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Odisea De Un Gringo
Odisea De Un Gringo
Odisea De Un Gringo
Libro electrónico386 páginas6 horas

Odisea De Un Gringo

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Ahora nos presenta la obra Odisea de un gringo que trata de la triste realidad de un excombatiente inmerso dentro del gran conglomerado de indigentes de norte, centro y sur Amrica, ante la imposibilidad de participar en el desarrollo de su nacin no solo por lesiones psquicas consecuencia de distintas guerras, si no por la falta de voluntad de la sociedad para reinsertarlo en su seno. En un acto de maldad e irresponsabilidad, para colmo de su suerte, es incluido y deportado, deliberadamente, entre un grupo de indocumentados, coyuntura que lo lleva a hacer un largo recorrido enfrentndose a toda clase de vicisitudes en su afn por retornar a su patria.
Paralelo a la narracin de su trayectoria se incursiona en el fenmeno migratorio para destacar la existencia de un pequeo grupo, dentro del flagelo, que con su actitud oportunista no solo perjudica al inmigrante trabajador, sino que a muchos nativos despojndoles de sus derechos ilegalmente y desplazndoles de sus labores. Tambin se aduce, sin espritu alarmante, la posible corrupcin o descuido en determinados organismos gubernamentales que han contribuido al desorden en menos cabo, al final de cuentas, de la misma sociedad.
Durante el recorrido del personaje principal, a travs de tres culturas, cuya marcada diferencia constituyen la esencia de este intento literario, se trata de describir el encarnizado panorama que rodea a nuestro hroe en su nuevo habtate; sin dejar de mencionar, cual clara paradoja, ciertos rasgos de amor, compaerismo y lealtad dentro de aquel mundo de terror donde la vida de los desposedos no tiene ningn valor.
El autor
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento27 mar 2015
ISBN9781506502267
Odisea De Un Gringo
Autor

Arturo Vásquez-Vásquez

Arturo Vásquez-Vásquez es un guatemalteco estadounidense aficionado a la literatura. Nació en la jurisdicción de El Progreso, Guatemala, en 1951 y se trasladó a vivir a los Estados Unidos de América en su mejor etapa productiva, donde se hizo ciudadano y ha vivido más de la mitad de su vida. En su nuevo país, ha trabajado en puestos de dirección con la iniciativa privada y con el Estado de California. Estudio en la Facultad de Humanidades de la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, donde se graduó de Profesor en Lengua y Literatura, y en el colegio de la comunidad, “Cuesta Collage”, en San Luis Obispo California, Estados Unidos. Ha escrito varios libros y publicado algunos: “Historias del campo guatemalteco” y “Los Marginados”, en Guatemala en 2013. “Odisea de un Gringo”, Rebeldía Montañés” y “La Ciénaga de la Muerte” en los Estados Unidos en 2015 y 2016 respectivamente. Y ahora nos ofrece “La Forja”, con su estilo característico… Y el arraigo a la cultura guatemalteca. Como parte de su dinamismo ha viajado a casi todo América, y visitado varios países y regiones de Europa, como: Grecia, Turquía, las islas griegas, Israel, España, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Suiza. Actualmente disfruta de su retiro en el condado de San Luis Obispo, California, dedicado a escribir y a la lectura.

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    Odisea De Un Gringo - Arturo Vásquez-Vásquez

    Copyright © 2015 por Arturo Vásquez-Vásquez.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 21/04/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    708034

    Índice

    Biografía

    Escueta aclaración

    Odisea de un Gringo

    Glosario

    Biografía

    Arturo Vásquez-Vásquez nació en Guatemala Centroamérica, el 4 de Julio de en 1951. Su niñez y adolescencia la vivió en provincia por lo que tuvo la oportunidad disfrutar esa vida campirana, pero a los catorce años de edad hubo de moverse a la ciudad para continuar estudios con todas las limitaciones de quien se mueve del área rural a las grandes ciudades.

    En su país se graduó de bachiller en ciencias y letras, y maestro de educación urbana. También deambuló en barias facultades de la Universidad Nacional, donde adquirió las herramientas necesarias que le han permitido incursionar en distintos campos del conocimiento plasmados en sus trabajos literarios. A su llegada a los Estados Unidos de América, tres décadas atrás, asistió a un colegio de la comunidad del estado de California por más de cinco años, donde estudió Inglés y otras materias que le han ayudado a entender la dinámica de su nueva patria, donde se hizo ciudadano quince años en el pasado

    Por circunstancias de la vida ha viajado a casi toda América, y la mayor parte de Europa, donde ha tenido la oportunidad de conocer los más antiguos lugares y culturas del viejo mundo. Actualmente trabaja en una universidad de California, Estados Unidos; coyuntura a la que atribuye haber descubierto, al fin, su verdadera vocación.

