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Los suplicantes
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Los suplicantes
Libro electrónico54 páginas37 minutos

Los suplicantes

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Trata de las cincuenta Danaides, hijas de Dánao, que residen en Egipto. Las Danaides, conducidas por Dánao, su padre, han llegado a Argos huyendo de los hijos del rey Egipto, que pretendían obligarlas a casarse con ellos. Una vez en Argos, se hacen suplicantes de Zeus, ascendiente suyo, refugiándose en su altar.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 abr 2021
ISBN9791259713780
Los suplicantes

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    Los suplicantes - Esquilo

    SUPLICANTES

    LOS SUPLICANTES

    PERSONAJES

    C ORO de Danaides. D ÁNAO

    .

    R EY DE A RGOS (Pelasgo). H ERALDO

    de los hijos de Egipto.

    La escena representa una playa donde acaba de desembarcar Dánao con sus cincuentas hijas y las cincuenta sirvientas de sus hijas. Al fondo hay una suave colina en cuya falda se ven imágenes de dioses y un altar para los sacrificios.

    Al empezar la acción, Dánao, sobre la colina, otea el horizonte. Las Danaides y sus sirvientas están entrando.

    C ORO

    .

    — ¡Ojalá que Zeus, protector de los suplicantes, dirija sus ojos benévolamente sobre nuestra expedición llegada por el mar!

    Zarpamos de las bocas de finas arenas del Nilo, dejando al huir el país 5

    de Zeu s [1]

    vecino de Siria, sin que el voto del pueblo nos hubiera impuesto pena de destierro por algún delito de sangre, sino impulsadas por aversión

    congénita hacia unos varones, porque renegábamos de la impía boda con los 10

    hijos de Egipto. …

    .

    Dánao, mi padre, consejero y guía, disponiendo las piezas de este juego [2] , ha llevado a cabo lo que es más glorioso en medio de nuestra aflicción: el huir a través de las olas marinas sin que lo estorbase obstáculo alguno y haber arribado a tierra de Argos, donde nuestra estirpe se jacta de 15

    haberse iniciado al tacto y aliento de Zeus sobre aquella vaca que huía furiosa picada del tábano [3]

    .

    Pero, ¿a qué país más propicio podríamos haber arribado portando en 20

    las manos los ramos ceñidos de lana como suplicante s [4]

    ?.

    ¡Oh ciudad! ¡Oh tierra, cristalinas aguas, deidades excelsas, héroes 25

    subterráneos que sois venerados dentro de las tumbas! ¡Y en tercer lugar,

    Zeus salvador, guardián de las casas de santos varones! ¡Acoged al femíneo

    grupo que, lleno su espíritu de respeto por vuestro país, aquí está suplicante! 30

    ¡Y al enjambre soberbio de machos, vástagos de Egipto, arrojadlo al ponto con su nave de remos ligeros antes de que ponga su pie sobre esta ribera de la tierra firme! ¡Y que allí, en el fragor de la tempestad, entre truenos, rayos

    y los huracanes que arrastran la lluvia, enfrentados a un piélago fiero, 35

    perezcan, antes que algún día, usurpadas por ellos sus primas, suban a unas

    camas que no los aceptan, cosa que no es lícita! 40

    Estrofa 1.ª

    Y ahora invocamos como protector al novillo de Zeus allende la mar, al 45

    hijo de mi abuela-vaca nutrida de flores, nacido merced al aliento y al tacto de Zeus del que con razón recibe su nombr e [5]

    . Se le fue cumpliendo el plazo que fijó el destino, y dio a luz a Épafo.

    Antístrofa 1.ª

    Una vez que he citado su nombre y que he recordado antiguos dolores de 50

    mi antigua madre en parajes de hierba abundante, demostraré ahora, a los hombres que este país tienen, fieles testimonios que, aunque nadie pudiera esperarlos, quedarán patentes. Todos conocerán por extenso la historia. 55

    Estrofa 2.ª

    Si hay aquí algún augur del país, al oír mi lamento, creerá que está 60

    oyendo el grito de

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