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Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada)
Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada)
Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada)
Libro electrónico151 páginas2 horas

Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada)

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Información de este libro electrónico

TERRORES NOCTURNOS inició el 12 de julio de 2020 como un podcast de relatos de horror sonorizados con música y efectos de sonido apropósito de la narración. El objetivo de este proyecto surgió por retarme a escribir historias de terror, un campo que quise abordar desde joven, pero siempre con malos resultados. Soy un amante del terror, me encanta escuchar y leer cuentos siniestros, macabros. En YouTube encontré muchos canales con esta temática, que a pesar de su éxito en tanto suscriptores, como “Relatos de la noche,” “Voces anónimas”, “Leyendas legendarias”, “Dross”, “Relatos de Horror”, “Alguien te observa en la oscuridad”, “Guerrero de Luz”, entre otros, no cumplieron mis expectativas, ya sea por la articulación de la voz, lo plano de las historias, la pobreza narrativa y la repetición temática. Por ello decidí emprender este podcast, el cual distribuí en diversas plataformas.
Tras publicar el primer relato, breve, invité a participar de este proyecto a todos quienes me escucharan enviándome sus historias para sonorizarlas, aunque sin resultados. Nadie me escribió. Así que comencé a escribir y escribir más, siempre apartándome de los temas generalizados por los demás canales antes citados. Los cuentos contenidos en este volumen comprenden el terror y la fantasía, siempre con un final abierto para que sea el lector quien imagine qué sucedió con los personajes que propongo. Uno que otro es real, como el titulado “13 de octubre”, es un suceso que viví con un amigo que conocí en la universidad; “Medusas” es el mismo caso, las palabras allí vertidas ha sido objetivadas en esa narración brindada a mí en confesión por una amiga de la universidad. El resto de textos son fruto de mi imaginación.
Estimado lector, en el libro que tiene delante de usted no hallará fantasmas, aparecidos, brujería, poseídos, sino lo imposible y al mismo tiempo lo probable, se dará cuenta de que no sólo es narrar por narrar, por contar tal o cual historia, sino que entre las líneas de mis historias encontrará ambientes sórdidos, extraños, repugnantes, que incluso podrían hacerlo sentir ofendido. De antemano le ofrezco disculpas y le agradezco por leerme, pues lo aquí expuesto tiene enfoques sociales, opiniones personales, filosóficas, es mi rostro, y el medio de mostrarlo es el terror.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 ago 2021
ISBN9781005051242
Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada)
Autor

Jorge Torrealta

Jorge Torrealta. Puebla, Puebla, México. Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha colaborado en diversas revistas y antologías literarias, como en el número 23 de la revista Los Heraldos Negros, con el relato «Falsa primavera» y la colección de cuentos Todos somos Teresa, editado por ‘Teresa Magazine’, con el relato «Sahara: desierto y soledad»; asimismo, ha ganado concursos literarios y menciones de honor. En 2016 fue finalista en el I Concurso internacional de poesía y narrativa Homenaje a dos genios de la literatura: Shakespeare y Cervantes con su cuento «Índigo». En 2016 obtuvo el tercer lugar en el XXX Concurso Nacional Timón de Oro, organizado por la Marina Armada de México por el cuento «El Olvido» y en 2018 fue finalista en el II Concurso Internacional de Cuento Breve Todos somos inmigrantes convocado por Grupo Editorial BENMA por su cuento «Noche», entre otros.

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    Esto no es terror, va más allá, es otro género, es loquísimo.

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Terrores Nocturnos, el podcast (primera temporada) - Jorge Torrealta

TERRORES

NOCTURNOS

(RELATOS DEL PODCAST)

I

JORGE TORREALTA

TERRORES NOCTURNOS, EL PODCAST

(PRIMERA TEMPORADA)

Jorge Torrealta

Todos los derechos reservados. 2019. © ℗

Editorial Alpha, Beta, Gamma

Puebla, México

Imagen de portada: Foto de cottonbro en Pexels / https://www.instagram.com/cottonbro/

Contacto: terroresnocturnosoriginal@gmail.com / jorgetorrealta@gmail.com / abg.correctores@gmail.com

Más libros: https://www.gandhi.com.mx/catalogsearch/result/?q=Jorge+Torrealta

Canal de YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCNw6EX6JgeFnskjk-0ufuFQ

Spotify: https://open.spotify.com/show/40bH8D87z04lVElTIULs8g

Facebook: https://www.facebook.com/terroresnocturnosoficial

PRÓLOGO

TERRORES NOCTURNOS inició el 12 de julio de 2020 como un podcast de relatos de horror sonorizados con música y efectos de sonido apropósito de la narración. El objetivo de este proyecto surgió por retarme a escribir historias de terror, un campo que quise abordar desde joven, pero siempre con malos resultados. Soy un amante del terror, me encanta escuchar y leer cuentos siniestros, macabros. En YouTube encontré muchos canales con esta temática, que a pesar de su éxito en tanto suscriptores, como Relatos de la noche, Voces anónimas, Leyendas legendarias, Dross, Relatos de Horror, Alguien te observa en la oscuridad, Guerrero de Luz, entre otros, no cumplieron mis expectativas, ya sea por la articulación de la voz, lo plano de las historias, la pobreza narrativa y la repetición temática. Por ello decidí emprender este podcast, el cual distribuí en diversas plataformas.