    Desde su juventud le ha gustado la literatura pero irrumpió dentro de ella con la publicación de dos libros en 2013: LOS MARGINADOS que habla de la encarnizada realidad de los grupos desplazados en los arrabales de America Latina y otros, y de la poca voluntad de los gobernantes pora paliar sus necesidades. Y el otro, titulado HISTORIAS DEL CAMPO GUATEMALCO que describe los resabios del feudalismo en el área rural guatemalteca pero, igualmente, aplicable a otros países con características similares. Ambos fueron publicados, presentados, y registrados en la ciudad de Guatemala bajo los números: Registro #879 Folio#279 y Registro #878 Folio 278 respectivamente.

    Escueta aclaración

    Todos los personajes que desfilan en la novela son producto de la imaginación que, no obstante haber sido creados con base en hechos históricos, conjeturas e intuiciones, no obedecen ni responden a individuales; de ahí que si alguien llegase a encontrar similitud entre ellos y particulares, sería producto del simple serpenteo entre lo planificado y la casualidad…

    Odisea de un Gringo

    Como es sabido, Los Estados Unidos de América como país, desde su colonización ha estado poblado, en su mayoría, por el flujo de la inmigración. Su gran potencial no sólo económico sino cultural es producto de esa incursión que, coyunturalmente, dio origen a una sociedad pluricultural donde cada individuo es libre de pensar y actuar, a medida que se encause dentro de las normas jurídicas, sociales y morales. Dicho fenómeno, contrario a otras masas humanas, dio origen a un gobierno estable y sentó las bases de su desarrollo… Lejos, eso sí, quedaron en la historia los grupos de aborígenes cabalgando, por las llanuras, en sus caballos salvajes desgastando sus vidas en guerras intestinas, tratando de proteger lo que antaño ellos consideraron suyo…

    El suceso migratorio, pues, inversamente al sentir y actuar de unos cuantos, desde su origen determinó lo que habría de ser más adelante, dejando abierto el camino a la constante violación de las líneas fronterizas de esta gran Nación, como el mejor recurso, acaso, de mantener su desarrollo… Lo que no se pudo prever, a pesar de la estrategia audaz, fue que esto mismo pudiese desequilibrar la estabilidad social y económica en un momento dado… Y no porque el fenómeno, como tal, haya dejado de ser importante al progreso, sino por el oportunismo de individuales y pequeños grupos que valiéndose de la coyuntura abusan del sistema poniendo en entre dicho el deseo de superación de la mayoría, no obstante lo anómalo de su estatus en esta Patria Grande.

    Desde la llegada de los ingleses y pequeños grupos de otras latitudes con fines colonialistas, cuyos capitales hicieron de la región el país más poderoso del mundo, la sociedad norteamericana, con ciertas excepciones que llegaron a manchar su estatus en un momento histórico, se ha destacado por su actitud pacifista y conciliadora a través del globo; sin poder evitar en algunos casos, por razones varias, su proceder bélico interpretado por terceros como oportunista e intervencionista en el que hacer de otros grupos humanos.

    Más adelante abrió sus puertas a los orientales, quienes venían con fines comerciales, aunque a la postre, la mayoría no hayan pasado de desempeñar tareas que los descendientes de los primeros colonos no quisieran realizar… Y casi al mismo tiempo, aunque sin mucha trascendencia, pequeños grupos latinos, especialmente mexicanos, por la cercanía de sus fronteras, empezaron a irrumpir en el territorio con fines puramente laborales, específicamente del campo… Y décadas más adelante, a manera de odisea, el gran despliegue de cubanos hacia la Florida, que en condiciones deplorables logran huir de un sistema al que nunca llegaran a adaptarse, ya fuese por rebeldía o por la intensidad dictatorial de su gobierno… Lo cierto es que esta sociedad nunca ha dejado de ser una mezcolanza de ideas, lenguas, costumbres, procederes y sentimientos que, para bien o para mal, la llegó a convertir en la más poderosa del planeta.

