Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Enigma: Encruzijadas del Destino (Spanish Edition)
Enigma: Encruzijadas del Destino (Spanish Edition)
Enigma: Encruzijadas del Destino (Spanish Edition)
Libro electrónico238 páginas3 horas

Enigma: Encruzijadas del Destino (Spanish Edition)

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Un guardián dimensional, un asesino obsesionado y los especialistas Sue es una joven forense que trabaja en el centro de investigaciones más avanzado de toda Argentina, el S6. Ella, su jefe y su compañero se verán envueltos en una serie de misterios que han comenzado con un extraño correo electrónico que recibió Shein, su jefe, sobre un asesino

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 ago 2020
ISBN9781647534585
Enigma: Encruzijadas del Destino (Spanish Edition)

Relacionado con Enigma

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Enigma

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Enigma - Aime Van Gogh

    Contraportada

    Un guardián dimensional, un asesino obsesionado y los especialistas

    Sue es una joven forense que trabaja en el centro de investigaciones más avanzado de toda Argentina, el S6. Ella, su jefe y su compañero, se verán envueltos en una serie de misterios que han comenzado con un extraño correo electrónico que recibió Shein, su jefe, sobre un asesino capaz de matar a sus víctimas en cuestión de segundos con solo mirarlas un instante a los ojos. En el correo electrónico llaman a esta persona el depredador.

    El depredador ha descubierto la ubicación de las puertas dimensionales, lo que necesita para abrirlas y así apoderarse al fin de aquello que tanto desea. Por primera vez en siglos se dan las condiciones perfectas para llevar a cabo sus planes y lograr concluir aquello que inició cinco siglos atrás. Aunque sabe que la policía conoce sus recientes movimientos, no considera que puedan ser capaces de atraparlo.

    Sue y su equipo se verán envueltos en un sinfín de situaciones que los llevaran a pensar que se están volviendo locos. Personas que se esfuman en el aire, lugares que no tienen sentido del tiempo y extraños ataques a sus seres queridos mantendrán a los personajes al límite de la razón.

    Capítulo 1

    Habían pasado ya seis meses desde aquellos acontecimientos que habían perturbado a toda la región. Después de la aparición de unos cadáveres en estado de descomposición muy avanzada dentro de una fosa algo peculiar ubicada en las afueras de la ciudad de Cartagena. La fosa se encontraba situada por grandes árboles de troncos muy gruesos. Los cadáveres encontrados no daban señal alguna de cómo como fueron asesinados y mucho menos de cómo habían terminado en aquel lugar. El descubrimiento se debía a un correo electrónico enviado desde una dirección IP aún imposible de localizar por la policía. El correo decía lo siguiente:

    En un lugar no muy lejos de la última estación de tren, se encuentra un extraño cementerio con más de cien cadáveres. Cada noche se agrega uno más.

    PD: Dense prisa y encuentren al asesino. No quiero ser el siguiente. Por favor, ayúdenme. No debe saber que se lo dije.

    Esta información venía con un mapa muy exacto de dónde se encontraba la fosa, la cantidad de pasos que había que seguir y una serie de instrucciones para descubrir esos salvajes y crueles sucesos. En un inicio la policía creyó que era una broma, de modo que pasaron días, semanas e incluso algunos meses hasta que volvió aparecer otro correo igual de extraño que el anterior. Este decía lo siguiente:

    ¿Por qué no han ido al lugar? Créanme, esto es real, está sucediendo. Necesitan venir a verlo con sus propios ojos. No sé cuánto tiempo me queda de vida… ¡Hagan algo! ¡Dense prisa! Tienen que detener al depredador.

    En aquella ocasión el correo llegó al Inbox del investigador Shein, que al ver que ya existía un antecedente tomó su abrigo y decidió ir a investigar por su cuenta. Imprimió el mapa anexado, tomó los apuntes necesarios para poder llegar al lugar y partió inmediatamente.