Sabía que escribir historias de terror no me sería nada fácil, ya que, como dije, siempre lo intenté con malos resultados. Pero decidí esforzarme, pues en ese entonces había perdido mi trabajo por la pandemia y tenía un poco de tiempo libre. En ese entonces me dediqué a escribir a tiempo completo, terminé tres novelas –una de ellas para público infantil de temática zombi– y mis memorias como corrector de estilo (los puedes encontrar aquí), así como varios cuentos que han dado lugar a un libro recopilatorio. Entre estas tareas también llevé a cabo la redacción de estos relatos.

Tras publicar el primer relato, breve, invité a participar de este proyecto a todos quienes me escucharan enviándome sus historias para sonorizarlas, aunque sin resultados. Nadie me escribió. Así que comencé a escribir y escribir más, siempre apartándome de los temas generalizados por los demás canales antes citados. Los cuentos contenidos en este volumen comprenden el terror y la fantasía, siempre con un final abierto para que sea el lector quien imagine qué sucedió con los personajes que propongo. Uno que otro es real, como el titulado 13 de octubre, es un suceso que viví con un amigo que conocí en la universidad; Medusas es el mismo caso, las palabras allí vertidas ha sido objetivadas en esa narración brindada a mí en confesión por una amiga de la universidad. El resto de textos son fruto de mi imaginación.

Estimado lector, en el libro que tiene delante de usted no hallará fantasmas, aparecidos, brujería, poseídos, sino lo imposible y al mismo tiempo lo probable, se dará cuenta de que no sólo es narrar por narrar, por contar tal o cual historia, sino que entre las líneas de mis historias encontrará ambientes sórdidos, extraños, repugnantes, que incluso podrían hacerlo sentir ofendido. De antemano le ofrezco disculpas y le agradezco por leerme, pues lo aquí expuesto tiene enfoques sociales, opiniones personales, filosóficas, es mi rostro, y el medio de mostrarlo es el terror.

Espero que disfrute de esta antología de la primera temporada del podcast TERRORES NOCTURNOS, en la que encontrará relatos repugnantes como La mujer de blaco, un nuevo enfoque de la popular Llorona, el mítico fantasma mexicano; la historia no oficial del alunizaje de la misión Apolo 11, y si presta mucha atención, dará cuenta de un elemento presente en varias narraciones lo cual brinda mayor comprensión de los textos. Espero que nos pueda acompañar en este viaje literario y sonoro de terror. Le agradezco su atención y le deseo que tenga éxito en sus emprendimientos.

Hasta pronto.

Jorge Torrealta

AGONÍA

Un profundo negro cubría la Tierra y el cielo, las estrellas se hallaban distantes, el titilar de Sirio se diría un respiro agónico, fatal, aún sucedía la noche; sin embargo, los animales, cabras y borregos balaban, estaban despiertos, sabían que era la hora de partir a pastar al llano. Al interior de la casa un hombre se calza para comenzar sus tareas. Toma una lámpara y acude hasta donde las bestias y una tras otra caminan en perfecto orden delante de él; una vez fuera monta su caballo y emprenden el camino.

Recorren la montaña, las piedras se fragmentan bajo los cascos de las bestias, sus voces y sus pasos constituyen un sonido polifónico, ambiental, que se integra con el viento y el trinar de las aves.

A la distancia se observa erguirse el sol sobre las montañas, el negro se torna en escalas de azules cada vez más oscuros conforme la altura incrementa y sobre la tierra impactan los primeros rayos, las nubes se muestran incendiadas y el frío, de pronto, acentúa su gélida caricia. No obstante la penumbra, ya no hay necesidad de luz artificial.

De pronto el hato se detiene ante una depresión del terreno, se vuelven, balan, ninguna quiere superar el obstáculo que jamás había representado aquel desnivel. El hombre la arrea, es inútil, no avanzan. El caballo también se muestra nervioso, cuasi medroso. Entonces el sujeto baja del equino y camina hasta el punto enunciado y descubre un cuerpo, lo que temía. Pero no es humano, sino una bestia. Se diría la morfología de un oso, sus extremidades son gigantes, así como sus garras, su pelaje, negro, profundamente negro como un abismo, brilla a causa de la sangre que mana de sus heridas, su torso aún se inflama, respira. Es una imagen aterradora, un extraño ser moribundo por lo que parecen ser heridas de bala y golpes contundentes. Los rayos del sol no llegan hasta esta depresión, así que el pastor dirige la luz de su lámpara sobre aquel ser y lo recorre, no observa mucho, el largo y grueso pelo corporal oculta sus facciones, excepto donde ya no hay pelo y la piel se muestra desnuda y lacerada, justo en sus pies, atados con alambre de púas, y las garras delanteras clavadas en la arena, pero pronto descubre que su cuerpo está atrapado, sujeto al suelo una suerte de trampa rudimentaria lo mantiene cautivo.