    El proceso migratorio, pues, no es nada nuevo en este territorio. La estructura de la sociedad, fue diseñada por los primeros invasores pensando no solo en ellos, sino en futuras generaciones que habrían de irrumpir ya fuese con ideas innovadoras o cargando a sus espaldas toda una gama de necesidades… Y es que en algo tuvieron razón, ya que vinieren donde de fuere, en su mayoría, llegaban y siguen llegando con la gran ilusión de superarse y decididos a trabajar por su progreso personal y para contribuir al constante crecimiento de esta región.

    En los últimos tiempos, sin embargo, a los encargados de regular dicha afluencia, el control se les ha ido de las manos, contribuyendo, indirectamente, a la sobrepoblación de ciudades y, como consecuencia lógica, al exceso de mano de obra; aspecto que a la vez, ha originado el desplazamientos de antiguos empleados, cuya modalidad en el desempeño de sus labores ha venido siendo, aparentemente, superado por este grupo cuyo estatus legal sigue en un impasse. Como podrá verse más adelante, acaso, no haya mala voluntad por parte de los sectores implicados, pero ante la necesidad de trabajar y de alojamiento de los recienllegados, tanto a los empleadores como a los dueños de propiedades de renta, se les ha presentado una nueva manera para acrecentar sus ganancias. Y es que dicha coyuntura, independientemente del estatus, ha venido planteando un nuevo panorama; otro dinamismo…; una nueva manera de vivir y manejar la economía… En tiempos de recesión, por ejemplo, han sido estos grandes conglomerados, por la manera de mover sus finanzas, quienes mantienen de pie el desarrollo de sus ciudades, y con ello el del propio Estado a que pertenecen.

    Visto de esta perspectiva, pues, la constante incursión de otras sociedades a la norteamericana ha traído más que deterioro y conflicto, progreso y firmeza al seno de su estructura. Contadas debieron ser, en el pasado, las anomalías que pudieran atribuírsele a estos grupos de no ser la intrepidez de cruzarse las fronteras ilegalmente. En los últimos tiempos, infaustamente, el panorama se ha tornado totalmente diferente; pues el flujo migratorio ha aumentado considerablemente y ha sido aprovechado por inescrupulosos no solo para comerciar con la vida de estas personas, incluyendo niños, sino para ingresar al país substancias prohibidas y, a lo mejor, algún tipo de terrorismo que las personas comunes no estamos en condiciones de evaluar o probar por no ser parte de nuestra incumbencia… Al insinuar la presencia de posibles infiltrados, dentro de esa masa productiva, se está abiertamente denunciando pero al mismo tiempo aclarando que se trata de individuos y/o pequeños grupos que se han ido forjando en las entrañas mismas de esta avalancha cuya finalidad dista de la de ellos… Sin embargo, valiéndose de su ilegalidad, cuyo estatus si comparte con sus connacionales en ese impasse administrativo, optan por delinquir y explotar a su misma raza, y de pasada afectar a grandes conglomerados de ciudadanos que tradicionalmente se han dedicado a trabajar por su cuenta para evitar la dependencia al monopolio laboral.

    Si ahondamos en ello por ejemplo, sin la menor intensión de minimizar el coraje de esas multitudes que a diario se ganan la vida con su esfuerzo, no tenemos que ir muy lejos para identificar a individuos esclavizando a sus propios hermanos en improvisadas compañías de limpieza, construcción, venta de productos a través del mercado negro y, por qué no, en el reclutamiento de ingenuos para introducirlos al uso de documentos falsos y al menudeo de substancias prohibidas y sus derivados… Es de hacer notar que este tipo de desvergonzados aun cuando es insignificante comparado con los millones de indocumentados con miras de trabajar y superarse, han lesionado gravemente el modus vivendum de los ciudadanos norteamericanos y la economía nacional; y, lo más degradante de todo esto, es que han desprestigiado a quienes con tesón tratan de demostrar a este país a lo que han venido, y luchan, arduamente, por conquistar un estatus que les permita cumplir a cabalidad las exigencias de esta sociedad que, de una u otra forma, ellos ya eligieron como suya…

