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Las euménides
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Libro electrónico47 páginas39 minutos

Las euménides

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Las Euménides - Animal Político. Esquilo en esta tragedia presenta y celebra la nueva justicia ateniense que sustituye la justicia por propia mano, para dar lugar a una justicia que emana de las instituciones como conquista de la democracia
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 abr 2021
ISBN9791259713810
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    Las euménides - Esquilo

    EUMÉNIDES

    LAS EUMÉNIDES

    PERSONAJES

    La PITIA. ORESTES. APOLO.

    SOMBRA DE CLITEMESTRA.

    CORO de Erinis/Euménides. ATENEA.

    CORTEJO.

    Intervienen en la acción, pero sin hablar, un HERALDO, CIUDADANOS atenienses que actúan como jurado, DONCELLAS, MATRONAS, ANCIANAS.

    La escena varía durante el desarrollo de la acción. Al comienzo y hasta el verso 234, representa la entrada al templo de Apolo, en Delfos, donde la Pitia recita el prólogo. A partir del verso 235 y hasta el final, la escena representa la colina del Areópago, en Atenas. Al producirse la mutación, Orestes está abrazado a la estatua de Atenea.

    PITIA. — En esta plegaria honro primero, entre todos los dioses a Tierr [1] , la primera adivina. Tras ella, a Temi [2] que, según se cuenta, fue la segunda en ocupar la sede profética de su madre. Tercera en turno — 5

    conforme Temis, nadie la obligó— la estuvo ocupando otra Titánide, hija de Tierr [3] , Febe, que la entregó a Febo como regalo, cuando nació (el nombre

    de Febo se deriva de Febe). Él dejó el lago [4] y la roca de Delos y, tras arribar 10

    a las costas de Palas [5] , frecuentadas por los navegantes, llegó a este país y a su sede del monte Parnaso. Lo acompañaron con solemne veneración los hijos de Hefesto [6] , que construyeron el camino [7] y cultivaron una tierra

    hasta entonces inculta. Cuando hubo llegado, le tributaron pomposos honores 15

    el pueblo y Delfo [8] , el soberano que pilotaba este país, en tanto Zeus, tras haberlo dotado con mente inspirada por el arte profético, lo sentó en este trono como adivino que lo ocupaba en cuarto lugar, y Loxias es el profeta de Zeus, su padr [9] .

    A estos dioses invoco en el comienzo de mi plegaria. También ocupa un 20

    lugar honroso en mi relato la diosa Atenea, cuyo templo se alza delante del templo de Apolo [10] .

    Y venero a las ninfa [11] donde la cóncava roca Corícid [12] , grata a las

    aves, es un refugio para las deidades. Ocupa el paraje Bromio [13] —no lo 25

    olvido— desde que este dios marchó en guerrera expedición, acompañado de las bacantes, y tramó la muerte de Penteo, como si éste fuera una liebr [14] .

    Invoco a las fuentes del Plisto [15] , al poder del dios Posidón y al altísimo Zeus, que da fin a todo, y, como adivina, tomo luego asiento en mi trono.

    ¡Ojalá que los dioses me concedan conseguir oráculos mucho más 30

    halagüeños que en mis anteriores entradas al santuario!

    Si hay aquí algunos griegos, que entren, según es costumbre, cuando hayan obtenido su turno, que yo profetizo conforme el dios me va guiando.

    ( Entra en el templo y, al momento, sale horrorizada.)

    Algo terrible de contar, algo horrible de ver con los propios ojos me ha 35

    echado fuera del templo de Loxias, hasta el punto que me faltan las fuerzas y no puedo mantenerme en pie, sino que corro ayudándome con las manos, no con la ligereza de mis piernas, pues una anciana asustada

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