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Fantasía y Ficción en pequeñas dosis
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Fantasía y Ficción en pequeñas dosis
Libro electrónico125 páginas1 hora

Fantasía y Ficción en pequeñas dosis

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En una sombría taza de retorcida filigrana gótica, mezclamos un chorrito de fantasía épica tradicional, una cucharada de ciencia-ficción apocalíptica y unas gotas de rezumante terror paranormal, todo ello aderezado con la cantidad justa de deseo, pasión y violencia...

'Fantasía y Ficción en pequeñas dosis' es el resultado de esta mezcla explosiva de géneros y estilos literarios.

Una selección de relatos (experimentos, como los denomina el propio autor) en los que F. J. Sanz se sumerge en ambientes ajenos a la familiar fantasía de espada y brujería que caracteriza a sus novelas.

Otros títulos de F. J. Sanz:
- Syntyma (Ojos de Jade no 1)
- Naamari (Ojos de Jade no 2)
- Kylma (Ojos de Jade no 3)
- Legado de Sombras

IdiomaEspañol
EditorialF. J. Sanz
Fecha de lanzamiento15 oct 2015
Fantasía y Ficción en pequeñas dosis
Autor

F. J. Sanz

Hay autores que un buen día mientras esperan a que se hagan las tostadas, se dicen: ¡voy a escribir fantasía! Algo así tuvo que ocurrirle a Stephen King, maestro del terror y el suspense, cronista de todo lo paranormal que sucede en Maine, Nueva Inglaterra, cuando se decidió a escribir el ciclo de la Torre Oscura. Y como a él, a tantos otros autores que un fatídico día optaron por hacer una temeraria incursión en el género fantástico. No es el caso de F. J. Sanz. F. J. Sanz cumplió las 7 etapas previas antes de lanzarse a escribir fantasía épica: ✔ A muy temprana edad comenzó a leer los fantásticos libros de Elije tu propia aventura, los rojos y los de AD&D (negros). ✔ Más tarde descubriría los Reinos Olvidados, Dragonlance, Sol Oscuro y ya no quiso abandonar el género fantástico. ✔ Es heavy y se nutrió de las influencias épicas de Blind Guardian, Gamma Ray, Avantasia o Sonata Arctica, entre otras. ✔ Fue jugador de rol, de los de papel, lápiz y dados alrededor de una mesa, en AD&D, Vampiro, Hombre Lobo, Cthulhu, Paranoia... ✔ También de PC, conquistador de títulos como Baldur’s Gate, Diablo, Neverwinter Nights, Planescape Torment, Warcraft... e incluso admite tener cuenta de World of Warcraft y respetar el lore (lo que sea que signifique eso). ✔ Se ha criado con películas como La Guerra de las Galaxias (¡las auténticas!), Star Trek, Willow, Battlestar Galactica, Matrix o El Enano Rojo. ✔ Y posee una cualidad indispensable para ser un buen escritor de literatura fantástica: le gustan los gatos. Mentira. ¡Le apasionan! Si leer El pozo de las tinieblas (Douglas Niles, Las Moonshaes 1) supusó el comienzo, devorar las páginas de El iniciado (Louise Cooper, El Señor del Tiempo 1) marcó el camino a seguir. Hoy, con una biblioteca privada de más de 1000 títulos pertenecientes al género de ficción y varios miles más de libros leídos, se siente preparado para opinar sobre literatura fantástica. También para solicitar ayuda cada vez que toca hacer mudanza. Ávido lector, el principal motivo que lo impulsó a escribir fue no repetir los errores de los autores de diferentes títulos que habían pasado por sus manos. No, F. J. Sanz reclamaba el derecho a cometer los suyos propios. No más seres de luz que aparecían de la nada, en el momento crítico, para salvar tanto la trama como las vidas de unos personajes condenados a morir sin remedio. Se acabaron los héroes de turno que salían indemnes de toda escaramuza, mientras los personajes de atrezzo morían a puñados sin que llegásemos siquiera a conocer sus nombres. Una de las posturas que F. J. Sanz defiende a capa y espada es que, una vez iniciado el asalto al castillo