    En adelante se tratará de revelar algunas tragedias provocadas por este desorden… Aspecto que, dicho sea de paso, nadie ha querido confrontar con la seriedad debida, seguramente por su complejidad. Y en este caso no se está hablando de los inescrupulosos capaz de alimentarse de la sangre de sus propios hermanos en el traslado de un país a otro; ni de los que hábilmente se han aprovechado de la avalancha para hacer sus fechorías en menos cabo de multitudes; en alguna medida sí, de los gobiernos que con evidente indiferencia rehúyen a dicho flagelo. El auge de esta proliferación es la consecuencia lógica del incontrolable crecimiento demográfico y falta de oportunidad de otros hemisferios que, irresponsablemente, ven como disyuntiva a su miseria, lo que ótros, con esfuerzo y tenacidad se han fraguado… Lo cierto es que ante la incertidumbre se requiere del esfuerzo de todos los sectores implicados no solo para frenar el éxodo masivo de países sub-desarrollados para incorporarse a esta sociedad que con esfuerzo ha alcanzado la cima, sino para canalizar racionalmente la legalización de los que, coyunturalmente, ya forman parte de esta gran Nación.

    Lo que ha venido sucediendo, para colmo de males, es todo lo contrario; pues los organismos encargados de poner las reglar de lo que no deja de ser un juego si tomamos en cuenta la necesidad de mano de obra, en un momento dado, para mantener la economía, han caído en el desgano por no tener claro los pasos a seguir. Y esto es perfectamente comprensible si cuidadosa y desapasionadamente se analiza la cuestión con miras de encontrar una solución no necesariamente pensando en el descomunal ingreso de personas recién ingresadas a esta comunidad, quienes, a su vez, se sientes desorientadas por su falta de identidad, sino de tomar el control jurídico sobre esta aglomeración para poder fiscalizar sus movimientos en beneficio de ellos y de la sociedad entera.

    El aplazamiento, sino no de una solución definitiva por lo menos de un paliativo a la problemática, ya ha llegado a repercutir en el que hacer diario de la ciudadanía; por un lado afectando sus derechos fundamentales, y por otro lacerando sus conquista de toda una vida. La molestia, obviamente, no se ha hecho esperar… Ejemplos latentes han sido y siguen siendo los constantes reclamos por parte de la población, en plan de retiro o dependiente del welfare, que con todo derecho, por ser un decreto gubernamental, acuden a las oficinas públicas en demanda de sus intereses… Su mayor sorpresa es encontrándose con no ser ellos ya la prioridad en dichas instituciones, por estar, éstas, saturadas de casos variados cuyo estatus legar bien pudiera dejar en entre dicho su integridad y con ellos la de dichas entidades… Las nuevas generaciones de empleados, ante la confusión de su identidad, no logran dimensionar la importancia de este legado para el estadounidense y lo pisotean, en algunos casos, generalizándolos como un beneficio colectivo y popular.

    Sin lugar a dudas es difícil comprobar si realmente existe algún tipo de corrupción infiltrada en el que hacer de las oficinas públicas. Pero por otro lado es imposible quedarse callado ante el desorden que por muchos años ha venido lindando en lo absurdo: cómo explicarse, por ejemplo, que las casas del gobierno, destinadas para sus ciudadanos y residentes auténticamente documentados cuyo estado socioeconómico demuestre su incapacidad de pago, sigan estando en manos de numerosas familias carentes de documentos, mientras los verdaderos beneficiarios viven bajo los puentes y cloacas de las ciudades; cómo interpretar que individuos que nunca han vivido y menos trabajado en los Estados Unidos, disfruten, en sus países, de un retiro permanente otorgado o abalado por más de una entidad cuya función debería ser, precisamente, mantener el orden administrativo; y de qué manera poder concebir el hecho que las líneas divisorias sean violadas con tanta facilidad, al grado que durante el día salga una insignificante cantidad sorprendida sin sus documentos, y por la noche se descuiden para que entraren cifras que los cuadripliquen… Todo indica, pues, que muchas cosas han estado y sigue mal… En fin, corregirlo o tolerarlo es una tarea de las autoridades supuestamente competentes; el problema es el efecto que causa en los ciudadanos esta falta de seriedad para dilucidar y afrontar el conflicto…

    Definitivamente el problema migratorio es un fenómeno complejo cuyo análisis y posible solución está reservado para expertos… En las líneas a continuación se tratará de narrar, únicamente, algunos hechos que, directa o indirectamente, ha originado dicho flagelo; incluyendo a oportunistas que solapadamente se han hecho pasar como parte de esta aglomeración, haciendo quedar mal a tan poderoso engranaje de la economía que, no obstante su estatus, es innegable su participación en el qué hacer de esta Nación.

