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Reyerta de Lobas: Relatos Sexuales, #3
Reyerta de Lobas: Relatos Sexuales, #3
Reyerta de Lobas: Relatos Sexuales, #3
Libro electrónico283 páginas3 horas

Reyerta de Lobas: Relatos Sexuales, #3

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SINOPSIS

Les doy la bienvenida a nuestros queridos lectores que disfrutan de la literatura erótica. Por favor, pónganse cómodos en la intimidad de su alma y dispónganse a disfrutar dos pequeños relatos de ficción, que se desarrollan durante, antes y después de la pandemia. Cada una de las historias relata la vida de personas comunes y corrientes, que disfrutan del sexo casual y tradicional. No obstante, también disfrutan del sexo perverso y extremadamente inapropiado. Podría decirse que el erotismo es la esencia narrativa de la novela. Pero… también podría decirse que el erotismo, queda sobrepasado por la ficción y lo grotesco de las relaciones humanas.

Pero no teman, no son relatos complicados ni pretenciosos, son bastante relajados y llevaderos, mi único interés es entretenerlos y desinhibirlos. Espero que lo disfruten en compañía o en su soledad. Después de todo... el sexo solo es una parte de nuestras vidas. No debe serlo todo ni debe ser tan complicado.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 ene 2023
ISBN9798215064443
Reyerta de Lobas: Relatos Sexuales, #3

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    Reyerta de Lobas - Atorrante Sandór Piña

    REYERTA DE LOBAS

    Relatos Sexuales

    Vol+3

    Datos Generales

    Título: Reyerta de lobas

    Subtítulo: Relatos Sexuales / Vol+3

    Autor: Mikel Sandór Piña

    Ilustrado por: E. H. D

    Primera edición: Invierno de 2022

    D. R. © Mikel Sandór Piña.

    Correo de contacto: mikelsanpina1886@gmail.com

    Facebook: Mikel Sandor Piña

    ÍNDICE

    Primera Parte

    Pecado Ancestral

    Capítulo 1

    Ojos luminosos

    Capítulo 2

    Venus

    Capítulo 3

    Una dama sin pudor

    Capítulo 4

    Sexy y Maternal

    Capítulo 5

    Demasiado Joven

    Capítulo 6

    Tu primera vez

    Capítulo 7

    El Porvenir

    Capítulo 8

    Pecado Ancestral

    Segunda Parte

    Blasfemia Sexual

    10 Años Después

    La Llegada De Las Salvajes

    Tres años después

    Reyerta de Lobas.

    Primera Parte

    Pecado Ancestral

    Capítulo 1

    Ojos luminosos

    —¿QUÉ VA A PASAR CONMIGO? —pregunto Lukas con un dejo de temor.

    —Por ahora, no hablemos de eso —respondió su tía —, ya habrá tiempo para conversarlo, te lo prometo.

    —Por favor, dime la verdad —insistió mientras apretaba sus pequeños puños y clavaba su melancólica mirada en el piso —. Solo dímelo, te lo ruego.

    —Tendrás que ir a vivir con tu padre —le hizo saber y el pequeño Lukas languideció.

    —No entiendo —Lukas se mostró más que confundido —. Pensé que me quedaría a vivir contigo, ¿acaso mi padre tuvo algo que ver con tu decisión? Porque si fue así, yo podría hablar con él.

    —A tu padre no le habría importado que yo te siguiera cuidando —le informo —Debes de saber que fui yo quien tomó la decisión de dejarte ir.

    —¿Por qué? —pregunto con enfado —¿Qué hice mal? —la miro con desesperación.

    —No has hecho nada malo —le respondió de inmediato.

    —Si no hice nada malo. ¿Por qué tomas una decisión tan cruel?

    —No es mi intención hacerte daño, pero debes comprender, que apenas si puedo cuidar de mí —finalmente fue honesta con él —. No estoy nada bien, y quizás nunca lo volveré a estar.

    —Llevas meses sin beber —Lukas le dijo con desesperación —. Yo creo que has mejorado —en verdad, quería creerlo.

    —Si realmente hubiese mejorado, no estaría pensando en beber todo el maldito tiempo —refuto —. Ahora mismo, en lo único que pienso es en beber un buen trago de brandi.

