónico165 páginas2 horas

Las Viudas De Mi Padre

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Información de este libro electrónico

Nunca te imaginarias que para poder ser feliz tendra que morir el que hasta hoy sera tu esposo! Que para ser amada primero tendrs que ser humillada y tu mejor arma ser el amor mismo.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento10 mar 2017
ISBN9781506519395
Las Viudas De Mi Padre
Autor

Jorge Martínez

Jorge Luis Martínez, Octubre 12 1974, nacido en Uruapán Michoacán México. Inició sus estudios primarios en su pueblo natal y los concluye en la ciudad de Uruapán. Posteriormente regresa a su pueblo con su familia y sigue la vida de campo como sus padres, ya siendo joven siente la necesidad de retomar sus estudios y lo hace mediante la escuela abierta para adultos. Terminados los estudios surge la inquietud a la vida consagrada y decide ingresar al seminario. Pasa algunos años en la ciudad de Querétaro Qro. y otros en Morelia Mich. No se siente realizado dentro de la vida consagrada y opta por salirse y hacer su vida como cualquier persona. Emigra a los estados Unidos donde se le han abierto las puertas y ver que los sueños no son solo sueños y que si se pueden llegar a realizar.

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    Las Viudas De Mi Padre - Jorge Martínez

    Copyright © 2017 por Jorge Martínez.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2017903762

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-5065-1930-2

       Tapa Blanda   978-1-5065-1929-6

       Libro Electrónico   978-1-5065-1939-5

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 10/03/2017

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    758274

    Anabella Villarreal. Excelente madre y esposa; llena de cualidades. Sabe tener las palabras adecuadas para cada circunstancia que se le presente; querida y respetada por aquellos que la rodean.

    Isabella Fernández. De familia de abolengo. Su belleza atrae la mirada de quienes la ven, sabe sacarle partido a sus encantos de mujer; pero es un tanto desequilibrada emocionalmente por los malos consejos de su padre.

    Sofía Sánchez. De origen humilde, llena de muchas virtudes tanto humanas como cristianas; de gran caridad para quien la necesita. Estudió enfermería y no solo alivia los cuerpos, sino también las almas llenas de dolor. Su sueño es salir del brazo de su amado padre, vestida blanco y llegar hasta el altar para casarse con el gran amor de su vida, Oswaldo Villareal.

    Oswaldo Villareal. Hombre muy entregado a las labores del campo, pero con un carácter fuerte. Humilla y a su hermano menor ante los demás.

    Xavier Villareal. Joven de carácter noble, vive agobiado por los malos recuerdos de su infancia, provocados por los maltratos su padre y hermano mayor.

    Rafael Villarreal. Hombre misterioso, rodeado de preguntas sin respuestas para su esposa e hijos. Anda por la vida, con una fila de asuntos a la espera de ser resueltos.

    LAS VIUDAS DE MI PADRE

    En algún rincón del pueblo de

    Pátzcuaro Michoacán…

    - ¡Gracias a Dios ya es fin de semana y podré descansar un poco! Estos días pasados las guardias han estado demasiado pesadas; pero no importa el cansancio, soy feliz al ver a mis enfermitos sonreír- expresó Sofía en voz alta. Hablar sola es una de sus manías

    Carolina llegó y contempló a su amiga: -¡Sofía, Sofía!-

    -Caro, ¿cómo estás? Pensé en pasar a tu casa por la tarde, pero que bueno que te veo, te invito a tomar un helado-

    ¡Con todo gusto acepto amiga!- respondió Carolina -con este calor que hace no me caería nada mal, quiero uno de limón-.

    -¡Pues vamos!, ¡Yo quiero una doble!- ¡Por ella que con este calor quiero uno doble!- dijo Sofía.

    Cuéntame Sofía, ¿Cómo has estado? Tengo varios días sin verte. Ahora te la pasas con los enfermos en el hospital y cuando llegas a casa, ya te esperan otros tantos. Hasta pareces tú la doctora del pueblo- le cuestionó Carolina a su amiga,-pero nuestra gente te tiene más fe a ti que al hospital. Me siento orgullosa de ese espíritu de servicio que tienes con la gente. ¿Sabes? Me siento muy dichosa de ser tu amiga, aunque yo sea una india purépecha que espero nunca te avergüences de mí- dijo.

