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Agamenón
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Libro electrónico79 páginas1 hora

Agamenón

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Agamenón es la primera obra de la trilogía de la Orestíada, que fue presentada en el año 458 a. C. por Esquilo. Esquilo narra el regreso de Agamenón, rey de Micenas (aunque se le llama rey de Argos, cuando Argos se refiere al Peloponeso y no a la ciudad de Argos), de la guerra de Troya sólo para encontrar la muerte.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 abr 2021
ISBN9791259713797
Agamenón

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    Agamenón - Esquilo

    AGAMENÓN

    AGAMENÓN

    PERSONAJES

    V IGÍA

    .

    C ORO compuesto por ancianos argivos. M

    ENSAJERO.

    C LITEMESTRA . H ERALDO . A GAMENÓN . C ASANDRA . E GISTO

    .

    La escena representa el palacio de los Atridas, ante cuya fachada hay unos altares con estatuas de dioses. Sobre la azotea hay un vigía tendido, con los codos apoyados en el suelo y la cabeza entre las manos. Es de noche.

    V IGÍA

    . — Suplico a los dioses la liberación de este penoso trabajo: una vigilancia que se alarga ya todo un año, durante la cual, echado sobre la azotea del palacio de los Atrida s [1] , apoyándome sobre los codos lo mismo

    que un perro, he llegado a reconocer las constelaciones de las estrellas que se 5

    ven de noche y las principales por su fulgor, que invierno y verano traen a los mortales, los luceros que más se destacan en el cielo, con sus ocasos y con sus ortos.

    Ahora estoy acechando la señal de una antorcha, destello del fuego que

    traiga noticias de Troya y el anuncio de su conquista. Así lo manda un 10

    corazón de mujer previsora y tan decidida como un varón.

    Siempre que ocupo este lecho húmedo por el rocío, que no permite el nocturno reposo y que nunca visita el sueño, el miedo, no el sueño, está a mi 15

    lado, para que de sueño no cierre del todo mis párpados; y cuando pienso en cantar o tararear, sirviéndome de este canto como remedio contra el sueño, me echo a llorar, lamentando el infortunio de esta morada que ya no se rige

    del mejor modo como tiempos atrás. ¡Ojalá que ahora mismo se produjera la 20

    dichosa liberación de mis penas, porque en medio de la obscuridad brillara el fuego portador de buenas noticias!

    ( Breve pausa. En lontananza se advierte una luz.)

    Alegre te saludo, antorcha que en plena noche anuncias ya la luz del día y la institución de innúmeros coros de Argos por este suceso.

    ¡Victoria! ¡Victori a [2] !. A gritos doy la señal a la mujer de Agamenón [3] , 25

    para que cuanto antes salte del lecho y, en el palacio, prorrumpa en gritos de alegría y victoria, dando la bienvenida a la luz de esa antorcha, si es verdad

    que ha sido tomada la ciudad de Ilio [4] , según lo anuncia la tea con su 30

    resplandor.

    Por lo que a mí toca, voy a iniciar con mi danza la fiesta ( se pone a bailar), pues al caer bien los dados de mis amos, sacaré ventaja, que esta señal luminosa me ha valido tres seise s [5] .

    ¡Ojalá que yo pueda estrechar con esta mi mano la bienamada mano del 35

    soberano de este palacio cuando haya llegado!

    Lo demás me lo callo. Un buey enorme pisa mi lengu a [6] . El propio palacio, si voz tuviera, podría decirlo con la mayor claridad, porque yo tengo el propósito de hablar del asunto sólo con quienes ya están informados, pero lo tengo olvidado para los que lo ignoran.

    (Sale el vigía. Momentos después salen servidores en silencio que encienden fuego en los altares y desaparecen. A continuación entra el Coro.)

    C ORO . — Éste es el décimo año desde el momento en que el poderoso querellant e [7] contra Príamo [8] , el rey Menelao [9] y Agamenón [10] , la poderosa pareja de Atridas que de Zeus recibieran la honra de sendos tronos y cetros, zarpó de este país de los argivo s [11] con una escuadra de mil navíos, transporte de tropas en apoyo de su derecho, gritando Ares [12] con todas sus fuerzas y de corazón. Parecían buitres que con inmenso dolor por sus crías giran y giran surcando el aire sobre sus nidos con remos de alas, por haber resultado trabajo perdido la vigilancia que desplegaron en torno del nido de sus polluelo s [13] , pero que al oír en las alturas Apolo [14] , Pan [15] o Zeu s [16] el penetrante lamento de los graznidos de estos vecinos, envía una Erinis contra los culpables. Del mismo modo el poderoso Zeus, protector de quienes son hospitalario s [17] , envía a los hijos de Atreo contra Alejandro [18] por una mujer que lo ha sido de muchos marido s [19] . Numerosos combates que extenúan los miembros —la rodilla apoyada en el polvo y rota la lanza en el preludio del sacrificio [20] — impondrá por igual a los dánao s [21] y a los troyano s [22]

    .

    Las cosas ahora están como están y acabarán en lo que ya ha decretado el destino. Ni encendiendo el fuego para el sacrificio ni derramando libaciones podrá calmarse la inflexible ira que denota la ofrenda no consumida por la llama [23]

    .

    Como nosotros no pudimos aportar nuestra ayuda por la vejez de nuestras carnes, sino que fuimos eximidos de la expedición vengadora de entonces, aquí quedamos, apoyando en el báculo nuestra poca fuerza, ya tan débil como la de un niño, porque a la savia infantil que brinca dentro del

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