    —Yo creí que eras feliz —Lukas no pudo ocultar su decepción —, y debo decirte que mi mamá también lo creía.

    —Lo intente, créeme que lo intente —al decirlo las lágrimas le brotaban —. Entiendo que soy una decepción, para ti y mi difunta hermana.

    —¡No lo eres! —Lukas dijo muy seguro de sí —. Eres mi tía preferida y mi madre te quería mucho. Estoy convencido de que jamás te considero una triste decepción.

    —Gracias por decirlo —su voz se escuchaba mucho más frágil.

    —Por favor, déjame quedarme —insistió —, verás que todo seguirá funcionando como hasta ahora. Nada tiene que cambiar —Lukas estaba desesperado.

    —Lukas... lamento decírtelo, pero su muerte lo ha cambiado todo —sus palabras eran sepulcrales —. Ahora que ella ya no está, nada volverá hacer igual para nosotros.

    —No te rindas —le suplico —. Podemos volver a comenzar —su voz comenzaba a desgarrarse —. No tienes qué volver a beber —al decírselo su rostro se entumeció —. Estaremos bien, te lo prometo.

    —Esperaba no tener que decirte nada de esto, pero creo que no tengo otra opción —en ese momento hizo una pausa más que necesaria —. Antes de que ella empeorara, yo comencé a beber y después de que falleció volví a drogarme.

    —No es verdad —Lukas intentaba negar la realidad —. Si hubieses bebido o si te hubieses drogado todos lo habríamos notado en el funeral. Especialmente, yo. No es posible —se negaba a creerlo.

    —Mi nivel de resistencia al alcohol, es tan alto que tendría que beber una enorme cantidad, para perder el control —le hizo saber y sintió una enorme vergüenza —, y ni hablar de las malditas drogas, mi resistencia es mucho mayor.

    —¿Eso qué diablos significa? —se mostró muy enfadado.

    —Significa que soy una alcohólica empedernida —respondió —, y una drogadicta feroz con una alta resistencia. Soy la persona menos indicada, para cuidar de alguien. Es debido a ello que le pedí ayuda a tu padre.

    —¡Mi padre es la persona menos indicada para cuidar de mí! —Lukas refuto con enojo —. Llevo años sin verlo, y ni siquiera se ha molestado en hacerme una simple llamada telefónica. Es muy evidente que nunca le he importado.

    —Sé que no ganara un premio como el mejor padre del año—dijo lo obvio —. Pero cuando le pregunte, ¿qué si podías ir a vivir con él? No dudó en aceptar.

    —¡Yo no quiero ir! —reitero con determinación —. ¡Me quiero quedar contigo! —insistió —. No quiero ir a ningún lado. Por favor, no me obligues.

    —Te pido que intentes comprender la difícil situación a la que me enfrento —más que una petición se escuchaba como una súplica —. Dame tiempo de mejorar.

    —Y si mejoras, ¿podré volver a tu lado? —pregunto como un niño desamparado.

    —Cuando mejore, te prometo podrás volver —más que una promesa se escuchaba como un juramento —. Solo dame tiempo —reitero.

    —Está bien —Lukas intentaba hacerse a la idea.

    —Estoy segura de que te la pasaras muy bien —su tía intentaba animarlo —. Tu padre tiene una hermosa casa, o al menos es lo que recuerdo. También tiene una pintoresca cabaña, para los días de campo, está en Durango, te va a encantar. 

    —No me interesa ni su casa, ni su dinero, ni su estúpida cabaña —dijo con determinación —. Solamente me interesa regresar a tu lado, lo antes posible.

    —Prometo que así será —en ese momento su tía abrazo a Lukas y de manera inevitable los dos derramaron un par de lágrimas.

    —Te hablaré a diario —Lukas lo prometió.

    —Responderé cada una de tus llamadas y mensajes. Lo prometo.

    Días después.