y desde sus almenas comienzan a llover miles de flechas, tantas posibilidades tienen éstas de morder la carne del héroe, como la del cualquier otro de su compañía. Si un personaje, por muy protagonista que sea, ha de morir, morirá. No, no tratéis de culparle por la dramática muerte de vuestro personaje favorito. F. J. Sanz alegará que, como escritor, no es un sádico dios todopoderoso que gobierna el mundo a su antojo y disfruta con el sufrimiento de los héroes de la historia. Nada más lejos. Él se describe como un cronista, un Forjador de Crónicas, cuya humilde labor consiste en transcribir los acontecimientos que suceden en los fantásticos mundos y realidades de los que es testigo. La predilección de F. J. Sanz por protagonistas de sexo femenino queda patente en la mayoría de sus obras. Basta conque pensemos en personajes como Dyreah (Ojos de Jade), Kieve (Ojos de Jade y Legado de Sombras), Tarani (Legado de Sombras), Axelsson (La leyenda de Dómino) o Fiajna (DRH, de próxima publicación) para que nos demos cuenta de esto. Tanto es así que uno de sus libros favoritos es La puerta al país de las mujeres, de Sheri S. Tepper. Aunque se mostró incapaz de terminar Las nieblas de Avalon. ¿Relaciones homosexuales? ¿Personajes transgéneros? ¿Afectos que oscilan de un lado al otro de la balanza? ¿Por qué no? El amor no entiende de géneros ni de órganos genitales. Si como aventajado cronista no está en su mano decidir quién vive o quién muere, ¿cómo va a determinar de quién se enamoran? El mundo es demasiado complejo como para tratar de encerrarlo en una celda de inamovibles barrotes. No muy amigo de certámenes y concursos, F. J. Sanz ha optado por el formato de los microrrelatos para participar en diferentes iniciativas de terror, aventuras, romántico ¡y hasta erótico!, con notables resultados. Estos textos breves han sido escogidos para integrar diversas antologías del género correspondiente, como Sensaciones y sentidos II, Porciones del alma, Pluma, tinta y papel IV, Inspiraciones nocturnas II y Microterrores II. Una amplia muestra de estas obras concentradas está recogida gratis, para libre difusión, en Microsfera – Universo de Ficción. Las novelas y textos de mayor extensión han seguido un camino bien distinto. Son cuatro los libros que hasta el momento F. J. Sanz ha publicado, a la espera de los próximos dos títulos que están por llegar. Aunque los tres volúmenes que componen la novela de fantasía épica Ojos de Jade fueron los primeros en ver la luz, ha sido con Legado de Sombras con la novela con la que ha dado el salto editorial. Nébula llamó a su puerta y de mano de Punto Rojo Libros salió la primera edición de Legado de Sombras, una obra un tanto más oscura que su predecesora. Podéis encontrar los tres libros de Ojos de Jade en Amazon. Deseoso de regresar a sus orígenes, F. J. Sanz no ha dudado en volcar su atención en los clubes de rol y tiendas frikis del ámbito fantástico a la hora de realizar eventos y presentaciones. La bienvenida que éstos le han brindado ha sido fantástica, por lo que F. J. Sanz se muestra tan agradecido como animado ante esta oportunidad única de conocer de primera mano las opiniones de sus lectores y compartir batallitas alrededor del fuego.

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    Fantasía y Ficción en pequeñas dosis - F. J. Sanz

    FANTASÍA Y FICCIÓN EN PEQUEÑAS DOSIS

    F. J. Sanz

    Diseño de cubierta: Ana Sanz

    Ilustración de cubierta: David Revoy

    Título: Fantasía y Ficción en pequeñas dosis

    Autor: F. J. Sanz

    fjsanz.com

    Introducción

    Cuando decidí lanzarme a escribir, allá por el año 1994, encaminé todo mi esfuerzo en pos de un único objetivo: publicar el libro que desde mi ingenuidad consideré que se convertiría en mi obra solitaria, Ojos de Jade.