    Shein, al llegar al lugar, se dio cuenta de que había una gran cantidad de maleza. Sin embargo, al tomar el mapa observó con claridad por dónde tenía que ir. Al aproximarse al lugar comenzó a invadirle un olor bastante desagradable a putrefacción. Shein, saco un pañuelo de su abrigo, para colocarlo como un cubrebocas sujetándolo así con su mano izquierda, mientras continúo su largo camino hasta descubrir un lugar dónde había muchos restos de cadáveres no muy bien ocultos y en un estado deplorable. En ese instante decidió reportar todo a central. En la central, en el S6, Sue y Mike se encontraban trabajando cuando de pronto comenzó a sonar el teléfono de Sue. Al ver que la llamada provenía de su capitán, Sue respondió.

    —Es urgente que vengáis al bosque donde me encuentro. Hay una gran cantidad de cadáveres por doquier. Dile a Mike que venga contigo. Dejad lo que estéis haciendo y venid para acá con todo el equipo necesario. Y Sue, traed refuerzos; los necesitaremos —Shein colgó.

    Mike fue el primero en llegar a la escena. Después de varios minutos lo alcanzó Sue junto con el resto de policías forenses. Al llegar observó el lugar. Le pareció estar en medio de un claro dentro del bosque resguardado por grandes árboles. Al fondo se veía un pequeño lago que era alimentado por la presa de la localidad. Al entrar a la fosa, Mike y Sue se miraron desconcertados, ya que encontraron un extraño símbolo perfectamente tallado en cada una de las paredes. El símbolo apenas si se notaba. Era un pequeño círculo que tenía en su centro pequeños óvalos entrelazados y, sobre estos, una cruz. También había unos extraños puntos sobre los círculos que se entrelazaban, así como en el centro de esta imagen y sobre la cruz. Finalmente, dentro del círculo habían tres círculos más pequeños. En aquel momento su jefe les preguntó sobre lo encontrado hasta el momento, cosa que les hizo regresar inmediatamente al trabajo y olvidarse de aquel símbolo. Antes de retomar su trabajo, por alguna extraña razón, Mike decidió tomar un par de fotos, pero no logró captar con claridad la imagen.

    Cuando comenzaron a hacer la extracción de los cuerpos, los tres se dieron cuenta de que no existía ni un solo cuerpo completo. La descomposición de los cuerpos era tal, que se les hizo imposible determinar de quién eran los restos. En aquel momento, con parte de lo que podía ser un cráneo completamente destrozado, a Sue se le ocurrió que tal vez por medio de los registros dentales podían identificar a las víctimas, ya que parecía que se hubieran comido parte de sus rostros, pero no solo eso, sino también los huesos, dejando absolutamente nada para poder reconocer a las víctimas de aquel lugar. Las partes del cuerpo se encontraban todas desmembradas, quedando así incompletas las piezas del rompecabezas.

    Habían pasado varios meses tratando de descubrir qué animal había sido capaz de dejar en aquel estado esas ciento cincuenta partes de cadáveres que misteriosamente se encontraron en las afueras de la ciudad. El equipo de forenses no había logrado ni si quiera armar un solo cuerpo y parecía una tarea imposible, ya que las partes que se encontraban eran muy mínimas, pero después de tanto trabajar, Sue logró armar una parte de tan complicada encrucijada. Logró descifrar que no pertenecía a ningún humano. ¡No era humano! En su interior eso la tranquilizaba, sin embargo su curiosidad se acrecentaba cuanto más trataba de averiguar de dónde procedían esas partes, puesto que no eran de origen humano ni de ningún animal del que se tuviera registro. En su mente, no dejaba de resonar aquella voz haciéndole la misma pregunta una y otra vez, parecía un viejo disco rayado por tanto uso.