    Corría ya la década del 2010. Época de significativas controversias en la población norteamericana ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo para reencausar a su estado normal todo el sistema gubernamental, que por numerosas causas estaba yendo a su descalabro económico.

    El gobierno de turno obsesionado por mantener una guerra, sin posibilidades de ganar, contra Irak so-pretexto de combatir la proliferación de Armas Nucleares y el Terrorismo cuyo peso ya se había hecho sentir con la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, venía descuidando a la población, dando rienda suelda al desorden comercial y hasta jurídico dentro de una potencia que ya empezaba a perder credibilidad y respeto en el seno de competidores y oportunistas alrededor del mundo.

    Desde sus inicios ya se auguraba un terrible desbalance, especialmente, financiero en los estandartes acostumbrados de la sociedad; aspecto que no tardó en descargar su peso en los sectores más vulnerables a través del desempleo, despidos masivos, falta de oportunidad, y el desorden en la compra y venta de bienes raíces. El despilfarro de billones para financiar la lucha armada con niveles bélicos al margen del raciocinio, y la pérdida innecesaria de preciosas vidas en un ámbito de desigualdades, estaba llevado a la población a la desesperación. Como es sabido, no era esta la primera vez que el país se enfrentaba a una recesión económica, como tanpoco estaba jugando a la guerra, pues contaba en su haber con numerosas experiencias bélicas. Lo que sí merecía análisis era el hecho que se enfrentaba a un enemigo inescrupuloso, nacido para pelear sin importarle las reglas del juego…; estamos hablando, obviamente, de un grupo cuyos ideales, creencias y sádicas armas de guerra, no tienen parangón con ninguna otra mentalidad destructiva de los últimos tiempos… La lucha, pues, era desigual, no obstante el país contar, acaso, con el mejor ejército del mudo no sólo en preparación, sino en tecnología, conciencia de lucha, y un nacionalismo bien arraigado; y equipado, incongruentemente, de cierto grado moral y ético que en el caso particular, paradójicamente, resultara ser la parte más vulnerable de su estructura como ente militar…

    Para los críticos y analistas aquella guerra no tenía sentido toda vez que existían otros mecanismo para hacer justicia contra quienes, en un acto de cobardía y terrorismo, atentaran contra la economía nacional, y la vida de numerosas personas inocentes que nada tenían que ver con el qué hacer político. Definitivamente había razones para estar molesto y sobraban los motivos para castigar a los culpables, pero nada justificaba actuar como ellos atropellando a niños y ancianos indefensos, cual suele suceder en toda guerra… El sentir de la población, sin embargo, fue ignorado sin que ésta haya podido insistir por su obvia inconsistencia en hacerse valer como un ente social… Y no se está hablando de crear conflictos so-pretexto de corregir el que ya existía, sino de convencer a los altos funcionarios, a través de los verdaderos representantes populares, a usar sentido común en sus estrategias de lucha.

    El primer sablazo asesino contra la población fue el aumento en el precio del petróleo y sus distintos derivados; fenómeno, que al desplazarse hacia las fuerzas productivas hizo colapsar el desarrollo y con ello las fuentes de trabajo, originando desempleo e intranquilidad social. Y como esta crisis, vaticinada de antes, estimuló a las instituciones lucrativas, terminó no solo afectando a la población, sino al sistema económico gubernamental que, al final de cuentas terminaría restaurando su déficit financiero con los impuestos pagados por esta misma masa golpeada una y otra vez. En el lapso de unos cuantos meses los combustibles llegaron a costar el doble. La compra y venta de vivienda cayó en el peor de los desordenes de todos los tiempos… Una propiedad comprada en $200,000.00, seis meses atrás, por ejemplo, salía al mercado en medio millón o $700,000.00 dólares sin la menor intervención de los organismos encargados de regular y delimitar los parámetros comerciales del mercado… Y algo, totalmente al margen de las predicciones y a la logística mercantil, fue un alza en los alquileres dando origen a otro caos que no tardó en empeorar la situación de medianos comerciantes que, al no reunir las ganancias sufrientes para pagar la renta de sus locales, se lanzaron a la quiebra en menos cabo, al final de cuentas, de la misma economía del país. Y eso sin tomar en cuenta al gran conglomerado que vive en casas y apartamentos de renta, cuyo costo se elevó irracionalmente llevando a muchas familias a su desintegración ante la necesidad de reunir los fondos para confrontar dicho fenómeno. Y si esto fuera poco, las compañías de seguros, aprovechándose de la coyuntura, aumentaron los precios y se las arreglaron para decretarlas obligatorias y en beneficio propio, mas no de los usuarios que para ser beneficiados en un lamentable percance, prácticamente, sus bienes inmuebles tenían que estar totalmente destruidos; y de tratarse de un incidente automovilístico, la unidad inservible y sus pasajeros seriamente lastimados…