    Los años transcurrieron, algunos más deprisa que otros, y pronto advertí que a pesar de la dedicación que suponía desarrollar una novela que a la postre terminaría siendo una serie de tres volúmenes, en mi cabeza bullían multitud de ideas que ninguna relación guardaban con esta trama; ni tan siquiera con el propio estilo de escritura.

    Ávido lector desde que tuve uso de razón, fueron autores clásicos de la fantasía épica quienes abrieron ante mí un amplio plantel de nuevos escenarios, recursos literarios y posibilidades sin fin, que no tardé en querer experimentar por mi cuenta y riesgo. Y así fue que, entre capítulo y capítulo de Ojos de Jade, aparecieron otros contextos, guiones y personajes, a los que di vida en forma de relatos, de mayor o menor extensión, concediéndole rienda suelta a mi imaginación.

    Ahora, a punto de publicarse mi cuarta novela, y con una quinta en su recta final, son varias las decenas de experimentos que he almacenado en mi caótico depósito de ensayos, entre historias breves, narraciones seriadas, microrrelatos y simples notas garabateadas en un papel arrugado que el día menos pensado me decidiré a dar forma.

    Fantasía y Ficción en pequeñas dosis recopila una selección de dieciocho relatos, que aborda géneros tan diversos como la épica de espada y brujería tradicional, el gótico oscuro, una visión apocalíptica de la ciencia-ficción o el terror de índole paranormal. Tampoco conviene olvidar que entre Cruzada (el más precoz) y Blanca prórroga (el más tardío), se agolpan dieciséis años de experiencias y vivencias literarias. Así que cualquier semejanza en el estilo o la forma de expresión no puede ser otra cosa más que, simple y pura, coincidencia.

    Cruzada

    Relato épico escrito en el Verano de 1997.

    Sir Rowayn Vallart montaba velozmente a lomos de su soberbio caballo de gran alzada y blanco pelaje, blandiendo en su mano derecha su larga espada sobre la cabeza y protegiendo el frente con el escudo portado en la zurda.

    Su impresionante armadura dorada no mostraba mella alguna y brillaba refulgente al incidir sobre ella los rayos solares, concediendo a la estampa del caballero una magnificencia que provocaba admiración en todos aquellos hombres que fijaban su mirada en la figura del jinete.

    Mas ahora sir Rowayn no se enfrentaba a seres humanos; un ejército de criaturas del Averno y muertos vivientes le cerraba el camino hasta su destino en lo alto de la colina, en el Castillo de Warehall.

    El blanco alazán relinchó excitado y corcoveó alzando sus cascos al frente cuando el guerrero tiró bruscamente de las bridas antes de emprender la terrible acometida. Al otro lado, las horribles criaturas exhalaban gritos y gemidos ante la inminente llegada del caballero, mezcla de anhelo por entrar en acción y de ansia por probar su cálida sangre.

    La embestida del caballero fue brutal, mutilando y cercenando con el filo de su reluciente hoja los cuerpos deformes que se amontonaban en su entorno. Su escudo administraba violentos golpes allí donde no llegaba su espada, en tanto el entrenado corcel se defendía a su vez repartiendo coces a aquellos que se aproximaban demasiado.

    Los esqueletos y zombis arrastraban sus descompuestos seres tratando de alcanzar al jinete, mas éste no cedía ninguna brecha en sus defensas y lanzaba profundos mandobles que seccionaban los miembros o cráneos de los muertos vivientes. Las gárgolas y demonios provistos de alas realizaban picados buscando la carne desprotegida de la cabeza del caballero, mas el escudo o la espada se cruzaban invariablemente en su camino, haciendo vanos sus intentos y cobrándose bajas entre sus líneas.

    Sir Rowayn volvió a espolear a su montura cuando advirtió que las filas abismales se cerraban en torno a él, rompiendo con su acción la intentona y atravesando al galope el terreno cruelmente corrompido.

    —¡Por Earl! —exclamó el guerrero encomendando su vida a su dios y ofrendando la futura victoria.

    El caballo, al igual que él, mostraba arañazos y cortes en su blanca piel, de los que manaba sangre con fluidez, mas no parecía querer sucumbir al agotamiento físico y avanzaba, si cabe, aún con mayor decisión hacia la pétrea construcción.

