Prometeo encadenado
Por Esquilo
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Esquilo (Eleusis, ca. 526-525 a. C.-Gela, ca. 456-455 a. C.) fue un dramaturgo griego. Predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega. Nació en Eleusis (Ática), lugar en el que se celebraban los misterios eleusinos. Pertenecía a una noble y rica familia de terratenientes. En su juventud fue testigo del fin de la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas.
Traducción de D. Fernando Segundo Brieva Salvatierra.
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Prometeo encadenado - Esquilo
PROMETHEO ENCADENADO
Aparecen CRATOS y BÍA, HEFESTOS y PROMETHEO
CRATOS
Letra Y
A estamos en el postrer confín de la tierra, en la región escytha, en un yermo inaccesible. Impórtate, pues, Hefestos, cuidar de las órdenes que te dió padre; amarrar a este alborotador del pueblo al alto precipicio de esas rocas con invencibles trabas de diamantinos lazos. Pues hurtó tu atributo, el fulgurante fuego, universal artífice, y lo entregó a los mortales, por que así aprenda a llevar de buen grado la dominación de Zeus, y dejarse de aficiones philantrópicas.
HEFESTOS
Cratos y Bía, cumplido está por vuestra parte el decreto de Zeus, y nada os embaraza ya. Cobarde ando yo para encadenar en este precipicio que azotan las tormentas, a un dios de mi propia sangre; puesto que fuerza me es tal osadía; que es grave cosa acudir con tibieza a los mandatos de padre. Mal que a los dos pese, Prometheo, hijo magnánimo de la consejera Themis, te ataré con broncíneos e indisolubles nudos a este risco apartado de toda humana huella; donde jamás llegará a ti figura ni voz de mortal alguno, sino que tostado de los lucientes rayos del sol, mudarás las rosas de la tez. Vendrá la noche, ansiada de ti, y te ocultará la luz con su estrellado manto; de nuevo enjugará el sol el rocío de la mañana; pero el dolor del presente mal te abrumará sin tregua, que aún no ha nacido tu libertador. He ahí lo que te has granjeado con tu philanthrópica solicitud! Dios como eres, sin temer la cólera de los dioses, a los mortales honraste más de lo debido, y en pago guardarás esta desapacible roca, en pie derecho, sin dormir, sin tomar descanso; y vano será que lances muchos lamentos y gemidos, que son recias de mover las entrañas de Zeus, y tirano nuevo siempre duro.
CRATOS
¡Eh, basta! ¿A qué es vacilar y lamentarse en balde? ¿Cómo no abominas al dios más aborrecido de los dioses, a quien entregó tu atributo a los mortales?
HEFESTOS
¡Son tan poderosos la sangre y el trato!
CRATOS
Concedo. Mas ¿cómo te será dado desobedecer los mandatos de padre? ¿No temes más esto?
HEFESTOS
Siempre fuiste sin misericordia y lleno de ferocidad.
CRATOS
No es remedio lamentarle. No te canses, pues, necio, en lo que nada aprovecha.
HEFESTOS
¡Oh maniobra aborrecidísima!
CRATOS
¿Por qué la detestas? que cierto es que tu arte no tiene culpa de los males presentes.
HEFESTOS
Con todo ello, así a otro cualquiera le hubiese tocado en suerte, que no a mí.
CRATOS
Todo es dado a los dioses menos el imperio; sólo Zeus es libre.
HEFESTOS
Lo