    LUKAS PARTIÓ A LA CASA de su padre sin saber qué esperar. Obviamente, quería esperar lo mejor a sus 12 años, pero tenía miedo de comenzar en otro lugar. Antes de abordar el avión empezó imaginarse mil cosas y dos mil más de cómo sería su nueva vida. Su mente se echó a volar durante todo el trayecto. Cuando el avión aterrizo, Lukas se puso muy nervioso, porque finalmente vería a su padre después de tanto tiempo. No sabía cómo sentirse al respecto, por un lado, era el hombre más importante de su vida o al menos eso se suponía. Lukas no podía olvidar que el muy maldito había estado, completamente, ausente de su vida, durante sus doce años de existencia tan solo lo había visto en dos ocasiones. «Es una maldita basura», estaba furioso. «En cuanto lo vea le mostraré mi dedo medio», llego esa dura decisión. Al bajar del avión su padre no lo esperaba en el área de arribos. Envió un chofer a recogerlo como si fuese el maldito equipaje olvidado.

    —¡Maldito hijo de perra! —no pudo evitar gritarlo en voz alta, y algunas personas lo voltearon a ver, pero no le importo el qué dirán, estaba demasiado cansado para preocuparse por habladurías.

    El chofer condujo por casi una hora a lo largo de la ciudad. Lukas creyó que estaba siendo llevado a casa de su padre, pero no fue así, lo llevo a un centro comercial ubicado al sur de la ciudad.

    —Llegamos —le hizo saber.

    —¿Venimos de compras? —le pregunto con extrañeza.

    —Mi jefe me dijo que te trajera aquí —el chofer le hizo saber.

    —¿Aquí veré a mi padre? —le pregunto sin quitarle la vista de encima.

    —Eso no lo sé —el chofer respondió —, a mí me dijeron que te trajera aquí.

    —¿Qué se supone que voy a hacer aquí? —no oculto su enfado.

    —Eso tampoco lo sé —el chofer no parecía saber, absolutamente, nada.

    —Por favor, dime algo que si sepas —a sus 12 años, Lukas estaba perdiendo su escasa paciencia con un hombre de aproximadamente 40 años.

    —Debes entrar al centro comercial y dirigirte al SPA —respondió —. ¿Sabes que es un SPA? —le pregunto como si fuese un tonto.

    —Tuve madre y tengo una tía, por lo tanto, sé lo que es un maldito SPA —respondió de muy mala gana —. No entiendo, ¿por qué tengo que ir a un maldito SPA?

    —No mates al mensajero —el chofer intento tranquilizarlo —, yo solo cumplo órdenes.

    —¿Podría hablar con mi padre?

    —Ni siquiera yo puedo hablar con él —el chofer le hizo saber.

    —Está bien —Lukas intento mantener la calma, porque sabía que su padre era así —. ¿Cuándo llegue al SPA con quién se supone que debo hablar? —era la pregunta lógica.

    —Me dijeron que debes anunciarte en la recepción y que alguien saldría a recibirte —le informo —. Es todo lo que sé.

    —Gracias por traerme —Lukas estaba furioso.

    Al bajar del carro hizo lo que el chofer le dijo, se dirigió al SPA con su maleta en mano, al llegar se presentó y la recepcionista lo miro como si fuese un niño perdido.

    —¿Tu madre está dentro del SPA? —la mujer le pregunto de buena manera.

    —No —Lukas respondió de inmediato.

    —Entonces, ¿por qué estás aquí? —al preguntarle lo miro con extrañeza.

    —No tengo idea —respondió —, me dijeron que viniera.

    —¿Quién te dijo? —le cuestionó.

    En ese momento todo se complicó para Lukas a tal punto... que termino escoltado por los guardias de seguridad del centro comercial y mientras su situación se aclaraba fue retenido en el área administrativa. Al estar ahí, intento comunicarse con su tía, pero no le fue posible y como no tenía a nadie más a quien acudir se sintió, completamente, abandonado en ese maldito lugar. Los administradores del centro comercial le informaron que lo entregarían a la policía, en calidad de menor abandonado. Lukas comprendió la funesta situación en la que se encontraba, y mientras esperaba su inevitable destino como huérfano, una mujer llego por él. Lukas no tenía idea quien era ella, pero todos en el área administrativa del centro comercial parecían conocerla, especialmente los hombres que se alegraron por su singular presencia. La mujer era esbelta y muy hermosa, sin duda el sueño de cualquier canalla. Y por alguna razón todos parecían rendirse a sus pies. «¿Quién diablos es ella?», se preguntó y no le quito la vista de encima hasta que llego a su lado.