    La cadena bancaria, ciega a la catástrofe o con un fin que la sociedad nunca llegó a saber, se dio a la tarea de otorgar créditos a diestra y siniestra sin tomar en cuanta la capacidad de pago de los acreedores. Particulares, embobados por inescrupulosos intermediaros, asumieron responsabilidades que a todas luces no podían cumplir por sus bajos ingresos y en algunos casos por su inestabilidad en el país. Este desatino en el que hacer financiero, inevitablemente, se llegó a convertirse en una clara amenaza a la economía nacional con lamentables repercusiones internacionales por los enlaces y compromisos asumidos con homólogos de otras latitudes… Las condiciones, pues, se crearon para a una recesión que como ya se dijo, no era la primera…

    De nada sirvieron los alaridos del pueblo y menos, aún, las valiosas predicciones de personalidades versadas en materia de guerra y en las Ciencias Económicas. Las lágrimas de los padres, llorando la pérdida del hijo amado en aquella lucha inútil; sin principios, sin ideales, alejada del civismo, y sin el apoyo de la ciudadanía, fueron arrastradas, sin dejar huella, al abismo como el prestigio mismo de una sociedad que bien pudo mantener sus estatus (…) con solo hacer uso de sus derechos como ciudadanos…

    Algunas personalidades ahogándose en su frustración, sin embargo, se atrevieron a gritar lo que su pueblo aunque sumiso ya intuía…: No es esta una guerra de ideales y mucho menos reivindicativa –decían–, sino el deseo mezquino de apoderarse de riquezas petroleras para consolidar el ya descomunal imperio de clases privilegiadas. Las palabras, de cualquier manera, nunca fueron muy lejos por no ser más que eso, palabras… Muy pocos, para colmo de aquella opinión debilitada, se atrevieron a sostener sus aseveraciones… Lástima la imagen de una Nación que durante décadas fuera el ejemplo de grandeza en los cuatro puntos cardinales… Modelo cultural y científico en los distintos ámbitos del desarrollo humano; cuna de la oportunidad y el respeto mutuo en el seno de su sociedad… Creadora de una seudo-democracia basada en el imperialismo que para conocerla y juzgarla hay que vivir en ella.

    Pero volviendo a la parte que nos ocupa de esta histórica etapa de transición, como ya se dijo, la narración trata de describir acontecimientos derivados, inevitablemente, de toda una gama de desatinos pero especialmente del proceso migratorio incontrolado; obsesión por el negocio de la guerra, sin ocuparse de las secuelas posteriores… Y la falta de voluntad para reencausar dichos flagelos adecuadamente. Y como la pretensión narrativa del bosquejo no encierra intereses mezquinos, que sean los propios protagonistas quienes se encarguen de mostrarle al mundo, con sus propios pasos, la intensidad de su encrucijada.

    Cierta mañana, de esas que parecieran poner punto final a una tragedia para dejar el campo libre a otra de pronósticos reservados aunque fácil de intuir que será peor, en una de las esquina del área comercial que coincidía con la salida del autopista se desarrollaba una escena que, aún vista con indiferencia, daba mucho en que pensar… Se trataba de un ente de mirada triste, harapiento, y corpulento aunque huesos descarnados, que armado de una tablilla, en la que se destacaban ciertas frases demandando auxilio, era el hazme reír y compasión de algunos automovilistas y transeúntes que inconscientemente, talvez, no llegaban a dimensionar el daño que provocaban. En los ojos azules del hombre, apenas perceptibles entre la maraña de una barba sin rasura, se podía leer la frustración e incomodo ante la mirada despectiva de los viajeros que hacían la parada obligatoria en el semáforo de la bocacalle.