    Sue miró su reloj y vio que era de madrugada. Llevaba desde las seis de la mañana tratando de averiguar qué era aquel extraño ser. No sabía cómo llamarlo o cómo denominarlo: animal, mutación, extraterrestre, pie grande… ¿cómo mencionarlo? No tenía ni idea de lo que tenía enfrente ni de con qué estaba tratando en realidad. Era algo muy desgastante, ya que llevaba semanas con eso y no lograba hacer ningún avance. «Es hora de retirarme», pensó suspirando lentamente, de modo que se fue quitando la bata y la ropa del laboratorio forense, colocó todo en su lugar tal cual lo había encontrado por la mañana, limpió el escritorio, tomó sus cosas y cerró todo con suma cautela. «Tomaré el elevador en esta ocasión», se dijo. Sue estaba sumamente cansada y pasaban de las dos de la madrugada. Supuso que no encontraría a nadie en el edificio, ya que era tarde y, aunque no le gustaba utilizar el elevador ya que la aterraba quedarse atrapada en él, pensó que en aquella ocasión correría el riesgo. Se sentía realmente agotada, así que respiró hondo y pulsó el botón para hacer que el ascensor bajara al S6.

    Al escuchar cómo se activaban los cables del elevador, algo le provocó una la sensación de malestar. Un extraño escalofrío la recorrió. En aquel instante, el sonido que indicaba la llegada del elevador le hizo dar un pequeño salto. Al entrar en él, siguió sintiendo una rara sensación. Fue como si algo se le olvidara, «pero ¿qué?», pensó. Cuando las puertas comenzaron a cerrarse, introdujo su mano para evitarlo y continuó pensativa. Seguía sin saber qué le provocaba aquella sensación, pero volvió a tomar sus cosas y entró de nuevo en el elevador. Seleccionó el piso al que quería ir, se cerraron las puertas y comenzó a subir. Una vez dentro de este, se quedó exactamente en el centro. Tal grado de ansiedad sufría, que lo que más deseaba en aquel instante era salir. Trató de pensar qué era lo que podía provocarle aquella sensación y recordó rápidamente sus últimos movimientos antes de subir al ascensor: «he guardado los materiales, he colocado la bata y los zapatos en su lugar, he puesto las lentes, la grabadora utilizada y el cuaderno de reportes en el cajón que les corresponde, he apagado la lámpara, he desconectado los aparatos, he cerrado bien la morgue… todo está como debe de estar». Achacó esa sensación al cansancio y a la necesidad de descansar.

    El elevador anunció con el sonido de una campanilla la llegada al vestíbulo. Al abrirse las puestas, lo primero que Sue observó fue a un hombre de pie que estaba justamente frente a ella. No logró ver sus facciones, solo su extraña vestimenta, pues parecía salido de una época muy antigua. Tenía una mirada penetrante y sus ojos eran oscuros como la noche. Su vestimenta parecía la de un aristócrata del siglo III d.C. Tenía una melena oscura larga hasta los hombros y su pelo no era lacio pero tampoco rizado. Sus rasgos no se distinguían con claridad a esa distancia, pero pudo ver que el hombre no parpadeaba y parecía que la estaba esperando.

    Sue se encontraba justamente en la acera de enfrente y, sin dejar de observarlo, su cuerpo, de complexión delgada, se estremeció. Sus ojos grises establecieron contacto visual con los ojos oscuros de aquel individuo, y sin poder quitarle la mirada de encima, sintió que un fuerte escalofrío le recorría toda la espalda. Sintió cómo caía una gota de sudor frío por el centro de toda su columna. A pesar de su complexión y de lo que había visto a lo largo de su carrera, en su corta vida, Sue no era el tipo de persona que se asusta o se impresiona con facilidad, pero en aquel caso se había quedado completamente inmóvil.

    Al reaccionar, lo primero que hizo fue buscar de una manera discreta el aturdidor que le habían dado cuando llegó al departamento. El sujeto se veía muy sospecho, pues ¿quién podía estar a esa hora frente a un edificio forense? «Nadie», se respondió a sí misma. Aquel sujeto se traía algo entre manos y le dio muy mala espina.