    —Ya podemos irnos —le dijo como si lo conociera de toda la vida, incluso lo ayudo con su equipaje. 

    Lukas se fue con ella, a pesar de no saber ni su nombre. Tal vez quedo un poco fascinado por su belleza y sus lindos ojos luminosos.

    —¿Cómo estuvo tu viaje? —le pregunto de manera casual.

    —Hacía mucho frío en el avión —Lukas respondió lo primero que recordó del vuelo.

    —¿Fue tu primer viaje en avión? —le pregunto mientras bajaban las escaleras eléctricas.

    —Sí —respondió sin mucho ánimo.

    —Todos los aviones son fríos —la mujer comento y enseguida cambio de tema —. Tu padre me dijo que te llamas Osvaldo, debo decirte que es un lindo nombre. Por cierto, yo me llamo...

    —No me llamo Osvaldo —refuto de inmediato.

    —Entonces, ¿cómo te llamas? —pregunto con extrañeza.

    —Me llamo Lukas —respondió.

    —¡El chofer se equivocó de niño! —la mujer se mostró sorprendida y un poco horrorizada —. ¡Qué mal!... —exclamo —. Hay que regresarte al aeropuerto antes de que te den por perdido —Lukas se asustó mucho al escuchar eso —. Ja, ja, ja, ja —la hermosa mujer comenzó a reír como desquiciada. Lukas comprendió que solo estaba bromeando —. No me veas con esa cara de pocos amigos —le dijo mientras le sonreía —. Tan solo era una pequeña broma, para romper el hielo.

    —Una cosa es romper el hielo y otra muy distinta es pulverizarlo —Lukas no oculto su enojo —. Estás un poco loca.

    —¡Vaya... con el señor enojón! —la mujer parecía divertirse.

    En ese momento Lukas quiso saber, ¿quién era la mujer con los bellos ojos luminosos?

    —¿Quién eres tú? —le pregunto con tono formal.

    —Para ser tan joven eres muy enojón —la mujer dijo con tono divertido.

    —¿Quién eres tú y dónde está mi padre? —más que una simple pregunta se escuchaba como un hostil interrogatorio — ¡Responde! —le exigió.

    —Después de ver 15 temporadas de la ley y el orden, sé que no debo responder nada sin compañía de mi abogado —ojos luminosos seguía bromeando —. Por lo tanto, ¡exijo ver a mi abogado, lo antes posible!

    —Deja de jugar y responde lo que te he preguntado —Lukas insistió.

    —Me niego a seguir en este hostil interrogatorio —tras decir eso, camino deprisa.

    Lukas observo cómo se alejaba con su contoneo de mujer, y escuchó cada paso que dio con sus zapatillas ruidosas. «Está loca», no pudo evitar pensarlo. Claro que también pensó que era la mujer más hermosa que había visto en su corta vida.

    —Sígueme —la mujer le dijo y Lukas la siguió hasta una tienda de helados —. ¿De qué sabor quieres tu helado? —ojos luminosos le preguntó de buen talante.

    —No quiero nada —respondió sin dejar de lado su tono hostil.

    —Pues... tú te lo pierdes —ella ordenó un helado de chocolate —. Sabe delicioso... pero no tanto como el de M&M`s, ese sí que es mi preferido —Lukas quedo un poco hipnotizado al verla lamer su helado —. Ya se te antojo, ¿verdad?

    —No —refuto con dureza —. Dime, ¿dónde está mi padre? —volvió a preguntarle con el mismo tono beligerante.

    —Ya te dije que no responderé ninguna pregunta sin compañía de mi abogado —al decirlo volví a sonreír. Lukas pensó que era una de las sonrisas más hermosas que hubiese visto en su vida, y por un instante sintió que olvidaba el enfado que sentía.

    —Eres la mujer más inmadura que he conocido —le reprocho —. ¿Hay algún adulto con el que pueda hablar de mis problemas?

    —Pues... hay un anciano mal humorado, ¿te gustaría hablar con él? —le pregunto con la boca llena de helado.

    —¿Dónde está? —de manera crédula le pregunto.

    —Deja terminar mi helado y enseguida te llevo con él —era lo último que Lukas quería escuchar. No obstante, fue muy paciente esperando a que la bella mujer terminara su maldito helado.