Ya amanece, el sol ilumina las cumbres, el cazador vendrá por la presa. El jinete se siente compungido con tal hallazgo, aquella horrible bestia tiene derecho a vivir, a saber si no es la única de su especie, así que brinca a la zanja y con su cuchillo corta el alambre cuidadosamente pues con cada intervención la criatura se estremece y emite extraños aullidos dolorosos.

No puede hacer más, el cuerpo es ingente, imposible cargarlo, si aquel ser le restan fuerzas se erguirá e intentará huir. El pastor lo observa, ¿quién colocó aquella trampa y cómo fue que llegó hasta allí?, habrá caído en la trampa y luego el cazador le disparó y golpeó para asegurarse de que muriera?, alguien sabía de su existencia, porque allí no acuden los cazadores, nadie por esos lares practica la caza puesto que no hay nada que cazar, nada.

A lo lejos se escuchan violentos ladridos de perros. Quizás es el asesino.

Asustado el jinete monta y apura su ganado, rodean la zanja, ganan distancia y dejan atrás a aquella extraña bestia.

Y la mañana transcurre soleada, los animales recorren el verde pasto y se alimentan de él, se echan, duermen, balan y acuden al río para beber. El hombre las vigila tumbado bajo la sombra de un capulín mientras toma pulque. Observa sus manos, están manchadas de aquella extraña sangre…

Es mediodía, el sol está en su cenit, es hora de comer. Otro arriero llega a aquel llano para relevar al primero. Éste monta su caballo y torna a casa. No deja de pensar en aquel animal. Vuelve sobre sus pasos, cada día hace lo mismo.

Por fin llega a la zanja, ya no está el animal, sólo los vestigios de su cautiverio, su sangre derramada y mechones de pelo, pero la huella de su sangre se extiende fuera de la depresión y se pierde en el horizonte. Quizás no sobrevivió y el cazador vino por él y lo llevó a rastras. Pero no hay rastros de caballos ni de vehículos que supondrían el arrastre del animal. Sin embargo, hay vestigios extraños, pequeños surcos sobre la arena, cuatro líneas paralelas de aproximadamente 30 centímetros de extensión, del otro extremo el mismo patrón; si fuera agua se diría un hombre que nada, en este caso, alguien que clava las uñas y apoyado por éstas se impulsa sobre la tierra, se arrastra.

El hombre decide seguir la sangre y avanza lento sobre su caballo, se adentra a lo alto de la montaña, donde las copas de los árboles impiden que la luz ilumine de pleno y la penumbra y el frío acuden. El rastro de sangre asciende, sonidos extraños acuden con el viento, susurros ininteligibles de la naturaleza, quizás un llamado a la prudencia, a volver a la luz, a tornar a ese mundo corrupto de donde vino y marcharse de aquella tierra virgen, impoluta.

El invasor halla más que el rastro de sangre, mechones de pelo y rasguños sobre la tierra, pero no presentan el patrón del principio, conforme se asciende el terreno se torna rocoso y sinuoso, extraños reptiles descansan sobre las piedras y en los troncos de los árboles. No hay aves, ni una, y el caballo se muestra nervioso, mueve las orejas sin cesar y relincha de continuo.

En la cima de la montaña se advierte una extraña formación de rocas, una como pirámide, una cueva, y atravesando el umbral se yergue aquella figura humanoide, cubierta parcialmente con pelo, exhausta y herida, la sangre aún mana.

El extraño contempla atónito.

De pronto cae la noche, no hay sino oscuridad, una profunda oscuridad.

BRUJA

Como cada noche, la pequeña Rebeca lloraba sin cesar. Sus lamentos eran horribles, dolorosos, agónicos. Su cuerpo se retorcía y se convulsionaba con cada lamento; se diría un moribundo sacudido por terribles estertores. Afuera imperaba la penumbra, el viento silbaba y azotaba aquella humilde vivienda, una choza en medio de la nada, habitada sólo por aquellas dos almas dolientes: madre e hija.

Cinco días habían transcurrido desde que Rebeca presentó una extraña dolencia que motivaba su llanto sin cesar, siempre al oscurecer. Apenas el sol se ocultaba, ella despertaba de manera intempestiva y lloraba, miraba por todas partes y se revolvía, como si intentara escapar; imposible. Durante el día, sucedía lo contrario, dormía largas horas, sin moverse. La madre, por el contrario, decía experimentar gran sopor durante la noche, y a pesar del llanto de la nena, no podía despertar. El médico no halló nada inusual en la pequeña, sino un leve agotamiento, así que recomendó a la madre que alimentara a su hija con mayor frecuencia por el día y sólo un poco por la noche. Así lo hizo. Pero su pesar no disminuía; al contrario, el aspecto demacrado de la bebé de apenas nueve meses, progresaba.

Dos días después, la fisionomía de la nena era lastimera. Era

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