Chilam El Niño De Balam

Por Porfirio Gómora

Si bien la mayora de las historias son relativas a nios, no corresponden a cuantos infantiles. La idea de escribir surgi hace unos aos, cuando observ a un nio jugar intensamente con un avin. En ese instante vino a mi mente una imagen de un infante que ech a volar su imaginacin, en la que viajaba por el universo en busca de estrellas. A partir de entonces en el papel se plasm la historia viaje intergalctico. Chilam el nio de Balam fue al recordar la lectura del libro de los mayas Chilam Balam, despus continuamos con Cachorros de Balam. El amigo del Atolero y Los demonios de la Noche se refieren a ancdotas de la revolucin de independencia de mi pas. Con excepcin de El Beso que es una ancdota que ocurri en un hospital durante la quimioterapia a un ser querido, las dems son pequeos recuerdos de la vida.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 5 dic 2014
• ISBN: 9781463397012

Porfirio Gómora

Nacido en el poblado de San Isidro del municipio de San José Villa de Allende en el estado de México, en el año de 1951. De niño emigró a la ciudad de México, donde se graduó en biología en la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa. A partir de 1980 trabajó en un laboratorio de investigación en biología de la Reproducción Animal, en Panotla Tlaxcala. En 2012 tomó cursos de narrativa de cuentos cortos.

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Copyright © 2014 por Porfirio Gómora.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014921645

ISBN:   Tapa Dura                  978-1-4633-9702-9

             Tapa Blanda               978-1-4633-9700-5

             Libro Electrónico      978-1-4633-9701-2

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 04/12/2014

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ÍNDICE

Chilam el niño de Balam

Cachorros de Balam

El amigo de Atolero

Los demonios de la noche

Viaje intergaláctico

Los monstruos del bosque

La funda de reyes

El arroyo del Jacal

Dos plátanos

El Beso

Chilam el niño de Balam

Porfirio Gómora Arrati.

A la orilla de la selva maya se encontraba una pequeña choza de madera, de forma ovalada y hecha de ceibas viejas y secas que Chitic el padre colectó poco a poco. Un techo a dos aguas de palma de huano. Hermosas orquídeas adornaban el patio, que Ixquic la señora de la casa juntó. Ahí vivía el pequeño Chilam, conocido como el niño de Balam, un pueblo famoso porque años atrás había muchos jaguares amarillos y negros. Ahora unos cuantos que sobreviven a la caza furtiva.

Todos los días cuando ya está lista la comida, se oía un grito desde la choza ¡Vengan a comer! Muy cerca de la cabaña, hacia el norte se localizaba el cenote, un depósito de agua potable del que tomaban la necesaria y cada mañana, Chilam e Ixquic iban por el preciado líquido que utilizaban a diario.

Un día, Chilam observó con curiosidad a su papá que se preparaba para salir, pero esta vez no lo llevaba a la parcela, donde se sembraba el maíz, los frijoles y las calabazas. El niño vio que su padre descolgó un lazo de la pared y se lo echaba a la espalda, el machete que amarró con una correa de piel de venado a la cintura y al final se sentó sobre un banco de madera y uno a uno metió sus pies en los guaraches. Entonces, Chilam le pregunto – ¿Ondeé vas pa?-

-Voy a caminar en la selva-

Una vez más Chilam habló, ahora más con entusiasmo -¡Voy contigo pa!- una tosca respuesta del padre -¡No hijo! Voy a la selva y es peligroso- nuevamente la pregunta, pero ahora de conformidad a medias -¿Vas lejos?- irritado el padre le contesto-¡Chamaco! ¿Porque tantas preguntas? – a lo que el niño contestó con cara de regañado -No te enojes