    Sobre las áridas colinas que rodeaban la pequeña ciudad, mientras tanto, se descolgaba una llovizna leve pero de grandes proporciones para la clase de vegetación del área; yendo hacia el centro, mientras tanto, ya se levantaba aquel vaho típico del asfalto después de la lluvia, pues ésta al parar de súbito y trasladarse hacia las partes altas, dejó únicamente torzales brumosos que al ser azotadas por un extraño vientecillo que, removió rótulos publicitarios y levantó latas vacías de centros de reciclaje, terminó neutralizando aquel calor húmedo y sofocante del suburbio. Los raquíticos pastizales, agradecidos, se sacudieron lanzando una plegaria de agradecimiento a las alturas y se regocijaron en una siesta imperecedera; y las flores silvestres después de haber recobrado su lozanía, aunque temporalmente, lanzaron al viento ese aroma enloquecedor que perfumaba los contornos durante las cortas primaveras.

    La tarde se presentó, para el hombre, con las características de siempre: hambre, frío, abandono, y esa frustración que lo acompañaba desde el momento de despertar hasta que el cansancio lo arrastraba hacia el mundo de los sueños. Como la mayoría para él, ese había siso un mal día… Para los demás, en cambio, era un atardecer como todos: los empleados se trasladaban de un trabajo a otro, numerosas madres se movilizaban a recoger a sus niños a la escuela, y jóvenes universitarios y de establecimiento de educación secundaria regresaban a casa a pie o en algún tipo de transporte. El desdichado, indiferente a la dinámica de la sociedad, recogió sus cacharros y partió hacia algún lugar… Las piernas le temblaban, y de la mugrienta chaqueta, que medio le cubría la descomunal espalda, le emanaba un vapor que al juntarse con la ligera bruma del pavimento, fusionaban su desgracia y partían en busca de las estrellas.

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    El hombre vio por última vez aquel laberinto al que alguna vez perteneció, y partió a pasos muy lentos por el camino de su desconsuelo hasta desaparecerse entre el laberinto vehicular por la hora que era. Más adelante, después de atravesar un puente, saludó a una mujer no menos harapienta, que empujaba un vagoncillo, tomado inconsultamente de algún supermercado, del que destacaba además de bolsas plásticas atoradas de desperdicios, un perro que asido al lado derecho del manubrio guiaba a otro hombre cuyos ojos habían dejado de alumbrar en una de las tantas guerras. Al menos este último sonreía al mundo que, con la más ofensiva indiferencia, lo veía y se reía de él… Él también había sido un hombre, hoy apenas la sombra fantasmal del que con orgullo y lealtad, defendió las estrellas de su bandera.

    Los tres menesterosos y el lazarillo, se alejaron entre las sombras de la tarde a través de una espesa arboleda apenas alumbrada por el triste ocaso que, nostálgico, se despedía ya para lanzarse a nado a las profundidades en el mar. Minutos más tarde la gélida noche enmudeció para ellos y para todos aquellos que, bajos los puentes, corredores de templos católicos y negocios similares, sótanos abandonados, y siniestros portones enmugrecidos por el tiempo, trataban de sobrevivir una noche más de su confusa existencia… El ruido sutil de los pedazos de cartón, lienzos de plástico y cobijas mugrientas, y a veces el grito de repudio de algún individuo en su última etapa de frustración, chocaba con algún cristal roto, a la distancia, convirtiéndolo en añicos, cuyas partículas lanzadas al fango, cual una vez la dignidad de aquel grupito de indigentes, producía un chasquido que culpaba a sus hermanos por su eterna indiferencia. En los túneles apestosos a excremento y demás pestes, de los que nadie quería saber nada, pues, resonaban los lamentos, cual berrido de una fiera en agonía bajo el terrible peso de su cautiverio, mas aquello solo era un grito más… Horas después llegaba silencio… Mañana, acaso, amanecieran muertos mas todo seguiría igual…

    Mientras éstos dormían o pretendían hacerlo, para la gente común la vida nocturna seguía su rumbo en aquella ciudad, que aún arrastraba resabios pueblerinos, cuyo promedio de abuso y violencia seguía siendo muy bajo comparado con grandes suburbios. Su estructura misma fue diseñada bajo ciertos parámetros de seguridad para alojar en su seno a distintas culturas toda vez que cuenta con una prestigiosa Universitaria, ya centenaria, a la que asisten personas de diferentes latitudes. La noche, pues, vestida de negro hizo su arribo tiñendo colinas y pequeñas cerros hasta quedar únicamente visible en el centro del valle, las calles principales, plazas y negocios bien alumbrados, devolviéndole, sin mayor esfuerzo, ese matiz de aldea cuyo mayor legado hubo de ser, antaño, la romántica bohemia…