    -¡No digas eso Caro! Tú eres muy inteligente también y lo sabes, solo que un poco cabeza dura- le respondió Sofía a su amiga-. Recuerda que yo también soy orgullosamente purépecha, india como nos llaman la gente menospreciando nuestra raza.

    -¡Ay amiga qué bonito hablas! Deberías ser diputada o hasta nuestra primera mujer presidente-. Le sugirió Carolina a Sofía.

    -¡Ay amiga qué cosas dices!- Exclamó Sofía en medio de una carcajada. -Para que lo sepas a mí sí me gusta trabajar y no nada más ir a calentar con mis nalgas los curules. Soy pobre, pero honrada y no me robaré el dinero de mi pueblo- siguió.

    -Me siento feliz, realizada con mi labor; el hecho de poder ayudar a mis semejantes me hace sentir algo tan bonito que ni yo misma sé explicar-.

    -Tus padres han estar súper orgullosos de ti- le dijo Carolina.

    Sí amiga, mis padres son lo mejor que tengo, pero me siento mal conmigo misma, Oswaldo me pidió ser su esposa, y yo estoy muy enamorada de él- le confesó Sofía a su amiga.

    Carolina sorprendida le dijo: -¡Amiga muchas felicidades! Aunque para ser sincera no me agradaría que te fueras del pueblo, de nuestro Pátzcuaro que tanto amamos, tampoco me gustaría que sufrieras por culpa de él. Ya sé que no te gusta que hable de él, pero ya sabés lo que pienso, hay algo en él, que siento que algo oculta-.

    -¿Ya vas a empezar con lo mismo Caro?- ¡Lo mismo dijiste de mis otros novios y a la mera hora resultó ser que no tenías la razón, que solo fueron figuraciones tuyas!-.

    -Ya lo sé Sofía, pero con éste es muy diferente, hay algo en su mirar, en su actuar, siempre tan sospechoso. Dime, ¿por qué no te ha presentado a su familia?

    -¿Cómo quieres que me la presente Caro? Ellos están en los Estados Unidos-.

    -Bueno pero de menos en foto. Estoy segura que si le pides que te enseñe una foto de su familia, te dirá que no les gustan las fotografías- le decía Carolina a su amiga.

    -¡Ay amiga hasta pareces adivina! Eso fue lo que me respondió cuando le pedí que me mostrara una fotografía de su familia-. Le respondió Sofía.

    -¿Lo ves? Algo te oculta-.

    -Pues no lo sé Caro, lo único que sé es que estoy muy enamorada-

    -¡Enamorada es poco! Te trae cacheteando las banquetas por todito Pátzcuaro. No cabe duda que el amor ataranta-.

    page1DanielPonce.jpg

    Fotografía por Daniel Ponce

    -Ya te veré cuando llegue tu príncipe azul, verás lo maravilloso que se siente estar enamorada. Será mejor que ya nos vayamos. Oswaldo que me dijo que hoy llegaría y me comentó que quería hablar de algo muy serio conmigo- dijo Sofía.

    -¡Uy amiga! Se me hace que este arroz ya se coció y muy pronto dejarás esta ciudad para convertirte en la señora Villareal- comentó Carolina. -¿Qué te pasa? ¿Porque volteas para todos lados? ¡Tranquila amiga ya pronto verás a tu flamante esposo venir por estas bellas calles de Pátzcuaro!-.

    -No, no es eso, sino que ya tengo días que presiento como si alguien me estuviera vigilando- refirió Sofía.

    -Pues no creo que la muerte, te veo muy llena de vida- le respondió Caro.

    -¡No digas tonterías Carolina! Mejor ya vámonos que se hace tarde. Han de ser alucinaciones mías. Debe ser por lo nerviosa de volver a ver a Oswaldo.

    -¡¿Oswaldo mi amor, no pensé que ya estuvieras aquí, pensé que llegarías hasta más tarde?!- le dijo Sofía con cara de asombro.

    -La verdad no resistía estar tanto tiempo sin verte, así que tomé el primer vuelo disponible y aquí me tienes como te lo había prometido. Y ahora que ya están todos reunidos quiero pedir formalmente tu mano. Quiero casarme mañana mismo contigo si es necesario-, le dijo Oswaldo, mientras la veía a los ojos.