    Con el aturdidor en su mano, dentro del bolsillo y listo para ser utilizado, Sue se dispuso a salir del vestíbulo, cuando de pronto su teléfono comenzó a sonar. Había olvidado que le había puesto como timbre el Twist & Shout de los Beatles, por cierto, bastante ruidoso. En aquel instante soltó el aturdidor y se apresuró a buscar en su bolsa el celular. Por fin lo encontró y vio que la persona que llamaba era su madre. Inmediatamente contestó para guardar las apariencias y simular que todo estaba perfectamente bien. Al sacar el teléfono, inmediatamente volvió a mirar hacia las puertas para no perder de vista al sujeto que tenía enfrente. Fue en aquel instante cuando lo vio desvanecerse ante sus ojos, lo que provocó que enmudeciera y dejara de escuchar las quejas de su madre, que no hacía más que preguntar por qué no había llegado aún a casa.

    Sue continuaba enmudecida al teléfono y su madre no se había dado cuenta de que su hija no estaba discutiendo con ella y que no se defendía de sus comentarios. De pronto le preguntó si estaba al teléfono y qué era lo que pasaba. Sue la oyó a la cuarta o quinta vez. Cuando por fin logró recuperar el aliento y contestar, quería evitar tener una voz temblorosa, así que comenzó a respirar profundamente como le decían sus maestras de yoga, hasta que de su boca lograron salir algunas palabras.

    —Mamá, estoy bien. No pasa nada. En diez minutos estoy en casa —respondió.

    — ¿Por qué no me respondías?— interpeló su madre.

    —Má, ya te dije… No pasa nada —respondió disimulando.

    Decidió sentarse unos minutos en el vestíbulo del edificio. Sue se repetía una y otra vez «tengo que tranquilizarme. Todo está bien. Todo está perfecto. Calma». Pensó que solo había sido una alucinación de tanto trabajar, que solo estaba cansada. Había trabajado mucho en las últimas semanas y debía de decirle a su jefe que necesitaba unas vacaciones.

    Comenzó a hacer respiraciones profundas para tranquilizar su corazón y su pulso, ya que el corazón le latía tan rápido que tenía la sensación de que en cualquier momento se le iba a salir del pecho. Miró el reloj y observó que ya habían pasado unos diez minutos desde aquel suceso. Más tranquila y calmada, logró incorporarse sin tambalearse. Sue se levantó sintiéndose fuerte, decidida, continuó con paso firme y seguro. Volvió a decirse que no había nada allá afuera, que todo había sido producto de su cansancio y que ya era hora de salir de allí e irse a casa.

    Cerró el edificio, puso la alarma, comenzó a bajar la escalinata y tomó las llaves del Mustang verde seco. Había conseguido aquel auto a un muy buen precio en una subasta de esas en que la gente que lo había comprado había hecho mal un negocio y lamentablemente el banco se lo había quitado y posteriormente subastado por menos de la mitad de lo que valía. Así pues, aquel día fue bastante importante para ella, ya que no solo encontró un excelente auto, sino que también se topó con un viejo amigo de la universidad. Recordaba muy bien aquel día y le parecía que fue ayer cuando pasó.

    Su madre había escuchado unas semanas atrás que iba a haber una gran subasta en el centro de la ciudad. Era una oportunidad única, ya que hacía tiempo no hacían una que durara dos días. Esta prometía grandes cosas de esas que cualquier coleccionista y gente común como ellas podrían encontrar a excelentes precios. La madre de Sue llevaba mucho tiempo buscando algunos artículos de cocina como vajillas de porcelana, juegos de té, utensilios de acero inoxidable y plata. Ella estaba convencida de que en aquel lugar lo iba a encontrar y había tomado la determinación de que su hija la acompañara. Sin saber por qué Sue se alegraba mucho de que la hubiera escogido para ir con ella, ya que gracias a ello pudo encontrar su querido Mustang que tanto le encantaba y rencontrarse con un viejo amigo de la universidad.