    Poco a poco los restaurantes de distintas comidas del mundo se empezaban a abarrotar; las barras abrían sus puertas al público mayor de edad; y músicos ambulantes amenizaban la avalancha de transeúntes en las calles principales, pequeñas plazas artísticamente decoradas, y negocios prominentes. Acto seguido todo era alegría hasta que la noche se partía en dos… De los callejones oscuros surgían individuos silenciosos, mal vestidos, suspicaces, pero con el progreso en sus manos para hacerse cargo de las labores nocturnas que otro día devolverían la alegría de los habitantes para que todo continuara igual… Muchos de estos últimos eran individuos que pasaban ocultos durante el día, por miedo a ser deportados a su país de origen, y por las noches eran distribuidos como incógnitos, por oportunistas que se aprovechaban de ellos, en tareas de limpieza y preparación de algunos productos que saldrían a la venta otro día por la mañana. El qué hacer diario, pues, continuaba su marcha sin poder detenerse ante el colapso de pequeñas facetas que ya habían quedado en el olvido como los carruajes jalados por callados, las enaguas de ruedos alambrados de las señores copetonas, y borlas en las calcetas de los caballeros que, en su momento histórico, hubieron hacer alguna diferencia…

    En el pasado, según rasgos artísticos, el pueblo que nos ocupa, ahora convertido en ciudad con todas las cosas buenas y algunas malas propias de toda aglomeración, debió haber sido un sitio no solo de regocijo sino una especie de refugio para personas cansadas de vivir en grandes urbes. Todos los habitantes se conocían y se ayudaban mutuamente no solo para progresar sino para mantener la paz entre ellos. Antiguas construcciones, costumbres suspendidas en el tiempo, y más de alguna arcaica forma de gobernar hablan de un ayer pintoresco y de un pueblo regionalista y suspicaz… Poco a poco, sin embargo, el área se fue poblando e industrializando hasta llegar a caer en el monopolio en menos cabo, acaso, de medianos agricultores, ganaderos y comerciantes del ayer. Lejos quedaron las ventas de hamburguesas donde conocían a todos por su nombre; las viñas donde cada año se hacía vino de las mismas matas y para los mismos clientes; el único mecánico, y la única funeraria que todos llamaban a la hora de una tragedia; y que decir del hospital, donde nacía la chiquillada de aquel tiempo, ancianos ahora o ya muertos, que colapsara no mucho tiempo atrás por ya no responder a las exigencia del momento… En fin, esa vida pueblerina plasmada ya únicamente en los frescos y fotografías de las oficinas públicas, bancos y negocios de antaño que por su solidez han sabido sobre ponerse a la globalización que para bien o para mal arrasa con lo caduco, y hasta con los buenos modales que al final del tiempo terminan apenas en la página de algún libro.

    Todo aquello, por tanto, quedó atrás. Los comerciantes del Norte de la ciudad no se conocen con los del Sur; las áreas agrícolas de aquel tiempo se llenaron de edificios; la mayor parte de empleos están en manos de recién inmigrados o de sus descendientes; y la voz representativa en las aulas universitarias, en gran medida, está en poder de extranjeros que han aumentado vertiginosamente en los últimos tiempos; coyuntura que, independientemente del nostálgico vacío que quedara del pasado, es el ejemplo típico de la evolución, del progreso, y hasta de la tolerancia mutua para vivir y trabajar en un mismo grupo en aras del progreso… Lástima, eso sí, que aunque contados no falten oportunistas que osen poner en duda la autenticidad de esa nueva generación dinámica, alegre e innovadora…

    Otro día se hizo presente con su característico ir y venir de transeúntes en sus tareas cotidianas, y viajeros en vías de negocio o de placer, desplazándose por las calles en busca de hoteles o algún tipo de distracción. El hombre de la tablilla había llegado temprano y sin poner atención a los curiosos que, desde sus vehículos se le quedaban viendo y hacían sus comentarios, levantaba su pancarta haciendo evidente la razón de su presencia en su acostumbrada esquina. Las autoridades ya varias veces lo habían tratado de persuadir para que cambiara de lugar para sus finalidades… "Da

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