    Los cuernos de alarma tronaron cuando apreciaron la presencia jinete. Los ruidos y chirridos de las ruedas dentadas al girar evidenciaron el ascenso del paso levadizo que protegía las puertas de la fortaleza. Además, un nutrido grupo de mercenarios orcos se aprestó al frente para detener la carga del solitario guerrero.

    Mas sir Rowayn Vallart no prestó atención a la formación orca. Su caballo cruzó por medio de las apretadas filas, apartando y pisoteando los cuerpos de aquellos que no lograron apartarse a tiempo, a la vez que tomaba carrera para efectuar un salto que lo elevó sobre el foso hasta el paso de madera, mediado en su recorrido.

    El caballero se apartó de su montura cuando ésta cayó a plomo y con un sonoro chasquido al romperse el espinazo contra la piedra que recubría el suelo del Castillo de Warehall. Su mente no albergaba dudas y avanzó matando y quitándose de en medio a cuantos adversarios se anteponían en su implacable recorrido. La oscura sangre de los orcos resbalaba por su arma hasta la empuñadura, donde sentía la tibieza en las manos bajo los metálicos guanteletes, e impregnaba su áurea armadura plasmando macabros dibujos en su diseño.

    Pero los ojos de sir Rowayn sólo contemplaban un punto, su objetivo: la Torre del Homenaje.

    Su brazo asestaba mortales cuchilladas que robaban la vida de los muchos orcos que trataron de detenerle en su fijado camino; otros tantos escaparon de allí lamiéndose las heridas, sin desear conocer la muerte aquel día.

    Un grupo de arqueros defendía el torreón y desató una lluvia de muerte y destrucción con sus flechas, acabando con la vida de muchos de sus congéneres. El guerrero se tambaleó cuando un astil atravesó primero su pierna y después un segundo perforó su hombro izquierdo rodeando la defensa del escudo. Sir Rowayn extrajo fuerzas de su extrema determinación y continuó imperturbable adelante, abriendo la recia puerta de una patada y astillando la madera en una nube de polvo e inmundicia.

    Dos enormes trolls armados con gruesos y nudosos garrotes esperaban al otro lado del umbral y no vacilaron en atacar con sus bastas armas al intruso. Los inmensos trolls eran rápidos para su tamaño y mostraban un adiestrado uso de sus trancas de madera. Sin embargo, el solitario guerrero era más veloz y hábil, anticipándose a los movimientos de sus colosales enemigos. Su espada escindió primero el brazo armado de uno de ellos a la altura de la muñeca, para chocar y quebrar el esternón de la brutal criatura. El otro troll no cedió en sus salvajes acometidas y el combate finalizó cuando una desmesurada cabeza retumbó gravemente al chocar contra el suelo. El cuerpo decapitado quedó ridículamente arrodillado frente al caballero, que prosiguió su avance hasta el interior de la Torre. Su meta se hallaba cercana, en lo alto de las escaleras que daban a la gran sala central.

    Sir Rowayn Vallart ascendió los tramos de dos en dos y de tres en tres peldaños en algunos momentos mas, aunque mantenía todos sus sentidos alerta, ningún adversario encontró en la escalinata.

    Éstas dieron finalmente a un gran portón esmeradamente labrado que exhibía un extraño galimatías de símbolos desconocidos y carentes de sentido. Forzó el acceso con una nueva patada y penetró en una amplia estancia refinadamente decorada. con frondosas alfombras cubriendo el piso y coloridos tapices colgados en las paredes.

    Una única figura se hospedaba en el lugar, tranquilamente sentada tras un escritorio repleto de papeles y pergaminos. Vestía una larga túnica oscura que simulaba su cuerpo y rostro, dejando sólo a la vista unas arrugadas y retorcidas manos y una afilada barbilla que sobresalía por debajo de la calada capucha.

    Sir Rowayn, reconociendo en el hombre al dirigente de las tropas invasoras apostadas en su reino, cargó con la espada en alto contra él. El individuo alzó una de sus manos semejantes a garras y canturreó una gutural letanía, en tanto con la otra

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