    -¿Mañana mismo?- Sofía se queda estática ante tal proposición. -¿Pero porque tan pronto, quiero decir porque así tan deprisa?-.

    -Lo que sucede es que tengo algunos asuntos que atender en mi rancho y no me debo demorar mucho, por eso insisto en que la boda se realice lo más pronto posible. Quiero hablar con tu padre en este momento. ¡Sofía, quiero hablar con tu padre para pedir tu mano!-

    Sofía se queda sorprendida ante las palabras de Oswaldo

    -Está bien Oswaldo, te llevaré con mi padre para que hables con él. ¡Gracias mi amor por darle ese lugar a mis padres!-

    -También quiero que después de que hable yo con tú padre pases tú también y me den alguna respuesta favorable- le dijo Oswaldo.

    -Ten presente también que si tus padres aceptan darte en matrimonio debes dejar tu país; de los documentos no te preocupes eso ya lo tengo todo resuelto-.

    Tiempo más tarde.

    -Ya está todo resuelto Oswaldo, nos casaremos cuando tú lo dispongas. Mis padres sabían que tarde o temprano ocurriría esto, aunque yo sé que por dentro su corazón está destrozado. Ellos se imaginaban que me quedaría en este pueblo que me vio nacer, pero ellos ya hicieron su vida, ahora toca hacer la mía. ¡Oswaldo estoy tan emocionada! ¡Dios santo tengo que invitar a tanta gente y solo me quedan unas cuantas horas- le dijo Sofía!

    -¡No!- dijo enérgicamente Oswaldo. -Prefiero que solo sea algo muy sencillo, con unos cuantos invitados; y ya tenemos el tiempo encima. Sofía no quiero que pienses en otras cosa que no sea tú y yo. Espero no te moleste-.

    -Está bien mi amor, se hará como tú lo dispongas- le respondió resignada Sofía.

    -Entonces dejame ir al juzgado y a arreglar todo para mañana, no quiero dejar pasar ni un día más. Toma este dinero y te compras el vestido más hermoso de todo Pátzcuaro para nuestra boda. Entonces me retiro y te llamo más tarde- comentó Oswaldo.

    ¡Caro, me caso, me caso! ¡Pero me caso mañana mismo amiga!- exclamó Sofía.

    ¡Dios santo! ¿Te comiste la torta antes del recreo?- Cuestionó Carolina.

    -No seas tonta, ¿Cómo crees eso?- le respondió Sofía- Lo que pasa es que Oswaldo tiene unos asuntos urgentes que atender- Pero te llamé porque quiero me acompañes a buscar el vestido de novia, aunque la boda solo será por el civil. Oswaldo quiere que vaya muy bien vestida, y me dio suficiente dinero para comprar el vestido que yo quiera.

    -¡Pues qué esperas amiga! -Vente corriendo que ya es muy tarde. Aunque a decir verdad me hubiera gustado que tu boda fuera nuestro estilo, con nuestras costumbres. Salir de la mano de tu padre, acompañada de nuestra música de banda, con nuestras marías bailando por las calles del pueblo y que la fiesta sea ocho días. Pero si tu decisión es casarse lo más rápido posible no me queda otra cosa más que apoyarte amiga, así que vámonos que ya es muy tarde-, le sugirió Carolina.

    Al día siguiente Sofía y Oswaldo se casaron; todo era dicha para ella, no tenía palabras para expresar la emoción que estaba viviendo en esos instantes. Pero muy poco le duraría aquella felicidad ya que…

    -¡Sofía mi amor!- gritó Oswaldo

    -¿Qué pasa Oswaldo por qué tienes esa cara, acaso no te da gusto que ahora ya sea tu esposa?- le respondió Sofía.

    -¿No es eso Sofía, sino que llamaron de mi casa y debo regresar lo más pronto posible, no sé qué negocios andan mal y que requieren mi presencia- Sé que es nuestra boda, que debe ser el día más feliz para nosotros, pero por otra parte están nuestros negocios, ya que de ahora en adelante ya no solo pensaré en mi futuro sino en el de los dos-

    -Por eso te suplico

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