    —¿Ya podemos ir a ver al anciano? —le pregunto mientras terminaba de comer la última cucharada de helado.

    —Vayamos a verlo —dijo con voz relajada, acto seguido metió la mano en su bolso y sacó el pequeño espejo que utilizaba para maquillarse, y sin dejar de bromear lo coloco frente al rostro de Lukas —. Eres libre de hablar con el anciano gruñón —dijo riendo.

    —¿Qué diablos te pasa a ti? —la cuestiono —. ¿Acaso te drogas?

    —Juro que solo lo hice una vez... y nunca más he vuelto a probar esa porquería —su sentido del humor no parecía tener fin —. Y si un día te sientes triste, puedes revisar el cajón de mi ropa interior —le guiño el ojo y volvió a sonreír.

    —Eres imposible —Lukas parecía rendirse —. Dime, ¿iremos a ver a mi padre?

    —No —respondió sin dudar —, aunque podemos ir a cenar —le sugirió —. Dime, ¿qué se te antoja?

    —Lo que sea es bueno —definitivamente se rindió.

    La bella mujer, con ojos luminosos, lo llevo hasta su casa y ordeno comida italiana. Mientras cenaban ojos luminosos siguió bromeando y jugando con la comida, como una niña pequeña.

    —Eres la mujer más inmadura que haya conocido en mi corta vida —Lukas reitero mientras ojos luminosos terminaba de lamerse los dedos.

    —Y tú eres el gruñón más adorable que haya tenido entre mis brazos —en ese momento se levantó de su silla y lo abrazo muy fuerte, también le dio un beso en la mejilla y lo ensucio de comida —. Eres demasiado lindo, para ser de carne y hueso.

    Lukas intentó resistirse a sus afectos. Pero entre las cosquillas, los besos y el aroma dulce de su cabello... termino sucumbiendo a sus delicados afectos, y sin darse cuenta comenzó a reír. Al cerrar los ojos recordó lo feliz que fue con su madre.

    —Ja, ja, ja, ja —su risa se prolongó y en un instante se convirtió en llanto.

    —¿Te lastimé? —ojos luminosos le pregunto un poco asustada.

    —No —respondió con la voz quebradiza y con un par de lágrimas.

    —¿Qué tienes? —le pregunto sin dejar de abrazarlo.

    —Ella... murió —al decirlo se desmoronó.

    —Lo sé cariño, lo sé... —ojos luminosos lo consoló —. Llora todo lo que quieras, no te guardes nada —Lukas lloro hasta que dreno todo su dolor.

    Capítulo 2

    Venus

    LUKAS DESPERTÓ SINTIENDO que ese no era su hogar y que jamás lo podría ser. Quería regresar a vivir con su tía, aunque comprendía que no era posible, al menos no por el momento. Antes de salir de la cama intento comunicarse con ella, por medio de una videollamada. Lamentablemente, su tía no respondió ni uno de sus tres intentos. Lukas pensó que era muy pronto, para que ella pudiese reponerse por completo, así que no insistió ni colas llamadas, ni con los mensajes. Esperaría pacientemente a que ella, pudiese ser la de antes. Y mientras eso sucedía intentaría adaptarse a su nueva realidad.

    —¡Tock, Tock! —dos golpes en la puerta.

    —¿Estas despierto? —ojos luminosos le pregunto.

    —Sí —respondió mientras bostezaba.

    —Lamento molestarte tan temprano, pero tengo que ir al trabajo y no tengo con quien dejarte —le hizo saber —. ¿Te molestaría venir conmigo? —le pregunto con voz delicada.

    —¿Es obligatorio? ¿O existe la posibilidad de que pueda quedarme solo? —inquirió.

    —Si te dejo solo no creo que vayas a quemar la casa —dijo con sentido del humor —. Sin embargo, me sentiría más tranquila si vinieras conmigo. Por favor..., ven conmigo —se lo pidió de buena manera.

    —... Enseguida bajo —Lukas sintió que no podía negarse.

    —Ponte ropa cómoda y sí quieres trae tu tablet —le aconsejo.

    —No tengo una tablet —Lukas le hizo saber, pero ojos luminosos no le escucho, salió de la habitación con paso raudo y con la mirada fija en la pantalla

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