    Logró abrir el auto sin problemas, y una vez dentro, decidió sintonizar la estación 103.9 FM en busca de la música que necesitaba escuchar. Cualquier cosa era buena si lograba distraerla de lo que había vivido unos instantes antes. Por fin tuvo suerte y encontró una canción que le fascinaba y la que realmente necesitaba escuchar: It’s my life de John Bon Jovi. Realmente necesitaba energizarse y olvidarse de aquel incidente. A medida que avanzaba la canción, sentía cómo se iba recuperando y lograba ser ella misma nuevamente. Llegó a casa, estacionó el carro en la cochera y entró. Su madre, como siempre, estaba en la cocina esperando a que llegara. No le dijo nada. Solo le calentó nuevamente la cena y la acompañó. Por unos instantes ninguna de las dos dijo palabra alguna. Unos minutos después, Sue irrumpio el silencio diciendo , y le dio un fuerte abrazo. La juntó a su cuerpo, y sin dejar de sostenerla entre sus brazos, una y otra vez le repetía que la amaba.

    —¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo, mamá!

    Sue le pidió que la disculpara por todas las veces que la había tenido que esperar, por todas las veces que la hizo preocuparse por ella, y le dijo que ella y su padre eran lo más importante para ella.

    —¡Ya lo sé!. ¡Todo está bien, pequeña! —le respondió su madre afectuosamente.

    En aquellos momentos Sue se volvió a sentir la pequeña de mamá. Sintió que en sus brazos no le pasaría nada malo, que estaba con su mamá, que nadie ahí podría hacerle daño, estaba a salvo de cualquier cosa que estuviera afuera. Terminó de cenar, le dio un beso, y juntas subieron las escalaras para irse a descansar. Ya en su cuarto, comenzó a arreglar el guardarropa para el día siguiente. Solo faltaban unas cuantas horas para volver a irse a trabajar como todos los días, así que destendió la cama, se puso la ropa para dormir, se quitó el maquillaje y los aretes, y una vez lista para descansar, no tardó mucho en quedarse dormida.

    Poco a poco se fueron cerrando sus ojos, cada vez era más y más difícil poderlos mantener abiertos. En la completa oscuridad veía extrañas figuras caleidoscópicas de muchos colores neón. En otro momento, vino a su mente la imagen de un viaje a las estrellas, de cuando se acelera la nave y los tripulantes se preparan para ir a la velocidad de la luz. Veía tantas estrellas acelerarse en su mente que parecía que estaba viajando muy rápido. De pronto, llegó a un lugar en donde había extrañas formaciones rocosas. A lo lejos, se escuchaba el ruido del mar o lo que creía que era el mar. No lograba identificar si era de día o de noche debido a los colores tornasoles en el cielo. Giraba en todas direcciones y sobre todos los puntos cardinales buscando una pista que le indicara en qué lugar se encontraba. Sin éxito, miró al cielo tratando de localizar la estrella del norte o algo que la ayudara a orientarse, pero el cielo estaba limpio y no aparecía ni un astro celeste que pudiera utilizar para guiarse en tan extraño lugar. El piso parecía que acaba de ser arreglado y no se sentían piedras a pesar de que daba la impresión de estar caminando en terracería o terreno boscoso. Sue no era capaz de ver nada en tan inmensa oscuridad provocada por el mismo entorno, de modo que se inclinó hacia el lado derecho, donde le pareció ver unas piedras. Decidió sentarse unos minutos para poder aclarar su mente y ver si podía encontrar alguna pista sobre el lugar en el que se encontraba.

    Pocos minutos más tarde se escuchó un extraño estruendo que iluminó todo el lugar. La luz era tan fuerte y blanca, el ruido ensordecedor, estaba segura de que no había

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1